
Capítulo 5: Nadie te puede salvar.
Liam se fue de casa, y yo subí a mi habitación. Aún no llegaba John. Me acosté en mi cama y miré al techo, con las manos en el pecho. Mi mente corría con un solo pensamiento: Está enamorado de mí. Ese sentimiento me llenaba de alegría, pero también de tristeza. Liam me comprendió, pero no quiero estar así con Niall. Quisiera hablar con él.
Escuché de nuevo golpes en mi ventana. Al asomarme, vi a Niall con una guitarra en la mano. Sentí una punzada de miedo; aquella chica en la escuela me había dicho que siempre iba a vigilarme. Le hice una seña a Niall para que fuera a la puerta, y él asintió. Abrí, y ahí estaba él.
—Niall... pasa —le dije.
Entró y se sentó en el sofá.
—¿Qué sucede? —preguntó mirándome.
—Niall, quiero que entiendas por qué no te he hablado.
—Explícamelo, pero prométeme que no te alejarás de nuevo —contestó con voz suave.
Le conté lo que había pasado en el baño. Él me escuchó con atención. Cuando terminé, suspiró.
—¿Qué sucedió en tu antigua escuela? —preguntó con cautela.
Suspiré profundamente y me arremangué para mostrarle mis muñecas.
—Lo siento, Niall. No sé cómo explicártelo de otra forma... Esta es la única manera que conozco.
—Emily... pero... —dudó, sin saber cómo reaccionar.
—No te hablo porque tengo miedo de volver a sufrir lo que ya sufrí.
—Pero yo quiero verte feliz.
—Soy feliz contigo, Niall. Y con los chicos —respondí, tratando de sonreír.
—Estaré aquí para ti, pero no dejes de hablarme, por favor.
—Tengo miedo, Niall.
—Te llevaré a través del fuego y el agua, por tu amor. Te sujetaré fuerte; y espero que tu corazón sea lo suficientemente fuerte. Encontraremos un camino a través de la oscuridad. Juntos superaremos esto. Yo te ayudaré.
Mis ojos se llenaron de lágrimas mientras lo abrazaba.
—Gracias, Niall.
—¿Y la guitarra? —le pregunté, secándome las lágrimas.
—Venía a cantarte algo, para que volvieras a hablarme. Pero creo que ya no hace falta —dijo, sonriendo.
—No, quiero escucharte.
Niall me miró con ternura, tomó la guitarra y comenzó a cantar. Era una canción preciosa, mi nombre estaba en la letra, y mencionaba algunas cosas bonitas sobre mí. Me quedé mirándolo, maravillada. Cuando terminó, le sonreí y lo abracé. Poco después, escuché a John entrando a la casa. Me puse rápidamente el suéter para ocultar mis muñecas.
—Hola, John. ¿Cómo estás? —le saludé.
—Bien, Emily, gracias.
—Yo me iré ya —dijo la niñera mientras recogía sus cosas.
—Claro, gracias —le respondí.
John miró a Niall y le sonrió.
—Hola, campeón —dijo Niall, saludándolo—. ¿Cómo estás?
—Bien. Emily, tengo hambre. ¿Me haces algo de comer?
—Claro, John. Quédate con Niall mientras preparo algo.
Fui a la cocina y preparé una chocolate y unas galletas para John, escuchando sus risas con Niall desde el otro lado de la casa.
"A través de Niall."
Emily fue a la cocina, y John se acercó a mí, preocupado.
—Niall, ¿vas a ayudar a mi hermana? —me preguntó.
—¿Ayudarla? ¿Con qué? —respondí, confundido.
—Sus brazos están cortados, no quiero que haga eso —dijo, su voz llena de angustia.
—¿Qué? Ella no hace eso —repliqué, sorprendido.
—Sí lo hace, la vi cuando se cortaba, y ayer en el baño había sangre. Ayúdala, Niall.
—Claro que sí, campeón. —Lo abracé con fuerza, queriendo transmitirle algo de calma.
—Gracias, Niall —dijo, agradecido.
En ese momento, Emily volvió de la cocina y se detuvo al vernos.
—¿Qué sucede aquí? —preguntó, mirando la escena.
—Me gustan tus abrazos y los de Niall, Emily —dijo John con una sonrisa traviesa.
Emily se rio un poco, aliviada por el momento ligero, y le tendió un plato.
—Ten, toma tu merienda —le dijo.
—Niall, tal vez tengas que irte, pronto llegarán mis padres —comentó Emily, algo preocupada.
—Claro, pero algún día quiero conocerlos —le respondí.
—Claro que lo harás, Niall —me sonrió.
—Hasta luego, Niall —dijo John mientras me abrazaba nuevamente.
—Hasta luego —le respondí, regresando su abrazo.
Fui hacia la puerta, y antes de salir, me detuve.
—Hasta luego, Emily —le dije, mirándola.
Me iba a despedir con un beso en la mejilla, pero en un impulso, le robé un beso en los labios.
—¡Niall! —exclamó, sorprendida.
—Nos vemos, Em. —respondí, sonriendo.
—Hasta luego, Horan —me dijo, todavía con algo de sorpresa en su voz.
—Por cierto, quiero saber tu apellido —le pregunté antes de que cerrara la puerta.
—Hasta luego —respondió, y cerró la puerta detrás de mí.
Caminé de regreso a mi casa con el corazón ligero. Al llegar, mi mamá me vio entrar con la guitarra en mano.
—Hola, cariño. ¿Qué haces con la guitarra? —me preguntó.
—Fui a cantarle al amor de mi vida, mamá —le respondí, una sonrisa tonta en el rostro.
—Eso es bueno. ¿Quién es? —preguntó ella, curiosa.
—Vive de aquí a cinco casas. Se acaban de mudar haces unas semanas. —le conté.
—¿Apenas la conoces y te enamoraste tan rápido? —dijo, levantando una ceja con una mezcla de sorpresa y diversión.
—Es el amor, mamá. —Respondí, sin poder ocultar mi entusiasmo.
"A través de Emily."
—John, ¿qué le dijiste a Niall? —le pregunté, con cierta preocupación.
—Él me ayudará a ser más fuerte, Emily —respondió, con una leve sonrisa.
—Por supuesto que sí, John. Ven, vamos a bañarte. Prepara tu ropa.
—Te espero arriba, Em.
—Sí, John.
Él subió, y yo me quedé un rato abajo, pensando. Él está enamorado de mí. Mi mente no me dio tregua.
"¿En serio crees que te quiere? Solo lo hace por pena. Él no va a querer a una gorda como tú."
—¡Ya cállate! —grité mentalmente. Subí las escaleras y encontré a John ya en la bañera.
—John, quédate tranquilo, no salpiques —le dije mientras le lavaba el cabello.
—¿Por qué te cortas? —me preguntó de repente.
—¿Qué, John? —dejé de lavarle el cabello y lo miré, sorprendida.
—Sí... tus brazos están cortados.
—¡Claro que no, John! —respondí rápidamente, tratando de disimular mi incomodidad. —Oye, ¿sabes algo?
—¿Qué? —me miró, curioso.
—Mañana vendrá una niña, hablará conmigo, pero tal vez luego juegue contigo.
—¿En serio? —preguntó emocionado.
—Sí. Ya... quédate tranquilo. Sal de ahí —le dije mientras lo ayudaba a levantarse. Le envolví una toalla alrededor y lo cargué hasta su cuarto. En ese momento sonó el timbre.
—John, quédate aquí, ya vuelvo —le dije, dejándolo en la cama antes de bajar.
Abrí la puerta y vi a los chicos.
—Chicos... ¿qué hacen aquí? Pasen.
—Venimos a pasar el tiempo —dijo Harry, con una sonrisa.
—¿Y Niall?
—Se quedó con su madre —respondieron al unísono.
—Oh... Chicos, acabo de terminar de bañar a mi hermano. Tengo que subir.
—¿Podemos ayudar? —preguntaron todos al mismo tiempo.
Les hice una mueca.
—No, está bien —respondí y subí. Cuando llegué, vi que John aún estaba con la toalla.
—John, vinieron unos amigos a visitarme, ¿te cambias?
—¿Quiénes?
—Harry, Louis, Liam y Zayn.
—Ellos me pueden ayudar con mi estilo —dijo en tono juguetón.
—Claro —respondí con una sonrisa colocándole un pantalón.
—Ahora sí. —me dije mientras me ponía en las escaleras. —¡Chicos! ¡Suban!
—Hola, amigo, ¿cómo estás? —saludó Harry a John.
—Eh... ¿nos dejas? —preguntó John, algo tímido.
—Sí, Emily, es hora de hombres —dijo Louis, rodeándome con el brazo como si estuviera ebrio.
—¿Hombres? Hahaha, es hora de niños. John, llámame si te hacen algo —les advertí, bromeando. Salí del cuarto, pero antes les grité:
—Chicos, ¿ustedes lo cuidan mientras me doy una ducha?
—Por supuesto, Em. Confía en nosotros —respondió Liam con una sonrisa tranquilizadora.
Le hice una mueca a Liam, pero le agradecí con una mirada.
—Gracias. —Fui a mi cuarto, busqué ropa y me metí al baño.
Me desvestí y cerré la puerta con seguro.
El agua caliente caía sobre mi piel como una pequeña tregua, pero la calma era efímera. Mis pensamientos comenzaban a invadirme nuevamente, las voces en mi cabeza que me decían cosas que no quería escuchar. Cerré los ojos y dejé que el agua tocara mi rostro, pero en cuanto lo hice, todo se volvió más oscuro, más pesado.
"¿Qué esperas? ¿Qué vas a hacer ahora?" Mi mente susurró, cada palabra más cruel que la anterior.
Mi cuerpo empezó a temblar levemente, como si no pudiera soportar el peso de lo que me decía mi cabeza. El agua estaba caliente, pero mi cuerpo se sentía helado por dentro. Intenté respirar profundamente, pero la sensación de que algo terrible estaba por ocurrir era inminente, imparable. Mis muñecas, cubiertas con las cicatrices de mi pasado, empezaron a arder, como si las marcas recordaran cada momento de sufrimiento.
"Nadie te va a querer así. Eres una carga para todos. ¿Por qué Niall iba a quedarse? ¿Por qué alguien se quedaría?"
Las imágenes comenzaron a invadir mis pensamientos. Vi a mis padres, sus rostros distorsionados por el miedo y la angustia, como si estuvieran atrapados en un accidente que yo no podía evitar. Vi sus cuerpos, inertes, atrapados en un coche destrozado. No pude hacer nada para salvarlos. Era como si la realidad y la pesadilla se hubieran fundido en una sola, como si no hubiera salida.
Mi respiración se volvió más errática, mis pulmones están luchando por aire. Sentí mi pecho apretado, como si algo invisible me lo comprimiera. Mis manos, temblorosas, se aferraron a la cortina de la ducha, buscando algo a lo que aferrarme, pero en lugar de eso, la cortina cayó sobre mí, rodeándome. Era como si el mundo entero estuviera cayendo con ella.
"Esto es lo que eres. Estás sola. Nadie te va a salvar."
Intenté gritar, pero mi garganta estaba cerrada. Me caí al piso de la ducha, la cortina ahora enredada alrededor de mi cuerpo. Mi cabeza daba vueltas, mis pensamientos se entrelazaban con imágenes de dolor, de desesperación, de miedo. Sentí que me ahogaba, no por el agua, sino por la presión de la angustia que me envolvía.
—¡NO! ¡NO! ¡YA DEJAME! ¡PARA! —grité, mi voz quebrada por el miedo. La sensación de no poder respirar se intensificó. Mi pecho se sentía vacío, y me faltaba el aire. Las lágrimas empezaron a caer sin control, mezclándose con el agua de la ducha.
"Nadie te quiere. No mereces ser feliz. Eres una carga."
Intenté levantarme, pero mis fuerzas me abandonaban. Mis piernas no respondían. Las lágrimas seguían cayendo, y sentí un dolor punzante en el pecho, como si una presión invisible me aplastara. No sabía qué hacer, cómo salir de este espiral de autodestrucción. La oscuridad lo invadía todo, y no encontraba salida.
—¡Emily! ¡Abre, por favor! —escuché a Liam desde el otro lado de la puerta. Su voz era un faro en medio de la tormenta, pero mi mente estaba demasiado nublada por el miedo para poder reaccionar. No quería que nadie me viera así. No quería que nadie supiera lo que estaba pasando dentro de mí.
De repente, oí que la puerta comenzaba a ceder, como si alguien estuviera intentando forzarla. Mi mente gritaba por detenerlos, pero mis brazos no podían moverse. Sentí que todo se desmoronaba. El sonido de la puerta estrellándose contra el marco me hizo saltar. La puerta se rompió y vi a Niall entrar rápidamente, seguido de Liam.
—¡Emily! —gritó Niall al verme en el suelo, cubierta por la cortina. Sus ojos mostraban una mezcla de preocupación y desesperación. Antes de que pudiera reaccionar, me envolvió en sus brazos, y todo mi cuerpo se tensó al principio. No quería que me tocara, no quería que nadie me viera así. Pero algo en su abrazo me hizo relajarme, aunque fuera solo un poco.
—Tranquila, Em. Estoy contigo —susurró Niall, su voz suave pero firme. Mis sollozos se intensificaron mientras él me mantenía en sus brazos. Me sentía perdida, atrapada en un mar de emociones que no sabía cómo gestionar. Sus palabras, aunque reconfortantes, no parecían calmar la tormenta que rugía en mi interior.
—Sé que saldremos de esta oscuridad. Encontraremos un camino a través de la oscuridad. —Su voz era cálida, pero en mi mente seguían resonando los ecos de mi autocrítica. La angustia no se iba, pero sus palabras de alguna forma hicieron que el peso sobre mi pecho fuera un poco más ligero.
Seguí sollozando, mis lágrimas caían como una lluvia torrencial. Sentí que, a pesar de todo el dolor, Niall no me soltaba, y por alguna razón, eso me hizo sentir un poco menos sola. Vi a los chicos en la puerta, observando en silencio. Zayn, Harry y Louis estaban ahí, y aunque no sabían qué estaba pasando, sentí que su presencia, aunque distante, me ofrecía algo de consuelo.
Liam se acercó, mirándome con una expresión seria pero preocupada, como si quisiera ayudar pero no supiera cómo. Vi cómo lo llevaba hacia otro cuarto a John, supuse que para alejarlo de la situación. Niall me abrazaba más fuerte, como si no quisiera soltarme nunca.
—Está bien, Em. Estoy aquí. Te tengo, no vas a estar sola. Te lo prometo —dijo Niall, su voz tranquila, y por primera vez en mucho tiempo, sentí que, tal vez, podría empezar a creerle.
"A través de Niall."
Los chicos habían venido a buscarme a casa, listos para ir a la de Emily, pero les dije que iría después. Quería quedarme un rato con mi mamá para contarle sobre ella. Mi mamá, que ya estaba bastante emocionada por conocerla. Pensé que ya era hora de ir donde los chicos, así que me dirigí a la casa de Emily.
Cuando llegué, Harry me atendió en la puerta. Em se estaba tomando un baño, así que me quedé con él un rato. Estábamos jugando en el sofá con John cuando, de repente, escuchamos unos gritos. No pude identificar el origen al principio, pero sabía que venían de Emily. La preocupación me invadió al instante.
—Quédate con John, voy a ver qué pasa —le dije a Harry, que asintió rápidamente. Subí las escaleras con el corazón acelerado, y Liam ya estaba allí intentando abrir la puerta. Estaba con seguro, y Liam no podía abrirla. Sabía que no era como las otras veces, esta vez tenía llave. Miré rápidamente a mi alrededor y la encontré en un cajón en el pasillo.
La puerta cedió y entré rápidamente. La escena me dejó sin palabras. Emily estaba en el suelo, la cortina de la ducha apenas la cubría. No pude evitar mi respiración entrecortada, sentí un nudo en el estómago. Liam reaccionó rápido, buscando una toalla para cubrirla, pero yo ya estaba a su lado. La vi sollozar, y mi corazón se rompió por completo al ver su dolor tan crudo, tan evidente.
La tomé en mis brazos, apretándola contra mi pecho.
—Tranquila, Emily. Estoy contigo, aquí —susurré, tratando de darle un poco de consuelo. Sé que no era mucho, pero quería que supiera que no estaba sola.
Sus lágrimas no cesaban, caían con una fuerza imparable, y mi corazón sentía cada una de esas gotas como una punzada. Liam bajó, llevándose a John al parque para darle algo de tiempo a Emily, y los chicos se quedaron en la puerta, mirándonos en silencio. La preocupación era evidente en sus rostros. Les hice un gesto con la mano, tratando de tranquilizarlos. "Ya pasará", les dije con un pequeño movimiento de cabeza.
Le acaricié el cabello suavemente, buscando algo que le diera paz, aunque no sabía si algo podría calmarla en ese momento. Entonces me habló, su voz temblorosa, pero llena de vulnerabilidad.
—Niall, llévame a mi habitación, por favor.
La miré y asentí sin dudarlo. No podía dejarla en ese estado. La levanté cuidadosamente en mis brazos, y ella se cubrió con la toalla, aferrándose a mí como si me necesitara para mantenerla en pie. Subimos las escaleras, y cuando llegamos a su habitación, les dije a los chicos que bajaran un momento.
—Niall, date la vuelta. Me vestiré —me dijo en un susurro.
De acuerdo, le respondí, girándome de inmediato para darle espacio. Estaba claro que necesitaba su privacidad. Después de unos minutos, me dijo que ya estaba lista. Me di la vuelta y la vi, todavía frágil, pero al menos un poco más tranquila.
La recosté en la cama con mucho cuidado, y al instante, ella me pidió que no me fuera.
—Niall, por favor, no te vayas. Abrázame, espera a que me duerma.
—¿Segura? —le pregunté, queriendo asegurarme de que en verdad quería que me quedara.
—Sí, Niall —dijo suavemente.
Me acosté a su lado, rodeándola con mis brazos, y ella tomó mis manos con fuerza, como si fueran su único ancla.
—Cántame, Niall —me pidió en un susurro.
Y no pude resistirme. Comencé a cantar una canción de Stevie Wonder, algo suave, algo que la calmara. En menos de un minuto, pude sentir cómo su respiración se relajaba, su cuerpo se aflojaba, y pronto, se quedó dormida. Sus sollozos se apagaron, y aunque sus lágrimas seguían mojando mi camiseta, su rostro ahora mostraba una calma temporal.
Me levanté con cuidado para no despertarla, y me dirigí hacia abajo. Los chicos estaban allí, esperándome. Liam no estaba, pero me dijeron que había llevado a John a dormir.
—¿Y, Emily? —preguntó Harry, preocupado.
—Está dormida. Está bien. —respondí, intentando tranquilizarlos.
La puerta se abrió y escuché la voz de Liam. Estaba de vuelta con John, y parecía que todo había ido bien en el parque.
—Genial, campeón —le dije a John, que estaba sonriendo, pero parecía cansado.
—¿Vamos a dormir, John? —preguntó Liam, como si todo fuera una rutina normal.
—¡Sí! Tengo sueño, adiós amigos de Emily. Adiós, Niall —me dijo, antes de que Liam lo llevara arriba.
Después de un par de minutos, Liam regresó.
—¿Qué sucedió con Emily? —preguntó, notando la tensión en el aire.
—No lo sé —respondí, encogiéndome de hombros—. Pero está durmiendo ahora. Tal vez mañana quiera hablar.
—¿Te ha dicho algo? —me preguntó.
Le conté lo que había sucedido. Me dijo que se quedara con ella hasta que se quedara dormida, y que la abrazara. Y lo hice. Ella lo pidió, y yo no iba a dejarla sola en ese momento.
Liam me miró, con una expresión que era difícil de leer, pero de alguna manera entendía.
—Sí que estás enamorado de ella, hermano —dijo con una sonrisa triste.
Asentí, sin poder negar lo obvio.
—Sí, lo estoy —respondí, mirando a la puerta de su habitación.
—¿Nos vamos chicos? Ella estará bien, pronto llegarán sus padres. —dijo Liam, y los chicos se dirigieron hacia la puerta. Louis, Zayn y Harry me miraron, sabían que Emily necesitaba espacio, y era lo que le dábamos.
—Liam —le llamé antes de que saliera.
—Sí, Niall.
—¿Crees que podamos tener algo, ella y yo? —pregunté con cierta incertidumbre, sintiendo que el camino por delante podría ser difícil, pero con la esperanza de que las cosas podrían mejorar.
Liam me miró por un momento, pensativo.
—Niall, yo sé que encontrarán un camino a través de esta oscuridad —dijo, dándome una palmada en el hombro.
—Gracias —respondí, con gratitud.
Y, con eso, salimos de la casa de Emily, cada uno dirigiéndose a su propio hogar, sabiendo que el camino para ella, y para todos, sería largo.
"A través de Emily."
No está nada mal escuchar las conversaciones de los demás desde las escaleras. Niall, claro que encontraremos un camino a través de esta oscuridad. Creo que he encontrado a mi héroe. Y ese héroe es Niall Horan. En este momento, siento que esta chica rota, que pensó que ya no podía seguir, ha encontrado al ángel que necesitaba.
Pero, a la vez, el miedo sigue acechando en mi mente. No es miedo a enamorarme, no. Es miedo a mí misma. Mi peor enemiga en este momento soy yo. No sé cómo empezar a confiar en mi mente de nuevo, cómo volver a creer que puedo estar bien sin que mi pasado me consuma.
...
Desperté de una forma extraña, mis ojos abiertos pero sin realmente estar despierta. Estaba acostada, mi mente parecía un lugar lleno de sombras, pero algo me sacó de ese estado. Vi que alguien abría la puerta. Era John. ¿Qué hace tan temprano despierto?
—¡Emily! Despierta. Hazme de desayunar. —gritó con su voz alegre.
—John... es temprano. Vuelve a dormir. —le respondí entrecerrando los ojos.
—No. Mami y papi duermen, y tengo hambre. Anoche no comí.
—Lo siento, John. Ve abajo, me vestiré y bajaré en un rato.
Me levanté, me vestí rápido, como siempre, tratando de taparme lo más que pude, especialmente mis brazos. No quería que viera lo que había en mi piel, lo que me recordaba tanto del caos que llevaba dentro.
Bajé las escaleras y encontré a John en el sofá, viendo televisión. Fui a la cocina, preparé dos chocolates y encontré unas galletas en la alacena. Mientras preparaba el desayuno, me quedé pensativa. No había visto a mamá desde el primer día que empezó la escuela, y con papá, no había hablado desde que nos mudamos. El miedo me bloqueaba. No sabía cómo acercarme a ellos, cómo romper ese silencio que se había instaurado entre nosotros.
Puse la bandeja con las tazas de chocolates y las galletas sobre la mesita frente a John.
—¿Qué ves, John? —le pregunté, tratando de cambiar de tema.
—¡Las tortugas ninjas!
—A mí también me gusta —sonreí débilmente.
—Más cosas por compartir Emily. Te quiero —me dijo John, abrazándome.
Me sentí algo cálida por dentro, aunque la tormenta de pensamientos no se detenía. Pero antes de que pudiera decir algo más, el timbre sonó.
—¿Quién es, Emily? —preguntó John curioso.
—No lo sé, John. Voy a ver —le respondí antes de ir hacia la puerta.
Cuando la abrí, me encontré con los chicos. Los cinco estaban allí. Niall, Liam, Harry, Louis y Zayn. Todos sonrieron al verme, aunque noté que algunos parecían un poco nerviosos.
—Pasen, chicos —dije, invitándolos a entrar.
—Hola Emily. —dijeron todos al unísono.
—Hola, Emily. —dijo Niall con una sonrisa cálida.
—Hola, Niall —respondí, un poco más tímida.
—¡Hey, campeón! ¿Cómo estás? —preguntó Niall a John, con su tono amistoso.
—Bien, por tomar mi chocolate.
—Emily, ¿me haces una chocolate? —preguntó Harry.
Suspiré con una pequeña sonrisa.
—Ok. ¿Alguien más quiere? —les pregunté, sin mucho entusiasmo.
—¡YO! —dijeron todos al mismo tiempo.
Fui a la cocina a preparar los chocolates calientes, mirando la hora. Eran las 9:35 am. Cuando regresé con las bebidas, les recordé a todos que pronto tendrían que ir al colegio, o a la escuela, como solía llamarlo, pero no importaba. Me volví a centrar en lo que tenía que hacer en el momento.
—Chicos, después de esto tenemos que ir al colegio. John, mamá ya se levantará y estará contigo. Luego te irás con la niñera. —les dije a los chicos.
