Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo tres: La carrera

—Me alegra que no le tengas miedo a nada, Maddie —comentó mi abuela al otro lado de la línea.

—Tuve una buena entrenadora.

—Lo sé, pero ten cuidado, querida, las personas del clan de esa chica no son a lo que tú estás acostumbrada, ellos son peligrosos y traicioneros, no esperes nada bueno de ella.

—Lo sé, abue, confía en mí. Nadie es mejor que yo. Ganaré, ya lo verás.

—Tengo fe en ti, cuídate y cuando vuelva de mi viaje hablaremos mejor—dijo con ánimo en su voz.

—Gracias, abue, te veré en unos días.

—Suerte, mi pequeña.

Finalice la llamada y observé el bosque que me rodeaba. Sabía que era peligroso recorrer la ruta que tomaríamos para hacer la carrera de noche, pero no tenía otra opción. La única manera de ganar algo, es ser hábil en el terreno al que irás, aunque eso no impide que haya trampas, pero al menos el camino ya lo conoces y estarás preparado para cualquier sorpresa.

Necesitaba conocer cada centímetro del lugar, si había muchos bichos, si había muchas hojas, si había animales o no, toda precaución era poca para esta clase de eventos.

Comencé a correr por el bosque, mirando a mi alrededor si había algo fuera de lo usual, como mi ex acosándome, por ejemplo o una pelirroja observando mis movimientos para poder ganarme.

Realmente las personas con habilidades especiales eran muy diferentes a los humanos y resolver todo con retos absurdos era su mayor pasión.

Mientras corría, sentía el viento golpeando mi rostro y el aroma a hojas emergiendo de sus raíces entraba por mis fosas nasales. La verdad no sabía quién creó la tierra o si realmente fue con el big bang, si fue Dios o qué, pero estaba agradecida de que la naturaleza existiera.

La mayoría de los ungüentos que se hacían antiguamente provenían de plantas, árboles y flores. Sin lo verde, ningún ser vivo podría permanecer en la tierra por mucho tiempo.

El lago que se supone que está maldito por unas criaturas extrañas que aman el agua, así como el fuego, estaba ante mis ojos. Pensé en saltarlo, pero no era tan hábil para eso, entonces observé sobre mi cabeza un árbol que parecía ser bastante firme.

Aumenté la velocidad y mientras me acercaba, noté cómo había unas raíces que estaban una encima de la otra, encimadas perfectamente para poder impulsarme de ellas y llegar a la liana.

Hice aquello que planeé, al estar en el aire tomé la liana y me colgué como si fuera Tarzán. Por encima del lago, observé a esas pequeñas criaturas. Debían tener unos quince centímetros de largo y ocho de ancho.

Ignoré a esas criaturas y al caer en el suelo, solté la liana y seguí corriendo. Cerca de un kilómetro más adelante, noté que había una cabaña que parecía estar abandonada. Ese lugar tenía una leyenda, como todo aquello que se encuentra en el bosque.

Según la leyenda, hace unos dieciocho años hubo un incendio provocado por los pueblerinos que no querían a aquella familia. Se sabe que vivía una familia de cuatro personas, la madre, el padre y dos hermanas que eran gemelas. La leyenda relata que el espíritu de los padres quedó en la cabaña y todo aquel que osara acercarse, terminaba muriendo de causas sospechosas. Sin embargo, nunca se supo que sucedió con las gemelas, se dice que vagan en las profundidades del bosque, esperando a cualquier pueblerino para asesinarlo.

Al estar la cabaña en medio del bosque, los policías nunca hicieron nada y tomaron el caso como un incendio más.

Tenía mis dudas respecto a eso, pero estaba segura de que Valery quería que esta fuera la ruta, porque tal vez pensaba que yo era como los demás que creían en las leyendas que habían inventado.

Era más que evidente que no las creía.

Al terminar la ruta, volví a casa algo cansada, pero ansiosa por ganarle y decirle a abue que había salido victoriosa. Ella me entrenó desde siempre y a parte de ser su única nieta, siempre me cuidó con mucho cariño y esmero.

