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Capítulo 12. Cuando te conocí

Me gusta el nuevo corte de cabello que se ha hecho, ese estilo corto hasta casi rozar el hombro le cae muy bien, su mirada hoy está más vivaz, pues esos ojos color miel le caen a su tono de piel, su forma de caminar segura de sí me enloquece. Cada parte de ella es única para mí y sé que a donde sea que vaya su alegría se contagia. ¿Ya les conté lo enamorado que estoy de esa mujer? 

Aarón miraba a su novia desde lo lejos recostado en la puerta del copiloto de su auto, esperando que esta se acercara para irse a pasear un rato; hoy era el último día de trabajo de ella en la librería aquella tarde y él aprovechó que ese día iniciaba sus vacaciones del trabajo, así que decidió darle aquella sorpresa yéndola a buscar.

—¿Aarón? ¿Y eso que estás acá? —preguntó Camila acercándose a él y dándole un beso lleno de alegría.

—El mismo que viste y calza. ¿Te sorprendí? —preguntó él mientras la abrazaba y luego se alejaba para darle una caja pequeña con sus chocolates favoritos: los rellenos de caramelo y menta.

—¡Eres lo máximo! —Volvió a abrazarlo—. Pensé que hoy tampoco te podría ver, como has estado acompañando a tu papá a sus terapias, me conformaba con hablarte por vídeo llamada—dijo ella manteniendo aquel abrazo. Habían tenido semanas tan ocupadas, que fueron contadas las veces que se vieron.

—Y por esa misma razón quise darte esta sorpresa, merecíamos un tiempo de calidad a solas. Sabes, es irónico cuando solo éramos amigos estábamos como un chicle para todos lados juntos y ahora que al fin somos novios estamos más ocupados que un doctor. —Rió Aarón por lo tan contradictoria que es la vida a veces.

—Tengo una teoría.—Lo miró con misterio—. Alguien está conspirando contra nuestra relación y ha puesto todos estos obstáculos en el camino— puntualizó ella agregando un toque de seriedad al asunto hasta que no aguantó más las ganas de reírse.

—¿Ya te he dicho que tienes una mente demasiado imaginativa? —preguntó él mientras la miraba divertido.

—Sí, desde que nos conocimos, así que serían unas 140 mil veces aproximadamente —respondió Camila simulando que contaba con los dedos el tiempo que tenían de conocerse.

—Vamos amor. —Abrió la puerta de su auto—. Y me sigues contando todas tus teorías conspiratorias sobre nuestra relación. —Ella asintió con la cabeza mientras se abrochaba el cinturón.

En casa de los Valverde se estaba preparando todo para el cumpleaños de Camila, había cumplido un cuarto de siglo, su familia y amistades más cercanas estarían ese día para celebrarlo. Por su parte  Amelia se la pasaba escribiendo a Aarón para avisarle de que debía tardar por lo menos una hora más en llegar, puesto que ella estaba buscando el pastel de cumpleaños y llevando otros arreglos para la decoración de la fiesta de su hermana. Transcurrido el tiempo que le pidió, recibió un mensaje de su cuñado avisando que ya estaban cerca.

—Mamá, ya están por llegar —avisó Amelia a una atareada Sofía poniendo los últimos globos—.  Dame, te ayudo con eso. —Terminaron de arreglar y la madre de Camila tomó el pastel para colocar las velas y sorprenderla apenas entraran a la casa.

—Por favor todos hagan silencio, ya van a entrar —dijo Sofía viendo que su hija había bajado del auto de Aarón. 

Una vez llegaron, Amelia abrió la puerta y todos gritaron ¡Sorpresa! La mirada de Camila recorrió toda la instancia y sonrió con gran emoción por verlos todos ahí reunidos.

—¡Oh Dios mío! Gracias a todos, en serio no me lo esperaba —exclamó con un par de lagrimitas en los ojos y miró a Aarón para decirle—: ¿Tú lo supiste todo este tiempo?

—Sí, Camila. ¡Feliz Cumpleaños a la reina de mi corazón! —La abrazó y depositó en sus labios un tierno beso. —Los demás familiares empezaron a darle los buenos deseos por sus 25 años.

—Camila, hija mía. ¡Feliz cumpleaños a mi pequeña princesita que ya no está tan nena! —dijo su padre dándole un abrazo de oso como hacía cuando estaba niña junto con un beso en la frente.

—Pedí al cielo que me diera una hija maravillosa y si era posible que naciera el mismo día que mi escritor favorito Pablo Neruda. Así que bendito 12 de julio. ¡Feliz cumpleaños mi Camila! —felicitó su madre también abrazándola con ternura.

—Hermana de mi alma, mi pequeño mar en calma. ¡Feliz cumpleaños y que todos tus sueños se hagan realidad! —dijo Amelia yendo hacia ella para darle un cálido abrazo.

Y así siguieron las felicitaciones hasta que llegó la parte de cantar el cumpleaños, la alegría en el lugar rebosaba. Fue la mejor sorpresa de cumpleaños que recibió, pues jamás se esperó que estarían todos reunidos cuando andaban tan atareados, que pareció que nadie se acordaba que era su día especial. Una vez todos se fueron Camila y Aarón se quedaron en la terraza platicando un rato más.

—Ha sido uno de los cumpleaños más felices que he tenido, no es que los anteriores hayan sido malos; solo que esta vez no estaba esperando nada de nadie —contó Camila un tanto tristona.

—Pues lo hicimos un poquito a propósito por la sorpresa que te estuvimos preparando. Pero Camila, tengo algo más para ti —dijo Aarón sacando una pequeña caja de terciopelo azul—.Por favor, cierra los ojos. —Pidió él y ella hizo caso.

—¿Ya puedo abrirlos? —preguntó ansiosa, pues no aguantaba las ganas de saber qué tramaba su chico.

—Sí, ya puedes abrirlos —respondió con una gran sonrisa.

—¡Oh por Dios! —Miró con asombro aquel regalo—. Gracias Aarón, de verdad no era necesario con que estuvieras hoy conmigo ha sido más que suficiente —dijo Camila tomando la caja y al abrirlo sacó una pulsera de Pandora de los charms que tenía, había uno en particular que le encantó, era uno en forma de libro. Estaba que daba brinquitos como niña pequeña y lo abrazó efusivamente para luego darle un beso.

—Sabía que te iba a encantar, el día que fui a comprarlo después de buscar varios y ninguno me convenciera tanto, hallé este y enseguida supe que te gustaría —dijo Aarón mientras le sonreía y le volvía a dar otro beso.

—Quién diría que aquella tarea que nos puso la profesora de español nos iba a unir tanto, primero como amigos y ahora como novios —dijo ella recordando aquel día.


El día que se conocieron Camila y Aarón, y entablaron una conversación de verdad, fue por una tarea que la profesora de español les había asignado. Ya que, a pesar que ambos intercambiaban ciertas palabras en las clases que tenían, jamás habían hecho un trabajo juntos que demandara saber más del otro, sus personalidades eran como el día y la noche; ella con su forma de ser extrovertida siempre andaba en cuanto concurso de oratoria y escritura se tratara, participativa en  clases; a diferencia de Aarón que le gustaba todo fuera con calma, organizado casi al extremo, sus clases extracurriculares consistían en asistir a entrenamientos de Karate dos veces a la semana y en los veranos a clases de fútbol o de dibujo. Siempre ocupado, pero en la escuela era un chico más reservado.

—Jóvenes, para la clase del viernes deberán traerme la siguiente asignación que consiste en leer "Cien sonetos de amor" de Pablo Neruda, el cual deberán utilizar como inspiración y escribir un poema corto mínimo de 10 líneas con un máximo de 25. Y será en grupo de dos que yo misma ya he elegido. —Todos en las clases suspiraron cansados y molestos por no poder ellos mismos seleccionar a su compañero. En eso una de las alumnas levantó la mano.

—Profesora Rosa, ¿de verdad no podemos nosotros mismos elegir un compañero? —preguntó María mirando casi en súplica a la profesora.

—No, cuando hacen grupos ustedes mismos jamás sale bien, además deben convivir con otros compañeros —respondió la profesora dando por finalizada la pregunta—. Empezamos... los primeros serán Carla Almengor y Gilberto Zapata, Aarón Benavides y Camila Valverde. —Cuando la Profesora Rosa dijo sus nombres tanto Camila como Aarón voltearon a verse, ellos sintieron que no iban a congeniar para nada y menos si tenían que leer algo romántico. La profesora terminó de asignar los grupos quedando quince en total y dando por finalizada la clase de ese día.

Una vez salieron del salón para la siguiente asignatura, Camila le dio alcance a su nuevo compañero de equipo.

—Hola Aarón, seré breve mi tiempo está prácticamente contado, por lo tanto, debemos ponernos de acuerdo ahora mismo, día y hora en que nos conectaremos vía Skype o Whatsapp para hacer esa bendita tarea —dijo Camila prácticamente mandando, cosa que él no pasó por alto.

