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Capítulo 18

"A veces, perder el control nos hace ver quiénes somos en realidad"

A la mañana siguiente, salía del baño mientras me secaba el cabello mojado cuando me encontré a Ara sentada en mi cama. Le dediqué una sonrisa serena, esperando que dijera algo.

Dirigió su mirada a mi mesita de luz antes de hablar:

—¿Por qué mentiste? —indagó, más seria que nunca.

Me paralicé, dejando de secar mi cabello para mirarla. Sus ojos cafés estaban dolidos, se podría decir. En realidad no lo sé.

—No... No sé qué de hablas —fingí confusión. Claro que lo sabía, para mí era más que obvio ver a qué se refería.

—¿Por qué mentiste, Vania? —repitió, comenzando a molestarse al no encontrar respuesta. Tragué saliva.

Suspiré y me quedé pasmada unos segundos, sin saber que decir. Bajé mi mirada con pena y me senté a su lado.

—Juro que iba a decírtelo. También a Leyla —farfullé por lo bajo—. Mi intención nunca fue mentir, pero bueno. Lo hice porque no me dejarían entrar por mi nombre, larga historia.

Se quedó callada, varios minutos, los cuales parecieron una eternidad. Cuando iba a levantarme, ella agarró mi rostro por las mejillas, haciendo que la mire. Sostuve la mirada, un poco incómoda.

—Soy tu amiga, ¿No? —soltó antes de suspirar, más serena—. No importa el motivo por el que lo hayas hecho, lo entiendo, Vania.

Me aparté de ella y asentí sin decir nada.

—Vamos a desayunar, Ley nos debe estar esperando —se puso de pie y yo lancé mi toalla a una silla para que se seque.

Salimos de la habitación y nos encaminamos al comedor, no emitimos palabra alguna en el camino hasta que oímos unos gritos; provenientes del lugar al que nos dirigíamos.

Nos miramos y soltamos un:

—¿¡Qué carajos pasa ahora?!

Y antes de darnos cuenta, salimos corriendo al escuchar la voz de una pelirroja que conocíamos muy bien.

Al llegar al comedor, vimos el caos: Leyla y otra chica más, se encontraban peleando a los gritos y a los golpes. Alrededor de ellas, estaban los otros alumnos, mirando como unos malditos estúpidos miedosos sin hacer nada.

«Cuando estés con ellos, les das con la chancla, Vania. Chanclazos para todos, ¿Ok?» pensé para calmarme y no entrar en pánico.

Decidí intervenir, abriéndome paso entre la multitud. El bullicio cesó, todos se corrieron para dejarme pasar, con aparente temor. ¿Qué tenían los alumnos con temerle a todo aquel que se acercara a ellos?

—¡Tú y Ara están con esa!Y esa, está maldita. Lo sabes muy bien, Van —le oí gritar a la chica de la cual no sabía el nombre. Algo tan simple como escucharla, me irritó.

Aún no sabía cuál era el rumor que pasaba de boca en boca en la escuela, pero ganas de descubrirlo no me daban. Debía recordarme porqué estaba ahí.

«¿Qué les vieron hacer como para que les tengan tanto miedo?»

—Tú, no sabes nada. ¡Absolutamente nada!Dafne no está con ellos, maldita sea. ¿¡Qué mierda te pasa?! —gritó Leyla y le propinó una bofetada. Se la notaba enfurecida—. No vuelvas a decir algo así. Te irá peor.

—Bueno, ya está bien —alcé la voz, ambas se callaron y voltearon a verme, incrédulas. No esperaban verme ahí—. Dejemos este escándalo o todos tendremos serios problemas... Y no queremos eso, ¿No? —dirigí mi mirada a la chica desconocida. Mi voz salió afilada y con una pizca de crueldad.

—Tú... —me señaló con su dedo índice, la chica desconocida. Se me acercó y me agarró por el saco—. Estás loca, nunca debiste haber venido aquí. Nunca debiste estar con ellos. Estás maldita, loca, psicópata... Ni te nos acerques, ¿Sabes?Eres lo peor de lo peor. ¡Ya saben, a ella ni se le acerquen, ustedes saben que pasa con los que se le acercan a ellos!

