Logan Frank.

—¿Para qué son todas estas cosas? ¿Acaso crees que ellos intentarán buscarte incluso estando muerto? —pregunta la irritante voz de Francis, John Francis.

—Por supuesto que sé que lo intentarán. Para eso están todas estas cosas. Aunque esté muerto, me gustaría que lo intentaran —respondo con tono firme, sin mirar a Francis.

Él me observa, sus ojos entornados, analizándome.

—¿Lo dices por Charlie?

—Charlie es un niño muy inteligente —admito en un suspiro, resignado—. Puede que no haya sido el mejor padre para mi única hija, pero tengo fe en que Charlie será lo suficientemente observador para notar que algo no anda bien.

Francis frunce el ceño, claramente confundido.

—¿Tú sabías que esto iba a suceder?

—Sabía que tendría que hacer sacrificios, pero no imaginé que sería de esta manera —respondo, mi voz algo quebrada.

Francis suelta una carcajada de sorpresa, como si realmente no pudiera creer lo que acabo de decir.

—Francamente, Logan, nunca pensé que lograrías superar mis expectativas. Si no fuera por ese "sacrificio" que estás obligado a hacer, te habría hecho mi socio, sin pensarlo.

En ese instante, una idea brillante cruza mi mente. Eureka.

—Quizá podamos ser socios, después de todo —reafirmo, pensativo, con una sonrisa que se forma lentamente en mis labios.

Francis levanta una ceja, algo intrigado.

—¿Qué? ¿Pensaste lo mismo que yo?

—Es un alivio saber que no soy el único loco aquí —respondo, una chispa de diversión en mis ojos.

Y entonces, como si fuera lo más natural del mundo, ambos rompemos a reír. No hay nada de normal en esa risa; es una carcajada compartida entre dos personas que han llegado a un acuerdo oscuro, pero que al mismo tiempo entienden la magnitud de lo que acaba de comenzar.

Aunque no me detendré en los detalles, les diré esto: hicimos un trato. Cerramos el acuerdo con un apretón de manos, un gesto tan simple, pero que marcó el inicio de todo lo que estaba por venir..

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