Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Diana v/s Sanaél (Capítulo 9)


El Bosque de las Almas Pérdidas estaba ardiendo en llamas. La malvada reina hada oscura, Diana, junto con sus guardianes de sombras, Wálber, Heráspin y Grethel, invadieron los dominios de la bruja Sanaél, causando dolor y sufrimiento a las criaturas del bosque, a los árboles y a las almas que los circundan.

Sanaél estaba consciente de que enfrentarse a su antigua alumna no sería tarea fácil. Los poderes de aquella se habían incrementado considerablemente y ello suponía un serio peligro para la vida en el lugar. Sin embargo, la ancestral bruja no iba a dejar que Diana lograse su cometido: Convertirse en la gobernanta suprema de todo el bosque.

Y mientras la batalla por el bosque estaba a punto de iniciar, Amy y sus amigos corrían a toda velocidad de vuelta a los dominios de Sanaél para salvar a todo el bosque de la destrucción total.

Cuando finalmente dieron con las fronteras de los dominios de la vieja bruja, se encontraron con la enorme barrera de fuego creada por Diana y los guardianes de sombras que impide la entrada a dichos territorios.

— ¡Maldición! —Exclamó Travis—. ¡Es demasiado intenso el fuego como para pasar al otro lado!

— Es cierto, hay que buscar la manera de atravesar esa barrera o todo el territorio de mi maestra será destruido por la locura de Diana. —Decía Lilian.

— ¡Atrás! —Exclamó Troy—. Voy a atravesar esa barrera.

— ¡No celosín, es muy peligroso! —Le advertía Travis.

— ¡No le temo al fuego y ya deja de llamarme celosín! —Exclamaba furioso Troy.

— Espera Troy —Lo detuvo Amy un segundo—. Déjame intentar algo...

Y en eso la joven empezó a acercarse hacia la barrera, con la intención de usar algún tipo de magia. Troy, por miedo a que le pasara algo, la detuvo por un instante, pero ella insistió.

— Troy, está bien, no me pasará nada, tranquilo —Le decía tiernamente Amy.

— ¿Segura? —Preguntó Troy.

— ¡Sí! —Afirmó Amy—. Confía en mí.

Luego de aquel paréntesis, Amy continuó hacia la barrera de fuego, y estirando su brazo derecho, una misteriosa brisa apareció de la nada intentando dispersar el poderoso fuego. Para cuando Amy extendió su mano, el aire se convirtió en un sorprendente ventarrón que finalmente logró disipar aquella colosal barrera, dejando expedito el camino para entrar a los dominios de Sanaél.

Troy, Travis y Lilian, se sorprendieron con el sorprendente poder desplegado por la joven, con la boca abierta por la gran demostración realizada por ella.

— ¡Amy, eso fue increíble! —Exclamaba feliz Lilian.

— ¡Sabía que Amy era muy poderosa, no lo dudaba ni un segundo! —Exclamaba Travis.

— ¡Oigan, no digan eso, que me pongo colorada! —Se reía Amy.

— Lo hiciste bien Amy, eres buena, me dejaste sorprendido —Decía Troy.

— ¿De verdad? —Preguntaba Amy.

— ¡Sí! —Afirmó Troy.

— ¡Oigan enamorados! Tenemos una misión, ¿recuerdan? —Los interrumpió Travis.

— ¡No seas aguafiestas Travis! —Le retaba Lilian.

— ¡Qué! Solo decía... —Respondía el ladrón.

— Como sea, Travis tiene razón. Ahora que el camino está abierto, debemos ir a por Sanaél y enfrentar juntos a Diana para salvar el bosque. ¡Vamos! —Decía Amy.

Y de inmediato los cuatro entraron a los dominios de Sanaél, dispuestos a enfrentar no solo a los maquiavélicos guardianes de sombras, sino también a la mismísima líder de ese grupo, quién ahora estaba a punto de enfrentarse a su antigua maestra por el control de este lado del bosque.

— Sanaél, de verdad me sorprendes —Decía la reina hada oscura—. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez y aún conservas esa mirada tuya de seriedad. Me sorprende que a estas alturas sigas siendo, tan imponente como siempre.

— ¡No me hagas reír! —Ironizaba Sanaél—. No recuerdo haberte dado la confianza para que me halagaras de esa forma Diana. Tu ironía malévola es tan notoria como tu falta de consideración y respeto por todas las criaturas de este bosque. Vienes aquí, destruyendo todo lo que yo amo y protejo con mucho esmero, a desafiarme, ¿y todo por un simple capricho?

