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Capítulo 9. ¿Qué etiquetas tenemos? Parte I

—Tengo un nuevo tema para mi blog y siento que es necesario hablarlo —le comentó Camila a Aarón mientras hablaban por teléfono.

—¿Cuál es ese tema que te está rondando la cabeza Camila? —preguntó su amigo, mientras recogía su ropa de la secadora.

—Es sobre las etiquetas que nos ponen para describirnos. Le ponemos etiquetas a todo en la vida y ¿qué pasa cuando esa "etiqueta" no te corresponde? Vivir limitados a lo que piensen los demás se vuelve tedioso y hasta hipócrita. Te dicen: "Ahí va la gordita", "Él es el sabelotodo", "La rara", "El gigante", "Eres feo (a)", "El abogado", "La contadora"; y un montón de etiquetas más que nos ponemos o nos ponen de acuerdo a la circunstancia.
Pareciera que, si no colocamos esa etiqueta antes del nombre de la persona, no sabríamos identificarlas —terminó de hablar Camila sobre el tema que tenía en mente.

—Pienso que para algunos es la forma más fácil de dar una descripción tuya, el problema radica en que, o se abusa de colocarlo o lo haces de manera despectiva como algunos de los ejemplos que mencionaste. Ahí es donde te afecta, sin embargo, el compromiso de eliminarlo se vuelve abrupto cuando es algo tan normalizado. —Se sentó Aarón en la cama para conversar más tranquilo sobre el tema.

—Y eso es la campaña que quiero llevar con la columna de hoy, hacer ver y entender que ese tipo de "descripciones" son absurdas. —Mientras conversaba con Aarón redactaba su sentir sobre el tema en el blog.

—Si te pones a pensar un poco más, hasta nosotros mismos tenemos etiquetas desde que nos conocemos. Sobre todo, la de ser tu mejor amigo y ahora agregar la de tu novio ficticio —lo mencionó en forma de broma, sin embargo en el fondo quería tirar una pequeña indirecta a Camila: cambiemos "ficticio" y que sea mejor algo real.

—Sí, me gustan las que tenemos; pero la de novios ficticios... ¿Hasta cuándo lo seremos? —preguntó eso último sin darse cuenta que sonaba como a una especie de pregunta trampa y dejó a un Aarón tras la línea dubitativo en responder si lo que ella quería escuchar es lo mismo que él estaba pensando.

—Pues depende si lo quieres volver real o ponerle fecha de caducidad, tú decide. —Inhaló con nervios de lo que acaba de decir, cabía la posibilidad que respondiera que no.

—Todo dependerá en que no me rompas el corazón sin ni siquiera haber empezado —respondió nerviosa y miró un retrato de ellos dos cuando se fueron de vacaciones al Archipiélago de San Blas, en aquella foto de verdad parecían pareja. Ella abrazándolo efusiva y él mirándola con devoción.

—Primero que me parta un rayo, antes de hacerte daño —contestó él dejando salir esa casi confesión. A Camila se le aceleró el corazón y prefirió cambiar de tema.

—Oye, me preguntó Amelia si queríamos salir a un nuevo bar and grill hoy, seríamos nosotras, Ethan y tú, en caso de que aceptes. —Agarró un bolígrafo y empezó a garabatear corazones—.Te agradecería que me acompañaras, no me gusta estar de mal tercio —dijo media un súplica para no ir sola a aquel lugar.

—¡Claro!, yo estoy libre hoy, ya hice las tareas de la universidad y mi rutina de los fines de semana. ¿Te paso a buscar o prefieres irte con Amelia? —consultó mientras miraba el techo de su habitación dejando salir una sonrisa, pues presentía que este sería el día perfecto para declararse a Camila.

—Sí, me iré contigo, terminaré lo que tengo pendiente del blog y me alisto. No me iré con Amelia, porque ella está en casa de Ethan desde ayer, así que mejor nos los encontramos allá;  además ya me envió la dirección. —Miró hacia su armario y quedó pensando en qué podía ponerse para la ocasión, sintió que necesitaba llamar la atención de Aarón.

—Está bien, entonces paso a tu casa a las 8:30 p.m. —concretó emocionado, en teoría era como una cita doble, aunque su relación no fuera de verdad.

—Así quedamos, nos vemos pronto Aarón —se despidió de él, mientras terminaba de teclear su artículo de ese día. Al final la etiqueta que más le preocupaba era si seguir siendo "novios ficticios" haría que hasta sentir amor fuera real y la verdad tenía miedo de enamorarse otra vez.

