Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

36. Guerra de fiestas

—¿Habéis visto mi brazo? Es precioso —presumo delante de mis amigos.

Hoy me han quitado la escayola. ¡Por fin!

Hemos venido los cuatro a Rock and Hop para celebrarlo, pero Jeremy no ha podido venir. Sus padres no están y teme que si se marcha Mason deje entrar a todo el mundo. Le hemos escondido las llaves de casa y de la moto, pero no creo que eso nos dé mucho tiempo.

—¿Te dolió? —pregunta Kai, tocando la parte que antes estaba destapada.

Niego con la cabeza y sonrío.

—Aunque me noto la piel un poco sensible.

—¿Y si te han trasplantado el brazo?

—No digas tonterías, Kai —le regaña Laura, y yo me río por su ocurrencia.

Cuando nos acabamos las hamburguesas Riley se marcha corriendo porque, al parecer, ha quedado. No va a venir a la fiesta. Aún está un poco sensible y no quiere arriesgarse. Es normal.

—¿Vosotros sabéis con quién se ve?

Kai y yo nos encogemos de hombros, pero sé que la pregunta iba más bien dirigida a mí porque abre los ojos exageradamente cuando Kai empieza a andar.

—¿No ha metido nada? —añade en un susurro, refiriéndose al buzón. Le doy un codazo para que se calle y Kai nos mira extrañado. Fingimos una sonrisa y caminamos junto a él hasta que llegamos a la entrada del instituto.

Con suerte, en unas horas, el campo de entrenamiento del instituto estará lleno de adolescentes borrachos.

—Kai, ¿tienes las llaves?

Mi amigo se mete la mano en el bolsillo de su cazadora y saca un juego con un montón de llaves. Las agita frente a nuestra cara y Laura se las quita. Tras intentar con unas cuantas, al final damos con la que abre la puerta del gimnasio, pero antes de entrar les freno.

—Deberíais ir con Jer. Yo devolveré las llaves.

Laura frunce el ceño y le quito las llaves antes de que pueda decir nada. Kai ya se ha marchado.

En realidad no pretendo devolver las llaves, solo las dejaré en algún lugar en el que puedan encontrarlas. Cuando consigo abrir la ventana de una de las clases y meterme dentro, corro para dejarlas en el mostrador de conserjería.

Si les he dicho que se fueran no solo era porque no quería que les pillaran: tengo un plan. Ayer por la noche estuve preparando un montón de cartas para mis compañeros. Las voy a meter en sus taquillas como regalo del día de los enamorados. Lo que puso Nate en su nota me hizo pensar en que tal vez hay más gente de la que pensaba en busca de un poco de atención y unas bonitas palabras no van a dañar a nadie.

Antes de irme, enciendo las luces del campo y me aseguro de que la puerta principal, la que va a las gradas, esté abierta del todo. Luego voy directa a casa de Jeremy.

—Joder, has tardado un huevo —se queja Laura con cara de preocupación y tira de mí para que la siga hasta la cocina.

Estoy a punto de preguntarle qué está ocurriendo cuando veo que Olivia está prácticamente encima de Jeremy. Me tengo que acercar un poco para comprobar si se están besando. En ese momento me doy cuenta de que estaba conteniendo el aliento y suelto todo el aire de golpe al ver que mis sospechas no se confirman. La he invitado yo, ¿qué esperaba que ocurriera? Está claro que se gustan, por eso lo he hecho.

Kai me saca de mis pensamientos y me cuenta lo que ha ocurrido en mi ausencia. Es entonces cuando Jeremy se percata de mi presencia y me saluda. Tiene las mejillas sonrojadas y el pelo ligeramente despeinado. Intento mirar hacia otro lado, pero es inevitable. Oliva se marcha en cuanto me ve.

Varios compañeros de clase empiezan a llegar, entre ellos Mitchell y Kirsten. Sin embargo, no son ni la mitad de los que se esperarían en una fiesta, por eso Mason está así de enfadado.

—Espero que no hayas hecho nada, Reese —gruñe en voz baja acercándose a mí. Yo esbozo una sonrisa.

—Te has metido con la persona equivocada —le digo con el mismo tono amenazante—. Ya no soy la misma a la que dejaste tirada en aquel polígono.

—¿Esto es una venganza? —Sus ojos brillan tanto de rabia que parece que van a explotar. Además apesta a alcohol, para variar. Juraría que entre él y Mitchell se han tomado media botella.

—No te metas con mis amigos, Mason.

Le empujo ligeramente para pasar a su lado. No dice nada, pero sé que me está mirando. Cojo un vaso y echo un poco de refresco. Jeremy se sirve uno a mi lado mientras se ríe disimuladamente. Entonces Mason pone la música más alta.

—Creo que es hora de que nos vayamos —sugiere mi amigo.

Cuando me giro para responderle, no puedo evitar imaginarle besándose con Olivia. Se me revuelve el estómago y doy un trago para calmar el mal cuerpo. ¿Y si lo que tenía que confesar no era un crimen, sino que le gustaba ella? ¿Y si ya se lo ha dicho?

—¿Qué te pasa? Estás pálida —añade, preocupado, y coloca su mano en mi frente para comprobar si tengo fiebre. Le miro, esperando que diga algo más, porque yo en estos momentos no soy capaz.

¿Qué me pasa? Con Jeremy nunca me han faltado las palabras y ahora parece que estoy muda. ¿Estaré enferma de verdad?

Encima se ha puesto la colonia que usa para ligar. Lo sé porque me dijo específicamente cuál era. Fue la que usó en la primera cita con Olivia. Huele genial.

—Vámonos —susurra Laura a nuestro lado, y por fin soy capaz de despegar los ojos de mi amigo.

Me separo de él y corro con mi amiga. Cerramos la puerta con llave para que no puedan salir y caminamos hacia el instituto. Me tiemblan las piernas, pero trato de disimular.

—¿Escucháis eso? —dice Kai con entusiasmo.

Es música. Hay música en el instituto.

Cuando llegamos, hay un montón de gente en el campo bebiendo, bailando y riendo. ¡Es increíble! Y lo mejor es que se lo están pasando genial. Creo que hasta hay gente de otros institutos.

Laura se ha encargado de comprar las bebidas. Este verano se hizo un carné falso para poder comprar alcohol con Mitchell y no lo había estrenado hasta ahora.

—¿Y si hoy nos controlamos todos? —sugiero al ver las cervezas que ha comprado.

—Estoy de acuerdo, hacer de niñero es un asco —responde Jeremy riendo mientras abre una lata.

—Por primera vez en nuestras vidas estamos todos de acuerdo —ríe Laura, abriendo también su lata—. Una y se acabó.

—¿Creéis que se acerca el fin del mundo? —añade Kai con una mirada de fingido espanto para luego echarse a reír.

La música no está demasiado alta, pero muchos están cantando encima de las gradas y, cuando sale la canción que nos gusta, Laura y yo corremos con el resto a cantarla.

Todo parece estar saliendo a pedir de boca. Además, algunas chicas están repartiendo collares de papel con forma de corazón para que nos los pongamos. Kai y Jeremy saltan junto a nosotras. Solo falta Riley. Me encantaría que pudiera estar con nosotros.

Al girarme en una de las vueltas, veo a Mason a lo lejos. Está junto a Mitchell y algunos de sus amigos. Todos le felicitan por la gran fiesta. En el cartel que colocamos decía que la localización cambiaba, solo que él no lo sabía. Me mira con enfado. Le saludo, sin dejar de bailar, y le doy la espalda para ignorarle. Ha funcionado. Ha salido de casa. La guerra de fiestas ha funcionado.


*****

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro