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Capítulo dos: Grupo de tres

Aún seguía absorta al saber que esa chica era perteneciente a algún clan y lo peor de todo, es que se acercaba a Trek de una manera que no me gustaba. No quería que ni siquiera le tocara un solo cabello, porque sabía que estaba siendo falsa y no quería que mi amigo sufriera.

No había manera de que esto acabara bien.

Durante la clase de matemáticas, se me ocurrió una idea que podría ayudarme a saber más sobre ella. Si la única forma de obtener información sobre ella era estando lo más cerca posible, pues eso iba a suceder.

Cuando las clases finalizaron, le pregunté a Trek si podíamos hacer una pijamada, como hacía algunos meses que no lo hacíamos.

¿El motivo?

Prefería pasar la noche tratando de cazar a algún humano, pero por desgracia no tuve mucha suerte. Podría decirse que tengo dos objetivos esta noche, estar con mi mejor amigo e investigar más sobre aquella chica que aparentaba ser "inocente".

Eran las dos de la mañana, Trek se había dormido hace una hora, él tenía horario de bebé, mientras que yo podía aguantar toda la noche despierta si fuera necesario. No era una habilidad, claro que tenía sueño, pero por él era capaz de soportarlo.

Él dormía en su cama y yo en la de al lado, su madre, quien era un amor de persona, una mujer buena, cariñosa y una segunda madre para mí, había puesto una segunda cama en la habitación de su hijo para que pudiéramos ver películas juntos todas las noches, si era necesario.

Diría que ella y Trek son los únicos humanos que me caen bien.

Me asomé por la ventana lentamente y noté que en la habitación de enfrente, la cual pertenecía a Valery, la luz amarilla estaba encendida. Eso no significaba que estuviera allí, podría ser solo una simple estrategia.

Miré hacia el suelo y luego observé una rama muy gruesa del árbol que separaba ambas casas. Podría saltar, pero era arriesgado, porque la rama estaba lo suficientemente separada de la ventana como para caerme y quebrarme la pierna y con suerte sería solo eso.

Confiaba en mi habilidad para calcular distancias.

Me senté en el borde de la ventana y suspiré. Me impulsé con mis pies, salté hacia la rama y estiré mis brazos para poder tener más alcance. Mis manos rodearon el borde de la rama y quedé colgada como si fuera una piñata. Me abalancé hacia adelante y hacia atrás, hasta que mis pies se juntaron rodeando la rama.

Me senté lentamente, con cuidado de no caerme y bajé por el árbol.

Miré hacia ambos lados, asegurándome de que nadie me haya visto. Seguí caminando hasta el patio trasero de la pelirroja hipócrita mentirosa y noté que todo estaba muy silencioso, algo notoriamente extraño, algo que cualquier idiota podría saberlo.

Valery no estaba siendo muy lista al dejar todo en este estado.

Mientras observaba todo a mi alrededor, noté un reflejo rojizo entre los árboles. Inmediatamente comencé a correr sin hacer mucho ruido, algo que los humanos no sabían hacer, pero yo sí, gracias al entrenamiento que mi abuela me había dado cuando era pequeña.

Me escondí entre los arbustos y la observé.

Noté que estaba vestida igual que la primera vez que la vi, toda de negro y su barbijo peculiar. Giró su cabeza por sobre su hombro y al verme entre los arbustos mostró su estúpida sonrisa arrogante.

—Atrápame si puedes, humana.

Ella comenzó a correr y maldecí por dentro. Esto no iba a acabar bien, Valery era mucho más rápida y habilidosa que yo, ¿cómo se suponía que la atrapara para poder ponerle en su debido lugar?

La seguí corriendo por el bosque, sin importar si me estaba llevando a una trampa, porque a pesar de mi falta de habilidades, era astuta y podría prever si me estaba engañando.

Pasamos por un sendero que mayormente era reconocido por sus enormes raíces, las cuales eran muy gruesas y largas. Si no te fijabas bien por dónde ibas, era probable caer y lastimarte.

Delante mío, la pelirroja saltó por encima de las enormes raíces y maldecí. Sabía que yo no podría saltar tan alto, no era como ella y le encantaba echármelo en cara a su manera. Mis zapatillas tocaron una raíz y de ella tomé impulso, para luego saltar hacia un tronco.

Al caer al suelo, mi rodilla chocó con el borde de la raíz y la tela de mi jean quedó un poco rasgada. Cuando quise saber si tenía alguna herida, una soga se ajustó a mi tobillo y en un pestañeo, todo estaba de cabeza.

La pelirroja se acercó a mí con una sonrisa victoriosa en su rostro.

Me observó de arriba a abajo y sus ojos celestes se detuvieron cuando observaron la herida de mi rodilla.

—Sangras... —murmuró extrañada,

—¿Sí? No me digas —ironicé.

Sus ojos me observaban como si yo fuera un bicho raro, como si fuera una anomalía, algo que no debería existir. Y en ellos se reflejaba aquella curiosidad que destacaba a los de su raza, ante estar a simples personas sin habilidades.

De repente noté una tenue luz verde entre los arbustos. Al darme cuenta de quién se trataba, suspiré con molestia. Observé que un objeto filoso se asomaba entre los arbustos u alrededor de este la luz verde rodeaba al cuchillo. Este se dirigió hacia el brazo de la pelirroja, cortando las capas de su piel y haciendo que la sangre brotara cual cascada.

Valery siempre llevaba puesta una campera oscura, pero en este caso, no le sirvió de mucho.

La pelirroja observó su brazo y a través del agujero de su campera, noté como la herida era cubierta por nuevas capas de piel que se regeneraron como en una película. La sangre que estaba en su brazos se desvaneció como si fuera una alucinación.

Ella frunció el ceño y con la mirada buscó entre los arbustos a la culpable del ataque.

—¿Tienes un guardaespaldas, Madison?

—No, pero recomiendo no meterte con ella, es un diablo —respondí estando de cabeza.

—Qué pena, mi especialidad son los diablos.

Unos arbustos se movieron y Valery se percató de que ella estaba allí. Sin pensarlo, casi como un animal que se guía por puro instinto, se impulsó del suelo y saltó hacia los arbustos, en ese mismo instante, Biale elevó uno de sus cuchillos y este se dirigió hacia mí.

Lo tomé algo confundida, mientras la pelinegra salía de las sombras al notar que Valery no sería una gran amenaza hacia ella.

Biale llevaba puesto una campera de corderito, en la capucha tenía unos pelos que protegían a su cuello del frío que había en su cuerpo, una calza de invierno, fabricada por las personas iguales a ella y unas botas de peluchito, de color marrón.

—¿Estás bien, cariño?

—Si me dices así de nuevo, te juro que te mato.

—No eres capaz de tal cosa, eres débil.

Hice oídos sordos a su comentario y con el cuchillo que tenía en mis manos, comencé a frotar el filo en la soga, para romperla y librarme. Al caer al suelo, la pelirroja se sorprendió de que cayera de pie, pese a que mi herida me ardía.

—¿Cómo? –preguntó confundida.

—Mi abuela me entrenaba desde que era pequeña, aprendí a no dejarme llevar por el dolor,

—Esa mujer sólo te entrenó para el dolor físico, no emocional —comentó burlonamente.

—¿De dónde se conocen? —preguntó la pelirroja.

Ambas nos miramos y en sus ojos color avellana pude notar que una chispa de maldad se encendió al recordarlo.

—Es mi ex —respondí secamente.

—Lo dices con un odio que me fascina.

—Vete a la mierda, Biale.

—Por cierto, de nada por haberte salvado, hermosa.

Me acerqué a ella y la observé de arriba abajo, recordando todas esas cosas que me dijo y las que hizo. Nuestra historia había comenzado muy bien, pero todo era demasiado bueno para ser cierto.

Lo único que ella se merecía era ser quemada viva, para que sintiera algo del dolor que un día me invadió.

La sangre me hervía de la ira que había dentro de mí, había tantas cosas que quería decirle, tantas cosas que quería que supiera, pero sé que poco le importarían y terminaría sufriendo igual que antes.

Levanté mi mano y está impactó contra su mejilla, pero fue inútil.

—Sé que tienes resistencia al dolor, pero te juro que un día arderás en el infierno por lo que me hiciste.

—Pues arderemos juntas, amor, porque te aseguro que eres una persona de mierda, como yo —sonrió de lado y me observó con superioridad.

Valery se acercó a nosotras y se quedó a un paso de distancia de mí, como si supiera que en cualquier momento Biale pudiera hacerme algún daño. Por un momento pensé que si eso sucedía, me protegería, pero no, porque no hay honor entre nosotros.

Bueno, entre ellos.

—¿Qué hacías en el bosque a esta hora de la noche? —intervino la pelirroja.

—¿Quién crees que eres para que te de explicaciones de mi vida? Una don nadie, como Madison.

Sin verlo venir, ella levantó su mano y le dio un puñetazo a la pelinegra, demostrándole que ella no era una chica común, como yo.

—Puedo hacerte eso y mucho más. Ahora responde la pregunta.

—La leyenda, dice que se acerca el momento de que se cumpla y pienso evitarlo.

—Esa leyenda es mentira, no puedo creer que sigas creyendo en eso.

—Mejor creer en una leyenda que en alguien que es una simple humana.

—Ya te dije que no soy una humana, maldición, ¿Tanto te cuesta aceptar que te enamoraste de alguien que no tiene habilidades?

—Yo no me enamoro, hermosa, es una ilusión amar y una pérdida de tiempo.

—¡Basta las dos! —intervino la pelirroja—. Es cierto que la leyenda dice que cuando tres adolescentes encuentren el oráculo, podrá evitarse una desgracia terrible y la destrucción del pueblo y del bosque.

—Los humanos poco me importan, podríamos simplemente asesinarlos en la noche, cuando duerman y este pueblo sería nuestro, podríamos vivir como los demás y no en este bosque, como si fuéramos fugitivos.

Suspiré, por las cosas absurdas que tenían que pasarme a esta hora de la noche.

—¿Saben qué? Me voy, no me interesa estar contigo —señalé a la pelirroja— y mucho menos con mi ex.

Me di media vuelta, pero sentí una mano en mi hombro.

—Hagamos un trato, te entrenaré para que seas como nosotras y nos ayudas a encontrar el oráculo y a que la leyenda no se cumpla, ¿okey? —propuso Valery.

Por un breve momento lo pensé, porque estaba segura de que la leyenda no era cierta, solo era un invento de hace miles de años, como las creencias egipcias, creían que los amuletos y objetos eran dioses y los protegían, pero nunca existieron.

Adoraba la cultura egipcia, sus creencias me parecían curiosas, pero así como la leyenda del bosque, sus dioses eran solo un invento de hace millones de años. Sin embargo, ellas dos creían en la leyenda y podríamos ganar todas.

Mis habilidades podrían salir a la luz con más entrenamiento que el que mi abuela me dio y las ayudaría a navegar en círculos. Yo ganaría y ellas no.

—Bien, pero Trek queda fuera de esto, ¿entendido?

—¿Todavía sigues tratando a ese humano como si fuera tu novio?

—Tú eres la acosadora, no yo.

Valery asintió y lentamente su mano abandonó mi hombro.

Al volver a la casa de Trek, subí por el árbol, entré por la ventana y me dirigí hacia la sala de estar de la casa de mi mejor amigo, para que nadie sospechara nada, en especial su madre. Por suerte, Trek tenía el sueño pesado y nunca se daba cuenta de nada.

Eso a veces era tan bueno como peligroso, pero no noté nada fuera de lugar. Biale me acosaba de vez en cuando y lo peor de todo, es que a veces manda a sus espías para vigilar que él y yo no hagamos nada sexual.

Sí, ella era la típica ex tóxica, pero no nos separamos solo por eso.

Su desconfianza era porque soy pansexual, con preferencias a mujeres, pero Trek era mi mejor amigo, un hermano para mí y nunca sería capaz de engañarlo. Solo de protegerlo.

Me serví agua en un vaso de vidrio y oí un ruido que provenía de las escaleras. Me asomé por la puerta de la cocina y noté que la madre de Trek bajaba por las escaleras.

—Hola, cariño —me sonrió cálidamente.

—Hola, señora Stella, ¿no puede dormir?

—Cosas de la edad, mi niña. Cuando una mujer es grande y entra en la menopausia, uno de los síntomas puede ser insomnio, ya sabes.

—Claro, entiendo que es muy complicado, le recomiendo beber un vaso de agua y tratar de hacer algo que le aburra, eso le dará sueño,

—Gracias. querida, lo tendré en cuenta —nos dirigimos hacia la cocina y ella abrió la heladera de color gris—. Supe que hay una nueva chica en la escuela, ¿la conociste?

—Sí, Trek no deja de hablar de ella —dije con molestia.

—¿Celos?

—Claro que no, él es como un hermano para mí.

—No me refería a celos de una enamorada, sino celos de hermanos. Déjame explicarte; es normal que toda la vida hayan sido ustedes dos, te habituaste a tenerlo en tu vida y que nada interfiera en su relación, pero ahora con la llegada de una nueva chica su vida, te sientes amenazada.

No estaba segura de si podría ser eso, pero la verdad es que mi recelo era porque sabía que Valery solo estaba usando a Trek y no quería que él saliera lastimado. ¿Pero cómo decirle eso a su madre? No podía arriesgarme a que ella supiera que no era humana, por más que lo aparentara.

—Puede ser, pero de todos modos no me agrada, me da malas vibras.

—Tal vez no te agrade, pero si a mi hijo le interesa, debe ser por algo.

—Lo tendré en cuenta mañana —le sonreí cálidamente—. Descanse.

—Buenas noches.

Subí las escaleras, pensando en cómo podría separarlos, porque estaba claro que ella solo iba a usarlo para acercarse a mí, una estratégica básica, pero que casi siempre tiene el efecto deseado. El problema era convencer a ambos de que no debían estar juntos.

No conocía a Valery, pero sabía que haría hasta lo imposible para conseguir información sobre mí, aunque sea a través de un ser querido.

La pregunta del millón era saber porqué ella estaba interesada en alguien como yo, porque no tenía nada de especial, solo una chica sin habilidades y que parecía ser una humana. Ni siquiera era una amenaza para nadie, bueno, excepto para los del pueblo.

Cazar a los adolescentes cada vez era más difícil y para ser sincera, creo que nunca cazé a uno y cuando lo iba a hacer, ella lo arruinó todo.

Mientras intentaba dormir, seguía pensando en algún plan infalible, pero era complicado, ahora tenía un trato con mi ex novia y mi enemiga, si lo arruinaba, podría perjudicarlo todo.

¿En dónde me fui a meter? No pensé las cosas, solo acepté por la emoción del momento y no medí las consecuencias. De cualquier forma, le advertí a la pelirroja que se mantuviera lejos de mi amigo, si lo lastima, juro que soy capaz de asesinarla.

En la mañana nos fuimos en el autobús y conversamos sobre cosas sin importancia, series, películas y todas esas cosas que les gustaban a los humanos. Cuando llegamos a la escuela, Valery se acercó a nosotros con una sonrisa que parecía ser real, pero no.

Trek nos dijo que iría a buscar algo a su casillero y aproveché la oportunidad perfecta para advertirle.

Me acerqué a ella en el pasillo de la escuela, donde todos platicaban sobre tonterías o sobre cogerse a alguien. Los adolescentes de hoy en día son muy hormonales.

—Espero que cumplas el trato.

—Con una condición.

—Ya te dije que te entrenaré y tú nos ayudas, punto, una cosa a cambio de la otra.

—Aléjate de Trek, no lo metas en esto.

—Tu ex tiene razón, pareciera que él es tu novio.

—Es algo que ustedes no conocen, amor, compañerismo y empatía.

—Eso solo te matará lentamente.

—No me importa lo que creas, solo déjalo fuera de esto.

—Tu amigo es lindo, por no decir un bombón, tal vez me divierta con él —sonrió maliciosamente.

—Podrás tener habilidades, pero si lo haces sufrir, yo te mato, no me importa que seas más fuerte que yo —ambas nos acercamos, hasta que la única distancia entre nosotras eran nuestros pies.

—Tranquila, humana, él no me interesa —aclaró mirándome a los ojos.

—Si quieres cambiamos el trato, tú no te acercas a él y te ayudo con lo que me pediste.

—No, prefiero una carrera por el bosque, si ganas, me alejo de tu querido amigo, pero si yo gano, me acercaré a él todo lo que quiera, hasta el punto de ser su novia si así lo veo conveniente, ¿quedó claro?

—Te espero el viernes en el mismo lugar donde nos conocimos.

—Que así sea, bombón —sonrió arrogantemente.

Me alejé de ella y entendí que era una carrera arriesgada, necesitaba hablar con mi abuela y pedirle algún consejo, ella sabría cómo aconsejarme en un momento así.

Seguro se pondría orgullosa de saber que protejo a Trek, para nosotros la lealtad lo es todo. Y él lo valía.

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