Capítulo 33
Me quedé estática en mi lugar, los pinchazos en mi cabeza desaparecieron apenas ella pronunció esas palabras tan confusas y que a la vez revelaban mucho. Fruncí el ceño, esperando una explicación de su parte.
Ella suspiró con cansancio y se dio una palmada en la frente, demostrando que se sentía una tonta por haber abierto la boca de más. Sonreí un poco por aquel gesto, era extraño verla en ese estado, pero a la vez satisfactorio por algún motivo.
—¿Me repites lo que has dicho? —pregunté seria, endureciendo mi expresión.
Los ojos avellanas de ella me observaron con hastío y desprecio, pero también con un vestigio de miedo. Me extrañé por ese detalle, ¿A qué le temía?
—No es nada importante —argumentó ella en un tono soberbio—. Al menos nada importante para ti, imbécil.
Clavé las uñas en la palma de mi mano, controlando aquellas ansias de darle una bofetada que le dejara una marca. No era momento de enojarme, mucho menos con ella.
Podía matarme si quería. Aunque yo también pensaba en hacer lo mismo.
Tomé una gran bocanada de aire y la solté de manera lenta, intentando calmarme. Había veces en las que Stacy me agradaba y otras en las que quería lanzarla por un precipicio.
Daniel murmuró algo que no supe entender, más que nada por el tono bajo de su voz y porque no estaba prestando atención a lo que decía.
Mi mirada viajó desde Stacy hasta todos ellos, esperando la explicación a lo que había dicho la rubia. Mi mente estaba más que confundida, no podía hilar dos teorías coherentes. Ni siquiera podía pensar con claridad, sentía todo a mi alrededor como una barrera oscura que me impedía ver cosas que otros veían.
—Dime que es lo que quisiste decir —ordené con dureza en mi voz, cerrando mis manos en puños—. Vamos, Aret, suelta lo que tengas que explicar.
Ella se mantuvo imperturbable, sin apartar la mirada de mis ojos oscuros. Me mantuve estática y tensa, sin bajar de mi posición.
—Tú eres quien se hace daño con esas palabras —soltó con un destello indescifrable cruzando por sus ojos.
Tragué saliva, sin despegar mi mirada. Ella terminó por apartarse de nosotros, con un notable aire de incomodidad.
Tanto ella como Ira, no podían disimular cuando se sentían incómodas. Era fácil leerlas en ese estado. Y eso, no era algo que les agradara.
—¿Con quién hiciste un trato?¿Con los Sark? —continué a pesar de sus palabras—. ¿Con almas en pena?
Supongo que a este punto debería ser más que obvio que yo siempre he creído en las almas en pena, la vida después de la muerte, los espíritus, la energía... No me importa lo que diga la ciencia, para mí eso es real. Siempre lo fue.
No todo debe demostrarse con un fundamento científico para que podamos creer en el.
—Vania... —murmuró Daniel, intentando detenerme, pero yo lo ignoré.
Levanté mi mano para que no se acercara.
—¿Qué me están ocultando? —pregunté casi al borde de explotar.
Necesitaba respuestas, necesitaba no sentirme agobiada con el tema de la voz o las muertes. Quería saber que eran los Sark, que ocultaba el colegio o porque ella me había engañado fingiendo ser mi amiga.
Anhelaba respuestas y sólo encontraba más dudas y confusiones.
—Los Sark tienen un nuevo líder, es mujer. No sabemos quién es, pero parece mucho más fuerte que el anterior... Debemos encontrar el sótano o algún lugar donde hagan lo que hacen. Asesinan personas y las torturan, pero no sabemos el porqué —explicó, atropellando sus palabras, Stacy—. No queremos que te involucres más en esto, Vania. Ya no. Fue suficiente...
Mordí mi labio inferior, frunciendo las cejas sin poder creerlo. ¿Lo estaba diciendo en serio?¿Después de todo lo que había hecho por ellos para que no mataran a mi hermanastra?
Era el momento menos indicado para abandonarme. Ellos me llevaron a eso y ellos me ayudarían.
O yo me encargaría de hundirlos.
—Entonces investigaré sobre el sótano, pero sola. Y si me sucede algo, los culparán a ustedes. Bien fácil la cosa, ¿No les parece? —escupí con burla y frialdad. Crucé mis brazos con inquietud.
Stacy soltó un bufido cargado de frustración y enojo. Yo sabía que no le caía bien, pero no pensé que llegaría al extremo de quererme fuera de eso.
Sin embargo, todos sabíamos que una muerte más no les convenía para nada. Yo me aprovechaba de eso, era un punto débil que utilizaría a mi favor, claramente.
—Está bien, pero si algo sale mal, ya sabes quién lo pagará —advirtió Ira con un tono serio. Sus ojos azulados me escanearon de una forma amenazante.
Sonreí antes de asentir con lentitud. En sus sueños la matarían, primero daba mi vida yo para que ella no muera. Una inocente no entraba en el juego.
«No quiero arrastrarla a mi oscuridad»
Les di una mirada satisfecha y les susurré que me avisaran cuando nos reuniríamos de nuevo. Suavicé mi semblante y me alejé a pasos seguros y tranquilos de ellos.
Un chico que estaba entrando al pasillo, se dio media vuelta al vernos. Lo iba a ignorar hasta que ví una mancha de sangre en su espalda. A pesar del saco azul marino, se podía apreciar con claridad.
«¿Qué mierda...?»
Caminaba a pasos lentos y temblorosos, parecía que a cada movimiento de sus pies, caería al suelo de cara. Me extrañó que no se agarrara la espalda o intentara detener su sangrado.
Hasta en el suelo iba dejando un camino de gotas color rojo carmín.
Me quedé hipnotizada, viendo como caminaba a punto de morirse. No actué ni quise ayudarlo, no nació de mi interior y yo no era una persona que intervenía en situaciones de manera forzada.
Si algo no me importaba o captaba mi atención, lo dejaba ser. Todo debía seguir el curso de la vida.
Me tomó un tiempo salir de mi ensoñación y percatarme de que ese muchacho me estaba observando. La distancia que nos separaba era enorme, como unos veinte metros o quizá más, pero podía sentir sus ojos decirme algo que no lograba comprender.
¿Intentaban pedirme ayuda?
¿Trataban de advertirme de un peligro?
¿Por qué me observaba de esa manera?
—¿Qué esperas para continuar tu camino? Sigue por dónde ibas. No fue seguro para mí, no lo es para ti —susurró alguien a centímetros de mí.
Esa voz se sintió como un pinchazo doloroso en el oído. Como si me hubiesen clavado una aguja ahí mismo, dolió como el infierno.
—No la mires a ella cuando pase.
Esa frase abrió más de una incógnita en mi mente, no entendía nada. Y lo peor de todo era que no podía dejar de observar al chico herido que estaba en el pasillo.
No comprendía que era lo que me estaba hablando o quién. Los chicos ya se habían ido por lo que pude apreciar y estaba más que sola en ese lugar de la escuela.
En un parpadeo de mis ojos, el chico desapareció. Moví mis ojos por todo el recinto, buscándolo, pero no estaba en ningún lado. Fruncí el ceño con confusión, ¿Qué carajos?
¿Una persona podía esfumarse así de la nada? No, ¿Verdad?
No era la primera vez que presenciaba algo así. El primer suceso que involucraba a un tema de ese estilo, fue aquella chica con aspecto demacrado que me susurró "basement".
Sacudí mi cabeza de manera ligera y retomé mi camino, debía terminar varias tareas, hablar con Leyla sobre unos temas de la evaluación que tendríamos próximamente y continuar con mi investigación del sótano.
Estaba más que segura esas letras subrayadas nos decían algo importante. Más allá de la ubicación, escondían palabras que nos serían de utilidad.
Al pasar por el lugar donde estaba el chico, observé como las gotas de sangre seguían ahí presentes. Fruncí las cejas, ese simple detalle logró aumentar más mi confusión y curiosidad...
Si el chico se había esfumado, ¿Cómo seguían las gotas de sangre?
¿Fue real o sólo yo lo pude ver?
«¿Quién eres?¿Por qué te apareciste?¿Eres real o un producto de mi mente que poco ha dormido últimamente?¿O eres un alma en pena?»
"Soy lo que tú quieras" respondió aquella voz.
Mercink~
👀 ¿Qué tal el capítulo? Confuso, ¿No?
Sólo les dejaré un adelanto, porque amo dar intriga:
En el próximo capítulo pasará algo y además, veremos un poquiiiito del sótano 👀 ¿Por qué los chicos no quieren involucrarse con este tema?
¿Qué hacen los Sark en el sótano?¿Realmente hacen todo lo que los chicos nombran o es algo más?
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