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21


Niesse abrió los ojos tras un largo y hondo suspiro, paseo la vista con lentitud por la habitación en la que se encontraba, parpadeó con parsimonia sintiéndose débil en demasía. Intentó incorporarse, sentarse sobre la cama pero fue en vano terminó cayendo rendida nuevamente en la almohada, la puerta abriéndose la alertó más no podía moverse como le hubiera gustado por lo que se vio en la obligación de esperar a saber qué sucedería.

—Veo que has despertado ya, eso es bueno —Irina sonrió de manera afable—. No te apresures a salir de la cama, necesitas descansar tu cuerpo, reponerte del desgaste físico, mental y emocional que ha sido usar tu magia.

—Creo que no podré levantarme por días —susurró.

—Lo que tengas que quedarte, lo harás —asintió acercándose—. Voy a ponerte estos paños húmedos en la cabeza, fueron sumergidos en agua y hierbas medicinales, ayudan a la pronta recuperación.

—Gracias —se relajó mientras la mujer colocaba uno a uno los paños—. Todo esto parece un sueño.

—El hechicero me ha hablado de ti, dice que eras humana hasta hace poco pero que tu magia despertó, ¿Cómo fue? —preguntó amable y llena de curiosidad, no sucedía seguido que un humano resultara ser parte de los suyos.

—Solo sucedió, yo quería proteger a Eleck de la come almas, ni siquiera sé qué fue lo que hice en concreto —suspiró prestándole atención a la fémina.

—No tienes que saberlo, las intenciones y su poder son algo que no debe ser subestimado, muchacha, si tu deseo ferviente de proteger a tu amigo liberó tu magia solo quiere decir que posees un fuerte corazón y gran nobleza, la amabilidad y la predisposición a la ayuda y protección son cosas que deben ser admiradas —con gran felicidad y orgullo sus comisuras se elevaron en una curva fina—. Aunque no esperaba eso de un Pimeys.

—Supongo que todos son malos —asintió.

—No, claro que no, pero están tan estigmatizados por sucesos del pasado que es imposible que la gente pueda ver el verdadero potencial en las sombras —suspiró, bajó la cabeza para volver a verla—. Hace tiempo, la mayoría de los tuyos, por no decir casi todos, era fieles seguidores de Morgainne, la bruja que quería destronar a Merlín y puso a muchos magos en su contra; los Pimeys creyeron sus palabras, fueron parte de su ejército, es por eso por lo que hoy en día los sigan estigmatizando por las acciones del pasado.

—Ya veo —asintió—. Siempre habrá malos que son buenos y buenos que son detestables, todos somos tal o cual en una historia mal contada.

—Exacto, todo depende de las acciones que tomemos y las decisiones que contemplemos —sonrió—. Eres sensata, Niesse Donovan.

—Tengo muchas dudas, señora Irina —chasqueó la lengua—. Yo he sido humana toda mi vida, pero ahora incluso tengo conocimientos de hechizos que nunca he oído, ¿Cómo es eso posible? ¿Cómo puedo saber algo que no he aprendido aún?

—No tengo las respuestas a tus preguntas, a pesar de todo sigo siendo joven como para saber a profundidad sobre ello, pero si tu magia se libera tanto como para darte conocimientos, si puedes saber hechizos que nunca te han enseñado quiere decir que llevas en la sangre más de lo que crees —sopesó, Irina tomó la mano de Niesse con cariño tal cual haría una madre—. La magia no es solo un montón de conjuros o el poder que predomine dentro de ti, nuestras escuelas no te dictan cuál o tal hechizo usar sino a controlar esa sabiduría y poder que tienes, ¿Sí? Las familias de magos o brujas dejan como legado a futuras generaciones no solo habilidades especiales sino información, conjuros, rituales, todo a través de la sangre, del linaje, de recuerdos, juegos e incluso cantos que has tenido de niño pero que no recuerdas porque los has olvidado.

—En su mundo quizás, pero en el mío, en Estados Unidos, mi familia era la menos creyente de algo y la más común de todas. Jamás vi algo que pudiera decir "qué extraño es eso", ¿Comprende? Nunca hubo una señal de nada... —negó preocupada, tratando de hallar en sus recuerdos alguna pista que pasó por alto por su ignorancia—. Sé que debería serme fácil esto, pero realmente tengo muchas dudas.

—Es normal —sonrió—. El que tu familia no usara su magia o no fuera consciente de que esta existía no quiere decir que no la portaran. Niesse, puedes ser parte de las muchas brujas y magos que huyeron durante la guerra de Merlín, varios huyeron al mundo mundano, se casaron y formaron sus familias olvidando nuestro mundo por temores, por estigmas... La magia se pierde cuando la ignoras, no quiere decir que no puedas crearla sino que ya no es tan fácil como antes y si no enseñas a creer a tus hijos, si les haces conscientes de quienes son realmente, nunca tendrá la identidad de un mago o una bruja.

—Entonces... —pudo sentarse en la cama con el ceño fruncido—. ¿Podría ser que alguno de mis ancestros, bisabuelos o tatarabuelos fueran magos que huyeron al mundo humano para refugiarse y no volvieron a Khandrya? ¿Por qué abandonar algo tan asombroso como este lugar?

—La preservación de la vida es igual en todos lados, es como... Como cuando los humanos causan sus guerras, hay inmigrantes en diversas tierras y no regresan nunca prefiriendo quedarse donde se asentaron y tomar las oportunidades que les den —sonrió viendo a la joven sorprendida—. Tenemos conocimiento del reino humano, muchas veces los hemos cuidado e incluso, aunque muchos digan que no, los apreciamos.

—Gracias, Irina, has podido calmar mi incertidumbre, no tengo respuestas claras pero un indicio es mejor que nada —rió bajo—. ¿Mis amigos? ¿Cómo están ellos? ¿Puedo verlos?

—El hechicero, Equusuu, se encuentra con los híbridos, está dándoles comida y descanso. Por fortuna no fueron receptores de heridas o veneno por ser parte fundamental de la naturaleza, pero eso no quiere decir que no hayan sufrido —se puso de pie—. El resto de los magos han sido llevados a diferentes cuartos donde están tratándolos de acuerdo con el pesar que sufrieron, uno de ellos no ha dejado de llorar por compañeros de guerra que ha perdido.

—Alistair... —susurró entristecida.

—No te preocupes, necesita llorarlos todo lo que pueda para desahogarse. Ha estado reprimiendo su tristeza mucho tiempo, es por eso por lo que el bosque se apropió de su sufrir para que flaqueara —sopesó—. El otro chico, se encuentra comiendo ya y un poco más animado, me ha contado sobre un hermano menor que ya no está con él, creo que sanará pronto esa herida emocional.

—Siento que hablo con una abuelita demasiado sabia —sonrió Niesse llena de ternura—. Lo siento, pero es así como me hace sentir.

—Oh, supongo que es normal —se carcajeó—, Tengo muchos años de vida, no tantos como los que a veces quisiera tener, pero para ustedes los magos jóvenes es un mimo ser tratados así.

—Concuerdo —su sonrisa se desvaneció poco a poco—. ¿Dónde está Eleck?

—Ah, el Valaisin —asintió—. Aún no ha despertado, tomará un poco de tiempo para que pueda dejar el lecho, ahora mismo mi mejor sanador de esencia está trabajando con él; no te preocupes, está en buenas manos. Se verán pronto.

—Eso espero... —volvió a tenderse en el lecho de lado y lista para dormir un poco más, en una de las esquinas del cuarto el Crawlar lo observaba tranquilo, como si quisiera decirle que todo estaba bien.

La alcoba que le había sido otorgada a Eleck se encontraba en total silencio, algo de penumbra lo invadía debido a que todavía no apuntaba el sol. Desde que habían llegado a la villa, gracias a un portal teletransportador de Equusuu, ubicaron a cada uno de los magos heridos en un cuarto siendo tratados y asistidos por los lugareños y el Valaisin no era la excepción; Cira se encontraba en una silla sentado junto a la cama del menor mientras sus manos desprendían luminiscencia, sus palmas recorrían sin tocar el cuerpo del contrario ayudando a recuperar energías con más rapidez.

Cira llevó su mano por debajo de la espalda de Eleck para levantarlo levemente, tomó con la diestra el mentón del chico para atraerlo hacia sí, abrió su boca con cuidado exhalando un halo blancuzco que fue directamente entre los belfos contrarios logrando que más bruma oscura se desprendiera de Eleck hasta que, luego de unos minutos, la misma se volvió clara dando aviso de que no había más veneno en su cuerpo. Los latidos cardíacos se habían estabilizado, respiraba con normalidad, estaba fuera de peligro y su Oculi Tenebris volvía a tener un bajo perfil.

—Qué extraño —Cira colocó con cuidado al muchacho en la cama, examinó su rostro a detalle, acomodó sus cabellos y para cuando este abrió sus ojos lentamente notó el color plata en los mimos—. Completamente platinado, qué curioso.

—¿Quién...? ¿Quién eres? —Eleck se incorporó con rapidez pero el mareo lo atacó desestabilizándolo, cayó hacia un lado siendo sostenido por la desconocida frente a él—. ¿Dónde están los demás? ¿Qué pasó?

—Tranquilo, están todos a salvo en habitaciones cercanas, están descansando y tú deberías hacer lo mismo —sonrió de lado—. ¿Cómo es que puedes verme si tienes un hechizo de un come almas?

—Mi compañera pudo revertirlo un poco —frunció el ceño—. ¿Qué me hiciste?

—Te quité el veneno que tenías provocado por las lianas que los atraparon en el Bosque de Sombras, ha sido una odisea la que han pasado allí asique no pienses en hacer movimientos bruscos, aún no he terminado pero te transferí energía, de mi cuerpo al tuyo y te di lo que entre nosotros conocemos como Aliento de Vida —sonrió—. Mi especialidad como Valaisin es ese tipo de hechizo en el que comparto mis esencias para bien, tengo la capacidad de generar energía dentro de mí que a veces no utilizo.

—Pero... —boqueó algo aturdido—. Ese hechizo... Eso se hace mediante un Beso de Luz —se ruborizó un poco—. Debes estar muy cerca de la persona dañada, compartir energía vital con otro es algo muy serio... ¿Tú me besaste o...?

—No, no es un beso en sí, pero similar, no te he tocado —rió bajo pareciéndole un poco infantil la reacción del mago frente a ella pero no por eso menos linda—. Aún.

—¿Qué? —frunció el ceño a lo último dicho pero su semblante cambio en cuanto notó las gemas preciosas bajo los ojos de la joven, llevó una de sus manos dejando que las yemas de sus dedos tocaran con suavidad—. Sabía que habían Valaisin con gemas en su rostro o cuerpo, pero nunca los había visto en persona.

—Yo no había visto a uno de los nuestros que reúna tantas características en uno —ladeó la cabeza—. Cabello, ojos, tez y los tatuajes que serían como mis gemas.

—Supongo que tuve suerte —sonrió.

—¿Tú crees? —lo obligó a recostarse—. Duerme, aún no amanece y estoy seguro de que necesitas más descanso del que crees, que te sientas fuerte es solo producto del reciente hechizo.

—Quiero saber de mis amigos... —parpadeó con lentitud—. ¿Qué me sucede? ¿Por qué de pronto tengo sueño?

—Porque quiero que descanses —sonrió—. Tranquilo, Eleck, tienes que dormir... Relájate, nada malo va a sucederte, te cuidaré...

Como si se tratara de un mantra especial aquellas palabras dieron a Eleck el ultimátum final para que sus ojos se cerraran, fue como haberse desmayado de repente sin tener idea de nada a su alrededor; Cira volvió a tomar asiento a su lado para continuar con sus hechizos asegurándose de que el Oculi Tenebris estuviera controlado y de paso, que la Sielun Syoja no pudiera ingresar en la mente del ojiplata mientras estuviera en esa villa. 

Espero que les esté gustando hasta aquí!! Gracias por leer.

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