Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo cinco: La búsqueda

¿Acaso hay algo peor que no saber exactamente en el entorno en donde vives? Sí, ir a la casa de tu mayor enemiga hasta el momento.

Casualmente, la cabaña que estaba en la ruta de la carrera, era su casa. Maldita tramposa.

Era algo humilde, los muebles que estaban en la sala de estar, eran viejos, con rasguños y algunos golpes. El suelo rechinaba demasiado a cada paso que daba, mientras que el frío de la noche entraba por cualquier grieta que hubiera entre las maderas.

El polvo adornaba su habitación, así como las telarañas en las esquinas superiores de cada parte de la cabaña. Realmente no había mucho aquí. En mi casa yo tenía de todo, escritorio, muebles, adornos, materiales, libros, ropa y todo lo necesario.

Entonces me puse a pensar en que mis padres me habían dado todo y mucho más.

Su habitación solo tenía una cama antigua de madera y un colchón sobre ella, mientras que había un placard a la derecha, con rasguños y algunas abolladuras. Eso me llamó la atención, pero ella se daría cuenta si investigaba al respecto.

—¿Por qué estamos aquí? —pregunté confundida.

—Fácil —abrió las puertas del placard y observé sus prendas de ropa, todas de color negro—. Si quieres saber quién mató a tu abuela, debemos ir con Blade.

—¿Y él es...?

—Un señor que ve el futuro.

Del placard sacó una remera de esas que se ajustan a tu cuerpo, con un escote en V y una chaqueta de cuero.

—Estás loca si crees que...

—Es eso o te matarán, tú decides.

Suspiré y de mala gana acepté.

—Sal para que pueda cambiarme, por favor.

—Claro.

Se retiró de la habitación y me quité la ropa, quedando en top. Miré la remera de Val, pensando en si realmente era lo correcto, porque yo no pertenecía a este mundo, pero quería. Demasiado confuso para mi gusto, pero debía intentarlo, aunque anduviera tan perdida como un barco sin rumbo.

Me puse la remera y la campera, de la cual emanaba un aroma peculiar. Era suave, rico y delicado, seguramente algún perfume que Val usaba, lo cual era curioso, porque no suele ser coqueta o algo así.

Al salir de la habitación, la encontré en la cocina vieja y sucia, parada, con cuchillos en sus manos. Levantó la mirada, sus ojos azules me observaron de arriba abajo, detallando cada parte de mí. Seguramente para saber si el disfraz era creíble.

—¿Se ve creíble?

—¿Qué? Ah, sí, te ves como una de nosotros.

—Querrás decir de tu clan.

—Como sea —metió un cuchillo dentro de su chaqueta de cuero.

—¿Debemos enfrentarnos a alguien? —pregunté debido a los cuchillos.

—Espero que no, la protección nunca está de más y lo sabes.

Claro, no estaba de más, pero podía protegerme sola, no necesitaba de unos cuchillos de cocina.

Nos fuimos de la cabaña, caminando por el bosque, cada vez adentrándonos más y más, hasta que el pueblo dejó de estar cerca nuestro.

Me preguntaba si realmente encontraríamos al desgraciado que asesinó a mi abuela, porque si no lo hacíamos, yo sería capaz de matar a Val. Sabía que hasta ahora ella no me hizo daño, pero ese plan estúpido de acercarse a Trek y usarlo para divertirse, me hacía creer que era una mala persona.

Mentirle a él tampoco estaba bien, pero era mejor esto, qué decirle la verdad. Estaba segura que Trek jamás lo soportaría, siempre fue tan sensible y decirle que hay humanos que cazan a otros, sería demasiado para asumir.

Durante la caminata, Valery no dijo nada, simplemente anda sumida en sus pensamientos.

Cuando llegamos a una pequeña aldea, en donde había al menos quince casas, una taberna y lo que parecía ser una sala de reuniones. Mi abuela decía que esos lugares eran peligrosos, que si veía uno de esos, debía huir para no caer en la tentación de ser como ellos.

