Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Chapter 4

-Y-yo...- escucho cómo su tono se va apagando, pero luego sostiene con fuerza el marco de la ventanilla y suspira.- Lleguemos primero, luego pensaremos qué hacer.

Me quedo en silencio una vez más mientras acelero tanto como puedo por la carretera principal. El tiempo pasa de forma extraña. Si es un minuto o una hora, no lo sé, solo noto la distancia en el camino. Dean está recostando su brazo en la puerta, y en su puño su cabeza. Suelta suspiros repentinos o leves gruñidos. Yo me voy alterando cada vez más. Sobre todo cuando comienza como niño pequeño a preguntar cada cinco minutos si llegamos.

-¡Que ya te he dicho que falta poco, joder! ¡No preguntes más!- digo ya harta de las 15 últimas preguntas.

-¡Solo dime que ya estamos cerca! ¡Que ya estamos ahí!

-Te me vas calmando, Winchester, que para mal carácter, yo.- le respondo recuperando mi compostura.- Te respondí todas las veces, así que ya deja de preguntar. Yo también estoy asustada y nerviosa, y me tienes más estresada aún con tanta repetidera. ¡Que pareces un crío, joder!

-Hablamos de mi hermano, Laura.- como si no me hubiera dicho eso ya.

-Y hablamos de mi amigo también, Dean. ¿Por qué solo no intentas respirar un poco?

-¿Respirar? ¿Estás bromeando? Acelera y deja ya ese papel de instructora de yoga.

-No soy tu maldito ángel como para hacer desaparecer el auto y aparecerlo en el lugar.

Las ganas que tengo de pegarle una santa ostia en la cabeza, pero con mi mano abierta, no se van de mi mente. Cuando tiene la intención de responderme, sus palabras son detenidas por el frenazo que doy. Casi se estampa contra el parabrisas, pero tiene reflejos de cazador, obvio que lo evita al segundo.

-¡¿Es aquí?!- pregunta como si buscara algo que ver afuera.

-Sí, hay una cabaña abandonada al final de ese camino. Está apartada del pueblo.

Dean abre la puerta y desdobla el bastón a una velocidad que me sorprende, pero también con una torpeza muy típica. Salgo también y rodeo el Impala para llegar hasta él.

-Tranquilo, vaquero.- digo en un tono más suave cuando lo tomo del brazo.- No puedes solo ir corriendo hasta allá. Debemos prepararnos. ¿Aún guardan las armas en Baby?

Dean se estremece de la impotencia y me asiente. Voy con él a la parte trasera del auto y abro la cajuela seguida de la segunda tapa que cubría el arsenal de caza. Tomo las armas, tanto para mí como para él. Cuando pongo la escopeta en sus manos, hace una mueca y me la devuelve.

-¿Tienes Alzheimer o me viste cara de idiota?- pregunta obviamente enojado.

-Estoy a punto de decir que lo segundo, pero a tiempo completo.- repliqué.- ¿Cuál es el problema ahora, Dean?

-¿Cómo voy a disparar si no veo, Laura?- abre los brazos ante lo que considera obvio.

-Apuntando, y apretando el gatillo. ¿Cómo más si no?

-Si tienes deseos de convertirte en colador de agua bendita o sal, no tengo problemas, pero no me voy a arriesgar a dispararle a Sam.- dijo furioso.

-Dean, usa tu oído y tu cerebro por una vez, mecachis. Solo concéntrate y dispara cuando estés seguro de tu objetivo.- cierro la cajuela y me guardo las llaves.

-¡Hey!- él me tiende su mano.- Esas llaves van en mi bolsillo.- me asombro, pero más ganas me dan de darle una buena cachetada.

-Jodido idiota... ¡Si puedes saber que estoy guardando las llaves en mi bolsillo, podrás ubicar a los demonios fácilmente!

Le doy las llaves y casi que lo arrastro por el camino hasta las cercanías de la cabaña. ¿Por qué siempre tienen que ser oscuras y casi a punto de caerse en pedazos? Que malos gustos tienen los demonios. Cuando nos detenemos, nos escondemos detrás de unos arbustos. Reviso con la vista los alrededores, pero todo parecía tranquilo, aunque dentro se veía que algo brillaba mucho.

-No hay nadie fuera custodiando... ¿estarán todos dentro...?- susurro al cazador a mi lado, pero, cuando volteo a verlo, la figura de alguien más me sorprende.- ¡Joder!- trato de apagar mi grito como puedo.- Me cag... Castiel, ¿podrías al menos avisar que estás ahí?

-Lo siento...- dice secamente, a lo que yo respondo con esa expresión tan famosa de los emojis que se dibuja con tres líneas  (-_-)

-¡Cass! ¿Sabes algo de Sam?- pregunta con urgencia Dean.

-No, pude entrar y hacerle frente a algunos demonios, pero otros están confinados en una habitación rodeada por fuego angelical. No pude pasar de ahí.

-¡Mierda!- le cubro la boca a mi compañero.

-Que estamos muy cerca, maldita sea. No grites así.- lo vuelvo a soltar.

-Bien, ¿cuál es el plan?- pregunta tras gruñir.

-Castiel, ¿cuántos demonios hay dentro?

-Unos 8 o 9.

-Será difícil... Ok, miren, voy a entrar y tratar de hacer un agujero en el círculo de fuego. Luego Castiel podrá rescatar a Sam.

-Y yo, ¿les hago de porrista?- dice con un tono sarcástico.

Giro los ojos y suelto un suspiro de molestia. Luego pongo mi mano sobre el arma que lleva haciéndola temblar en su mano.

-Te di esto para que te protegieras. Aún no estás listo para enfrentarte a nada. Un niño pequeño te ganaría fácilmente. Así que deja los complejos ahora, que esto es algo de vida o muerte.- mi tono es autoritario para hacerlo entender.

-¡Tú sola no puedes contra casi una decena de demonios!

-¡Que te calles, contra!- le vuelvo a cubrir la boca.- No tienes más opción, espera aquí a que Castiel venga y deje a Sam contigo.

-No me trates como princesa...

-Te trato como te comportas, idiota.- me pongo de pie.- Trata de quedarte aquí.

-Como si pudiera ir a otro sitio.

-Puedes, pero no te da la gana, y prefiero que no te dé ahora. Así que calladito y quieto hasta que volvamos.- me alejo con sigilo acompañada del ángel mientras lo escucho rechistar.

-Para esto me hubieras dejado en el auto...

Las ganas que me dan de darle un buen zape en la cabeza solo por esas palabras, pero debo concentrarme en mi objetivo, por lo que sigo caminando al frente.

Castiel me hace unas seña para indicarme que frente a mí hay tres demonios, justo detrás de la puerta. Preparo la escopeta que traigo conmigo e irrumpo en el lugar soltando el primer disparo justo al pecho de uno de los demonios y haciéndolo desaparecer. Otro viene a gran velocidad hacia mí, pero recargo el arma y le disparo casi cuando me tiene entre sus manos. Dos menos, o eso pienso cuando por detrás de mí un par de manos sostienen mi escopeta contra mi cuello y me oprimen hasta ahogarme.

-¿Dónde está el otro Winchester?- pregunta el demonio mientras me seguía asfixiando.

Luego escucho que suelta un chillido y su cuerpo se vuelve caliente antes de soltarme. Caigo al suelo para recuperar el aliento y levanto la mirada notando que Castiel había atravesado su garganta con una espada de ángel.

-Te debo una...- digo mientras respiro agitadamente hasta que controlo mi respiración.

-Me deberás muchas... tanto como los Winchester...- responde con esa sequedad en sus palabras mientras se acerca a una puerta.

-Será una forma de agradecer, joder... tampoco seas tan antipático...- recojo mi arma y lo sigo posicionándome del otro lado de la puerta.- Parece que los de dentro nos están esperando... será mejor ser sigilosos.

Castiel asiente y ambos escuchamos a Sam gritar del otro lado. Es obvio que es una trampa para provocarnos y que entremos en la boca del lobo, pero le niego al ángel y reviso el suelo de la cabaña madera por madera en el suelo que llega al otro lado de la pared donde estamos. Al ver que una de las tablas del suelo estaba más baja que las demás, le hago una seña a mi compañero y le indico que aproveche entrar cuando yo dispare.

Al ponernos de acuerdo, mido una cierta altura y disparo a través de la pared escuchando dentro un quejido diferente al de Sam.

Castiel abre la puerta y va contra otro de los demonios poniendo su mano en su cabeza y dándole... su bendición. El fuego rodea a Sam, quien está en el centro atado a una silla.

-¡Laura! ¡Sal de aquí!- me dice al verme.

-Mejor te quedas calladito que ya tu hermano me puso de buenas en todo el viaje.- disparo a otro de los demonios.

Solo quedan 3, pero ya no tengo más munición, por lo que voy a atacarlos tomando el arma por el frente y usándola de bate de béisbol. Castiel no puede ayudarme porque los demonios están dentro del círculo de fuego. Aunque doy guerra, uno de ellos termina por dejarme en el suelo, pero cerca del filo del círculo. Con la manga de mi chaqueta apago un poco, lo suficiente para dejar entrar a Castiel, quien apuñala a uno de los demonios.

-¡Cass, saca a Sam de aquí!- digo mientras me incorporo y tomo en el aire la daga plateada que me lanza.- Empezó la fiesta, nenes~...- mi maliciosa sonrisa hacia los dos demonios restantes los provoca a atacarme, al menos los distraigo mientras el ángel libera a mi amigo.

El primero comete el error de usar demasiada fuerza, por lo que lo lanzo contra la pared. El segundo se abalanza sobre mí también y forcejea con mi mano para no apuñalarlo, aunque yo solo le sonrío.

-¿Tienes buen equilibrio?- pregunto con una sonrisa de medio lado y dejo caer el mango de la daga angelical sobre la punta de mi pie, la cual equilibro y hago que se eleve nuevamente clavándose en un lugar turbio entre las piernas del demonio.- Espero que no seas virgen...

Cuando miro a mis amigos sonriendo, creo que todo está bien y Sam está libre, me doy cuenta de que falta un demonio por matar. Este iba a salir corriendo por la puerta cuando los tres lo seguimos, pero un disparo nos detiene y nos hace agacharnos.

-¡¿A quién puñetas le di?!- gritó Dean portando un rifle y teniendo el bastón colgado de la muñeca.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro