Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

28. Preguntas incómodas

—¿A qué juegas, Reese? —me increpa Laura en la cocina mientras intento servirme otro vaso. Ella parece que va muy sobria.

—¿Yo?

—Mason no me da buena sensación, ya lo sabes.

—Laura —le digo, y al girarme para dirigirme a ella se me cae un poco de la bebida. Bah, no importa—. Yo sé perfectamente lo que hago.

¿Lo sé? ¿De verdad lo sé? No lo creo. Doy un pequeño sorbo y me vuelvo al círculo con los demás. Al sentarme, Mason se acerca a mí y me pasa una mano por la cintura. Le aparto de inmediato, lanzándole una mirada de enfado, y él se ríe. Me quedo mirando el anillo de mi abuela. Estoy cagándola.

—¿A quién le toca ahora? —interviene Kai al ver que cada uno está a su rollo. Me fijo en Jeremy, que se ha sentado más cerca de Olivia. O ella de él. E incluso parece que están compartiendo bebida.

No debería de importarme. ¿Por qué me importa? Bebo otro sorbo para alejar el pensamiento de mí y escuchamos a lo lejos que alguien grita que solo quedan treinta minutos para media noche.

Se supone que cuando el reloj marca las doce, las parejas, o futuras parejas, se besan para empezar bien el año. Nosotros nos fundimos en un abrazo grupal y hacemos un grito de guerra lo más fuerte que podamos. Sin embargo, viendo cómo están algunos, no sé si acabaremos abrazándonos todos.

—A Reese —responde Riley, dándome un empujón para que reaccione.

Me he quedado embobada mirando a los tortolitos y, cuando quiero fingir para que nadie se dé cuenta, ya es demasiado tarde. Bebo de nuevo para disimular.

Cojo una carta y sale la reina.

—¡Ronda de preguntas! —grita Laura con entusiasmo y me mira alzando las cejas—. ¿A quién se la haces?

Inspecciono a todos, pero me detengo en cuando diviso a mi víctima.

—Olivia, ¿cuál es tu mayor secreto? Eso de lo que más te avergüenzas.

Los demás se giran para mirarla y ella entrecierra los ojos observándome. No sé si porque se está pensando la respuesta o porque me odia en estos momentos, pero estoy segura de que esconde algo.

—¿Qué pasa si no respondo? —pregunta ella, mirando a Laura.

—Bebes todo el vaso.

Examina su bebida y vuelve la vista a mí, esta vez sonriendo. Me doy cuenta de que Jeremy me observa con una mueca de enfado. Ni que le hubiese preguntado algo malo, ¿acaso no quieren jugar? Pues jugaremos.

—¿Y si miente? —añado antes de que diga algo.

—Propongo hacer una votación para decidir si la creemos o no —sugiere Kai con convicción. El resto asiente menos mi amigo, que me sigue analizando.

—Fumo a escondidas desde que empecé el instituto.

Y sin quererlo se me escapa una carcajada. Mason se une, lo cual empeora la situación.

—Yo la creo —alza la mano Jeremy, esta vez sin mirarme, y los demás le apoyan. Yo acabo alzándola también.

Luego Olivia pregunta a Kai. Kai le pregunta a Riley quién tiene el culo más bonito y ella dice que Laura. Luego Riley le pregunta a Mason que si habla solo frente al espejo y la manda a la mierda. Y así sucesivamente hasta que es Laura quien me tiene que preguntar a mí.

—Dime quién te gusta.

¿Qué pregunta es esa?

La miro intentando comprender qué pretende al decirme eso y ella se acerca más a mí, con una sonrisa traviesa. Me gustaría saber qué es lo que está pensando en estos momentos. No sé lo que quiere que diga ni lo que busca, pero no soy capaz de responder así que cojo mi vaso y me lo bebo de un trago. Sorprendentemente no queda mucho.

Un nuevo grito nos alerta a todos. Nos levantamos para ver lo que ocurre y alguien pone la televisión. ¡Es gigante! Tanto que puedo ver desde el fondo sin problema. Algunos se sientan y otros observamos de pie. Quedan segundos para la media noche. Busco a mis amigos apresuradamente y Laura me coge de la cintura para que me acerque a ella. Riley y Kai están juntos también. Hacemos un círculo y hundimos las cabezas para mirar hacia abajo.

