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Capítulo 10. Seamos más que amigos

Aarón se despertó esa mañana demasiado feliz al punto de que cantaba "Valió la pena" de Marc Anthony mientras se bañaba. Su madre lo escuchaba desde la cocina en lo que se preparaba un café.

—Estás muy animado hoy Aarón, ¿qué pasó anoche? —le preguntó a su hijo cuando este salió del baño.

—Creo que al fin Camila será mi novia —respondió sonriendo de la emoción que lo embargaba.

—¡Hasta que al fin! Cual de los dos más pendejos por no darse cuenta de que se querían más que como amigos —exclamó Carmen riéndose a carcajadas, su hijo solo entornó los ojos y negó con la cabeza

—Bueno todavía no es mi novia oficial, falta hacerle la pregunta como tal —contó Aarón mientras se servía jugo de naranja.

—Entonces la felicidad se debe algo más, apuesto a que se besaron —miró a su hijo y la mirada de él lo delató.

—Sí, solo que no pude hablar más con ella, porque en eso llegó su padre  molesto y me tuve que ir —dijo recordando la escena de anoche.

—Conociendo a Carlos, aunque te conozca desde hace tiempo; siempre te verá como un extraño si te metes con su hija. Así que sean responsables, sabes a qué me refiero —advirtió Carmen y luego sonrió.

—Lo sé mamá, ya verá que a su hija no la quiero para pasar el rato. Yo a ella la amo, no sé ni cuándo ni cómo surgieron esos sentimientos, pero sé que es la persona con la que quiero compartir el resto de mi vida —habló seguro de sus sentimientos.

—Claro que te creo, como la miras a ella siempre ha sido distinto a como miraste a las otras novias que trajiste. Cuando ves a Camila desbordas amor, ternura, comprensión y verlos juntos es más que química, están construyendo alquimia pura —dijo Carmen inspirada y contenta, porque sea Camila su futura nuera.

—Mamá, debiste ser escritora. Soy tu máximo fan —dijo dándole un beso en la frente.

—Ya ve a vestirte, en lo que termino de preparar los pancakes —dijo ella divertida.

—Sí, mi capitán —contestó él haciendo la pose de un soldado y luego marchando hacia su habitación, su madre solo se reía negando con la cabeza.

Camila se preparaba para ir a casa de Aarón, debían poner los puntos claros de qué exactamente tenían ahora, aunque una parte de ella seguía teniendo miedo de que se dañara su amistad si las cosas como novios no funcionaban. Alejó esos pensamientos negativos y siguió arreglándose. Minutos más tarde estaba por salir cuando sus padres la detuvieron.

—Hija, ¿podemos hablar?—preguntó su papá serio.

—Está bien. —Tomó asiento en el sillón que estaba frente a ellos.

—Necesitamos que nos expliques si es cierto que tú y Aarón son novios —cuestionó esta vez su madre.

—Sí, hace poco empezamos a salir. Darnos una oportunidad, así que les pido por favor se tomen esto con calma —respondió segura, aunque el fondo ni ella misma supiera si las cosas iban a tornarse serias entre ellos.

—Entonces con más razón debo hablar con Aarón, sé que lo conozco desde hace ya bastante tiempo; sin embargo, no me gusta esas escenas que hicieron anoche. Mi casa se respeta —puntualizó tajante su padre.

—Papá, no vamos a comenzar de nuevo a discutir. Él vendrá, sabes que es hombre de palabra—habló seria Camila.

—Carlos, deja de ponerte en esos planes. —Lo miró son seriedad su esposa—. Conocemos Aarón como dijiste hace bastante tiempo ya y para los novios anteriores que ha tenido nuestra hija, prefiero mil veces que esté con él. Es un buen muchacho y tiene los objetivos claros en la vida —intervino su madre a manera conciliadora.

—De acuerdo, otro día hablaré con él —contestó ya un poco más calmado el señor Carlos.

—Eso si Camila, sean prudentes. Sabes a lo que me refiero. —Esta se ruborizó y asintió con la cabeza.

—Como se acabaron las preguntas por ahora, me despido de ustedes. Saldré ya saben con quién. —Se levantó y se dirigió a abrir la puerta, justo en ese momento había llegado la manzana de la discordia.

—No te dije que yo iba a tu casa —susurró Camila, pero era muy tarde; su madre ya lo había visto.

—Hablando del rey de Roma y que se asoma. Contigo queríamos hablar —dijo la señora Sofía.

—Hola Sra. Sofía, Sr. Carlos ¿Cómo están? —saludó este tratando de sonar tranquilo, pero de pronto surgieron nervios que antes no tenía.

—Déjalos Sofía, después hablamos con él. Ya he tenido suficiente por hoy —intervino el padre de Camila. A lo que ambos chicos dieron las gracias y se despidieron de los más adultos.

—¿Por qué no me avisaste que venías? Casi me da algo cuando te vi ahí parado y luego cuando te vio mi mamá —preguntó ella nada más hizo entrar al auto.

—Quería darte una sorpresa y sí que te la di. —Se echó a reír brevemente, pues la cara de molesta que puso Camila lo detuvo de inmediato—. Tranquila, no me aguantaba las ganas de verte y pues vine, lo decidí a último minuto. —La miró con cara de "por favor discúlpame".

—Te has salvado que mi papá detuvo a mi mamá con el interrogatorio, aunque era él el primero en querer hablar contigo —le dijo Camila a su casi novio.

— Yo no tengo ningún problema en hablar con ellos, pero antes debo hacerlo contigo. Al final no hemos definido qué etiqueta tendremos ahora —dijo mientras buscaba dónde llevar a Camila y poder hablar tranquilos.

—Si estás buscando un lugar donde poder hablar, podemos ir a tu casa y pedimos hamburguesas o pizzas, tengo cupones para ambos. —Sacó de su cartera una cuponera de varios lugares de comida rápida, esas que te dan cuando estás en la parada y empiezan a repartir para atraer a la clientela.

—Está bien, la verdad no tenía idea dónde ir que fuera cómodo hablar y bueno mi mamá se fue un spa con sus amigas, así que demora un rato en llegar —dijo cambiando la ruta.

—¡¿Me lo dices porque quieres que tengamos sexo?!, ¡¿tan pronto?! —preguntó exaltada Camila, no eran ni novios y ya le estaba proponiendo cosas indecentes. Aarón tosió, pues se ahogó con su propia saliva ante tal pensamiento tan osado de ella.

—¡Caramba, Camila!, qué pensamientos más sucios los tuyos. Además ni que fuera la primera vez que vas a mi casa cuando mi mamá no está uno y dos tú misma propusiste ir ahí, y pedir comida rápida. Así que en mi defensa no estaba pensando hacer nada indebido contigo —respondió Aarón manteniendo una pose seria, pero por dentro no aguantaba la risa; lo que mencionó de la casa solos era por el tema de conversar sin interrupciones, jamás se le pasó por la cabeza tener sexo con ella.

—No sé, lo digo para evitar cualquier malentendido después. En fin, ya vayamos a tu casa como habíamos acordado —dijo haciéndose la ofendida y cambiando de tema para no seguir pasando vergüenza.

—No hay problema, sabes que no soy ese tipo de personas. Creo que nos conocemos lo suficiente para saber hasta qué punto puede llegar el otro entre bromas y hablar en serio —comentó  Aarón para apaciguar las aguas.

—Tienes razón. —Volteó a verlo y dirigió su mano izquierda hacia la nuca de él en modo de cariño. Este le sonrió y siguieron tranquilos el resto del camino.

Veinte minutos más tarde se encontraban en la casa de Aarón y como había dicho él, el lugar se encontraba solo. Mientras buscaban qué película ver Camila se dispuso a llamar la pizzería, pues se habían decantado por esta opción.

—La orden nos llega en media hora, pedí dos; porque tú siempre andas con hambre y antes de que me quede sin nada mejor me aseguro tener de respaldo —comentó Camila sentándose a lado de él.

—Pediste con aceitunas negras y queso en el borde, ¿cierto? —preguntó mientras le daba inicio a la película que verían ese día.

—Sí, por supuesto; porque si no no comes —respondió ella colocando sus  piernas sobre los muslos de Aarón.

—Camila, vamos a ponernos un poco más serios y es sobre el beso que te di anoche—quitó la mirada del televisor y luego giró su cabeza en dirección a ella—.Te lo diré directo sin rodeos, me gustas mucho; no solo eso me he enamorado de ti. De tu forma de ver la vida, de tu sonrisa angelical, de la manera en que haces parecer que todo tiene solución, la alegría con que ves todo y en tus momentos tristes, siempre sonríes de los chistes malos que te digo. Eres la persona que quiero en mi vida, has estado conmigo tanto en las alegrías como en las tristezas, has sido mi soporte, mi amiga, mi consejera, mi novia de mentiras. Sin embargo, conformarme con ser sólo tu amigo me ha dejado limitado, cuando te he visto llorar por alguien que no valía la pena, porque yo evitaría hacerte daño y sí, sé que no soy perfecto; pero quiero intentarlo contigo —terminó de hablar para escuchar la opinión de Camila y ésta estaba anonada, con unas cuantas lágrimas en los ojos.

—Aarón, yo no sé qué decirte. Me gustas también, pero no sé si te ame de la misma forma en que tu lo haces conmigo. Tengo miedo de fracasar en esta relación, volver a sufrir y esta vez no tenga en quién apoyarme; lo eres todo para mí. —Bajó su rostro y él con cuidado la levantó para secar las lágrimas con su pulgar.

—Camila, quiero que comprendas que nuestra amistad no debe ser un impedimento para amarnos, dejemos el miedo de lado y tomemos el riesgo. Deseo que seas mi novia para decirlo de verdad y no de mentira, pero si aún no te sientes segura de tus sentimientos, puedo esperar el tiempo que sea necesario. Porque por ti esperaría mi vida entera —le dijo mirándola directo a los ojos.

—Tenme paciencia Aarón, quiero ser tu novia; sólo enamórame un poco más. Que no parezca que sea un compromiso de mi parte amarte, sino que salga en serio. Así que agregamos una nueva etiqueta: ser novios —al final lo aceptó, pero con la condición de que igual debe cortejarla y enamorarla más.

—Por eso no hay problema, te quiero mucho Camila. La atrajo hacia él y la abrazó.

—Yo también te quiero mucho Aarón —contestó ella correspondiendo al abrazo.

Ambos estaban de cierta forma feliz, aunque Camila tenía sus dudas; sabía que con Aarón podía ser ella misma, la conocía en todas sus facetas como ella a él. Sólo sería cuestión de acostumbrarse al nuevo tipo de sentimiento que compartían. En cuanto Aarón sabía que ella aún estaba dudosa y posiblemente no tan enamorada como él de ella, pero haría todo lo que estuviera a su alcance para enamorarla más.

Hola queridos lectores, lo prometido es deuda y aquí les dejo el capítulo 10. Espero que les guste.

Que tengan lindo fin de semana,
Jenny.


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