Estimado señor Cactus: 

 Antes que nada, quiero disculparme con usted por mi falta de prolijidad al escribir esta carta. Resulta que hace muchos años no escribo una y he perdido la costumbre. Mejor dicho, nunca jamás en la vida he tenido la necesidad de escribir una carta, ya sabe, con la tecnología del día de hoy son solamente llamadas, mensajes o correos electrónicos informales. 

Continuando, quería comentarle el motivo de mi decisión de escribirla. Es raro de por sí hacerlo, así que supongo que lo será más aún teniendo en  cuenta que usted y yo, no nos hemos conocido demasiado. Llevamos ya varios meses en contacto y es la primera vez que le escribo. Sorprendente ¿no? El motivo de mi carta, es felicitarlo por su gran labor. 

Es un excelente organizador de eventos, me atrevo a asegurar que los suyos son los mejores eventos a los cuales he asistido. Espero me tenga en cuenta para sus próximas ideas. Realmente son ideas novedosas, revolucionaras y que aseguran diversión para todo aquel que haya sido invitado. Por eso mismo le vuelvo a decir, gracias por hacerme partícipe de sus actividades. 

Por otro lado, su forma de entregarnos las noticias, es absolutamente pulcra y profesional. Profesionalismo necesario para una revista de chismes, cabe aclarar. Aún así, las noticias nos aportan información que muchas veces desconocemos o nos hacen poner en duda nuestros propios movimientos, pensamientos y palabras. ¿Realmente aparento eso? Nos hace pensar. Es muy interesante tener su mirada y agregarle ese toque de diversión al día a día para poder hacerlo un poco más ameno y sacarlo de la aburrida rutina del estudiar, "estudiar", estudiar. 

Dentro de las felicitaciones, debo decir que sus decoraciones siempre son las más acertadas en cuanto a la época, los estados de la gente y todo lo que conllevaba tener una buena decoración. Usted es simplemente el dios de la decoración y de todo aquello que se ve bonito. Felicidades por su excelente presencia. 

Llegados a este punto, creo que no me quedan más motivos para felicitarte, en caso de recordar alguno, lo verás al final de la carta (te recuerdo mi falta de práctica en estos asuntos), por esto es que quiero que imagines una gran ovación de pie y un muy fuerte aplauso. Si no fuera por el hecho de que es una carta, y no permite que llegue el sonido o la parte visual, me vería en el momento en que lea mis palabras, tal y como le he dicho. 

Continuando con mi pobre carta, quiero contarle un poco de mi experiencia, si es que no le molesta leer las travesías de una simple muchacha con ansias de escribir por lo que considera amor al arte. Tampoco le contaré mi vida fuera de lo que a usted le concierne, sé que es un doctor, un hombre importante y debe de tener mil cosas que atender, no quiero robarle tanto tiempo con mi charlatanería. 

El día que nos hizo el anuncio de que abriría una plataforma para poder interactuar con los demás y personificar a un personaje de nuestra elección en un mundo completamente diferente, o personas diferentes, a lo que acostumbramos, decidí que era una maravillosa idea para perfeccionar mi escritura, cosa que no puedo afirmar haya sucedido. Pero por diversos motivos, no fue hasta después del primer mes que finalmente me uní. 

Al momento de unirme, todo fue un caos, había tantas cosas bellas por leer, por hacer, para interactuar, que no me daban los tiempos ni las habilidades para hacerlo. Poco a podo fui tomándole la mano y celebrando cada triunfo. Y así fue como comencé a aplaudirme a mí misma al poder colocar imágenes, formatos bellos para mis comentarios y más y más ideas para personajes y entradas. Aunque claro, no pude llevar todas a cabo. 

Llegó el primer evento y a pesar de no ser aficionada del género decidí intentarlo, temiendo literalmente por mi vida. Llegué a idear mi cuarto personaje y creí que no lograría detenerme, que seguiría creando hasta no poder más. Pero por suerte ahí me detuve (por ahora). Y sigo teniendo la misma idea loca de hace algún tiempo. No descansar hasta haber podido conocer a todos y cada uno de los demás miembros, además de aprender a identificar quién es cada uno (aunque esto lo noto como un enorme desafío).

Sigo pensando en qué mas puedo contarte de lo que viví desde que te conocí. Y creo que no hay palabras para decirlo. Ha sido una hermosa experiencia. Algo que había dormido dentro de mí y ha vuelto a salir a la luz por tu ocurrencia. Algo que vivía día a día en cada historia que escribía, en cada personaje que creaba. Ese algo que le permite a uno subsistir en el mundo de locura en el cual habitamos actualmente. Ese algo es el ir a un mundo lejano donde todo es como nosotros lo planteamos. No perfecto, pero si ajeno a nuestra realidad. Un mundo donde nuestra historia no nos condiciona, donde somos personas diferentes. Con otra manera de pensar, de actuar y reaccionar. Donde nuestra educación ha sido otra, en un sentido figurado, porque a pesar de todo, seguimos siendo las mismas personas, pero escondidas tras una máscara. 

Ese mundo que creaste y nos permitiste crear juntos es un mundo alejado de la realidad. Donde podemos reír, llorar, incluso sufrir por motivos ajenos a los reales, a los nuestros. Un mundo donde puedo estar loca si lo deseo, donde puedo saltar al vacío si es lo que quiero. Donde puedo hacer todo aquello que en la realidad, en este mundo donde me muevo, no sería capaz de hacer por mis valores, mi entorno social o simplemente algo físico que me lo impida. 

Por todo esto que aquí escribo, es que le agradezco señor Cactus. Le agradezco por todo lo que nos dio y sé que seguirá dando.  Le agradezco por permitirme ser alguien más que esta chica que no escribe cartas. 

Muchas gracias. 

Sofía.