Seguramente estaría decepcionada de mí, sabiendo que no le hice caso, pero a veces hay que correr riesgos para tener aquello que deseamos.

—¿Por qué no vives con ellos?

—No estamos aquí para hablar de mi vida —contestó fríamente.

No quería tener que rebajarme a su nivel y usar a alguien para saber más cosas sobre ella, pero tal vez, usar a Trek para saber más, era mi única salida.

De todos modos Trek me contaría todo, siempre hablamos sobre todo.

Seguimos caminando, hasta que nos adentramos en la pequeña aldea, por decirle así, porque parecían ser casas normales. Todas grandes, con al menos dos habitaciones, todo limpio, nada antiguo o viejo.

Con más razón, me parecía extraño que Valery no viviera aquí, pero si algo aprendí con mi abuela, es que todo llevaba un tiempo y saber más sobre ella, tomaría más tiempo del que creía.

Todos vestían de la misma manera, calza o jean negros, botaz, zapatillas, remeras y camperas negras. Era evidente el color que destacaba al clan, pero no solo los destacaba eso, también los deseos carnales. Ellos no se dejaban llevar por sus emociones o deseos, al menos no como Biale.

Ella pertenecía a un clan diferente, que es mucho peor que este, diría que son todos unos demonios, pero cuando me di cuenta de eso, ya era tarde.

Algunas personas nos miraban, no sabía si por mí o por ella, pero de cualquier forma ambas manteníamos la mirada y la postura serena.

Val dobló a la derecha, dirigiéndose al bar que a lo lejos habíamos visto. Al entrar, el lugar estaba repleto de personas, lleno e juegos que los humanos podrían considerar peligrosos, pero que ellos no. Había un grupo de chicos que estaban en una ronda, en medio de ellos, había una guillotina, donde aparentemente debían poner alguna parte del cuerpo y alejarse antes de que el filo los lastimara.

Esto era para probar las habilidades de todos, otros jugaban a dardos violentos, que se trataba de lanzar un dardo a un blanco, pero que repentinamente el dardo podía girar y dirigirse al lanzador. Algunos juegos eran extraños o estúpidos, pero gracias a mis padres, que me enseñaron que debía alejarme de esto, pude darme cuenta que muchos de aquí eran inconsecuentes.

Algunos creían que por tener habilidades eran inmortales. Val no era así, en ese sentido.

Nos dirigimos hacia una puerta de madera, al abrirla, ella la cerró y observé que había un hombre sentado en una silla, con una mesa redonda con mantel rojo que nos separaba. En la mesa había algunas cartas, un cuchillo y algunos inciensos.

Él era un hombre sin cabello, con una túnica que solo dejaba ver sus manos y sus pies en sandalias. A su alrededor, había un aroma extraño, mientras que a lo lejos, había una caldera hirviendo y de ella emanaba un olor extraño.

—Blade, necesito que me devuelvas un favor.

—¿Qué necesitas? —preguntó el hombre.

—Sabes lo que sucedió, ¿qué puedes decirnos sobre eso?

—¿La noticia de que mi abuela murió llegó hasta aquí? —pregunté sorprendida.

—Ignora las preguntas tontas, Blade, suele ser algo obvia.

Rodé los ojos con fastidio y la pelirroja solo me dio una sonrisa de lado.

Blade cerró los ojos, tomó el cuchillo, levantó la manga de su túnica, dejándonos ver que su piel estaba llena de cicatrices, algunas más grandes que otras. Deslizó el filo del cuchillo por su brazo y en vez de que saliera un líquido rojo, salió uno de color azul brillante.

Val observó mi cara de asombro.

—Él puede ver el futuro, sólo si su sangre sale a la luz y se comunica con el más allá —susurró en mi oído.

La miré extrañada.

—La leyenda vivirá a través del arte en todos los sentidos y de él nacerá la verdad —frunció el ceño levemente—. Al igual que la maldad, nacerá en su mayor expresión.

Abrió los ojos y la herida de su brazo lentamente fue cicatrizando. Era impresionante verlo con mis propios ojos. Mis padres siempre me dijeron que cada quien tenía una habilidad, algunas personas tenían las mismas, otras eran diferentes, pero observar esto era muy diferente a imaginarlo.

Suponiendo que este hombre dijo la verdad, ¿qué leyenda se hará realidad?

—¿Solo pudiste ver eso? ¿No hay nada más?

—Es lo único que me fue revelado, Valery.

—Gracias, Blade, fuiste de mucha ayuda —sonrió de lado.

¿Así qué la irritable pelirroja engreída es amable? Increíble.

Ambas nos fuimos de la habitación y antes de que pudiéramos salir del bar, un grupo de chicos se acercó a nosotras.

—¿Quién es la nueva? —preguntó un chico de cabello marrón.

Valery escondió su mano detrás de su espalda y unió su dedo pulgar y su dedo índice. Hizo ese movimiento repetidas veces, dándome una señal de que debía seguirle el juego.

—Es una amiga que no veía hace años, es de Latinoamérica, Noah —respondió con naturalidad.

—¿Qué habilidades tienes? A parte de ser hermosa, claro —se burló un chico de cabello rubio.

—Déjala, imbécil, ¿no ves que la pones incómoda?

—Ay, no seas tan sensible, amigue, fue solo una broma —soltó una risita burlona—. ¿Por qué no vienes con nosotres hoy por la noche a cazar?

La pelirroja giró la cabeza lentamente y me miró a los ojos. Ella seguro esperaría que dijera que no, pero sería demasiado sospechoso y revelaría la verdad, sin mencionar que nunca más volverían a confiar en ella.

No podía creer lo que iba a hacer, porque sería más por ella, que por mí.

—Claro, solo dime la hora y el lugar.

Val, estando de espaldas a sus amigues, cerró los ojos con fuerza, como si no pudiera creer que había cometido esa locura.

—Nos juntamos al punto entre el norte y el sur del bosque, donde usualmente los adolescentes van a tener relaciones y todo eso —dijo el rubio.

—Ahí estaré, sin falta.

Me fui del bar y Valery quiso acompañarme a casa y luego se iría, así que me preparé para la noche. No sabría decir si estaba molesta o no, pero poco importaba, estaba metida en este problema por ella, si hubiera inventado una excusa mejor o algo así, no me hubiera visto obligada a aceptar.

Por suerte mis padres no estaban, seguramente estarían trabajando en el diario del pueblo, escribiendo noticias sobre lo qué sucedió y sucede en el pueblo.

Mientras esperaba a que la noche cayera, me quité la campera y remera, para quedar solo en un top deportivo y comenzar a entrenar. Debía hacer lagartijas, perfeccionar mis patadas y golpes, para que nadie sospechara.

Aunque quería hacer ejercicio más que nada para no pensar en mi abuela, pero desde que se fue, había estado más presente que nunca. Incluso, porque las preguntas, el miedo y la ansiedad me llevaron a pedir la ayuda de Biale, porque aunque fue una desgraciada conmigo, su conocimiento podía ayudarme.

Era necesario agotar todas las instancias de fuentes de información y luego pasar a lo práctico.

Las personas normales suelen usar las puertas para entrar, pero claro que Biale preferiría una ventana. Al menos no me mató de un infarto, no sería la primera vez que ella entra a mi casa por la ventana.

Cuando éramos novias, me encantaba que hiciera eso, pero luego Trek y mis padres se lo prohibieron. Todo con tal de que no me lastimara aún más.

—¿Para qué llamaste? —

—Necesito que me ayudes con algo.

Se acercó a mí, mientras sus ojos me miraban de arriba a abajo, demostrando el deseo que sentía por mí.

—No necesito tu ayuda para eso, Biale, déjame en paz —dije firmemente.

—Hubo un tiempo en donde querías mi ayuda para satisfacer tus necesidades.

¿Cómo te explico que te amé tanto, que aunque fuera solo un rato, te quería a mi lado?

—Fue en el pasado, el cual nunca volverá.

La pelinegra se fue acercando a mí, hasta que mi cuerpo se chocó contra la pared. Lentamente deslizó su mano por mi brazo desnudo, haciendo que por mi mente miles de recuerdos me congelaron. Porque ella sabía que aún había una gota de amor, que en realidad era nostalgia de lo que un día sentí por ella.

Me gustaba amarla, la verdad al principio fue hermoso, pero la manera en como terminó, hizo que mis sentimientos nunca más salieran a la luz, dejando a una chica sin alma, pero sobreviviendo a este mundo.

—Necesito tu ayuda para saber algo sobre un mapa...

—No es lo que tu cuerpo me dice, Madison —susurró.

En mi interior siempre hubo una batalla entre la ilusión y la realidad, porque una parte de mí creía que todo podía funcionar, que ella podría cambiar, pero la realidad decía que no, que las personas no podían cambiar de un momento a otro, no sin antes arrepentirse.

—Déjame —supliqué—, no quiero esto.

Biale acercó su nariz a mi cuello, para oler el miedo que emanaba de mí, así que de manera abrupta la aparté de mí.

—Me encanta que te resistas, te hace ver más sexy, ¿sabías?

—No me estaba resistiendo, es la verdad. No te quiero en mi vida, porque tú la arruinaste de una manera que no te imaginas y además...

—¿Acaso crees qué alguien te querrá? No tienes ninguna habilidad, siempre estás llena de dudas e inseguridades.

—¡Que tú causaste! —solté.

—Solo falta que me digas que soy la responsable de la muerte de tu abuela.

—¡¿Acaso tienes una idea de lo qué tus palabras provocaron en mí?! ¡¿Tienes idea de cuantas noches estuve llorando por tu culpa?! —reclamé, esperando que en sus ojos hubiera algún tipo de arrepentimiento.

—¿No te dije qué eras débil? Una persona fuerte, jamás duda de lo increíble qué es.

—Ella no es débil, sólo tiene corazón —soltó una voz femenina.

Ambas miramos hacia la puerta, en donde vimos a la pelirroja parada en la puerta.

—¿Cómo rayos entraste? —preguntó la pelinegra.

—Por la ventana del cuarto de sus padres.

Claro, solo falta que venga un fantasma y hagamos una fiesta.

Val me observó de arriba a abajo y luego observó la ropa que estaba sobre la cama.

—Vístete, debemos irnos —ordenó, para luego acercarse a Biale—. Y tú mantén tus deseos y necesidades sexuales lejos de ella,

—¿O qué? No me digas que tú no sientes nada al verla en un top.

—La diferencia es que yo la respeto, tú solo eres un monstruo que jamás podrá... —antes de que Val pudiera terminar de decir algo, Biale levantó su mano para abofetearla.

La pelirroja fue más rápida, la tomó del brazo y del hombro, para luego levantarla y tirarla al suelo. Se puso en cuclillas, con su mano izquierda tomó el cuello de la campera de Biale y con la derecha comenzó a golpearle el rostro, hasta que le partió el labio, llenándolo de sangre.

—¿No harás nada, Madison?

—Solo me demostraste una vez más que nunca cambiarás. Por mí Valery puede saciar su sed de sangre y no movería un dedo para protegerte.

Valery levantó a Biale y la empujó para que se fuera.

—No vuelvas a ponerle un dedo encima, Biale, es una amenaza, la próxima vez no tendré piedad contigo.

¿Acaso una mujer sin sentimientos, brava, engreída y arrogante me estaba defendiendo de un monstruo? ¿Por qué lo hacía? Valery en mi vida no era nadie, pero curiosamente su comportamiento me sorprendió.

Era tan fría como astuta y eso me hacía dudar de sus acciones conmigo.

Biale no dijo nada, simplemente saltó por la ventana y se fue corriendo rumbo al bosque.

—¿Estás bien?

—Sí, gracias. En serio.

—Da igual, si Biale no te hacía daño, mis amigos lo harán.

—¿No crees qué lo logre?

—No es eso, solo creo que fuiste imprudente al aceptar ir a una cacería.

—Lo hice por ti.

Ella frunció el ceño, confundida.

—¿Por mí?

—Sé que si le mientes a tu clan, jamás te volverían a aceptar, porque sabía que si no aceptaba ir, tus amigues sospecharían.

Valery no supo qué responder a eso y no podía culparla. Ambas habíamos hecho algo que no haríamos por nadie más, pero qué sólo por nuestra moral y por proteger a la otra, lo hicimos.

Tal vez ella no era cruel como Biale, tal vez había un poco de calor en su frío corazón.

Durante el camino hacía el punto de encuentro, ninguna de las dos habló del tema. De hecho, ninguna emitió palabra alguna.

Cuando nos encontramos con sus amigues, Noah, el chique que había intervenido cuando el rubio comenzó a hacerme preguntas, se acercó a mí y comenzamos a entablar una conversación sobre los humanos que cazaríamos.

—¿Te gusta cazar?

—Sí, pero me gusta más perseguir a la presa, para disfrutar de la adrenalina, ¿y tú?

—Me gusta ver cuando el humano suplica por piedad, ver la sangre y lo demás, es demasiado satisfactorio.

Val caminaba delante de mí, conversando con sus compañeros, mientras que de vez en cuando se giraba para verme. No sabía si me miraba por miedo a que algo me sucediera o por lo que sucedió en mi casa.

Realmente no deseaba perjudicarla, pero tampoco quería que se creyera mejor que yo. Sin embargo, me demostró que aunque odia a los humanos y quiere aprovecharse de Trek, tenía algo de empatía.

De lo contrario hubiera dejado que Biale y yo siguiéramos peleando, porque eso no hubiera afectado a la cacería de hoy.

—¿Te gusta? —preguntó Noah, sacándome de mis pensamientos.

—¿Qué cosa?

—Valery, no ha dejado de mirarte en toda la noche.

—Estás viendo cosas donde no las hay,

—¿Segura? Porque creo que sucedió algo entre ustedes.

Nos detuvimos.

—¿Ya me tienes confianza? —pregunté irónicamente.

—Bueno, Valery no confía en nadie y aunque seas su amiga, ella no te hubiera llevado al bar.

—¿Por qué dices eso?

—A Val no le gusta relacionarse con nadie, es algo arisca con las personas que le agradan, no suele tratarlas bien, pero es su manera de demostrar que le agradas.

Los demás nos llamaron, ambes corrimos para alcanzarlos y la pelirroja le dio una mirada de muerte a su amigo.

Caminamos hasta que llegamos a donde los adolescentes tenían relaciones, algo así como en toda película de terror.

Todes se escondieron detrás de los arbustos, menos yo, porque quería saber quienes serían nuestras próximas víctimas. En lo posible, trataba de que no fueran compañeros de Trek, no quería que él sospechara o algo así, pero esta vez no podía controlarlo.

Lo único que podía hacer era sabotear la cacería para proteger a Trek, aunque eso me pondría en la mira a mí.

De repente alguien me tomó de la mano y tiró de ella para que me escondiera detrás del arbusto. Al mirar hacia mi mano, noté las uñas pintadas de negro de Val.

Ambas nos observamos, mientras les demás conversaban sobre cómo y a quienes atacarían y todo se volvió borroso. No podía dejar de mirarla, aunque eso fuese lo que quería.

No podía olvidar que antes de ser mi aliada, era mi enemiga, pero la verdad es que ella se comportó como nunca creí que lo haría.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro