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21. La bocazas más grande del universo

Los actos que llevas a cabo tienen sus consecuencias. Eso lo sé muy bien gracias al puñetazo que le di a Mason, lo que no me esperaba es que me tomase el pelo de aquella manera.

Cuando acaban las clases, todos salen corriendo por la pelea que han anunciado entre Mitchell y Nate. Sin embargo, antes de salir, Mitchell se acerca a mi mesa.

—Me da igual que seas una tía, te pienso buscar, ¡zorra asquerosa! —bufa con odio y luego sale apartando a un compañero que estaba recogiendo sus libros.

Si fuese otra persona, no me habría impresionado en absoluto, pero sé cómo Mitchell se las gasta con las personas que le tocan demasiado las narices y puede que esté un poco acojonada. Solo un poco. Maldita sea, si es que soy una bocazas de mierda.

Todos salen tras él menos yo. Me he fijado en que Nahid no ha estado las tres últimas horas de clase, por lo que seguramente no habrá recogido la carta. Me preocupa que le haya pasado algo, así que voy a la sala de profesores para buscar a mi tutora.

—Profesora —la llamo, tras aclararme la garganta. Ella alza la vista de sus papeles y me invita a entrar.

—Cuando estamos fuera de clase puedes llamarme Eloise. —Sonríe y se me viene a la mente la nota que dejó sobre sus videos porno. Qué asco—. ¿Qué te ocurre?

—¿Ha visto hoy a Nahid? Tenía que darme su parte de un trabajo...

No sé cómo soltarlo sin que suene preocupante o sospechoso.

—Tenía médico, ha tenido que irse antes.

Asiento y la presión en el pecho por haber estado conteniendo el aire se deshace. Estoy a punto de irme cuando vuelve a hablar:

—Reese, mañana cuando recojas las notas me las traes a mí. El conserje se ha marchado ya de vacaciones.

—Así haré —respondo llevándome la mano al cuello, donde escondo la llave para abrir el buzón.

De repente, un compañero de clase entra corriendo, sin apenas aliento. Se lleva la mano al pecho para calmar la respiración y luego habla:

—Se están... peleando.

Adam es el delegado de la clase, el que se encarga de transmitir nuestras ideas a los profesores, pero también es el más bocazas. Seguido de mí, por supuesto.

Eloise y yo salimos detrás de él y, cuando llegamos a la entrada, vemos un tumulto aún mayor que el que había antes en clase. Mitchell está gritando a todo el mundo que Nate es un mentiroso y este le exige que le devuelva lo que ha robado o llamará a la policía.

Sé que la he cagado al decirlo delante de todo el mundo porque ahora vendrán las preguntas. Cuando la profesora se acerca para tratar de poner paz junto con el profesor de deporte y el de historia, Jeremy me coge del brazo y me aparta.

—¿Dónde estabas?

—Hablando con la profesora —respondo y miro hacia todos lados, pero no veo a mis amigos—. Oye, ¿nos vamos?

—Reese, ¿cómo sabías lo del robo?

Sus ojos marrones me inspeccionan y por un momento temo que sea capaz de meterse en mis pensamientos. Me muerdo el labio, nerviosa. No quiero mentirle, pero tampoco puedo contarle la verdad. Tomo aire lentamente y acaricio la pulsera de tela con los dedos que tengo libres por la escayola.

—Le vi hacerlo en Halloween, en la fiesta.

Jer se aparta ligeramente de mí y me doy cuenta de que estábamos bastante cerca. No deja de mirarme, pero sé que he logrado convencerle porque su gesto se suaviza. Algún día le contaré toda la verdad.

—Si nos vamos ahora no te verá —sugiere y le sigo por la parte trasera del instituto. No quiero enfrentarme a Mitchell Wilson en estos momentos. ¿Soy una cobarde? Sí, pero solo porque valoro mi vida. Ya tengo bastante con un brazo escayolado.

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—Les han expulsado —me cuenta Laura cuando vamos juntas al baño en el descanso—. Nate le dio un puñetazo y Mitchell le respondió con una patada. No volverán hasta mediados de enero.

Me rio al imaginar la escena, pero Laura parece estar bastante seria. Se seca las manos y se acerca a mí, colocándose en una posición amenazante. Me pongo recta y ella frunce el ceño. Si no fuese porque es mi amiga, pensaría que me va a pegar.

—Siento que me escondes algo, Reese.

Me quedo helada al escucharla, pero trato de fingir normalidad.

—A ti no puedo esconderte nada.

—Espero que cuando estés preparada me lo cuentes.

Salimos del baño sin hablar de nada más. ¿Qué sabrá de todo lo que he hecho?

Cuando llegamos al comedor, veo que Mason está sentado en una mesa con otros chicos. Me acerco a él con enfado al recordar lo de sus notas.

—Eres un cabrón mentiroso.

—¿Qué te pasa ahora, preciosa? —Esboza una sonrisa socarrona. Sus amigos me observan, pero me da igual.

—¡Me engañaste! ¿Suspenso? ¡Ja!

Mason se levanta, rodea la mesa y se acerca a mí.

—Pensaba que pronto podríamos pasar a la práctica. —Alza las cejas y escucho a sus amigos reírse a nuestras espaldas.

—O te alejas de mí, o te doy una patada en los huevos. Tú eliges.

Sus cejas se elevan aún más por la sorpresa. Aquello, no obstante, parece estar divirtiéndole, lo cual me enfurece.

—Acabarás suplicándome —añade en voz baja, tan cerca de mis labios que me da un escalofrío.

La noche anterior me dio la sensación de que había algo más en él. Un poco de esperanza, quizá, en que podía ser un chico decente, pero me equivocaba totalmente. De nuevo huele a alcohol y, además, sigue siendo el mismo imbécil engreído.

Le observo, apretando el puño con tanta fuerza que duele. Elevo ligeramente la pierna y la estrello con fuerza en sus partes más sensibles. No tarda en llevarse las manos a la zona afectada y retorcerse.

—Te he advertido —espeto con enfado y, tal vez, un poco de remordimiento.

Me alejo de la mesa y vuelvo con mis amigos. Kai y Laura me aplauden, mientras que Riley y Jeremy me miran con sorpresa. No me preguntan sobre lo ocurrido porque saben perfectamente que se merecía ese rodillazo.

—Bien hecho, Miller —susurra Jer con una sonrisa y luego se echa hacia atrás para apoyarse en el respaldo de su silla mientras se coloca bien el pelo.

Me quedo mirándole durante un rato. Hay algo en su expresión que me resulta raro, distinto, y no sé qué es.

El pensamiento vuela rápido de mi mente cuando veo a Nahid salir del comedor con un sobre rosado en la mano. Parece que lo ha abierto porque está un poco rasgado, pero no sé si lo ha leído. Recojo rápidamente mi mochila y salgo tras ella.

—¡Nahid! —grito antes de que se meta en el baño. Ella me mira confusa y veo que tiene los ojos enrojecidos—. ¿Estás bien?

Asiente y esboza una pequeña sonrisa. No es mucho de hablar, eso está claro. Entonces mis ojos se desvían al sobre y ella lo esconde en el bolsillo de su abrigo.

—Ya tengo casi acabada mi parte del trabajo, ¿quieres que lo revisemos en estas vacaciones?

Por su religión, ella no celebra la Navidad, pero Kai me ha contado que se suele marchar a una casa que tienen sus padres cerca de la costa.

—¿No te vas a ningún lado?

—No. —Niega con la cabeza para reafirmar su respuesta—. Mi padre tiene que quedarse a trabajar.

—Pues nos vemos cuando quieras —añado asintiendo. Ella se marcha al dar la conversación por finalizada.

Tengo la esperanza de que las palabras que ha leído la ayuden. Sé que a mí me ayudarían si estuviese en una situación similar, así que estoy contenta por esa parte. Ahora le toca a ella dar el siguiente paso.


*****

Sorry por haber tardado tanto en subir capi, pero se me acaban las vacaciones y estoy intentando relajarme un poquito :P

Espero que lo disfrutéis, ¡nos leemossss!  ❤

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