— ¡No es tan solo un simple capricho Sanaél! ¡Es un sueño que he querido cumplir por mucho tiempo! ¡Tú misma me dijiste que con la magia se podían hacer los sueños realidad! —Exclamaba Diana.

— ¡Sí, así es! —Afirmaba Sanaél—. Pero también te dije que para hacer realidad los sueños, hay que hacer ciertos sacrificios. Te enseñé magia para que comprendieras el real significado de la esencia que le da vida a este bosque. Sin embargo, tu obsesiva ambición por el poder te cegó de comprender dicha verdad.

— ¿Crees que a mí me importa cuidar de este mugriento bosque? ¡No soy como esa estúpida de Lilian que siempre se preocupa por los demás y menos por ella misma! ¡Para qué disponer de la magia, cuando la tienes a tu alcance para lograr aquello que puedes alcanzar! —Decía Diana.

— ¡Ay Diana! —Exclamaba decepcionada Sanaél—. Fue por eso que nunca llegaste a tu máximo potencial. La magia no es una mera herramienta que te sirva solo para cumplir sueños y anhelos, sino una energía que existe desde el interior de cada uno de los seres que habitamos este bosque. Utilizarla como un simple medio para tus fines te llevará a la perdición.

— ¡Basta de charla! ¡Esta vez he venido aquí por una simple razón! ¡Para vencerte, y así destruir este condenado bosque y convertirlo en un lugar del cual yo seré su reina suprema! —Exclamaba enfervorizada la reina hada oscura.

— ¡Pues lamento informarte Diana, que eso no ocurrirá! ¡Soy la guardiana de este territorio y mientras viva, nadie destruirá este bosque! ¡Prepárate! —Exclamaba Sanaél.

— ¡Vieja tonta! ¡Por tu arrogancia morirás aquí! —Exclamó Diana.

Y así comenzaba la batalla a muerte entre maestra y aprendiz. Ambas utilizaron sus más poderosos conjuros para atacarse la una con la otra, pero sus poderes mágicos chocaban entre sí, creando enormes interferencias de energía que explotaban al contacto, en un intercambio equivalente de hechizos y fuerzas mágicas que estaban en un permanente y constante equilibrio.

A medida que Diana utilizaba sus poderosos conjuros de magia oscura, Sanaél los repelía con magia luminosa, intentando equilibrar la balanza de la batalla. Sin embargo, mientras transcurría la batalla, los poderes de la reina hada oscura y los de la vieja bruja se incrementaban cada vez más, lo que hacía difícil suponer quién de las dos sería la vencedora en este complicado pleito.

Mientras eso ocurría, cerca del lugar de la batalla, Amy y sus amigos estaban ayudando a los árboles, a las almas que los circundaban y a las criaturas del bosque a repeler el conjuro de fuego lanzado por Diana para destruir todo a su paso y convertir este lado del bosque en cenizas.

— ¡Rápido, todos fuera de la zona de combate, ahora! —Ordenaba Troy con voz de mando.

— ¡Vaya celosín, no sabía que dabas ordenes como un militar! —Exclamaba con humor Travis.

— Bueno, eso es lo bueno de ser un guerrero, que te respetan cuando tu... ¡Oye ladrón, que fue lo que te dije sobre llamarme celosín! —Dijo furioso Troy.

— ¡Paren de pelear ustedes dos como el perro y el gato y ayuden a Amy a sanar al resto de los árboles ahora! —Dijo Lilian con voz firme.

— Lili es más firme que yo. —Dijo anonadado Troy.

— Sí... —Respondió Travis—. Y me gusta mucho.

— ¿Qué dijiste ladrón? —Preguntó Troy.

— ¡No, nada, no dije nada! —Exclamó sonrojado Travis.

— Juraría que dijiste que te gustaba Lilian. —Insistía con aire insidioso Troy.

— No, dije celosín. —Respondió Travis.

— ¡Ya deja de llamarme así! —Dijo furioso Troy.

Ya de vuelta en la batalla, Sanaél comenzó a ejecutar poderosos conjuros múltiples de anulación de magia para neutralizar a su antigua aprendiz, pero Diana era muy astuta y supo como evadir esos hechizos utilizando magia blanca, algo inusual en ella puesto que solo ocupa magia negra, cosa que sorprendió a Sanaél de sobremanera, aunque solo por un instante.

Luego de ello la reina hada oscura utilizó magia elemental para neutralizar a su antigua maestra, usando combinaciones de fuego, hielo, tierra, agua y rayo. Sin embargo, para desgracia de Diana, Sanaél neutralizó cada uno de sus hechizos con verdadera maestría, desviando cada elemento a distintos puntos del bosque.

— ¡Ilusa! Se ve que no has aprendido nada. Soy una experta en magia negra y elemental ¿y aún así pretendes atacarme con esa clase de hechizos? ¡No eres más que un hada caprichosa que juega a ser bruja! —Decía enfervorizada Sanaél.

— ¡Tonterías! —Exclamaba furiosa Diana—. ¡Mis poderes superan a los tuyos! ¡Tú solo te escondes en defenderte y ni siquiera te has dignado a atacarme!

— ¡Niña malcriada! ¿Acaso no sabes que la mejor defensa es a la vez el mejor ataque que puedes propinarle a tu rival? Ya te lo dije antes Diana, tu arrogancia y ambición por el poder serán la causa de tu perdición. —Decía Sanaél.

— ¡Pues entonces que así sea, pero no sin antes llevarte conmigo a la otra vida! ¡MUERE! —Gritó Diana.

Y de allí la reina hada oscura liberó un poderoso conjuro de energía maligna en forma de esfera con el fin de lanzarlo contra Sanaél.

"Que la oscuridad te invada para siempre" "Necrorus"

Y la esfera fue enviada directo hacia donde estaba la vieja bruja. Sin embargo, antes de que la esfera hiciera contacto, Sanaél estiró los brazos y detuvo el impacto de aquella, devolviéndosela directamente contra Diana, quién sorprendida por ese acto, trató de detener la redondela sin éxito alguno, recibiendo su propio ataque y provocando una enorme explosión que la dejó severamente lastimada.

El impacto de aquella explosión se sintió muy de cerca por Amy y sus amigos, quienes también sintieron el poderoso estruendo.

— ¿Qué fue eso? —Preguntaba Amy.

— ¡No lo sé! —Exclamaba Troy—. Pero no creo que eso lo haya provocado la vieja Sanaél-

— ¡De seguro fue obra de Diana! —Gritaba Lilian.

— ¿Qué? ¡No sabía que ella pudiera hacer semejante poder! —Exclamaba Travis.

— ¡Cómo sea, tenemos que ir a ayudar a la señora Sanaél, vamos! —Ordenaba Amy.

Y nuestros amigos partieron hacia el lugar de la explosión, conscientes de que enfrentarían nuevamente a Diana, y quizás también, a sus guardianes de sombras, aunque en sus mentes estaba la preocupación por el estado de la antigua bruja.

Luego de la explosión, Sanaél se resguardó detrás del árbol milenario, que resistió sin problemas el enorme poder liberado por el conjuro de Diana, quién yacía en el suelo muy malherida. A pesar que recuperó la conciencia rápidamente, estaba muy débil y apenas podía ponerse de pie, para su desdicha.

— Te lo advertí Diana —Decía con fundamento Sanaél—. Usar esa clase de conjuro para destruir a tu propia maestra terminó convirtiéndose en el peor de tus fracasos. No has aprendido nada tras todos estos años de aprendizaje en el arte de la magia.

— ¡Eres una vieja desdichada Sanaél! —Exclamaba furiosa Diana—. ¡Nunca me apoyaste cuando quise convertirme en bruja! ¡Preferiste más a la estúpida de Lilian con su patética magia blanca que a mi poderosa magia negra!

— Lilian aprendió... gracias a que fue inteligente y prudente para utilizar la magia en favor de los demás, algo que tú jamás pudiste aprender por tu ciega ambición por el poder absoluto —Decía Sanaél—. Y ahora esa ambición te ha vuelto débil, vulnerable y desdichada, esto se acabó Diana, tu reinado sobre este bosque jamás se hará realidad.

— En eso te equivocas Sanaél. —Decía irónica Diana—. Si crees que me has vencido solo porque devolviste mi ataque estás muy equivocada. ¡GUARDIANES! —gritó.

Y en forma sorpresiva, aparecieron Wálber, Héraspin y Grethel, los guardianes de sombras, quienes rápidamente redujeron a Sanaél y la ataron de pies y manos contra el árbol milenario, sin posibilidad alguna de defenderse por parte de la vieja bruja.

— ¡Rayos! ¿Cómo se atreven a jugar sucio? —Reclamaba Sanaél.

— ¡Ya cállate vieja fea! ¡Solo obedecíamos órdenes! —Exclamaba Grethel.

— ¡Sí! No sería bello de nuestra parte no obedecer a nuestra amada reina —Decía el afeminado Heráspin.

— ¡Asquerosos rufianes! ¡Diana! ¡Eres una cobarde! —Seguía reclamando Sanaél.

