Había una vez un acontecimiento sin precedentes que se llevó a cabo en el antiguo siglo XXI. Una batalla que duró mucho tiempo, sólo había una palabra para describir los hechos que se produjeron en dicho tiempo y esa era "épica".

Al principio las personas vivían normalmente, pero todo comenzó con rumores, desde las tierras lejanas decía que algo sembraba terror y que pronto llegaría hasta allí. Ese mal sin nombre los acechaba.

Cuando llegó el momento la fuente de los rumores se dio a conocer, las personas vieron sorprendidas que sólo se trataba de un caballero, ya habían visto muchos como ellos antes y no parecía muy importante. El intruso comenzó a deambular por los valles y campos, tenía mucha libertad que los propios habitantes le dieron.

No parecía peligroso porque no estaba armado, pero en días los pobladores comenzaron a sentirse extraños. El pánico se adueñó de todos lo habitantes de la región cuando recibieron un mensaje de las tierras lejanas, era una advertencia de no subestimar al caballero errante junto a datos, números de muertes causadas por él.

Era un asesino que esparcía veneno y lo comprobaron por ellos mismos cuando tuvieron las primeras pérdidas.

En poco tiempo el veneno del caballero se esparció, incluso lo hacía luego de que él se marchara. El asesino se movía rápido por los reinos, muchos comenzaron a decir que tenía poderes mágicos, porque no era un caballero que usara espada y apesar de eso era muy fuerte.

Los defensores se pusieron en alerta y planearon un contraataque, no había esperanzas para los afectados por el veneno pero debían proteger al resto de la humanidad. Muchos arriesgaron sus vidas como lo habían hecho anteriormente, pues ya habían batallado con otros dieciocho caballeros maliciosos. Sin embargo este caballero los superaba a pesar de sus esfuerzos y muchos cayeron ante él. Aunque el sacrificio no fue en vano. Descubrieron que el aire era la fuente de su poder y su velocidad era lo que le daba ventaja sobre ellos. El enemigo ya tenía nombre y fue llamado C-19.

Ante el fracaso y con el número de decesos en aumento, los reinos acordaron una reunión para planear su siguiente movimiento contra el caballero errante.

—Todos estamos de acuerdo que esta es una amenaza que no se puede ignorar. Pero esta es una decisión difícil.

—Debemos invocar a Serrasenfour, así evitaremos que el caballero se siga moviendo al igual que su veneno —declaró el representante del reino de las tierras lejanas. Había ciertos roces con los otros presentes en la reunión porque sabían que el caballero errante provino de sus dominios, pero en ese momento lo más importante era detener al asesino.

—Ya lo sabemos, pero las consecuencias de la invocación serán terribles.

—No tenemos otra opción. —Con la decisión tomada cada representante colocó su espada en el centro de la mesa en donde estaban sentados. Todos se pusieron de pie y con el conjuro sagrado invocaron a la bestia.

Serrasenfour era una criatura a la cual la humanidad recurría cuando enfrentaban amenazas de esta naturaleza. Los había ayudado con crisis anteriores, venció a un monstruo que estaba devastando a cientos de reinos la primera vez que la invocaron y desde entonces este ser es un aliado de los humanos.

C-19 merodeaba cerca, miraba extasiado cómo la humanidad moría en sus manos. Él sólo tenía un plan y era expandir ese terror a todo el mundo. Sin embargo vio una luz a lo lejos, proveniente de las tierras que aún no había visitado. Dicha luz se transformó en una especie de escudo que se interpuso en su camino.

—¿Qué es esto? —se preguntó al tocar el muro de cristal frente a él. De repente vio una gran sombra acercarse y rápidamente retrocedió para no ser aplastado. Se preparó para atacar a la criatura, pero el polvo se disipó y dejándole ver que se trataba de una gigantesca bola de pelos blanca.

Un sentimiento de ira lo invadió en ese momento, haciendo que apriete los puños.

—¡Ya deberían dejar de subestimarme!