Capítulo 4: El árbol de las memorias
Llegando al centro del bosque
Un árbol peculiar nos recibe
Posee brillo, luz, alegría
Como los seres que en él viven.
Tan vivo, tan colosal
Tan bonito y poco usual
Era agradable, me recuerda a mi hogar
Creo que esta vez, me pienso quedar.
Noche, día 2: Bosque de Noltred.
Un disparo. . .
gruñidos. . .
dos disparos. . .
carne desgarrada. . .
tres disparos. . .
más gruñidos. . .
cuatro disparos. . .
un grito de hombre y un crujido de huesos. . .
cinco disparos. . .
un aullido de dolor y unas risas. . . . .
seis disparos. . . .
Nada.
A pesar de la oscuridad reinante en la cueva donde estaban los infantes, sumidos en un abrazo sombrío y de alguna manera materno, las lágrimas de Pottie eran evidentes. Sus sollozos ahogados lo hacían ver como un niño común y corriente, tan inocente, tan triste. . .
Tan lleno de ira.
Halley intentó consolarle acariciando su cabeza y entre lágrimas, pero un arrebato del niño lobo hizo que escapara de sus caricias. Sin pensarlo dos veces, Pottie salió disparado a vengar ese silencio, aquella falta de conocidos gruñidos, del juego de las pilladas. Sus pequeñas patitas hacían un mínimo ruido y llegó rápidamente a la entrada. Ladraba con infinito desprecio, y cuando, entre miradas furtivas eligió un objetivo, sus fauces se incrustaron en el rostro de uno de los cazadores, haciendo que se retorciese de dolor, ahogándose en su propia sangre. Los restantes estaban en shock, no se esperaban una cría de lobo.
Pottie no esperó y atacó a otro cazador, de un mordisco arrancó la piel de la mandíbula inferior como si una curita se tratase. Un alarido de horror sumió al bosque en pánico, y entonces. . .
El séptimo disparo se hizo oír.
Uno de los cazadores, el más miedoso por así decirlo, fue quien reservó su disparo "sólo por si acaso". Aterrado por el espectáculo que le propinaba un cachorro, el rifle se le resbalaba de sus manos hasta que inconscientemente apretó el gatillo certeramente, dándole fin a todo.
Halley sollozaba en silencio, mas su cobarde carácter le impidió salir a socorrer a Pottie. Ginger estaba atónita a su lado, sin emitir ruido alguno. . .sumida en la desesperación, después de todo. . .¿Qué podían hacer un par de niñas de 13 años?
Unos minutos de terror, donde cada respiración era tomada en cuenta. De repente, unas demenciales risas llenaron el lugar, unas carcajadas sonoras que desbordaban una mezcla bizarra de locura y satisfacción.
L-lo logramos. . .
¡Si! Nos costó la vida de tres hermanos. . .
Pero los últimos lobos son nuestros. . .
. . .
Sus voces roncas llegaban a escucharse desde el escondrijo de las niñas, las cuales lloraban desconsoladamente y rezaban por sus cortas vidas, esperando a que se fueran los verdaderos monstruos. Pisadas fuertes les avisaron que se estaban marchando, lentamente. No sabían si era por el peso de los animales, o porque llevaban a cuestas al hermano herido. . .pero se estaban retirando.
Por seguridad decidieron esperar a que cayera la noche, caminarían en la oscuridad, si, eso era mejor que dejar un rastro para los cazadores. Halley se levantó con dificultad, tenía una pierna entumecida, y pasito a pasito, fue caminando hasta salir de las penumbras de la cueva. El pequeño resplandor azul de la hoja que llevaba como manta les alumbraba el camino.
Mirando alrededor, buscaban alguna señal de peligro, sin embargo, lo único que lograron divisar, eran los cadáveres de los humanos que acabaron con la vida de sus más recientes amigos. Aquella vista era sencillamente grotesca, la carne despedazada y desparramada por toda la entrada lo hacía ver más sangriento de lo que realmente era. Sus estómagos se revolvieron al instante, y en un intento fallido por contener sus ganas de vomitar, Halley se alejó de la escena para vaciar su estómago con rapidez. El asco pudo más que ella, mientras sus fluidos gástricos llenaban el suelo, y ensuciaba un poco sus zapatitos azules.
Luego de que dejara de vomitar, salieron de esa zona lo más rápido posible. La noche estaba en su apogeo, y las aves nocturnas la "adornaban" con sus graznidos. Asustadas por los escalofriantes sonidos, apuraban el paso teniendo cautela de no caerse. Luego de unas horas caminando, divisaron un árbol a lo lejos que era muy peculiar, y. . .¿brillaba?
Eso no podía ser posible. Bueno, después de haberse encontrado con hombres lobos y brujas, que un árbol brillase no sería objeto de asombro, así como no serían lo suficientemente tontas para acercarse a algo desconocido de nuevo.
— Larguémonos de aquí, Halley —dijo Ginger ante el posible peligro que estaba a la vista.
Pero la niña de ojos esmeralda no respondió a la orden, cegada por la extraña belleza del árbol, corrió lo más rápido que sus cansadas piernas le permitían, cuidando de no soltar la hoja azul que sanaba lentamente su herida.
— ¡Halley! ¡Vuelve aquí! —susurró con enojo la otra niña e intentando tomar su mano para alejarla de ese sitio.
Sus esfuerzos no lograron nada. Ambas al final quedaron abducidas por el extraño brillo proveniente del roble. Llegando al grueso tronco, Halley colocó su diminuta palma en él. Un ligero tintineo provenía de la planta, parecían haber campanitas dentro de ella.
Como si aquellas campanas fuesen un llamado, a pocos pasos del árbol revoloteaban unos seres brillantes, que a simple vista parecían unos puntitos alegres en medio de aquel bosque sombrío. El tintineo seguía, y los puntitos se acercaron rápidamente a las forasteras, cual fenómeno de circo.
. . .¿Son humanos?. . .
. . .¡Yo quiero jugar con ellos!. . .
. . .¿Cómo llegaron aquí?. . .
. . .¿El Hada Fugaz ya sabe de esto?. . .
Fue lo único que lograron escuchar entre el tin tín que recorría sus oídos. Había un punto diferente a los demás, era más grande y revoloteaba con más suavidad. En medio de aquel festival dorado, una diminuta voz se hizo oír alto y claro:
— ¡Bienvenidas al árbol de las memorias! —alegó el punto grande dándoles un cálido saludo.
— ¿Quiénes sois? —Halley sonreía emocionada. ¿Acaso había encontrado esas hadas de las que su padre le contaba? ¿De esas que concedían 3 deseos?
— Mi niña, somos las Linthias del bosque, cuidamos del árbol.
— L-lin. . .¿qué? ¿No sois hadas? —la niña giró la cabeza en total confusión.
— Linthias, podría decirse que somos hadas, pero no podemos conceder deseos. —añadió como si hubiese leído su mente.
— Vámonos ya, Halley, no sabemos en qué clase de misterios están estos muy bonitos pero posiblemente peligrosos bichos —Ginger espantó a uno que estaba inspeccionando su nariz e intentó tomar a Halley del brazo.
De repente, una Linthia agrandó su forma rápidamente, quedando un ser humanoide de su tamaño, con la piel color azul cielo y una armadura dorada que recubría su cuerpo. Era una guerrera.
— ¿Pero qué. . .? —dijo con una mezcla de enojo y asombro.
— Creo que os conviene quedaros aquí, este sitio es donde pueden visitar sus memorias pasadas, incluso pueden recordar el camino a casa. —el punto se agrandó hasta tomar la forma de una fantástica reina dorada, su color de piel era más verdoso que la guerrera, y se podían observar sus ojos del mismo color que su vestido.
— ¿De verdad? —preguntó Halley con algo de esperanza en sus ojos verdes.
— De verdad —sonrió la reina.
La rubia sonrió ampliamente. Al fin lograrían llegar a su hogar. El "hada" observó el resplandor azul que provenía de su abdomen, y dando una mueca de desaprobación, chasqueó su lengua varias veces.
— Mi niña, ¿Quién tuvo la idea de darte esa planta como método de curación? —dijo y alargó su mano hacia ella— ven, vamos a curarte.
Halley miró un poco desconfiada, luego su mirada fue a parar a Ginger, y entregó su mano a la reina Linthia. Ginger estaba atónita, enojada entre otros sentimientos, pero simplemente se limitó a seguirlas dando un suspiro. . .después de todo. . .
No podía hacer más nada.
Su herida había desaparecido por completo con un movimiento de bastón de una de las Linthias, tenía un aspecto precioso, portando un vestido dorado con capucha que fácilmente la hacía ver como la curandera, pues todas las demás estaban vestidas sencillas. Halley se sintió bien al instante, y todos regozaron de alegría. Con una mirada del Hada Fugaz, todos comenzaron a preparar comida y bebida para las invitadas, mientras entonaban una linda melodía.
. . .En el bosque de Noltred
Vive el Hada Fugaz
Que cuida del gran árbol
Y mantiene la paz. . .
— Gracias. —dijo Halley con una sonrisa.
— No es nada mi niña. Sentí que eras pura de corazón, y por eso ayudé.
— ¿De verdad? N-no sé que decir, esto es un sueño.
— Me alegra que sea así para ti.
. . .El árbol de las memorias
Te hará recordar
Todos aquellos momentos
Donde no existía el mal. . .
— ¿Y cómo podremos visitar nuestras memorias para recordar el camino a casa?
— Es muy simple, os llevaré a ti y a tu amiga a la base del árbol, y os cubriremos de polvillo, eso creará un vínculo y las transportará a sus memorias individuales, ustedes sabrán a donde ir.
— Oh. . .vale.
. . .Las linthias del bosque
Danzan al compás del vals
Que crean tus sueños
Al volverse realidad. . .
—. . .¿Y qué pasa si no quiero volver? —esa pregunta dejó al hada en shock, pero una calmada sonrisa cubrió su rostro y respondió con voz suave:
— Puedes quedarte con nosotras, y ser feliz aquí.
— Si, es una buena idea. . .
— ¡Halley! ¡Ni lo sueñes! — espetó la otra niña en un tono enojado y ya colmado de paciencia.
— ¿Por qué no? Ya no nos queda nada en Noltred. . .seguro se olvidaron de nosotras, ¿No lo ves?
Paso a paso, con ternura
Pronto los olvidarás
A todos aquellos seres
Que una vez lograste amar
Pero no te sientas triste
Sólo ven a recordar
Olvida todo el dolor
Súmete en calamidad
La la la la la la la
La la la la la la la
La la la la la la la
La. . La . . .la . . La . .la. . .la. . . . . .la.
~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•
¡Hola hola! Aquí os traigo el 4to capítulo.
Espero os haya gustado, pequeñas almas :)
¿Y ustedes? ¿Alguna vez tuvieron la sensación de ser olvidados por alguien?
Os quiere:
Sally♡
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro