
Bucle.
En lo mas profundo del bosque un cazador se agazapó en el suelo, escondido entre unos arbustos apuntando con su rifle a esa criatura extrana.
Era una criatura preciosa, irreal, pensó muchas veces en dejar de contenerse y dispararle para quedarse con ella como tesoro.
Delicadamente sentada en una gruesa rama de un árbol estúpidamente alto y frondoso, mientras movia sus delgadas piernas con el viento, estando distraída, ignorando su lejana presencia.
Detrás de ella apareció otra criatura igual pero sus alas eran más oscuras, parecía ser un chico. Tocó el cabello de la chica mientras le hablaba y la miraba de forma provocadora.
El hombre se dio cuenta de como el cielo se oscurecía y el chico miró en su dirección, al ver su rostro con evidente molestia sintió un escalofrío.
Por todo el bosque resonó un estruendoso disparo que el cazador dió por miedo, un abrumador grito de dolor salió de los labios del chico raspando su garganta sintiendo como la sangre iba abandonando su cuerpo.
El hada termino cayendo del árbol impactando su cuerpo contra el suelo, sin vida. La chica hada bajo del árbol viendo como su amigo se desangraba. Justo en el pecho, dónde estaba su corazón, el orificio de la bala.
Para la sorpresa del cazador, la chica no pareció molestarle su muerte. Se sentó en el suelo junto al cadáver y vió con horror como con unas de sus filosas uñas abría el pecho del chico comenzando a comerlo. Su corazón, sus pulmones, sus costillas, con rudeza arrancó la cabeza del chico sacando sus ojos y metiendolos en su boca, lamiendo sus dedos.
Sintió ganas de vomitar al ver esa escena, no quería moverse, creía que cualquier ruido pudiera delatar su ubicación. Ignorando sus pensamientos se levantó del suelo lentamente sin quitarle la vista de encima.
Se lo había devorado por completo.
Tragó en seco y fue retrocediendo mirando continuamente hacia detrás de él para evitar dar un paso en falso o pisar sin querer una rama u hoja seca que pudiera hacer ruido.
Escuchó el ruido de unas ramas encima de él y una hoja cayó en su hombro haciendo que detuviera su paso. Fue levantando la cabeza hasta ver a esa criatura alada y ensangrentada, no lo había visto pero aún así no tuvo el valor de moverse. De sus dedos caían gotas heladas de sangre que cayeron en su rostro y aunque fue asqueroso lo pudo soportar. El hada se fue volando alejándose del bosque.
Para algunos quizás era mejor que se fuera para que pudiera escapar más rápido, pero para el cazador era frustrante, le hubiera gustado que siguiera a su vista para poder tener aunque sea un poco de control en la situación.
Contra toda lógica que le daba su mente, se armó con su rifle cargandolo inmediatamente, si debía defenderse no dudaría en disparar. Dió un paso y se detuvo.
—¿Que haces aquí? —esa voz a sus espaldas lo hizo temblar, ladeó su cabeza viendo a otra criatura. Al apuntarle con el arma se dió cuenta que parecía ser una niña.
—¿Tu también comes gente?
—¿Que?
Parecía una niña, pensó, era obvio que no debía tener idea.
—¿Que eres tú? —le preguntó directamente aún sin saber si ella le respondería.
—Soy un hada. —dijo de forma educada haciendo una pequeña reverencia agarrando los extremos de su vestido—. Me llamo Naru.
—¿Un hada? Debes estar bromeando conmigo.
La niña extendió sus alas y lo miró con esos pequeños ojos color esmeralda. Le sonrió y le mostró sus filosos colmillos. Sin querer apretó el rifle entre sus manos, no había bajado la guardia, aún seguía apuntandóle.
—Yo te dije mi nombre, ahora dime el tuyo.
—Soy Connor.
—¿Que es eso que llevas ahí? Se ve pesado.
Dudó en contestarle, ¿Que tan mal se tomaría la respuesta cuando le dijera que era un arma que tenía cargada y preparada para dispararle si llegaba a moverse medio maldito milímetro?
Una pesada y fría gota de sudor se deslizó por el costado derecho de su rostro. Tenía miedo.
—¿No me dirás?
—No se si sea bueno decirte.
—¿Es un juguete?
—No. —le respondió—. No es un juguete, es peligroso, podría matarte.
La niña pareció meditar muy bien lo que acababa de decir y al volver a mirarlo se dió cuenta del tono entristecido de su rostro.
—¿Vas a matarme?
—No. Solo no te muevas ni hagas nada extraño o voy a disparar.
—¿No confías en mí?
—No.
—¿Por qué no? —Connor dirigió su dedo al gatillo, algo le parecía extraño en sus palabras—. ¿Por qué no confías en mí? ¿Crees que soy mala?
Bajó la mirada fingiendo llorar, Connor frunció el seño y sostuvo con más seguridad su arma, iba a disparar. En un segundo después una tétrica risa se escuchó por parte de ella y cuando volvió a mirarlo tenía la misma mirada del hada de antes.
Tres disparos consecutivos dejaron al hada tendida en el suelo sin vida. Estaba muerta. El húmedo suelo comenzó a tragarse rápidamente su sangre. Apuntó el rifle en su cabeza y dejó ir otro tres disparos más para no dejar ni una posibilidad de que pudiera levantarse.
Sin darse la vuelta comenzó a dar pasos hacia atrás para no dejar de mirarla. Se detuvo de nuevo cuando vió que el cuerpo del hada se empezaba a calcinar por completo hasta quedar solo cenizas. Eso no lo tranquilizó.
Recargó su rifle con más balas. Eso de alguna manera lo hacía sentir tranquilo. Dió un paso hacia adelante pero cuando fue conciente de su entorno notó que el pasó lo había dado hacia atrás.
—¿Quien eres tú? —de vuelta esa voz. De nuevo esa niña estaba frente a él.
—No es posible… —murmuró, levantó su arma y volvió a dispararle esta vez escuchando el mismo grito de ella, pero su corazón se detuvo cuando frente a él apareció la hada de antes, movió sus ojos hacia el suelo viendo a la niña, era la niña de verdad. Revisó su estuche con las balas notando que aún estaban las mismas, solo faltaba la bala que había usado para terminar con la vida del chico al principio y las otras tres que acababa de usar, pero recordaba haber usado seis más antes de eso, entonces…
Dió un paso nervioso hacia atrás, siendo hacia delante al mismo tiempo. Su mente se detuvo un segundo y volvió a ver a la niña.
—¿Quien eres tú?
—No… no, no, no es posible… estoy… volviéndome loco.
Le disparó de nuevo volviendo a escuchar ese jodido grito horripilante salir de su boca y de nuevo vió a la hada frente a él. Revisó su estuche de balas viendo que solo faltaba una.
—¿Que?
Todo su mundo dió una brusca vuelta dejándolo desorientado y nervioso. Revisó el estuche y solo faltaba una jodida bala.
—¿Que está pasandome?
—¿Quien eres tú? —de nuevo la niña. No le dijo nada y vió como la niña lentamente se le acercaba y lo mordía en el cuello, levantó su mano cubriendo la herida de la cual salía sangre ahora. Se sintió mareado y muy confundido.
Dió un paso hacia quien sabe dónde y volvió al mismo lugar, miró su mano y estaba limpia, tocó su cuello y no había ninguna herida, no le dolía y todo estaba igual que antes.
—¿Que mierda está pasando?
—¿Quien eres tú?
—¡¡Cállate!! —le gritó. Levantó el rifle y descargó todas las balas que tenía en la niña escuchándola llorar y soltó ese grito. Volvió a verla frente a él y maldijo internamente. Su cuerpo intentó caerse pero él logró evitarlo dando un paso hacia adelante.
Un zumbido pareció aturdirlo. Un frío viento lo rodeo completamente dejándolo levemente perdido.
—¿Quien eres tu?
—Maldición… —revisó su rifle y vió que estaba cargado, faltaba una. Joder…
Dejó que el hada se le acercara y sostuvo su cuello con fuerza.
—¿Que me hiciste?
—No… hice… nada…
Vió el hada frente a él y de repente un mordisco en su cuello, la sangre comenzó su cuerpo rápidamente. Al intentar quedarse de pie dió un paso hacia atrás. Logró darse cuenta como su alrededor daba un par de vueltas antes de detenerse abruptamente. Sentía una presión en su cabeza.
Quería creer que solo era su imaginación, que nada era realmente como pensaba, pero su brazo dolía de tanto tener el peso del arma, y sus piernas temblaban de tanto estar de pie.
—¿Quien eres tu?
¿Que era lo que pasaba? Eso estaba pasando realmente, no era un sueño o algo que se imaginara porque si. Comenzó a pensar que era lo que pasaba. Siempre pasaba lo mismo. La mordida en su cuello no se hizo esperar, ese mareo lo invadió de nuevo y justo al ver al hada frente a él dió un paso hacia adelante accionando su arma.
Un extraño ruido inundó el bosque, una especie de combinación entre grito y zumbido hizo que se cubriera los oídos abrumado.
—¿Quien eres tu?
Agarró fuertemente el rifle y se apuntó con el dejando ir dos disparos que hicieron volar su cabeza justo cuando pensó que caería vió al hada frente a él pero de nuevo su alrededor dió unas cinco vueltas antes de quedar en el mismo lugar.
—¡¡Mierda!! —grito fastidiado. Agarró su cabeza desesperado dándose cuenta que siempre algo pasaba antes de que él logrará mantener su cuerpo quieto.
—¿Quién eres tú?
—Maldita sea…
Lleno de rabia volvió a descargar su arma en la niña escuchando de nuevo ese grito horroroso que abrumó toda su cabeza haciéndole perder todo el control. Vió al hada frente a él y justo cuando iba a dispararle sintió su cuerpo a punto de desmayarse. Dió un paso hacia atrás y volvió al mismo lugar.
—¡¡Joder!!
—¿Quien eres tu?
Agarró con fuerza el rifle y sin moverse de su lugar movió sus pies tratando de mantener cierta estabilidad, le apuntó y le disparó tres veces. De nuevo ese jodido grito, apretó su mandíbula ignorando ese jodido dolor de cabeza.
El hada volvió a aparecer frente a él y lleno de rabia le disparó todas las veces que pudo. El hada frente a él comenzó a gritar haciendo que todo su alrededor diera un desenfrenado vuelco mientras escuchaba muy lejos ese grito.
Todo se oscureció y solo pudo ver muchas más hadas flotando cerca de un fuerte remolino de viento que rodeaba una luz opaca.
De nuevo esa hada se quedó frente a él mirándolo con molestia.
—¿Te gustó? —le preguntó con una sonrisa—. Puedo hacer que sigas en eso muchas horas más.
—Jodeté. —levantó su rifle y le disparó. Su cabeza explotó llenando todo su rostro de lo que parecía ser sangre. Un zumbido lo aturdió.
Sintió su cabeza a punto de explotar de nuevo. Cuando volvió a abrir los ojos y volvió a estar en el bosque.
Ya había oscurecido, el frío de la noche ya lo estaba haciendo temblar. Sin pensarlo dió un paso hacia adelante seguido de otro y otro hasta llegar a la valla de metal que marcaba el inicio del bosque.
Quitó la cadena y abrió la verja yéndose por fin del bosque. Apenas logró llegar a su auto, cayó al suelo sin fuerzas.
Cuando volvió a despertar estaba en un hospital, abrió los ojos con dificultad escuchando como la enfermera que lo revisaba le decía con mucho detalle que había pasando y en dónde lo habían encontrado.
Después de algunas horas ya estaba en su auto regresando a casa, apenas llegó bebió varios vasos de agua y se preparó algo para comer.
Al anochecer estaba de acostado en su cama bastante más calmado. Respiró profundamente y se durmió.
Al siguiente día cuando despertó estaba de nuevo en el bosque. El hada se acercó por su espalda y sonrió.
—¿Creíste que te ibas a deshacer de mi tan fácilmente?
Escuchó su risa y luego sintió una fuerte mordida en su cuello y sin poder evitarlo dejó de sentir todo cuando murió escuchando como alguien tarareaba una suave melodía.
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