Fruncí el ceño, confundida y bastante cansada por la actitud histérica de la contraria.

—No sabes nada de mí —contraataqué con hastío—. ¿Tú qué mierda sabes?¿Maldita?¿Loca?¿Psicópata?¿Lo peor de lo peor? Por favor, chica, relájate. Si estoy con ellos, es mi problema, no el tuyo —alcé la voz y la empujé sin poder evitarlo—. Cómo vuelvas a hacerle algo a mis amigas, te arrepentirás. Tú no sabes nada, nada. ¡Nada! ¿Entendido?

Si nos basamos en la lógica, yo tampoco sabía mucho en ese momento... Estaba igual que la chica, pero bueno.

La chica relajó su expresión y sonrió antes de intentar encajarme un puñetazo, el cual esquivé con rapidez. Le sostuve sus muñecas, para evitar que vuelva a hacer algo así. Gruñí por lo bajo.

—La que se va a arrepentir de haber venido a esta escuela y de haber estado en contacto con ellos, serás tú. Serás tú —enfatizó el "serás tú", en un tono como amargado—. ¿O no es así, mentirosa?¿Debería llamarte M...?

La solté y la empujé contra una mesa. Se golpeó la cabeza con ésta y cayó al suelo. La ira hervía en mis venas, respiraba agitada.

La chica no se movió luego de caer. Sus ojos se mantenían abiertos.

Unos segundos después, abrí los ojos con horror. ¿Qué había hecho?¿Por qué la había empujado?

Lo que sentí en ese momento, fue como si alguien hubiera tomado el control de mi cuerpo. Podía tener mis arrebatos, pero jamás le haría daño a alguien. ¿Comprenden? Al menos no un daño tan grave.

Había perdido el control de mis emociones en ese momento. Eso significó peligro.

La sangre comenzó a manchar el piso alrededor de ella, su pecho ya no subía ni bajaba... Yo, ¿La había matado?¿Cómo, si no tengo tanta fuerza? Además, no estaba enojada (que es cuando realmente si tengo fuerza)

¿Entonces?

¿Qué fue lo que pasó en ese momento?

—¿Dafne? —intentó devolverme a la realidad, Leyla. Apoyó una de sus manos suaves sobre uno de mis hombros—. Daf, vamos, respóndeme. Por favor...

Ara se acercó a mí y repitió lo mismo que la pelirroja, zarandeaba mi hombro derecho con cuidado.

No respondí, salí corriendo de allí. Ni siquiera sabía porqué, a dónde, sólo corrí. Mi cuerpo parecía ser atraído por algo y conforme avanzaba, notaba que me dirigía a la guarida de los chicos.

Al llegar a la pared, traté de buscar la cerradura, desesperada.

—¡Hey, chica! —llamó una voz melodiosa a mis espaldas—. ¿Qué crees que estás haciendo?

—No te importa —respondí cortante.

—Chica, cálmate un poco —me apartó de manera suave y se acercó a la pared.

La miré de reojo, noté las pecas que tenía repartidas por el rostro, su cabello castaño, sus ojos grisáceos...

«¿Quién es esta chica y porqué me suena conocida?»

—De nada —habló en un tono amable y dulce, había abierto la puerta—. Perdón, no me presenté antes, soy Alizée Braumand, amiga de los chicos.

—Yo soy Vania... —intenté decir mientras entraba.

—More —terminó ella por mí y también pasó antes de cerrar la puerta.

Bajé las escaleras con rapidez, esperando encontrar a los chicos. Nada. No había nadie más que yo y esa chica llamada Alizée ahí dentro.

—¿Dónde están los chicos? —pensé en voz alta, caminando alrededor de la habitación con notable desesperación.

Quería recostarme en el suelo y llorar de la culpa e impotencia. ¿Cómo fue que provoqué una muerte?¿Por qué?

«¿Qué carajos está pasando?¿¡Qué mierda es lo que ocurre aquí?! Yo me largo»

—Habrán ido a ca... A comer, lo más probable —respondió tranquila, dando un paso hacia mí—. ¿Y tú porqué estás así?

—Yo... Yo... Empujé a una chica y... —tartamudeé.

—Comprendo —chasqueó la lengua e hizo un ademán con su mano de que le restara importancia—. Deberías acostumbrarte, es normal. A veces tenemos esos impulsos, ¿Sabes? Sólo hay que controlarlos y desatar el fuego en silencio.

Provocar el incendio en silencio.

La miré, incrédula y con una ceja alzada.

Me senté en uno de los sofás y suspiré, pasé mis manos por el rostro. Estaba muy afectada después de lo que ocurrió en el comedor, ¿Me estaba volviendo loca? Tal vez, era lo más coherente que se me ocurría.

Volví a observar a Alizée. Sus ojos grises me parecían tan conocidos, sólo que no lograba identificar de dónde. Es decir, ¿Tal vez la había visto alguna vez?

Estaba teniendo un déjà vu.

Ella, al ver mi intranquilidad, se acercó y me rodeó con sus brazos. Palmeó mi espalda en un gesto tranquilizador.

—Está bien, está bien —susurró con un notable acento francés.

Oí la puerta abrirse y varios pasos en las escaleras. Deduje que eran ellos, concentré mi atención en mis uñas mientras intentaba calmarme.

—¿Qué mierda pasó en el comedor? —me regañó William, su cabello negro estaba despeinado—. Vania, no puedes reaccionar así. No es adecuado. Joder. ¿Acaso nos quiere meter en problemas?¿Te quieres meter en líos?

—William, yo... —traté de responder, pero fui interrumpida.

—No, no fue ella —oí la respiración agitada de Ira, pareciera que le costaba respirar, como si hubiera corrido por mucho tiempo. También sonaba angustiada—. Ella no ha sido, tan sólo veanla. Está conmocionada, maldita sea —alegó ella y recuperó el aliento.

—Esto es obra de... —murmuró Daniel, dubitativo. Sus ojos parecieron ser bañados en temor luego de decir eso.

Sark, el plan debe apresurarse ahora mismo —aseguró Eiden, con una leve pizca de miedo en su voz.

Fruncí el ceño, estaba confundida. ¿De que mierdas estaban hablando?¿Sark?¿Qué?

«Yo me voy al carajo»

—Vamos, Vania, ¡Muévete! ¡Mueve tu maldito trasero! —gritó Stacy, exasperada—. Sólo muévete, debemos prepararte cuanto antes. Hay que evitarlos, mierda, saben que está con nosotros. Estamos jodidos. Con ella no deben meterse. Bajo ninguna circunstancia.

—¿Podrían al menos explicarme de qué carajos hablan? —pedí con calma, aunque por dentro era una tormenta a punto de lanzar un rayo—. Hola, estoy aquí, ¿Acaso estoy pintada?

No me respondieron, excepto Adielt, que se acercó a mí y me abrazó para tranquilizarme. Su calidez me serenó un poco, lo agradecí en silencio.

—La van a querer, la van a buscar. No podemos protegerla por siempre, coño —se lamentó, Adielt, pellizcando el puente de su nariz, abrazándome con su otro brazo—. Y por favor, Vania, ni una palabra de esto a nadie. Te contaremos por encima, pero solo hasta ahí. Si sabes más...

—Acabarás mal mentalmente —terminó Alizée por él, me escaneó con su mirada gris—. Están en todas partes, cuando saben que tú sabes del tema, joder... No lo soportarás. Nadie puede soportarlo.

Y déjenme decirles que eso fue el principio de algo horrible.

¿Qué creen que sean "Los Sark"?

¿De qué plan hablan los chicos?

Cómo habrán notado, el ritmo de la historia ha comenzado a acelerarse.

¿Qué tendrá que ver Alizée con todo esto?¿La recuerdan?

Les diré que presten atención a cualquier detalle que se mencione, por más mínimo que sea.

¿Por qué Vania habrá reaccionado así con la chica esa?

Sigan leyendo el próximo capítulo para entender sobre la doble actualización 💕

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