La señorita estaba nerviosa en la puerta del consultorio. Había escuchado que era un gran doctor y decidió hacer la prueba.

Llamó a la puerta y esperó. Al abrirse la puerta entró y se sentó. Debía hablarle de muchas cosas. El amor, la amistas, los estudios y la vida misma. Esperaba que el hombre pudiera ayudarla.

—Dígame señorita, ¿en qué la puedo ayudar? —ella se sorprendió al ver que era literalmente un cactus y no un simple apellido.

Comenzó a contarle lo del amor, la situación personal que ella vivía, una extraña primer relación a distancia. Ella no sabía como llevarla adelante, pero solo podía pensar en lo que el amor significaba. Había hecho tantas reflexiones sobre el amor pero aún así seguía sin saber que era.

No se sentía muy cómoda contando sus secretos e intimidades, pero sentía que era algo necesario, que la ayudaría a entender mejor muchísimas cosas. El amor no era una sola cosa, eran miles de pequeñas cositas que se unían, y ella quería entender todas.

—Puedo brindarte mi opinión sobre el amor. Es una sensación que cada uno siente —dice el doctor cuando la mujer hace una pausa—, lo que debes saber es, ¿cómo lo sientes tú? ¿Cómo lo sientes en cada aspecto de tu vida?

La mujercita se puso a pensar. ¿Cómo lo sentía? Siempre supo la respuesta, lo sentía en su interior. Era un secreto que no podía confesar, un algo que la motivaba a dar sin esperar nada a cambio.

Lo siguiente que ella quiso consultarle era de la amistad. Como lograr mantener o recuperar una amistad perdida en estos tiempos. No dejaba de pensar en aquella que perdió por culpa de la traición y los malos entendidos.

—La amistad es confianza y realidad. No se puede pensar en ser amigo de alguien que nos miente, no es real y no se puede saber cuando sus palabras son reales, nos hacen perder la confianza. Es preferible tener pocos amigos que un sin fin de mentirosos. La mentira acaba con todo y con todos.

Y finalmente estaba la última pregunta. La vida misma. ¿Qué era? ¿Cómo se sobrellevaba? Era difícil ser feliz y "vivir" en estos tiempos. La gente decidía escoger una o la otra. El trabajo no permitía hacer ambas.

—La vida no es más que la suma de sensaciones y vivencias. Cada uno la lleva como puede, con su propia historia personal. No hay una sola forma de vivirla, hay cientos. Al menos una por cada ser vivo. Solo debes recordar como NO vivirla. Olvídate de dejar a un lado a quienes te quieren, olvídate de aquello que hace daño, guárdalo en un cajón y no vuelvas a tocarlo más que para apartar el dolor.

La mujer salió del consultorio con dudas. ¿Cómo sabría si hacía bien las cosas en su vida? En la calle halló la respuesta al ayudar a un hombre ciego a cruzar la calle. Todo aquello que permita ser feliz y amar es signo de buen vivir.

Personaje elegido: Protagonista de "Diario de una vida normal"