— Eso te pasa por confiada, vieja pordiosera —Decía la reina hada oscura—. ¿Ahora dime quién es la débil? ¡Morirás aquí junto con tu querido árbol milenario y una vez que sea destruido, este Bosque de las Almas Perdidas será mío, para siempre! —Rio a carcajadas, para luego dirigirse al primer guardián—. ¡Wálber, mata a esta bruja!

— Será un placer, mi reina. —Respondía Wálber.

Y de inmediato el susodicho se disponía a acabar con Sanaél, junto con sus camaradas, para deleite de Diana, que seguía riendo a carcajadas al presenciar el momento de la muerte de su antigua maestra. Ya estaba todo listo para el golpe final, cuando de repente, sin previo aviso, un misterioso ventarrón mandó a volar a los guardianes de sombras, lanzándolos lejos contra los árboles, para sorpresa y disgusto de la misma Diana. En eso aparecieron Amy, Troy, Travis y Lilian, quienes llegaron para desatar a Sanaél.

— ¡Tú! ¿Cómo es que todavía sigues con vida? —Se preguntaba enfurecida Diana.

— ¿Creíste que me matarías con eso? Mientras esté con mis amigos, nada malo me pasará —Decía Amy.

— ¡Amy, Troy, qué alegría verlos! ¡Y con refuerzos! Por poco y termino convertida en costal de arena —Decía con ironía Sanaél.

— Pues afortunadamente no lo pareces vieja —Decía con humor Troy.

— Maestra Sanaél, ¿Se encuentra bien? —Le preguntó Lilian.

— ¡Lilian! ¡No puedo creerlo! ¡Ha pasado mucho tiempo! ¡Pues claro que estoy bien! Todavía conservo mis fuerzas niña —Decía Sanaél.

— Fue gracias a Amy y a su protector que pude dar con usted, le ayudaré a enfrentarme a esta estúpida malcriada —Decía Lilian.

— ¿Oye y yo qué? ¿Acaso no te ayudé también? —Preguntaba con recelo Travis.

— ¡Ops! ¡Lo siento! ¡Olvidé que estabas aquí Travis! —Exclamó risueña Lilian.

— Que chicos más simpáticos... —Decía risueña Sanaél.

— ¡Uy mira como tiemblo Lilian! ¿Crees que tengo miedo de escuchar tus boberías? No eres más que una bruja sin talento y sin convicciones —Decía Diana burlándose de la bruja blanca.

— Tus dichos me son indiferentes Diana, esta vez yo misma te voy a hacer pagar por lo que le hiciste a nuestra maestra —Decía con autoridad Lilian.

— ¡Querrás decir TU MAESTRA! ¡Esa vieja desdichada no es mi maestra! —Exclamaba Diana.

— Ya verás desdichada, te voy a... —No alcanzó a terminar de hablar Lilian cuando Amy se colocó en medio de ambas.

— No Lili, yo me encargaré de derrotarla —Dijo de pronto la joven.

— Pero Amy... —Dijo Lilian.

— Esta pelea es entre dos hadas, si dejo que pelees la señora Sanaél se sentirá muy mal por ello, además ella no querrá perder a su mejor aprendiz, ¿verdad? —Decía sonriente Amy.

— Amy... —Dijo emocionada la bruja blanca.

— ¡Ya me harté de todos ustedes! ¡Guardianes de Sombras, acaben con los protectores de esa asquerosa hada de pacotilla! —Exclamó enojada Diana.

Y tras dar la orden, los tres guardianes se dispusieron a atacar a los amigos de Amy, mientras ella y Sanaél se preparaban para encarar a la reina hada oscura. Sin embargo, la antigua bruja estaba medianamente lastimada y exhausta producto de la pelea anterior, por lo que Amy decidió tomar su lugar en la pelea, a lo que Diana rió a carcajadas en señal de burla contra su rival.

— Tonta, ¿crees que ahora me vas a vencer solo porque sobreviviste a nuestro último encuentro? —Ironizaba.

— No solo pienso vencerte Diana, sino que además salvaré este bosque de tu maldad sin sentido —Decía Amy.

— ¡Estúpida ilusa! ¡Esta vez no tendré misericordia! ¡Te mataré junto con esa bruja pordiosera! —Exclamó Diana más enfurecida que nunca.

Ahora la pelea final por el Bosque de Las Almas Perdidas se daría en dos frentes: el primero, con Troy, Travis y Lilian, los amigos y protectores de Amy enfrentando cara a cara a los Guardianes de Sombras de la malvada Diana: Wálber, Heráspin y Grethel; y el segundo, la batalla final entre la semi-hada y la reina hada oscura.

Las cartas habían sido jugadas y la suerte ya estaba echada.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro