Capítulo 16
La confesión lo distrajo, siendo su respuesta a todos sus pensamientos, causando que sus ojos regresaran hasta el castaño. El hechicero empezaba a dormirse, luego del día agitado y su debilidad aún, el relajo una vez finalizado el acto logró reducir su energía lo suficiente. Spreen fue más rápido, logrando recostarle con suavidad sobre la colcha antes que dejarlo caer, retirando su miembro de él en el proceso. Estaban sudados y con líquidos de dudosa procedencia, pero Juanito estaba muy cansado para siquiera llevarla a bañar.
No es que a el híbrido le asquease, irónicamente, la concentración de sus aromas juntos le gustaba. No se quejó en absoluto, echándose también sobre la cama, dejando que el castaño buscase refugio entre sus brazos al dormir. Se sentía bien.
Nunca tener a una persona tan cerca le pareció tan correcto.
—Yo también te quiero, boludito
Zorman no podía evitar rezongar de solo pensar en subir las escaleras hasta el santuario, pero no iba a evitarlo. Le prometió a Juan que iría a por sus revisiones, y necesitaba evitar lo máximo posible hacer que este realizase esfuerzo demás para su reposo, ir a verle era lo que debía hacer. Auron quedó de juntarse con él en la entrada al pie de la montaña, mientras que Drako le dejó anotaciones de cosas a tener en cuenta en su revisión, aunque no quiso ir a acompañarle. Lo entendía, después de todo, todavía estaba procesando aquello de lo que se enteró.
—¡Hey, Zorman! —el de mecha flama le llamó cuando entró en su campo visual. Con una canasta llena entre las manos y el serio e imponente ex guardabosques a su lado. —¡Ven, ven!
—Sí, sí, ya, mira que subir estas escaleras es divertidísimo —masculló el de ojos verdes. Recibió un corto saludo de la pareja del presunto líder, mientras este se burlaba de él.
—No pensé que tan joven ya estarías tan acabado —Auron bromeó, sin decirle nada caminando más allá de las escaleras, hasta despejar un par de lianas entre las rocas, dando paso al mismo acceso que el hechicero les había enseñado antes.
—¡Puto Juan! ¡Todo este tiempo subiendo esas malditas escaleras y tenía un ascensor el hijo de puta! —reclamó el científico. Reborn y Auron se rieron mientras agitaba las manos, pero la llegada rápida al interior del santuario, en medio del jardín de Juan resultó un alivio para los tres.
Los tres recorrieron el corto camino hasta la entrada del lugar, admirándose sin reconocer la excelente decoración del lugar. Juan era un experto en diseño, sin lugar a duda.
—¿Golpeamos o algo así? —preguntó Zorman al llegar hasta la puerta.
—No será necesario, wacho —respondió la voz del híbrido desde detrás de la puerta, al tiempo en que el crujido de la madera llenó el espacio cuando Spreen abrió para ellos. —Los oí llegar
—Tu supersentido desarrollado —Auron se animó a chistar, y para sorpresa del par que venía con él, Spreen no reaccionó de forma agresiva, por el contrario, sonrió.
—Así no me llegan de sorpresa, ¿qué te puedo decir? —Spreen hizo un ademán invitándoles a pasar, casi como si fuese su propio hogar. —Juan despertó, pero le dije que mejor se quedase en cama, podemos ir. —les comentó mientras guiaba al trío.
Su animal interno no estaba del todo cómodo con tantas personas presentes, no porque tuviese algún problema particular con ellos, era simplemente su territorialidad e incomodidad cuando tres nuevos aromas llenaban el espacio en el que antes solo estaba su olor y el de Juan. Sin embargo, contrario a su oso que parecía insatisfecho con la nueva mezcla, su parte racional comprendía que su pareja debía guardar reposo, y no era adecuado obligar a Juan a moverse para recibir a visitas.
Si el trío se fijó en que el oso actuaba como si fuese su casa, nadie dijo nada.
En el interior de la habitación de Juan estaba bien iluminado, y el hechicero les esperaba sentado sobre su cama, con un montón de cojines para que su espalda no se apoyase en la fría pared. El castaño sonreía al verlos llegar y aunque se veía notablemente mejor, todavía estaba algo pálido.
—Buenas —saludó el dueño del lugar. Reborn y Zorman le respondieron el saludo de igual forma, con el científico dejando su arsenal de útiles a usar para su inspección. Auron, por otro lado, se tomó el atrevimiento de sentarse a un lado de Juan en la cama. Spreen permaneció tras de ellos, recostado sobre la pared.
—¡Hey, Juanito! —el saludo efusivo del mechón de flama vino acompañado de un corto abrazo al menor. —¿Cómo te sientes? Traje al viejo hoy porque estaba preocupado cuando le conté lo que pasó
—Hijo de puta, eres tú el que estaba todo apurado temprano porque querías asegurarte de que estuviera bien —le devolvió Reb, avergonzado por ser expuesto ante los otros.
—Ayyyy, si me quieres —chilló Juan molestándolo. Zorman se rió de la interacción, antes de acercarse al par en la cama con jeringa en mano.
—Bueno —interrumpió el científico. —¿Cómo te sientes en verdad? ¿No has sentido más molestias? ¿Descansaste cómo te pedí? —empezó a consultar, con un gesto pidiéndole al hechicero que extendiese su brazo para poder clavar la aguja.
—No he tenido molestias —respondió, una leve queja en su expresión cuando Zorman encontró el lugar donde pinchar. —Y descansé...
Mentira.
El cuerpo le dolía entero no solo porque estaba demasiado débil, sino porque había pasado la noche entera cogiendo con Spreen. Honestamente, ¿de qué se iba a arrepentir?, pero había ido en contra de las indicaciones para ambos de guardar reposo, al híbrido y a él ni les había asomado el recuerdo, tan concentrados como estaban en devorarse una vez más, conocerse, esta vez mucho más seguros de que estaban dispuestos a compartir su vida. Ahora mismo estaba resintiendo las consecuencias, la cadera se le hacía insoportable, tenía las piernas cerradas lo mejor que podía porque ni siquiera alcanzó a bañarse antes de la llegada y quería evitar la incomodidad de eso escapando de él.
—¿Cómo estuvo la noche? —preguntó Auron, su sonrisa de siempre luciendo tan doble sentido como podía, sus ojos apenas fijándose en las marcas rojizas de su cuello que casi no eran visibles cubiertos por el camisón de dormir que usaba.
—¡¿Eh?! —el hechicero exclamó, la noche anterior atravesando sus pensamientos con rapidez, logrando que se sonrojase al extremo.
—Qué como dormiste, 'joputa —se corrigió el de mechón de flama, aunque ya había recibido la respuesta que quería.
Zorman le miró algo extrañado, sin prestar atención a la conversación, pero ligeramente preocupado por la rojez de la cara del castaño menor. Eso no era normal, ¿no? ¿qué tal qué tenía fiebre?
Se apresuró a tomar un termómetro, dejándolo con el hechicero para medir su temperatura. Este quiso hundirse en la cama cuando se reflejó el resultado. No tenía nada de fiebre, casi que al contrario, sentía un incómodo sudor frío, solo no lograba ocultar el bochorno que las insinuaciones de Auron le producían.
—¿Seguro que descansaste bien? —Zorman se atrevió a cuestionarle. El sudor de su cara, las ojeras, las mejillas enrojecidas. Parecía que estaba enfermo, o peor, y el científico temía que pudieran ser efectos del veneno de Rubí abandonando su cuerpo. —¿O tuviste molestias en la noche? El veneno puede ser un problema, si quieres podemos volver al lab...
—¡No, no! —Juan negó rápidamente, el brusco movimiento causándole lo que quiso evitar. Entre sus muslos, probablemente manchando también sus sábanas, se deslizó un pequeño rastro del semen de Spreen. El oso notó el cambio en el aroma al instante, sus orejas moviéndose en su dirección, aunque sin intervenir. —Estuve bien...
—Déjalo, Zorman —Auron detuvo al científico que ya estaba girándose al oso para reclamarle el mal cuidado o lo que fuese. —Estos dos ni esperaron para follar, por eso este mamahuevo está así.
—¡Auron! —exclamaron las voces de Zorman y Reborn. El gruñido leve de Spreen apoyado contra la pared fue suficiente advertencia para Reb de advertir a su pareja. Tomarse poco enserio al híbrido era un error.
—¡No andes diciendo esas cosas, pendejo! —reclamó el hechicero, manoteando en dirección al presunto líder.
—Juan, Spreen —el científico les llamó la atención. —Entiendo que no puedan esperar, pero necesitamos que ambos descansen. Juan necesita eliminar correctamente el veneno o su poder podría causar una ruptura en la dimensión como ya ha hecho antes, y Spreen, tu animal podría perder el control. —explicó el azabache, mirando intercalado entre ambos. Soltó un largo suspiro de resignación. Juan huía de sus ojos y de Spreen, con sus gafas negras de sol, ni siquiera podía decir si le prestaba atención. —O voy a tener que llevármelos a ambos para mantenerlos en observación por separado.
—Pará, wacho, ¿cómo que separarnos? —Spreen por fin respondió, abandonando su posición recostada contra la pared para acercarse hasta la cama donde se hallaba su pareja. Fue un acto reflejo cuando a su cabeza llegó el vago pensamiento de separarse. —No te vas a llevar al gafotas
—¡Entonces dejen de coger! —sentenció el ojiverde. —Follen luego, par de imbéciles, o no daré abasto cuando los dos estén inconscientes. ¡Los lanzaré a la calle!
—Está bien, está bien —el hechicero cedió. —Nada de sexo por ahora, ¿perfecto? Pero Spreen se queda acá.
—Uyyy, no soportas que te separen del osito —bromeó Auron. Reborn se limitó a golpearle la nuca en una segunda advertencia.
—Cálmate ya, capullo —le susurró Reborn en tono bajo al oído. Lo último que quería el exguardabosques era un problema con el oso en lo que ahora era también su propiedad.
—Te tienen con correa, ¿ah? —se carcajeó el hechicero, aprovechando la ocasión cuando el tono en la cara morena del mayor de todos se enrojeció por el regaño. Este solo chasqueó la lengua en su dirección, fingiendo indignación.
—En fin. —el científico detuvo la interacción para acercarse hasta el hechicero. —La eliminación de la toxina va bien para ti, Juanito. Por suerte, la esencia de Spreen es superior, así que es probable que en dos días hayas eliminado la totalidad. Vendré mañana a la misma hora.
—Nosotros te trajimos más comida —Reborn extendió la bolsa llena de víveres. —Auron mismo preparó el estofado y las tortillas. Los dejamos descansar. —sonrió en dirección a su amigo. —Escribe si necesitan que traigamos algo.
La pareja largó un suspiro una vez que los visitantes se retiraron. Juan por alivio, incómodo de no poder moverse como quería, mientras que Spreen porque por fin el aroma del grupo se disipaba, dejando solamente la mezcla impregnada de ellos.
—Spreen... —Juan le llamó. El oso regresó a su lado, sentándose en la cama. El hechicero parecía pensativo, un poco triste quizá. —Yo... —empezó a decir, casi tartamudeando. Sus ojos se desviaron del rostro del híbrido. —Yo sé que no podemos estar juntos todo el tiempo... sé que tienes tus propios asuntos, que tienes que volver a pueblo naranja, no quiero ser un inconveniente para ti. Si luego tienes que irte, lo entenderé, podemos intentar acordar tiempos para vernos y... y y-yo
La voz del hechicero pareció quebrarse, sus ojos miel repentinamente nublándose con un brillo que eran el anticipo de su sollozo. A Spreen le sorprendió la evolución rápida de emociones en el mayor, más aún lo alteró su rostro alterado, intentando sonreír, pero enrojecido por las ganas de llorar. Se apresuró a quitarse las gafas oscuras para verle, sosteniendo con sus dedos el mentón para sostenerle la mirada.
Lo había notado antes, Juan tenía muchas inseguridades, quizá las palabras de Zorman sobre separarlos lo llevó a esta línea de pensamientos que el híbrido no había considerado aún. No podía molestarse con él, solo estaba asustado de no saber lidiar con la situación debido a su falta de experiencia. Spreen lo reconocía, él no sabía muy bien como tratar con el resto, aparte de ser sarcástico y amenazante. No podía serlo ahora, no con él.
—Juan, pará, pará, escucháme —le detuvo. El hechicero asintió, parpadeando, con las manos del híbrido sosteniéndole aún. —Mirá, sí, tengo que volver a pueblo naranja y atender mi negocio, capo, pero no voy a dejarte. —le aseguró, besando con suavidad sus mejillas que ya estaban humedecidas. —Tampoco quiero sacarte de acá, este es tu lugar capo. Aceptamos tener esta relación, lo que significa que acepté que me voy a dedicar en tiempo a ti. Es algo que hay que hablar, sobre nuestro tiempo y lo que podemos hacer para compartir, así que no te preocupés, ¿va? No necesitás decirlo como si fuera un favor o algo, boludo, si por mí fuera no me apartaría de vos
—Lo siento —Juan pidió, consciente de que casi pareció rogarle que no se apartase. Fue difícil no hacerlo cuando las palabras solo brotaron de su boca, cayendo en una rápida espiral de inseguridad y pensamientos intrusivos, asustado de que una vez se aparten para volver a su vida cotidiana, Spreen se acabe olvidando de él.
—No pidás perdón, Juan —sus pulgares se movieron a través de su piel limpiándole las lágrimas. —Si me decís, como ahora, lo podemos solucionar, tendrás que enseñarme wacho, porque no tengo mucha experiencia
—Lo haces bastante bien —el hechicero le alagó, abrazándolo. —Eres mejor que yo en esto
—No es eso, capo —el híbrido le apretujó en respuesta, estrechándolo con firmeza y disfrutando de su olor. Desde la marca que infringió en su hombro, el aroma a madera y bergamota se combinaba con el suyo propio ahora. —Aunque no lo creas, estoy asustado de cagarla con vos, me gustás, es primera vez que tengo algo "oficial" y quiero acapararte, llevarte conmigo a todos lados, que no te escapés de mi vista, pero sé que no es posible, intento controlarme lo mejor que puedo, Juan, no quiero que vos te asustés de mí, o que decidas dejarme. Por eso prefiero que me digás si algo va mal con vos, porque quiero hacerte sentir mejor. Cuando vuelva a pueblo naranja, trataré de ordenar mis asuntos para tener más tiempo... No te imaginas lo mucho que me molesta la idea de no verte
—Lo entiendo —el hechicero reconoció. —Sé que no debo desconfiar de ti, y no lo hago, es solo que a veces no entiendo que es lo normal o lo mínimo en una relación. No he tenido buenas experiencias, y a veces me parece que pido demasiado, y tú me haces entender que no...
—Boe, podemos aprender juntos, boludito, pero aquí estaré, no te escaparás de mi tan fácil gafotas —finalizó Spreen, dejándose caer con el hechicero sobre la cama.
Juan le recibió de brazos abiertos, disfrutando de lo que sea que el híbrido quiera, en el fondo de su mente sorprendido en exceso del comportamiento cariñoso de Spreen. Por algún motivo, el mayor siempre esperó que Spreen fuera frío y dominante hasta en sus relaciones románticas o afectivas de cualquier tipo, siempre distante, pero no, Spreen era de tacto con él, buscando su cariño y dándolo constantemente.
El aroma de la comida que dejaron los mayores acabó distrayéndolo de sus mimos, necesitados como estaban de llenar sus estómagos y reponer energías.
—Después de eso baño, apestamos un chingo —le hizo saber el hechicero al híbrido que ya estaba comiendo a su lado.
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Holaaaa uvu, capítulo cortito... muy soft, muy suavecito, muy cortito... Espero que igualmente les haya gustado, me tardé más en subirlo porque este es, efectivamente, el penúltimo capítulo y este ff bebé que escribí ha sido mi conforte emocional durante este tiempo, me he reído mucho leyendo los comentarios, así que estaba muy feliz, pero tiene que llegar a su final y eso me da algo de pena:( así tiene que ser.
Tengo que confesar, para todxs aquellxs que lloran (como yo) por finales tristes o separaciones, pues... Soy incapaz de hacer badending. Capaz de hacer sufrir todo el ffic, pero no de darle un final triste. Aunque bueno, los finales "felices" no siempre se trata de que se queden juntos jaja. Nah, mentira. Creo que lo he comentado antes, pero esta pequeña idea mi surgió mientras estaba estudiando. Estoy en mis años finales de la u, lo que es aterrador, y encontré mucho conforte en escribir cuando no daba más de estar con el mismo tema de estudio. Cuando ya casi encontré que había finalizado, me di cuenta de que me gustaría subirlo a esta plataforma, así que lo hice, como un aporte a este pedacito de comunidad, para todxs aquellxs que leen y lxs que escriben.
Estaba pensando en poner estas palabras en el último capítulo, pero al final me ha convencido ponerlas aquí, porque entiendo el vacío que deja siempre el último, y aparte, estoy pensando en como darle cierre aún. Por eso mismo, no puedo asegurar en cuanto voy a actualizar.
Mi deseo es sencillamente que así como yo encontré algo de conforte en escribir, ustedes lo hagan leyendo. He pensando en la posibilidad de escribir un segundo fanfic spruan continuación de éste, pero sería más comfort emocional, abarcar la parte de c!Juan cuando se pierde entre dimensiones, o su relación con Drako y como todo afecta a c!Spreen, pero no soy muy buena con los detalles del lore jaja, así que no puedo decir que lo haré.
En fin, comentarios, críticas, votos, todo es bien recibido, ¡nos vemos en el siguiente capítulo!
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