Dejé las tazas en la mesa, y en cuestión de segundos, desaparecieron.
—¡Terminé! —gritó Louis.
—Terminé —dijeron Zayn y Niall al unísono.
—Terminé —dijo Harry, con su característica sonrisa.
Liam, como siempre, tardó un poco más. Estaba a punto de decir algo, cuando el timbre volvió a sonar. Miré a Liam, que parecía algo inquieto.
—Emily, ¿esperabas a alguien? —preguntó con una mirada extraña.
—La verdad no, Niall —le respondí antes de ir a abrir la puerta.
Cuando abrí la puerta, la vi: una mujer de pie en el umbral, con una expresión decidida y algo desafiante. Me quedé en silencio por un momento, tratando de procesar lo que estaba sucediendo. Reconocí su rostro de inmediato, aunque no la conocía bien. Era la misma chica que, hace poco, se acercó a advertirme que me alejara de Niall. En ese momento, su actitud no me había gustado para nada, pero ahora, al verla en mi puerta, algo me decía que esta conversación no iba a ser tranquila.
—Emily, querida, te vine a buscar para que vayamos juntas al colegio —dijo, con una voz que intentaba sonar amable, pero que no lograba esconder su tono tenso y algo calculador.
No entendía cómo sabía mi dirección ni por qué me estaba buscando, pero algo en su mirada me hacía sentir incómoda. Mi estómago se apretó, y la oleada de nervios me recorrió. La tensión en el aire era palpable. Estaba paralizada, sin saber si debía invitarla a pasar o cerrar la puerta de inmediato. Pero no pude hacer ninguna de las dos cosas. Estaba atrapada en un momento que no sabía cómo manejar.
—Espera —dije, sin saber muy bien qué hacer. Cerré la puerta rápidamente y me apoyé contra ella, intentando pensar con claridad.
Fui directamente a la cocina, donde Liam estaba hablando con los chicos. Sentía que mi corazón latía más rápido, pero no quería mostrarlo.
—Liam... —llamé, mi voz temblorosa, mientras lo miraba fijamente—. Necesito hablar contigo, rápido.
Liam levantó la vista, y aunque no me dijo nada, su mirada se suavizó al instante. Él siempre tenía esa habilidad para saber cuándo algo no estaba bien.
—¿Qué pasa, Emily? —me preguntó con preocupación.
Me senté en la mesa, tratando de mantener la calma, pero mi mente estaba en caos. Necesitaba explicarle lo que había sucedido y rápido.
—La chica del colegio... La que se acercó a advertirme sobre Niall, está aquí —dije, casi sin poder creer lo que estaba diciendo—. Está en la puerta.
Liam frunció el ceño inmediatamente. Su expresión cambió a una de alerta. Sin duda, entendía lo serio de la situación.
—¿Qué quiere de ti? —preguntó, su tono ahora mucho más firme.
—No lo sé, pero... algo no me gusta, Liam. Está aquí para llevarme al colegio, y no sé cómo supo mi dirección. Hay algo raro en todo esto. —respondí, mi voz quebrándose al final.
Liam se acercó a mí, poniéndose en frente, y sus ojos se suavizaron, pero también había una preocupación palpable en su rostro.
Liam me entendió al instante y me dio una mirada que me hizo sentir un poco más tranquila.
—Tranquila, ve. No sabrá que estuviste con él, si no conmigo. —dijo Liam con una sonrisa.
Liam salió con los chicos, les dijo un "hasta luego" y me dejó sola. Abrí la puerta y salí con ella al colegio.
"A través de Liam."
Cuando salimos de la casa de Emily, sentí una mezcla de preocupaciones. Sabía que el pasado de ella era algo que la perseguía, y me dolía verla tan vulnerable. Pero también sabía que Niall la quería con todo su ser, y ella a él. Los dos eran un equipo, y al final, espero que encuentren la paz que tanto necesitan.
—Esperemos unos 15 minutos más. Y luego salimos. —les dije a los chicos, aunque mi mente no dejaba de pensar en Emily.
No quiero que supasado la atormente más. Me duele verla luchar contra sí misma. Pero después deuna tormenta, siempre sale el sol. Y yo confío en que lo encontrarán
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