«Quizás a lo que tengo miedo es a amar de verdad», pensó mientras movía de un lado al otro la ropa de su armario, tratando de decidir qué ponerse para esa noche.

Camila dejaba todo listo para empezar a arreglarse, por primera vez se sintió extraña. Pues sin darse cuenta iban en una especie de cita doble. Cuando cayó en cuenta era demasiado tarde para cancelarle a Aarón, la ventaja era que ante su hermana y su cuñado no tendría que fingir ser pareja; bastaba con que siguieran siendo muy buenos amigos. La noche apremiaba y sabía que pronto llegarían a buscarla, por lo que su atuendo de esa noche dejaría a más de uno babeando.

—¿Camila, puedo pasar? —preguntó Amelia tocando la puerta.

 Al final había ido a casa a llevar unas compras que le había solicitado su madre con urgencia apremiante.

—Sí, pasa —respondió Camila terminando de acomodarse la blusa de lentejuelas plateadas que dejaba ver un gran escote en la parte del al frente, se miró al espejo y se sintió divina.

—¡Oh! Me encanta ese look de hoy Camila, estás despampanante. Cuando Aarón te vea quedará con el pantalón ajustado. —Una sonora carcajada salió de Amelia por la impertinencia que acaba de decir.

—Amelia, tú siempre con ese ese doble sentido que no te lo quita nadie. Vamos en plan de amigos nada más, para no estar de mal tercio entre Ethan y tú —le dijo sonrojada por aquel comentario tan osado que le había dicho.

—Si tú lo dices, te creeré; pero no puedes tapar el sol con un dedo y estoy segura que te has vestido así para enloquecerlo. —Se colocó detrás de Camila viéndose ambas en el espejo—. Así que evita pasarte de copas, sino quedarás ardiendo en cautiverio. —Alzó sus cejas con picardía—. Otra cosa, venía avisarte que Aarón ya llegó.—Se alejó de su hermana y cerró la puerta de la habitación de esta.

Camila tomó su bolso cruzado, su chaqueta de cuero negro y salió a recibir a Aarón, que se encontraba en la sala conversando tranquilamente con los padres de ella y con su cuñado.

—Hola, ya estoy lista —dijo apenas llegó donde estaban los presentes, quienes se quedaron mirándola de arriba abajo, Aarón estaba que no se creía que esa era Camila, esa noche estaba aún más hermosa de lo normal, pero como había dicho Amelia algo más se despertó y el pantalón se le ajustó, quitó esos pensamientos de su cabeza y recordó que ella es solamente su amiga, no podía verla de otra forma.

—Bueno vamos antes que se nos haga tarde —intervino Amelia detrás de Camila, haciendo que el resto saliera de su asombro.

—Camila, deberías haberte puesto algo con más tela delantera. —Señaló el señor Carlos la blusa de hija indignado por la forma en que iba vestida. Se levantó del sillón,  agarró la chaqueta e hizo que se la pusiera y le subió el zipper hasta cerrarla por completo.

—Hija estás hermosa, pero ten cuidado no sabes qué depravado pueda estar en ese lugar y procura no tomar demás —habló de manera conciliadora su madre.

—Tranquilos, llevo en mi bolso gas pimienta e igual evitaré tomar en exceso para su tranquilidad—respondió Camila para calmar a sus padres.

—Ya dejen tanto alboroto, que tampoco es que vaya desnuda. Chicos salgan que nosotras ya terminamos la charla parental por hoy —zanjó Amelia arriando a todos como la mamá gallina, sus padres solo entornaron los ojos en modo de desaprobación y cansancio. Igual salieron de la casa, ya no había tiempo para cambiarse.

—Camila, supongo que vas con Aarón en su auto. ¿Amelia, te envió la dirección del lugar?—preguntó Ethan para asegurarse de que supieran al lugar que iban a disfrutar la velada. Su cuñado era un tipo buen mozo, un tanto callado; pero sin llegar a ser aburrido. Sus ojos color miel eran su gran atractivo.

—Sí, ya lo tenemos —respondió Camila, caminando hacia el auto de Aarón.

—Listo, nos vemos allá —se despidió Ethan junto con Amelia.

Aarón encendió el auto y Camila bajó el zipper de su chaqueta, después de haberse colocado el cinturón de seguridad. Este encendió la radio para no ponerse tan nervioso con ella ahí.

—Aarón, no has hablado desde que salimos de la casa. ¿Te pasa algo? —preguntó inocente, mientras lo miraba de reojo.

—No, nada Camila. ¿Puedo decirte algo, sin que te ofendas? —indagó con duda.

—Sí, no creo que vayas a decir algo inapropiado —contestó ella tranquilamente.

—Hoy estás extremadamente hermosa, creo que es la primera vez que te veo vestir así —le dijo a Camila, pero en realidad quería decirle que estaba endemoniadamente sexy.

—Gracias, la tenia hace tiempo en mi guardarropa sin estrenar —trató de sonar como si fuera algo sin importancia, pero lo que él no sabía es que estuvo casi hora y media buscando qué ponerse y verse de esa forma, hasta que encontró esa dichosa blusa que le había regalado su hermana el año pasado.

—Pues te ves muy sexy con esa blusa —al final lo dijo, la miró y le sonrió de medio lado, luego volvió la vista al camino para no chocar. Camila le sonrió y desvió la mirada, la tensión de ellos se palpaba en cada mirada furtiva que se daban.

Llegaron al Bar & Grill Tómate un Gin, ubicado en el Casco Antiguo; estacionaron el auto y se encontraron nuevamente con Amelia y Ethan.

—Chicos, vamos a comer primero, que después de las 10:00 p.m. es que empieza la rumba aquí. Es bastante nuevo, pero está en boca de todos y yo tenía que venir a comprobarlo —les contó Amelia mientras iban entrando al lugar. En la planta baja se encontraba el restaurante y estaba medianamente lleno, pero la rumba se hacía en la segunda planta y era esos lugares donde la música, y el ambiente se volvían uno.

Tomaron asiento y cada uno pidió su respectivo plato, los meseros iban y venían atestados de las órdenes que los comensales pedían, a medida que pasaba el tiempo se llenaba cada vez más. Por lo que el par de parejas, decidió irse al segundo nivel a conseguir un buen lugar.

Las luces daban esa sensación de intimidad, pero sin llegar a ser demasiado oscuro. En las esquinas había chicas y chicos bailando pintados con colores neones, mientras el DJ colocaba música de Avicii entre ellas sonada "Wake me up" para ir ambientando el lugar.

—Me parece genial el lugar —dijo Aarón, mientras se ponían cómodos en una mesa para cuatro.

—Sí, se me ha quedado corta la imaginación con el ambiente que destila este bar —confirmó Camila.

—Amelia, me tenía loco desde hace casi tres semanas que quería venir, que sus amigas ya lo habían hecho y que ella no —les comentó Ethan riéndose por lo exagerada que se ponía su novia con ser de las primeras en estrenar algo nuevo.

—¡Qué exagerado, Ethan! —miró a su novió y le dio un leve empujón en su hombro—. Sólo era que quería venir con ustedes y no con mis amigas, además los he dejado encantados con el lugar. Vengan tomémonos una foto grupal para el recuerdo. —Todos posaron para la foto con una sonrisa de oreja a oreja. Lo estaban pasando increíble y apenas empezaba la noche.

Entre más se llenaba el lugar, más gente se agolpaba en el centro de la pista a bailar y otros en las esquinas a charlar con sus parejas o amigos; en eso el DJ puso a sonar "Esta Noche" de Greeicy y Mike Bahía; haciendo que varias parejas se levantaran a bailarla, Aarón se dispuso a invitarla a bailar era una forma de decirle que le gustaba mucho ella y quería ver si entendía la indirecta.

—Camila, ¿me permites bailar esta pieza contigo? —Se puso de pie y le extendió su mano a ella. Amelia miraba la escena emocionada y codeaba a Ethan para que se pusiera en sintonía con lo que sucedía. Camila estaba perpleja, pero al final le sonrió y aceptó la invitación que le hizo.

—Si hoy no se deciden a ser novios de verdad, tendré que darles un empujón más fuerte —dijo Amelia a su novio, después de que su hermana y Aarón se fueron a bailar.

—Yo juraba que ya lo eran, porque en la forma que se miran ambos es de estar enamorados. Y no es que no lo noten Amelia, es que el miedo al fracaso los detiene a seguir —dijo Ethan mientras daba un sorbo a su trago.

—Y esas es una de las tantas razones por las que me enamoré de ti, siempre dices las palabras adecuadas para la ocasión que lo amerite. —Besó a su novio y siguieron platicando.

En la pista seguían Camila y Aarón bailando ahora al ritmo de Luis Fonsi y Daddy Yankee con la canción "Despacito". Se miraban, sonreían y uno que otro roce se daban. Lo que hacía que el ambiente en ellos subiera de nivel sin darse cuenta. 

***Hola queridos lectores, espero que se encuentren bien. Les dejo la primera parte de éste capítulo, las cosas se están poniendo más interesantes. ***

Saludos, 

Jenny.


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