—¡No os olvidéis del deseo! —escucho a Jeremy gritar y siento alivio al saber que no nos ha dejado tirados.

Escuchamos a la gente contar y cuando todos empiezan a vociferar, nosotros gritamos también.

—¡PAPÁ NOEL NO EXISTE!

Y empezamos a dar saltos sin separarnos.

Sí, esto tiene una buena historia. O al menos una historia. En la Navidad del primer curso, Riley y yo estábamos hablando de lo que le pediríamos al gordo de rojo. No sé cómo resultó la conversación, que Jeremy y Laura se acercaron, intrigados por lo que decíamos, y Laura de repente empezó a gritar como una loca para luego ponerse a llorar. No sabíamos qué le pasaba hasta que gritó esa frase y todos nos empezamos a reír. Desde entonces es nuestro lema navideño.

✄ ✄ ✄ ✄ ✄

Las cosas nunca salen como uno tiene pensado. Yo siempre espero lo peor para que, en el caso de que no salga igual, al menos parezca que es un mejor resultado. Aunque en la mayoría de los casos no me gusta ser negativa, el alcohol saca esa parte de mí. Lo odio. Y he bebido mucho.

No sé dónde están mis amigos. Desde la media noche nos hemos separado y ahora me encuentro en el jardín, sentada en un columpio y apoyada en la cuerda que lo sostiene. No tengo ni frío. Me pica mucho el brazo y no tengo manera de rascarme. He estado buscando por toda la casa algún objeto, pero no hay nada.

—¿Qué haces aquí, preciosa?

Mason camina hacia mí. Va informal, como casi siempre, con su cazadora y los pantalones medio rotos. A él no le importa nada.

—Estoy cansada y no encuentro a nadie —resoplo con resignación y se sienta a mi lado, pero sin tocarme.

Es raro. Está raro. Por mucho que lo deteste, él siempre encuentra la manera de invadir mi espacio personal. Esta vez no lo hace.

—¿Podemos hablar?

¿Él hablar? Contengo la risa y me acomodo para mirarle mejor. Tiene la mandíbula tensa y parece... ¿nervioso? No, no es eso. Alza la mirada con seguridad y esboza una sonrisa ladeada.

—No me aburras con tonterías, Mason.

Es en ese momento cuando se lanza hacia mí y hunde su mano en mi pelo. Acto seguido, me besa de un modo tan pasional que se me eriza la piel en cuanto su lengua se junta con la mía. Me aprieta con fuerza para acercarme más a él, pero mi escayola se interpone entre nuestros cuerpos.

Le doy un empujón con la mano libre, aprovechando el hueco que hay entre nosotros y su cuerpo se queda a centímetros del mío. Con la respiración entrecortada por la falta de aire, trago saliva y me levanto del columpio. Este se balancea.

Sabía que había algo raro en él. Sabía que no podía ser cierto que fuera una persona normal.

—¿Pero a ti qué te pasa? —espeto con enfado, caminando hacia atrás sin dejar de mirarle.

No puedo negar que ha sido un buen beso. Al principio me ha gustado porque me ha pillado por sorpresa, pero no quiero más besos con él. No los quiero ahora ni los querré nunca.

—Reese, me has estado mandado señales toda la noche.

¿Este tío es imbécil? Maldito oportunista. Yo sí que soy imbécil por creerme su cuento.

Al girarme, me encuentro con Riley que nos mira con los ojos tan abiertos que parece que se le van a salir. Entonces da un paso hacia mí y se tambalea hasta perder el equilibrio y caer contra el suelo.

—¡RILEY! —exclamo corriendo hacia ella, pero soy incapaz de levantarla. La zarandeo ligeramente y no reacciona—. Ri, ¡abre los ojos!

Sus ojos se mueven, pero no los abre. Grito para pedir ayuda y cuando me doy cuenta alguien está a mi lado. Es Nate. Me ayuda a ponerla en un sitio más cómodo y corro a buscar un teléfono.


*****

¿Tenéis alguna tradición navideña?

¿Qué pensáis hasta el momento de lo que está ocurriendo?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro