El caballero errante aprendió rápidamente a evadir a la criatura, sabía que no podía pelear contra ella cara a cara, no tenía la fuerza de Serrasen pero contaba con su velocidad.

—Las ratas están inquietas —dijo C-19 mientras caminaba por las calles, había cazado a más caballeros mientras ellos creían que estaban protegidos sin embargo, con el paso del tiempo, notó que la criatura le pisaba los talones cada vez que viajaba a un nuevo reino hasta el punto de llegar unas horas después que él. En esos casos sólo le quedaba viajar nuevamente.

—¡Alto! —le ordenaron, haciendo que detenga su paso—. No vamos a permitir que avances.

—¿Es una bienvenida... o tratan de enfrentarme? —preguntó mientras una sonrisa burlona aparecía en su rostro. No era capaz de contener la risa luego de ver un pequeño grupo de humanos obstruyendo su paso.

—Vamos a aniquilarte —respondió uno de ellos haciendo que suelte una carcajada esta vez. No puede imaginarse que esos guerreros lo derroten, aunque al terminar de reír vio como unas cadenas caían hacia él, esquivó las mismas pero una red lo atrapó por su descuido.

Las cadenas pesadas hicieron que su cuerpo golpee contra la tierra, maldijo entre dientes, furioso al escuchar a los guerreros festejar y soltó un grito ensordecedor. En ese momento a su alrededor comenzó a soplar el viento, creando un tornado el cuál lanzó la red sobre los guerreros, matando a más de uno.

Nadie esperó tal contraataque por parte de C-19, pero el sacrificio no sería en vano porque Serrasen había llegado.

—Mierda —murmuró antes de emprender la huida. Sin embargo la cola de la criatura lo golpeó contra el suelo. El caballero permaneció un momento de cara a la tierra para luego incorporarse—. No importa a donde vaya, siempre me seguirás, ¿verdad? —murmuró. En ese momento dio un poderoso salto que lo ayudó a igualar la altura de Serrasen, con una espada, que tomó de los guerreros caídos, cortó uno de los ojos de la criatura y se aferró a su pelaje blanco para no caer.

La bestia soltó un gruñido, adolorida por perder su ojo derecho, entonces C-19 levantó la espada para clavarla en su cabeza, sin embargo algo lo empujó y terminó cayendo, perdiendo al mismo tiempo ese golpe de gracia. El cuerpo del caballero sirvió para amortiguar la caída de su atacante, quien resultó ser aquel hombre al cual le destrozó su huerto.

—¿Tú? ¡Yo te maté! —exclamó fúrico. Le parecía una broma de mal gusto que un simple humano se atreva a amenazarlo con una espada, justo como lo estaba haciendo ese guerrero.

Sin importarle su poca experiencia con la espada, C-19 se lanzó hacia su enemigo. El hombre respondió al ataque y consiguió clavarle su espada en el hombro derecho al caballero, sin embargo éste lo tomó con fuerza del mentón con su mano y expulsó una gran cantidad de veneno en su rostro. El guerrero se dobló mientras comenzaba a toser sin control.

El caballero errante lo vio arrodillado a sus pies y estaba a punto de darle el golpe final con la espada, pero unas flechas se clavaron en su cuerpo. Tres en su pecho, dos en su espada y una en cada pierna. Los responsables eran otros guerreros que se mantenían ocultos en las ruinas. Serrasenfour también lo atacó, abriendo su boca para intentar devorarse al asesino. Aunque se vio obligada a escupirlo ya que él clavó las flechas que llevaba en su paladar.

C-19 aterrizó de pie y escupió, mientras limpiaba la línea de sangre de su comisura bloqueó el golpe de otra espada con el filo de la suya, gracias a sus rápidos reflejos.

—¡Tú! —dijo al estar cara a cara nuevamente con ese hombre. Lo había atacado dos veces directamente con su veneno. Pero sigue allí, respirando el aire tóxico como si nada.

—Parece que soy inmune a tu veneno —respondió mientras continuaban forcejeando. El caballero lo hizo retroceder con una fuerte ráfaga de viento, golpeando al guerrero contra unos escombros.

—¡Muere de una vez!

—No hasta que m-me asegure de ven-certe... —respondió al momento de ponerse nuevamente de pie y señalarlo con su espada—. Serrasenfour no está sola, si quieres lastimar a las personas y destruir este reino, ¡primero vas a tener que pasar sobre mí!

—Que así sea —murmuró con los dientes apretados. C-19 comenzó a correr hacia el hombre, no podía permitir que un ser tan insignificante le hiciera frente, sin embargo unas flechas se clavaron en su camino, obligándolo a detenerse.

—¡También te enfrentarás a nosotros! —exclamó el líder de un grupo bastante grande de guerreros. Ellos hicieron una gran entrada mientras avanzaban a caballo, llevaban armaduras blancas y tenían dibujados la forma de los ojos de Serrasenfour en sus escudos e insignias.

—Es... imposible —susurró el caballero errante, ya que lograba reconocer a cada uno de ellos. Él los había atacado, los había envenenado y creía que estaban muertos.

—Eh 19, ¿te asustan los fantasmas? —le dijo el líder luego de ver su rostro un poco pálido.

El caballero reaccionó y esquivó una lanza que le arrojaron, ésta sólo consiguió desgarrar parte de su ropa.

—¿Están bien? —les preguntó el hombre al ver el aspecto de esos guerreros, no parecían ser inmunes al veneno también porque tenían muy visibles las venas de su cuerpo, las cuales eran de un intenso tono morado.

—Me siento mejor que nunca —le respondió una mujer.

—Todo es gracias a Serrasenfour, fuimos envenenados y tuvimos la suerte de resguardarnos bajo su escudo nuevamente —le explicó el líder mientras tenían bien vigilado al caballero errante—. En unas semanas fuimos curados por sus poderes y ahora tu veneno no nos afecta.

—Ya entiendo... Debí acabar con esa cosa cuando apenas apareció —contestó C-19 mientras apretaba los puños con fuerza. Con sólo dar un paso fue atacado por una lluvia de flechas, las cuales desvió con sus poderes de viento. Pero luego fue sorprendido por otra lanza, la cual debió partir en dos con la espada.

—Si, ahora veamos cómo luchas cuando no tienes la ventaja. Maldito asesino.