
47
Los seguidores de Gya se presentaron en la aldea, ingresaron sin problemas pues muchos de ellos eran Pimeys mal guiados, otros como los Antaa Potkut observaban alertas todo a su alrededor para no ser tomados por sorpresa. Otros magos y brujas que allí vivían veían todo desde su lugar, no se metían pues conocían la lucha que se llevaba a cabo y por más difícil que fuera, reconocían que la base del problema era erradicar los principios de Merlín; Sho sonrió al toparse con Silvano y Equusuu impidiéndoles el paso, pronto Alistair, Cira y Eldor se unieron a ellos listos para pelear, si tenían que dejarlo todo en el campo de batalla lo harían con tal de proteger el sitio y a quienes estimaban.
—Terminemos esto de una buena vez, solo estamos aquí por una cosa —habló el mago con una sonrisa que se desvaneció con lentitud—, ¿Dónde está el Valaisin?
—Es ridículo que pienses que vamos a responderte —Cira se mofó.
—No comprendo por qué siguen defendiendo a los Marline, ¿No lo ven? Los ideales de Morgainne eran mucho más justos y buenos de los que promovía ese rey suyo pero no quisieron escucharla y la marginaron como a todos los demás —chasqueó la lengua—. Además, están protegiendo a una cosa, ¿No lo ven? No está vivo, es solo un recipiente que contiene lo que puede cambiar el rumbo de este reino.
—¿Y crees que tú puedes cambiarlo? Por favor, no eres capaz, dependiste todo el tiempo de lo que Gya hacía o averiguaba, ahora que sabes un par de secretos te crees con la vara de hacer lo que quieras, no es así —Alistair espetó—. Vas a terminar muerto antes de saber sobre Eleck.
—No tengo problema, todos estamos aquí listos para morir si es necesario con tal de hacerlo salir —Sho sonrió—. Gya nunca nos dijo nada sobre el Valaisin, se guardó toda la información para si porque deseaba ser la única que pudiera tener oportunidad de tener los increíbles dones de Merlín pero esa amiga suya le puso un alto a su codicia, una Sielun Syoja muy poderosa, lo admito, Gya como la más estúpida dejó todo su descubrimiento escrito y yo di con esa información.
—¿Y si hubiera una oportunidad de que un heredero justo asumiera el trono? —Silvano tomó la palabra—. Si te pudiéramos asegurar que los tuyos no serán dejados de lado de nuevo, ¿cederían?
—No me interesa lo que crean tener, quiero el poder de Merlín, si tengo que destruir casa por casa de esta aldea, abrirle el pecho a cada mago o bruja que se me cruce, lo haré —amenazó—. Voy a terminar lo que Gya inició, entreguen al muchacho y todo saldrá a su favor, de todas formas, no sentirá nada, no es una persona.
—Lo que dices está mal —Niesse hizo acto de presencia caminando entre sus amigos—, Pero no vamos a tomarnos el tiempo de explicarte nada, imbécil, si das un paso más, te vamos a destruir.
—Bien, de igual forma llevo tiempo queriendo enfrentarme a ti y ver qué tan poderosa eres —el sujeto sonrió en grande.
Sho enseñó sus palmas llenándose de electricidad, sus pares también se prepararon para el ataque puesto que rendirse no era una opción, para ninguno de los dos bandos; en cuanto el sujeto lanzó el primer golpe fue Silvano quien actuó con rapidez golpeando el suelo con su pie y elevando con sus manos un muro de tierra para proteger a sus amigos. Alistair dio un salto en el aire lanzando ráfagas por doquier logrando levantar en vuelo a varios y el caos se desató, Eldor comenzó a crear columnas de fuego para frenar el avance de sus contrincantes pero que hubiera otros Antaa Potkut dejaba casi sin efecto su truco más no se rendía, seguiría tratando de contener a los suyos.
— Spejl Usynling —Cira susurró para crear al menos unas cincuenta copias de ella misma confundiendo a un grupo de brujas que intentaba atravesar la barrera que habían creado para defender la aldea pues niños y ancianos residían también allí.
—Radium —Niesse dejó escapar de sus manos un sinfín de rayos contra los magos enemigos aprovechando que no podían dar con la verdadera Cira pero fue golpeada de forma feroz por Sho que la envió al suelo.
—¿Sabes? Eres como una niñita en entrenamiento, piensas demasiado las cosas, analizas los hechizos antes de lanzarlos y eso te hace menos fuerte y más lenta —le propinó una patada sacándole un quejido cuando se estrelló contra un árbol—. Para ser una de los nuestros te falta fuerza, te falta frialdad y mucha, mucha ira.
—Disculpa si no soy una malnacida hija de puta —se puso de pie—. Implosion.
—Mal de nuevo —Sho desvió el ataque—. Sigues pensando demasiado, ¿Por qué no usas tu centro? ¿Mmm? Porque usar conjuros de fuego no va a ayudarte en nada contra mí —los ojos de sujeto se tornaron por completo negros mientras modelaba con su mano como si pudiera así sostener el cuerpo de Niesse en el aire—, ¿Tienes idea de lo que siente una galleta al ser estrujada en la palma de tu mano? Mira, dicen que es doloroso, ¿Por qué no lo probamos en ti?
Niesse sintió como sus huesos tronaban con fragor al ser comprimida por una fuerza que no podía ver pero sí sentir, intentó acallar sus quejidos pero le fue inútil cuando Sho volvió a implementar la acción con su mano atrayéndola hasta tenerla frente a sí.
—Débil, es triste que seas una Pimeys —y la lanzó por los aires para lanzarle rayos que fueron detenidos por Eldor con un escudo.
—Niss, tienes que levantarte —el joven apremió sin dejar de observar al contrincante—. Necesitas pensar en algo, ¿Dónde está Eleck?
—Oculto, le dije que no salga pase lo que pase —susurró adolorida.
—No puedes pedirle algo así, lo necesitamos —Eldor espetó.
—No —negó incorporándose con lentitud.
Equusuu clavó su cayado al suelo dibujándose en este runas de diversos tamaños, abriéndose a su alrededor numerosos portales que utilizaba para atrapar a las brujas enemigas, Irina se dedicaba a sacar a quienes no luchaban de la zona de fuego junto a Sibila quien como bruja del destino tenía prohibido inmiscuirse en una pelea tomando un bando a favor, solo podía supervisar desde lejos, nada más; por otro lado, Silvano mantenía toda su concentración habiendo tenido que retroceder en consideración cuando notó que los seguidores de Sho eran más de lo que creían y que, para ser peor, muchos de la aldea se unieron a él al escuchar sus palabras iniciales, era más que claro que estaban en desventaja, en terreno ajeno quitándoles energía. Apretó los labios, su cuerpo se sentía al borde del colapso mientras desde el centro de la Tierra emergían rocas gigantescas que volaban en todas direcciones hacia los Pimeys, las raíces de los árboles resquebrajaban el suelo, las lianas más cercanas servían de látigos a su favor pero el fuego usado en su contra no solo lo amedrentaba sino que también lo hería.
Aquí es donde Alistair entraba en acción creando trompas de viento para menguar los daños, apenas tocaban tierra se llevaban todo a su paso reduciéndolo a escombros, más de una bruja acabó atrapada en sus veloces ráfagas siendo ahogada por dificultad para respirar. Un desastre, una matanza por el bien de uno, eso era obvio.
Eleck tragó duro estando oculto en una de las casas más alejadas de la entrada de la aldea, los gritos, golpes, explosiones e incluso el remezón de la tierra le hacía saber que estaban en el peor momento y temía que sus amigos no fueran capaces de salir ilesos. Le había prometido a Niesse que no se dejaría ver, pero, ¿Era correcto? ¿Debía huir de allí sin mirar atrás solo por querer vivir otro poco? ¿Esa sería la forma de vida si elegía esconderse? Siempre dependiendo de quienes quisieran y pudieran defenderlo, nunca respirando sereno, sabiendo que en cualquier momento la guadaña de la muerte llegaría a su cuello sin más, porque así debía ser. Prefería mil veces abrazar a la Parca que esperaba por él pero terminar en buenas manos antes de que ser utilizado como un elemento del mal, Merlín se lo dijo, su lucha era por el bien sin importar el resultado mismo. Una última explosión lo sobresaltó, la casa se estremeció causando que varios muebles cayeran y supo que algo malo había sucedido, tomó la decisión, no podía quedarse de brazos cruzados.
—No nos quedamos de brazos cruzados en presencia del mal —se dijo a sí mismo recordando a Agatha, Cira, Merlín, él era un Valaisin, digan lo que digan sobre su persona, sabe qué es lo que debe hacerse.
Salió de su escondite con rapidez, corriendo tanto como podía para llegar a la zona de pelea y unos metros antes se detuvo agitado pero decidido. Sus ojos se volvieron blancos ya que usaba las energías que conforman el universo para ver y localizar a sus pares y enemigos; apretó los labios al ver que Niss seguía en pie manteniendo un escudo para proteger a los demás que a duras penas podían seguir el ritmo, no eran tantos a comparaciones de quienes tenían la ventaja allí.
—¿No te lo dije? —rió el sujeto enemigo acerándose a Donovan—. No eres una Pimeys de verdad, creo que tuviste suerte, incluso, para matar a Gya.
—No nos subestimes —Eleck emergió de las sombras llamando la atención de todos, en especial de la muchacha de ojos verdes que volteó a verlo por sobre el hombro—. Te podemos dar una paliza estando unidos.
—Te dije que no vinieras, Eleck —Niss lo reprendió.
—No me voy a seguir escondiendo —negó—. Podemos ganarle.
—Tal vez, pero, ¿Pueden combatir a todos los Sielun Syoja de esta aldea? —Sho ladeó la cabeza, apenas sus palabras terminaron de ser pronunciadas varios hombres y mujeres se pusieron de pie con una sonrisa.
—Mierda —Alistair apretó los puños, aunque no fueran muchos, las bestias come almas son más peligrosas que un Pimeys común y corriente.
—Detengan esto, no es necesario —Niesse habló—. Yo soy la heredera de la corona.
—La hija de Merlín fue asesinada antes de nacer, ya conocemos esa historia —negó Sho.
—Yo soy descendiente de Morgainne, pariente de Merlín por ende —habló viendo a todos—. Esto no es necesario, puedo ser justa con los nuestros, con todos en realidad, no hay por qué seguir manchando las manos de inocentes con sangre.
—¿Crees que vamos a creerte así como así? —habló una mujer—. Estás con ese Marline, de seguro sigues sus órdenes.
—¡Tenemos que destruir a ese chico para tener el poder que requerimos para dar vuelta la balanza! —Sho gritó—. Gya lo dijo, mientras exista alguien que quiera gobernar en nombre de ese maldito rey muerto nunca vamos a estar a salvo, no vamos a ser reconocidos, siempre siendo la escoria del mundo mágico solo porque sabemos hacer maldiciones en lugar de que germinen margaritas de nuestros pasos.
—Aun cuando te diera mi poder por voluntad propia, nunca podrías manejar la esencia de luz siendo un ser contrario —Eleck habló serio.
—Tu amiga tampoco podrá entonces, eso es un hecho —el Pimeys golpeó con un puño el suelo haciendo que las placas se estremecieran con tanta fuerza que las grietas se abrieron tragándose casas, árboles y fue Silvano quien llevó las palmas hacia abajo tratando de contener los movimientos.
—¡Si sigues así la aldea completa va a desaparecer! ¡Estás cegado por una ideología que no es tuya! —gritó el Luonto—. Gya solo te ha metido estupideces en la cabeza, no estás haciendo nada diferente a lo que Morgainne hizo, ¡Y mira cómo terminó por dejarse invadir por malos pensamientos!
—Que seas un Pimeys no determina quién eres realmente ni cuál es tu futuro —Niss observó a los come almas intercambiar miradas entre ellos, sí, los habían marginado, les habían hecho daño muchas veces por miedo sin que ellos siquiera intentaran hacer un mal, pero tenían opciones para cambiar eso.
—No me interesa lo que tengas para decir, tú no perteneces a nuestro mundo, vivías con los humanos, no tienes idea de nada sobre lo que hemos pasado a lo largo de los siglos —negó Sho no estando dispuesto a dar el brazo a torcer—. Si crees que un Sielun Syoja es peligroso, no tienes idea de lo que puede hacer un conjunto de comer almas que se fusionan.
—¡No! ¡No lo hagas! —Eleck gritó tratando de llegar al sujeto pero no fue lo suficientemente veloz pues el pequeño número de come almas unieron sus fuerzas tras recitar por lo bajo un conjunto de los más antiguos y de los más poderosos, una maldición demoníaca que ni la misma Morgainne se atrevería a pronunciar.
Y la criatura que se obtuvo de haber unido más de cinco come almas dio paso a una expansiva de energía que lo destrozó todo, sin miramientos, no quedaron casas en pie, los árboles fueron arrancados de cuajo, los escombros de tierra volando por doquier golpeando e hiriendo a los presentes; nadie se salvó del choque de energía, Silvano apenas pudo atrapar en sus brazos a Alistair pero fueron enviados lejos hacia atrás, Eldor terminó siendo ayudado por Equusuu que también protegía a Irina a duras penas. Eleck fue arrastrado por el suelo sin poder evitarlo y Niesse no dudó en correr hacia él sin saber cómo iba a terminar todo eso.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro