ACTO 6: LA ÚLTIMA NOCHE DE OPHRECITA VAJAVUNTHA
La mujer que había acusado al Diegauro de acoso, tenía la oportunidad de salir ya de la cárcel, así que el juicio se llevó a cabo dos semanas después del tiroteo en la mansión Estratejioso.
-¡Con ustedes, el honorable juez Lokiyo Despharatado! -El juez era un demente más chiflado que el Diegauro aunque sólo era una persona, no varias.
-¡Oriní em la cortinna! -Todos se rieron del juez. Había ahí unos estudiantes que no tenían nada mejor qué hacer, y dijeron: -¡Eh, que "orinó en la cortina"!
-¡Callad! ¡Callaos!
-¡Aos!
-¡Cálmate, maldito estudiante amurrao!
-¡De perdis no estoy amarrao!
Una chica se fué sigilosamente hacia el estrado y cuando llegó se desabrochó el uniforme y le dijo al juez: -Su señoría... ¿Quiere ver más abajo?
-¿Yo? Este... este... ¡Claro!
Entonces ella sacó una camisa igual a la suya y se la retachó en la cara al juez para luego hacer como que revolcaba algo, sólo que en la cara del honorable juez. ¿La desgracia? La camisa estaba sin lavar desde hacía ya un mes, y su portadora se la había pasado ejercitándose con ella sin importarle que era escolar.
Otro alumno se acercó y le preguntó al juez: -¿Su señoría, quiere ver México?
-Pues siempre he querido, pero... -El alumno le restregó una naranja en los ojos a la autoridad y se burló: -¡Ha, ha, ha! ¡¡Ya vió México!
-¡Mocosos insolentes! ¡Comencemos con ésto, pero primero me como mi jugosa tarta de fresa! -Y, finalmente, un último alumno le arrebató la tarta al juez y se la embrocó en la cara, diciendo: -Servido, su seño.
El problema en el juzgado fue ese durante media hora, pues los alumnitos se pusieron a bailar rock metálico pesado a todo volumen luego de burlarse de su títere ¡que diga! Del juez.
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Hasta aquí escribió UNKNOWN, gran escritor Mexicano. Ahora, me toca a mí, COSMOELECTRIC, seguir con su legado. ¡No se crean, nada más cambié de nombre!
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El chistosito de un policía, gritó como loco: -¡Ahí viene la Llorona! -Y todos salieron corriendo a excepción suya, ya que ayudó a Ophrecita Vajavuntha a escapar sin necesidad de juicio al vestirla de demonóloga.
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Volviendo a actualizar...
-¿Y la Chillona? -Preguntó uno de los que estaban afuera de la penitenciaría, atentos, pendientes y no muy valientes.
El policía sacó finalmente a la prisionera, que iba extrañada puesto que no sabía qué rayuelas pasaba: le dicen que iba a salir y sin embargo la ayudan a escaparse. No tenía sentido.
-¡La maté! ¿Cómo? enseñándole su rostro en un espejo y se murió.
-¿Era igual que la Medusa que transformaba en piedra a quien la mirara? -Preguntó el juez, temblando más de frío que de miedo.
-¡No, hombre! Vió lo descuidada que estaba y se infartó. -Respondió el policía, mientras presentaba a la fugada: -Ella es Nosecómo Ponerlle, demonóloga conocida en toda América y parte de Europa. Ha garantizado que esa maldita bestia no volverá jamás. ¡Jamás!
-¡Hurra! -Gritaron todos los presentes.
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