—Cariño, no debes exigirte tanto —comentó mi madre, al notar que estaba haciendo flexiones de brazos.

—Claro que debo, mamá, tengo que exigirle más a mi cuerpo, para así poder tener alguna habilidad.

—Sabes que no funciona así.

Me senté en el borde de la cama y mamá se sentó a mi lado. Su cabello lacio de color cobrizo caía por sus hombros y sus ojos marrones me observaban con ternura, como si todavía fuera una bebé a la cual ella pudiera proteger.

—A veces queremos ser alguien más, porque queremos encajar y nos forzamos a situaciones que nos desagradan para eso, pero en el fondo, te sientes vacía y sientes que te mientes a ti misma.

—Pero, mamá, yo siempre quise ser como ustedes, los tres me entrenaron para un día sobrevivir a la vida y a los demás, ¿por qué no puedo ser como ustedes?

—Porque aún no es el momento, cuando estés lista, tus habilidades saldrán a la luz.

—Es que no tiene sentido, soy la oveja negra de la familia por no tener habilidades.

Acercó su mano delicada a mi rostro y acarició mi cabello con delicadeza.

—No eres la oveja negra, eres la oveja arcoíris que alumbrará a todos con su naturaleza, solo debes tener más confianza en ti misma.

Sonreí de lado.

Mamá siempre sabía como hacerme sentir un poco mejor, así como papá. No tenía de qué quejarme, había sido privilegiada al tener dos padres y una abuela que me querían por quien era y no por si tenía habilidades o no.

Sin embargo, eso no me impedía querer adelantar el proceso de obtener mis habilidades.

Seguí entrenando por lo que quedaba de la tarde, hasta que el cielo se tiñó de azul y las estrellas junto a la luna iluminaban el sendero por el cual correría.

Al llegar a la indicación acordada por la pelirroja, noté que siempre que la veía, estaba vestida de negro, que seguramente representaba algo. Vestía una musculosa, una campera de cuero y sus borcegos.

Eso solo indicaba que tenía grandes habilidades, era difícil correr con borcegos, por eso siempre prefería las zapatillas comunes como las Converse o las zapatillas deportivas Nike.

Nunca se sabe cuando puedes caer en una trampa.

—Confieso que no creí que vendrías.

—¿Por qué no tengo habilidades?

—Exacto.

—Para ganar algo no solo se requiere de habilidades, sino de astucia —ella soltó una pequeña risita.

—En serio lo quieres mucho, si estás dispuesta a quedar en ridículo solo para protegerlo.

—Él es como un hermano y sí, lo protegeré de todo lo que implique este bosque y las personas como nosotras.

—Entonces prepárate para perder, linda —sonrió maliciosamente.

Ambas flexionamos las rodillas y pusimos un pie detrás del otro, para que sirviera como impulso y empezar a correr.

—A la cuenta de tres —asentí—. Uno... dos... tres.

En ese momento ambas comenzamos a correr. Mientras avanzábamos por el bosque, la pelirroja aumentaba su velocidad cada que podía e incluso podría decir que trataba de ir a mi ritmo para burlarse de mí.

No tenía derecho a perder en la carrera, no podía, porque sino Trek sufriría las consecuencias y aunque a veces era fría con él, me importa demasiado.

El saber que Valery lo quería usar para sus estúpidos propósitos, me hacía pensar que por mi culpa él estaba metido en esto. Incluso cuando ni siquiera sabía de la existencia de las personas con habilidades.

Su corazón era tan bueno, que nunca sospechó nada. Excepto cuando le dije que hacía cosas durante la noche. Sé que nunca me cree, pero también sé que respeta mi privacidad y eso es una de las cosas que más amo de él.

Al llegar al lago, las pequeñas criaturas se acercaron a la orilla y observé las raíces que me ayudarían con una gran ventaja. Al saltar de ellas tomé la liana y mientras pasaba por encima del lago, como anteriormente lo hice, sentí que de repente estaba descendiendo al suelo en contra de mi voluntad. Entonces me di cuenta que la liana que parecía ser resistente, se había roto.

Caí al suelo en una montaña de hojas, me levanté y de repente sentí que mis pies se hundían. Caí lentamente en un pozo y las hojas tapaban la única salida que era válida.

Pensaba maldecir, porque esto no era justo, pero cuando me levanté del suelo del pozo, noté que todo estaba oscuro. De repente una hoja cayó en mi cabeza, miré hacia arriba y observé una leve luz de fuego. Esa pequeña llama se fue acercando, deslizándose por la pared y a medida que se acercaba, noté que era una de las criaturas del lago.

La observé y me di cuenta que era muy bella. Su cuerpo era como el de una lagartija, pero mucho más grande, tenía escamas en todos lados y unos pequeños cuernos que adornaban su cabeza. Sus pequeños ojos color verde agua me observaron y la luz que emanaba de su cuerpo, hizo notar algunos dibujos que había en la pared.

Los dibujos eran cuatro, tenían un estilo similar al de los dibujos que hacían los cavernícolas en sus cuevas, los cuales contaban una historia. Por lógica, pensé que también se trataba de una historia, porque el primer dibujo era un bosque, luego había una persona con un aura de color negro, luego había unos dibujos de personas asesinadas y un incendio.

—¿Quieres que entienda algo de esto? —pregunté retóricamente a la criatura.

La criatura se dirigió al dibujo de la persona con el aura oscura.

—No te entiendo, ¿por qué me muestras eso? No soy arqueóloga para entender esos dibujos.

De repente oí un leve ruido, ambos miramos hacia arriba y noté que alguien estaba moviendo el montículo de hojas que estaba sobre nosotros.

—¿Vienes conmigo? —la criatura pareció haberme entendido y saltó sobre mi hombro y luego se ocultó debajo de mi cabello—. Si me muerdes o me haces algo, te devuelvo al lago, ¿okey? —la criatura soltó un leve ronroneo.

Las hojas desaparecieron lentamente y la luz blanca de la luna comenzó a aparecer. A lo lejos, vi una cabellera pelirroja que conocía muy bien. Cuando las hojas ya no estorbaban la salida, ella se asomó por el agujero.

—Creí que eras más inteligente que esto.

—Aquí hay algo, Valery, ¿puedes bajar?

—Está bien, perdedora —presumió.

Era obvio que había ganado, pero esto era realmente extraño. ¿Por qué una criatura que desconocía me había hecho ver aquellos dibujos? No tenía sentido.

Valery saltó dentro del pozo y cayó a mi lado.

—¿Qué quieres que vea, perdedora?

—Deja de presumir que ganaste.

—Es divertido molestarte, aunque Trek tiene razón en algo.

—¿En qué? —la miré confundida.

—Eres linda cuando te enojas.

—Vete a la mierda.

—Solo dime que querías que viera.

Miré por sobre mi hombro, pese a la oscuridad y ronroneó.

—¿Qué fue eso? —preguntó alertada.

La criatura saltó de mi hombro y alumbró la pared en cuanto sus pequeñas patas tocaron la pared de piedra. Los ojos de la pelirroja se abrieron como platos y alzó sus cejas al notar a la criatura.

—¿Es un dumberg? ¿Qué hace aquí contigo?

—Me mostró los dibujos, tal vez sepas qué significan.

—Esto es increíble, a los dumberg no les gusta en contacto con los humanos, mucho menos los lugares oscuros. ¿Por qué quería que vieras eso?

Sus ojos celestes observaron los dibujos y se quedó pensativa por unos segundos que parecieron eternos.

—Siento que sé algo que tenga que ver con esto, pero tendré que consultar algunos papiros, libros y cosas viejas que tengo en mi casa.

—Entonces te ayudo.

—No, tú ve a la biblioteca del pueblo, la conoces mejor que yo y estoy segura que encontrarás algo.

—Bien.

El dumberg saltó a mi hombro otra vez y la luz que emanaba de su cuerpo disminuyó.

—¿Cómo saldremos de aquí?

—Pues saltando.

—¿Acaso me vas a sacar de aquí? ¿Dónde está tu crueldad?

—A parte de linda, curiosa —soltó una pequeña risita—. Te cargaré y saltaremos.

—¿Acaso crees qué soy una princesa inútil en apuros? —pregunté retóricamente—. Puedo hacerlo sin tu ayuda.

—Que orgullosa.

—¿Me vas a ayudar o me dejarás en el pozo?

—Te ayudaré, porque pese a no tener habilidades, lo hiciste muy bien, felicidades.

—No necesito tus felicitaciones —dije seriamente, pero a ella pareció gustarle esa seriedad.

De repente se agachó, me tomó de las piernas y me aferré a ella como si fuera una princesa y ella el príncipe que me rescataba del villano. Flexionó sus rodillas y se impulsó para saltar y salir del pozo.

Al estar en la superficie, me bajé de ella rápidamente y me observó durante unos segundos.

—Un trato es un trato, Madison, no romperé mi promesa para que tú te sientas cómoda con tu conciencia.

—Lo sé y sé que sabes que haré todo lo posible para alejarte de él y protegerlo.

—Por ahora busca en la biblioteca algo que tenga que ver con esos dibujos. En cuanto sepa algo iré a tu casa.

—¿También me acosas?

—No soy como tu ex y tampoco soy una santa, pero descuida, que el rumor de que una humana normal que vive en el bosque se esparció por todo el pueblo.

Volví a casa, el dumberg procuró no hacer ningún ruido, para que mis padres no sospecharan. Lo dejé cerca del foco de luz, para que estuviera caliente y no tuviera frío.

De repente sentí que mi celular comenzó a sonar. Al atender noté que se trataba de Trek. Había olvidado que le comenté de mañana ir a pasear por la biblioteca.

—¿Estás bien?

—Sí, perdona que no contesté, estaba en mi mundo.

—Lo entiendo y sabes que cuentas conmigo siempre que quieras hablar.

—Lo sé, gracias, amigo.

—Te dejaré descansar, sólo quiero que sepas que te quiero y que siempre podrás contar conmigo.

—También te quiero, Trek, aunque usualmente no lo demuestre, eres un hermano para mí.

—Descansa, linda, mañana nos vemos en el restaurante para almorzar e ir a la biblioteca, ¿verdad?

—Claro, bobo.

Finalizamos la llamada y me fui a dormir. Necesitaba idear un plan o una estrategia para protegerlo, pero no sabía cómo. No era nada fácil enfrentar a una enemiga que no conocía, pero tenía que ver esto de alguna forma positiva. Podría conocerla mejor mientras ella conoce a Trek, estudiar su comportamiento y estudiar aquello que le impulsa a saber más de mí.

Cuando el sol salió en lo alto, alumbrando a todo el pueblo y mi habitación, le dije al dumberg que viniera conmigo, por si en la biblioteca encontrábamos algo que nos sirviera.

Nos fuimos al restaurante y con Trek estuvimos hablando sobre algunas cosas, como películas y series policiales. A nosotros nos encantaba ver documentales de asesinos, por eso todos creían que nosotros éramos como los raros de la escuela, pero a nosotros no nos importaba.

Él quería ser un detective privado y yo quería trabajar con él, pero el precio de eso era soportar burlas absurdas.

Llegamos a la biblioteca y Trek comenzó a buscar un libro de misterio que quería desde hace tiempo. Mientras que yo estaba buscando algún libro o algo que me dijera sobre la leyenda del bosque o sobre aquellos dibujos del pozo.

El dumberg se asomó lentamente por mi hombro y se quedó observando un libro de color marrón con algunas páginas de color amarillo. Lo tomé por el lomo y al abrirlo noté que había varias anotaciones en una lengua que nunca antes había visto.

Había símbolos y dibujos extraños.

Tomé mi celular y comencé a sacarle fotos a todas las páginas y dibujos. De repente mi celular comenzó a sonar, al leer que era mi abue, sonreí de lado. Atendí la llamada y noté que había un silencio.

—Tú eres la clave, pequeña...

Fruncí el ceño ante la confusión y de repente sentí una leve respiración, que luego se desvaneció.

—¿Abue? ¡¿Abuela?!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro