Planeta Clandestino.

Llevamos un par de semanas logrando inteligencia sobre todo el lugar donde será el golpe. Donde vemos las rutas de escape, vigilancia, puntos para los francotiradores y la manera de sacar a la rata gigante de su madriguera. Comunicándonos solo lo necesario y siempre teniendo un bajo perfil. El día del ataque ya se avecina y casi todo está listo para hacerlo, González se encarga de la comunicación con los demás en los distintos planetas, lunas y asteroides. De vez en cuando tengo sueños de mi tiempo con Rowss, nunca creí que llegaría a tal punto de hacerlos vividos y que en mis rondas por la ciudad soñara despierto.

Una cara conocida, un hombre que nos daba pistas para nuestras búsquedas de minerales raros está aquí. Llamando su atención discretamente para ir a un bar a hablar con él y saber si tiene información del lugar.

— Tantos años sin verte Joel — dijo tomando en su mano un baso con brandy — no deberías estar aquí sabes que hay precio por tu cabeza.

— Lo sé, es por un trabajo — contesté — necesito saber si tienes información sobre éste sitio.

— ¿Quieres morir? — dijo sonriendo viendo a la nada — es el hogar de una de las cabecillas del ex general de tu amada armada. No lograrás siquiera acercarte.

— No necesito solo quiero sacarlo del hoyo donde se encuentra — respondí pididiendo al bartender otro trago — solo dime donde lo encuentro.

— Vale, pero si te atrapan no te conozco. Se encuentra a las afueras de la ciudad, en una manzana de bodegas. Se verán como ruinas pero por dentro es como una mansión y en todo alrededor hay vigías así como trampas mortales.

— Bien solo dame a que rumbo está de aquí para retirarme y dejarte solo — le contesté ya desesperado — y por tu bien sal de éste planeta en cuanto puedas que se desatara el infierno en unos días...

Al sur de la ciudad. Pam, Molina y Bermúdez.

El trio aquel busca puntos de escape, les envié la información del lugar que me dio mi contacto en el bar hace unas horas. Buscan puntos altos con buena visión del objetivo y colocarse para limpiar el paso al escape de los que entraremos. No atacaremos con una gran explosión, no sin saber que ya no hay civiles que no tengan que ver con el engendro que se esconde ahí.

— Pam, ¿recuerdas las batallas donde hacíamos correr sangre? — pregunta de forma maliciosa Javier Molina — espero no te hayas ablandado.

— Callate pendejo — esa pregunta le molestó a Pam — ¿crees que cuando jugamos videojuegos soy suave y no doy todo?

— Ya par de tarados — Bermúdez pide que se callen — recuerden lo que el jefe dijo sobre ser discretos. Hay que ver la forma de subir a una de esas torres para tener otra perspectiva del lugar.

— Está bien — responden al unísono Pam y Molina.

Este de la ciudad. Angel, Estela y Sveta.

Durante las noches buscan patrones de comportamiento cualquier cambio de rutina será un mal augurio para los planes que estamos casi poniendo en marcha, van por las calles en un vehículo deslizador que compramos casi al llegar a éste planeta. Pareciera una urbe común pero todo cambia por las noches gracias a los letreros luminosos que anuncian burdeles, bares, casinos y una que otra vendimia de comida. Es controlado la mayoría por mafias expulsadas de los planetas colonizados y que son regidos por la Unión Terrana. Ellos tres se dan a la tarea de señalizar en mapas de la ciudad los puntos de mas peligro para nosotros y de gente que nos conoce a la perfección sin haberse topado con alguno de mi tripulación. Entre rumores y testigos que vieron o sobrevivieron a un encuentro con nosotros ya tienen datos suficientes de nuestro proceder así de los rostros de cada uno.

— Angel — Sveta llama su atención — hay que entrar a un bar para escuchar algún dato de los que asisten ahí de nuestro objetivo.

— Ok mujer, solo hay que buscar el indicado — responde Angel.

— ¿Cómo sabrán cual es? — pregunta algo dudosa Estela al par.

— El que saquen a patadas a un borracho — dice sin inmutarse Sveta.

— Ok, bueno acabo de ver uno donde botaron a uno de esos en el pavimento — dijo Estela señalando hacia atrás de donde van conduciendo.

— Bien solo hay que dar vuelta para retomar la avenida y encontrar lugar para estacionar el vehículo — contesta Angel — recuerden ponerse el audífono para escuchar mejor a los asistentes del bar.

— ¡SIIII! — responden al unísono las dos mujeres.

Dicho y hecho, el bar esta lleno de gente del cabecilla de los mercenarios, no disimulan nada, con trajes de batalla con sus rangos dibujados en las hombreras. Hablando sobre lo sucedido en la base destruida semanas atrás y que algunos participaron en la masacre al entrar contra los soldados y técnicos que laboraban ahí desarmados. Presumiendo de cuantos eran y en broma decían que éste lugar donde se encuentra su oficial de alto rango es muy vulnerable a un ataque...

Suroeste de la ciudad. Rowss Bonham.

Ella se encuentra sola, su forma de trabajar así es buena en estos casos de sigilo y perfil bajo. Gracias a ello y que no saben que trabaja con nosotros puede laborar libremente por la ciudad y pasar desapercibida. Con sus encantos saca información crucial, al decir sus encantos es que los deja tirados muertos después de sacarles todo. No me gusta eso para nada pero de que es efectiva lo es. En lo que va de las dos semanas que llevamos aquí ya dio muerte a mas de treinta mercenarios de cierto rango. Su reporte me lo dará está noche, la veré en su habitación en la posada donde se ubicó ella. Todos estamos regados en la ciudad para evitar que nos vean juntos, solo los grupos de tres se quedan juntos en una sola habitación, cambiando de hostal cada noche para no llamar la atención.

— Joel, baboso, atiende la llamada — resopla Rowss al no contestarle e intenta de nuevo.

— Disculpa Rowss, estaba ocupado — contesté discretamente — ¿Qué sucede?

— Ven a mi hostal te tengo algo que necesitas saber — Rowss no se va con rodeos — de ya porque necesito ya ir s tu asquerosa nave para ir arreglando todo para el golpe.

— Está bien, llego en veinte estoy retirado de tu ubicación.

Termina la llamada.

Puerto aéreo. Hangar, Buitres, Alex y Eva González.

Cuidando de los Buitres que pintamos de negro, me encanta el color pero lo prefiero metálico. Ya estoy divagando. Bueno, cuidando de saqueadores instalando armamento y cámaras vigías dentro del hangar con un sensor de identidad de cada uno de nosotros para responder a cualquiera que sea ajeno. En constante comunicación hablando en código a tal grado que parece de verdad una conversación normal y tan vanal que llega a fastidio del par.

— Alex, ya estoy hasta la madre de hablar así por el comunicador a los demás equipos.

— Ya sé, yo igual estoy harto — contesta Alex rascándose la cabeza — ya quiero comer algo que no sea enlatado o de microondas.

— Ya sé, espero ya terminen de recabar información para que vengan y así salir los dos a comer aunque sea en un puesto de comida callejero.

— Si, pero en fin — suspira Alex — ya que ¿Quieres una lata de elote? Ya es hora de la cena y me toca relevarle para que vayas a dormir.

— Si, ya que no quiero comida congelada — responde González ya fastidiada.

— Si, creo que tomaré una cerveza y fumaré aunque no me guste el sabor que deja en la boca.

— Ya lo sé, pero cuando uno está con el estrés te relaja un poquito.

En lo que hablan suena una el comunicador, un mensaje que dice que se adelantan los planes y será dentro de trece horas. Alguien dio aviso del ataque coordinado y lo tiene el Coronel Jhon en interrogación.

— Demonios, hay que avisar a todos Eva, cuanto antes — dice apurado Alex y de inmediato llama a cada equipo así como a Rowss y a mi que estamos solos.

De inmediato contestan la mayoría, Rowss y yo tardamos un poco y es por la misma razón que nos llama Alex para ir de inmediato al hangar. Si las cosas se estaban poniendo feas con lo que averiguó se pondrán aun peor, un falló y nos llevará la chingada a todos antes de comenzar. Todos llegan al hangar en cuestión de una hora, Rowss y yo aun estamos en la habitación de ella, recoge sus cosas y vamos por lo que tengo en mi hostal. Tan grave es lo que averiguó que vamos con cautela en el camino para cuidar nuestras espaldas.