Capítulo 4. El amor no es visible para todos
—Hola Camila, ¿cómo estas? —llamó a su amiga, después de casi dos semanas de no poder comunicarse bien, ya que él había tenido que salir de la ciudad a pasar unos días con su papá, puesto que sus padres se habían separados cuando él apenas era un bebé. Así que cuando tenía tiempo libre lo iba a visitar—. Sabes, he extrañado que me utilices como conejillo de india para tus temas del blog, ¿qué tal lo hizo Amelia en mi ausencia? —preguntó Aarón.
—Hola Aarón, hasta que te dignas en aparecer. Veo que no puedes vivir sin mí. —Se echó a reír con el celular entre su hombro y la oreja, mientras cerraba la puerta de la librería, por ese día ya había terminado su labor—. Pues la verdad, me ayudó mucho; tenía tiempo que no conversaba con ella de una manera madura y sin sus típicos berrinches. Hasta fuimos a una discoteca a rumbear un rato y coquetee con un par de chicos para recordar un poco cómo se hacía. —Otra vez volvió a reír, recordando cómo había logrado que un chico la invitara a bailar y luego intercambiaron sus números para una futura cita.
—Por tu risa deduzco que te fue muy bien, me atrevo a apostar que uno de los chicos con los que bailaste te invitó a salir.
—¡Caramba! Deberías trabajar de adivino, así ganas dinero extra sin tanto esfuerzo. Y sí, el chico que conocí en la disco me invitó a salir, es más, será esta noche. —Recordó ella la cita que tenía con Fabricio a las 7:00 p.m., pues habían quedado de ir al cine a ver una película de miedo.
—Era fácil deducir, la última vez que fui contigo a una discoteca terminó invitándote a salir el chico con el que bailaste esa noche y compartiste un par copas —le respondió él rememorando ese día, al final quedó con una Camila pasada de tragos y vomitando en su preciado auto.
—Bueno esta vez no quedé vomitando en el auto de nadie, así que no pasó nada de qué arrepentirme. —Se acomodó mejor el bolso en su hombro y se aproximó a la acera de la calle—. Como salía tarde, procuré traer mi atuendo de hoy para cambiarme en el baño del trabajo y ahora estoy abordando un taxi para ir al centro comercial, él ya me envió un mensaje de que está formando la fila para comprar las entradas —le contó a su amigo y se despidió.
Aarón de pronto le dio celos de que su mejor amiga tuviera una cita, y se recordaba que el trato que ellos acordaron, fue el de no enamorarse el uno del otro, pues no querían dañar su amistad y la confianza que habían construido.
Llegó a su casa y dejó las maletas en su habitación. Se dirigió a la ducha, luego de unos 20 minutos salió de esta, cuando se encontró con su mamá viendo una serie coreana y una taza de café humeante. Se quedó unos minutos observando cómo su madre aún tenía su risa jovial, a pesar que ya rondaba los 50 años se veía bastante conservada; a pesar de que un par de arrugas se le asomaba, uno que otro quilos demás sin tanto exagerar, pero su belleza seguía intacta. Ella procuraba cuidar de sí misma y de su hijo, después de la separación del padre de este quedó devastada; no obstante, se dijo así misma que saldría adelante con su hijo, terminaría su carrera y le inculcaría buenos valores con amor y dedicación.
—Hola mamá, pensé que hoy saldrías con tus amigas —le dijo a Carmen en un intento de llamar su atención de la serie que veía esta. Se volteó y lo miró con una sonrisa.
—Hola cariño, te extrañé mucho. Aún no me acostumbro que a veces me quede sola unas semanas porque vas a ver a tu padre, ven Aarón siéntate con mamá —dijo invitándolo a pasar un rato de calidad con ella.
—Sabes que es bueno que tengas un tiempo a solas, disfrutes que ya estoy grande y no tienes que llevarme a todos lados contigo, por lo tanto deberías darte una oportunidad de salir con alguien. Tampoco es que te cases de una vez, solo es que vuelvas a vivir tu vida. —La acercó a él y le dio un abrazo.
—Mi bebé creció, pero aún recuerdo cuando te cambiaba los pañales o te llevaba a la escuela. El tiempo pasa muy rápido hijo. —Lo miró con una sonrisa—. Antes que se me olvide, quiero que vayamos a almorzar mañana con Camila, tengo tiempo que no hablo con ella siempre es un hola y adiós. Avísale, antes de que se te pase a ti también —lo alentó ella emocionada.
—¿A qué hora quieres que la pasemos a recoger? —preguntó a su madre. «Ojalá tenga libre mañana», pensó tratando de recordar si su amiga le mencionó algo sobre eso.
—Creo que justo a las 11:15 a.m., antes de que se llene al restaurante al que quiero llevarlos —respondió su madre.
Éste le escribió un mensaje a Camila y dejó su celular a lado esperando a que respondiera apenas tuviera chance. Diez minutos después sonó su móvil, confirmando que estaba disponible y que tenía ganas de hablar con Carmen.
—Me contestó Camila, y dice que con gusto nos acompaña a almorzar mañana. Que extraña hablar contigo —le contó Aarón leyendo el mensaje en voz alta para que su mamá escuchara.
—Mamá, hoy no almorzaré en casa; tengo una cita —le contó Camila a su madre mientras echaba cereal en un cuenco y luego sacaba la leche del refrigerador.
—¿Con quién vas a salir?; ¿Será de nuevo con el chico que vino a traerte anoche? La verdad es algo peculiar, no hablo de que sea gay; sino que no me da buena espina. Es lo que logré ver desde la ventana de la sala; era alto, cabello negro, tez blanca, traía una especie de buzo, unos jeans de mezclilla. Pero más que todo su atuendo en sí, era una mirada extraña que me da hasta escalofrío. Ten cuidado con él —Sofía cuando hablaba con su hija sobre esos temas, era en serio lo que decía; desde que lo vio anoche con Camila algo en él no cuadraba con lo que quería demostrar a quien lo viera en ese momento.
—No exageres mamá, no hay nada raro en él. —Movió su mano como restándole importancia—. Y no, no es él con quien saldré; se trata de salir almorzar con la señora Carmen y Aarón, tengo tiempo que no la veo y quiero ponerme al día. —Le sonrió a su madre para que se calmara y le mostró el mensaje que le envió anoche su amigo sobre la salida.
—Bueno si es con ellos no tengo ningún inconveniente. Le mandas saludos de mi parte y le dices que tenemos pendiente tomarnos un café, que solo me llame y nos ponemos de acuerdo —dijo esta un poco más aliviada de que la salida de su hija no fuera con ese tal Fabricio.
Dos horas más tarde, recibió una llamada de Aarón avisando que ya habían llegado a recogerla. La madre de este le pidió que se bajaran unos minutos para saludar a Sofía, mientras esperaban que Camila apareciera.
—Hola Aarón, ya estoy lista. ¿Y tu mamá? —le preguntó su amiga una vez llegó a la sala a recibirlos.
—Está hablando con tu madre, déjalas un rato ponerse al día. Mientras, cuéntame sobre tu cita de ayer. —La miró como esperando que de verdad le contara.
—En general me fue bien con Fabricio, así se llama por si no te lo había mencionado. Pero no quiero contarte eso ahorita mejor vayamos almorzar, si quieres me quedo en tu casa el resto de la tarde y nos ponemos nosotros dos al día —le dijo tratando de zanjar el tema, la salida en sí, no fue como lo imaginó. No estuvo mal, solo que faltó el clic que hubo el día de la disco.
—Bueno si tu lo dices. —Sintió que lo evadía y eso lo dejó con más dudas de las que tenía anoche.
A los pocos minutos se despidieron de la señora Sofía y salieron directo al restaurante que había hecho las reservaciones la mamá de Aarón para su reunión de hoy.
—Querida, de verdad extrañaba pasar tiempo contigo y con mi hijo, digo a él lo veo todos los días; pero desde que son adultos y aumentaron las responsabilidades de ambos ya muy poco nos reunimos así sea solo para saber cómo está todo. Te siento parte de mi familia, como una hija más. —Carmen hablaba tan feliz de que ese día todo estuviera saliendo bien y poder compartir con ellos le daba esa dosis de tranquilidad de madre.
—Sí, hacía mucho tiempo que no estábamos los tres reunidos; a veces ni siquiera puedo encontrar a Aarón, con suerte por llamadas o uno que otro chat —lo dijo con una sonrisa y mirando de reojo a su amigo, que solo negaba con la cabeza y una sonrisa de medio lado.
Su reunión terminó bien, Carmen le pidió a su hijo que la dejara en casa de una de sus amigas y Camila decidió pasar esa tarde con él como le había prometido.
—¿Ahora si me vas a contar, lo que pasó en esa cita? —Miró a Camila tan pronto entraron a casa de este.
—Tienes una angustia enorme con saber, siéntate ya te voy a contar —le indicó palpando el espacio que había hecho en el sofá grande, él se sentó y la miró ansioso—. Bueno como te decía, la película que eligió de miedo o más bien suspenso fue Doctor Sueño y la verdad es que me gustó más el libro; el tema estuvo en que él no prestó atención ni a la película ni a mí, estaba pendiente de unos mensajes que le llegaban a su celular. Al final cuando me llevó a casa intentó besarme, pero lo esquivé y terminó besando mi mejilla. El tipo me gustaba para tener una noche alocada, sabes; pero se lo jodió todo —suspiró cansada y recordando lo estafada que se sintió.
—No puedo creer que de verdad te quisieras tirar a ese fulano recién aparecido. —Negó con la cabeza y Camila solo torció los ojos—. Lo digo porque no eres ese tipo de chica que se va con el primero que conoce. ¿Por qué no me llamaste, si tan mal iba todo? —le preguntó un contrariado Aarón.
—Pues, porque no te quería molestar, podía tomar un taxi de regreso a casa o decirle simplemente que me llevara y eso fue lo que hice. No valía la pena seguir perdiendo el tiempo con él. Tanto esperar por tener otra vez una cita y resulta ser un fiasco. —Se tapó la cara con un cojín y gritó de frustración.
—Camila, no dudes en llamarme. Soy como tu hermano mayor, así que deja de hacerme a un lado en tu vida. Y ya cálmate no fue para tanto, debiste haberte ido a mitad de la función —dijo él cansado de la situación.
—Sí, tienes razón. Aarón, a veces siento que en lugar de estar buscando con quién salir, mejor simulemos tú y yo ser parejas, quizás así atraigamos pretendientes para ambos —mencionó ella como una idea tanto para publicar en su blog como para ver si tenía mejor suerte en el amor.
—¿Pretendes usarme como experimento social?—La miró indignado—. También he tenido malas primeras citas, pero jamás se me ocurrió buscarte a ti para hacer algo parecido a lo que me acabas de decir, sería usarte y hasta herir tus sentimientos. —Estaba decepcionado y hasta cierto punto utilizado por su amiga, ella no se daba cuenta que él ya no podía ocultar lo que sentía por esta.
—Es un experimento con alguien conocido, o sea tú. Tampoco lo creo taaan malo, fue como cuando decidimos que la primera vez de ambos fuéramos tú y yo, fue mil veces mejor contigo que con Arturo; debo aceptarlo quizás era por el cariño que nos tenemos... ¡Ah! No lo sé Aarón, no me hagas caso —dijo un tanto arrepentida lo que acaba de confesar.
—No quiero ser parte de ese experimento, podemos terminar enamorados del otro y con el corazón roto. Recuerda que nos prometidos jamás enamorarnos para no dañar nuestra amistad —la confesión de Camila le había gustado, pero no era una confirmación certera de que sentía lo mismo por él, que él por ella.
—Bien, doy por terminada esta discusión. Estoy cansada lo mejor será que me vaya a casa, aún es temprano y puedo abordar el autobús de las 6:00 p.m. —Camila agarró su bolso, le dio un beso en la mejilla a su amigo y salió de la casa.
El amor no siempre es visible para todos y menos para estos dos amigos.
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