—Hola, primero no eres mi mamá como para estar dándome órdenes y segundo yo también estoy muy ocupado como para estar perdiéndolo en estas nimiedades —respondió Aarón serio tomando su mochila y su libro de física de la banca.

—Bueno ya, me pasé de la raya. Te daré mi número para que me escribas por Whatsapp y así ponernos en contacto. —Camila tomó un post it color amarillo de su agenda donde anotó su número y se lo pasó a Aarón.

—Está bien, ya te mando el mensaje para que me agregues. El sábado podemos hacer esa tarea—dijo Aarón mientras le texteaba a Camila.

—A las 5:00 p.m. nos ponemos en contacto —concluyó Camila y se retiraron a la siguiente clase.

El sábado por la tarde se conectaron por Whatsapp  a través de una vídeo llamada, tratando de buscar la forma de empezar las primeras líneas, pero las ideas estaban bloqueadas.

—Aarón, esto no está fluyendo nada. ¿Será que leemos de nuevo los sonetos y vemos cuál nos inspira más? —preguntó Camila un poco cansada, pues  ya llevaban alrededor de dos horas intentando obtener una idea coherente, pero a ninguno le salía ese estilo cursi.

—No es necesario. Ya se me ocurrió algo y tendrás que seguirme. —La miró con una sonrisa ladina.

—¿Qué sería? ¿Qué tengo que hacer? —indagó intrigada al chico, pues no entendía nada.

 —La única forma que encuentro para poder entender estos sonetos es que tú seas Matilde y yo haga de Pablo. Por lo que propongo que nos metamos en el papel para terminar esta tarea —le propuso Aarón concentrándose en la idea que tenía mientras seguían en la vídeo llamada que se habían hecho para hablar mejor.

—Está bien, entonces imagina que soy tu esposa y yo responderé lo que sea que escribas —aceptó Camila no muy convencida.

—Dudo mucho que tan siquiera lleguemos a ser por lo menos amigos, pero todo sea por la nota—dijo Aarón mirándola no muy entusiasmado, pero prefería eso a fracasar en una tarea tan tonta como esa.

—Qué graciosito me saliste, ni que quisiera ser tu amiga. En fin, espero a que te inspires —dijo ella rodando sus ojos. Pasado unos cinco minutos volvió hablar Aarón.

—Bien ya lo tengo —dijo él.

El fin de semana terminó más rápido de lo esperado y el lunes les tocaba hacer la presentación de lo que habían escrito.

—Buenos días, hoy empezaremos con las exposiciones, espero que se hayan inspirado mucho —saludó la profesora animada y empezó a llamar a varios alumnos, pero ninguno iba al frente, salían con la excusa que se les había quedado el trabajo, otros que el compañero asignado se enfermó, etc.—. A ustedes ni poniéndolos yo misma en un grupo trabajan, a ver quiénes siguen en la lista... Aarón Benavides y Camila Valverde, pasen al frente y lean lo que escribieron —demandó la profesora Rosa mientras se arreglaba las gafas, algo irritada por los irresponsables que eran sus estudiantes.

—Buenos días compañeros este poema se llama "Nuestro soneto de amor" —dijo Camila y todos los presentes echaron risitas burlonas hasta que la profesora los mandó a callar.

 —"Te declamaré los sonetos de amor de Pablo Neruda, porque desde antes y ahora, siempre serás tú amada mía la que robe mis besos, se lleve mis días en las olas de este amor inmenso que siento por ti cada día de mi vida" —declamó Aarón mirándola como si en verdad se quisieran, pues tenían que hacer el papel de que eran una pareja.

— "Y yo amado mío te daré mil besos por cada verso que recito para ti, porque siempre serás mi anhelo, mi delirio y mi razón de existir. Porque no hay día que no piense en ti, ni suspiro que no sea para ti"—siguió Camila mirándolo de la misma forma, era de no creer que habían logrado sacar el trabajo a pesar de ser más corto de lo solicitado, sin contar sus desacuerdos seguidos.

—Muy bien chicos, debo resaltar que no escribieron la cantidad de líneas que les pedí; pero en vista de que sus compañeros ni siquiera hicieron el intento. —Miró al resto de sus compañeros  con cara de fastidio—. Tienen la nota máxima, pueden sentarse.

Y esa fue la primera vez que se conocieron de verdad, después de ese día empezaron hablar con más frecuencia, limaron asperezas hasta que se volvieron inseparables.

Hola queridos lectores, nuevo capítulo y lo prometido es deuda. Hice una encuesta en instagram preguntando si querían saber cómo se conocieron Camila y Aarón, aquí lo tienen. Espero que les haya gustado leerlo, tanto como a mí escribirlo.

Saludos, Jenny.


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