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16


La casa donde habían pasado las últimas horas se veía ahora más pequeña de lo que recordaban. Silvano observa alrededor del lugar mientras espera a que los demás salgan de la vivienda para emprender la marcha, deben comenzar cuanto antes el andar si desean ser rápidos a la hora de encontrarse con la bruja adivina antes de que Gya los halle; suspira, voltea a ver a Eleck que camina en su dirección observándolo todo a detalle, de momento la maldición del Oculi Tenebris ha desaparecido pero puede regresar en cualquier momento y saben que se verán ralentizados cuando suceda, es por ello que las prisas son grandes.

—Muy bien, este es el camino más seguro hacia Cathair Ghrian —Irina los observó con serenidad, la bruja transmitía paz—. Es importante que mantengan un perfil bajo, Gya de seguro está rastreándolos y tarde o temprano los va a encontrar, lo mejor es hallar un lugar para pasar las noches.

—Lo intentaremos, pero no podemos seguir huyendo, en algún momento deberemos enfrentarla o será un gran en el culo para siempre —Alistair soltó molesto.

—Para llegar a la ciudad capital es necesario cruzar el Bosque de las Sombras y llegar a la aldea de los ManeKatt en el Valle de la Luna —Rayna los observó a todos con semblante serio—. No es un viaje que vaya a ser fácil, hay mucho en juego y además, una vez hallamos salido del bosque, solo Ónice o yo conocemos el camino para llegar a nuestra aldea.

—Me temo que solo tú, desde que me perdí cuando era cachorros no recuerdo el camino a seguir, por eso no pude regresar —Ónice suspiró algo avergonzado de ese hecho.

—Tranquilo, me encargaré —su par le sonrió.

—Lo importante es salir cuánto antes, ser veloces pero discretos —Silvano agregó, luego volteó a Eleck—. Cuando el Oculi Tenebris regrese nos veremos forzados a menguar el paso por obvias razones, debemos aprovechar el tiempo tanto como podamos.

—Bien, pero creo que lo mejor es que Eleck cambie sus ropas —la bruja agregó, el chico de ojos plata la observó intrigado—. Por favor, tu uniforme grita Valaisin y Marline por todos lados, tienes que lucir menos llamativo, ¿Crees que los Antaa Potkut no tienen aliados por ahí que pueden reconocerte?

—Tienes razón —apretó los labios.

—Tengo ropa para ti —Equusuu le indicó que lo siguiera mientras el grupo esperaba fuera.

—¿Qué haremos con mi supuesta magia? —preguntó Niesse viéndolos a todos—. ¿Cómo se supone que puedo serles de ayuda?

—Primero que nada, debes relajarte y tener más confianza en ti, te vamos a enseñar los hechizos básicos, ya sabes, los que aprendimos cuando apenas nos entrenábamos de niños, pero todo va a depender de qué tanto aceptas tú este nuevo proceso por el que transitas —Silvano loa observó atento.

—Las intuiciones que tengas con tu magia serán las que te den la fuerza, si lo deseas genuinamente podrás dominar la magia en poco tiempo —Alistair asintió—. Tienes que estar consciente de que tus poderes son tu mejor arma y son una parte de ti, han estado contigo siempre; probablemente te han sucedido cosas durante toda tu vida que has atribuido a cosas del destino, casualidades, coincidencias... Pero era tu magia manifestándose.

—Puede que tal vez hayan sucedido cosas extrañas en mi niñez, pero no estoy segura —rascó su nuca—. Creo que estoy preocupada por la clase de bruja que se supone que soy, hasta donde sé, todos los Pimeys son malvados, ustedes mismos lo han dicho.

—Sí, pero también te hemos asegurado que no todos siguen a los Antaa Potkut o son enemigos de Merlín —agregó el mago de viento.

—De lo único que debes tener miedo y a la vez respeto es de un Sielun Syoja, ¿Bien? Siempre que uses tu magia debes tratar de hacerlo en pos del bien, aun cuando sea tu centro la oscuridad, ¿Comprendes? Porque hay una línea muy delgada, casi inexistente, para un mago como tú a volverse un come almas —Irina la observó seria.

—Eso no me da tranquilidad —negó asustada.

—No, pero te da la pauta de cuál es tu destino si no controlas tu magia y haces tu voluntad, recuerda siempre, Merlín nos confirió el don de crear cuanto quisiéramos siguiendo nuestros sueños y pensamientos pero en busca de aportar algo al mundo, no de envenenarlo o destruirlo —sonrió de lado—. Si sigues esa pauta, no tendrás problemas.

—Estoy listo —Eleck regresó vistiendo ropas comunes y corrientes, con un pequeño gorro de lana sobre su cabeza ocultando gran parte de su blanca cabellera—. ¿Me veo menos llamativo?

—Con esos ojos, no —Alistair negó burlesco—. Pero es un inicio, algo es algo.

—Bueno, hasta ahí puedo llegar, mis ojos son así y ya —rodó los mismos.

—Hora de irnos, andando —apremió Black comenzando a caminar siguiendo a Rayna.

—Eleck —la bruja alquimista se adelantó unos pasos observando al chico, Niesse a su lado dudó unos momentos pero les dio espacio siguiendo al resto—. Ten cuidado cuando estén en el Bosque de las Sombras, no es un lugar donde los Valaisin puedan posar un pie y salir ilesos, ¿De acuerdo?

—Lo sé, ese lugar no es de mi agrado pero no tengo más alternativa que atravesarlo —susurró.

—Deberías pensar bien en ese miedo que tienes a la oscuridad, a no poder ver nada, porque será un problema para ti —suspiró viéndolo a detalle—. ¿Nunca te has puesto a pensar por qué sientes eso?

—Solo sé que cuando intento pensarlo un poco el pavor me ataca —tragó duro—. Señorita Irina, Niesse me dijo que puede ver un Crawlar a mi alrededor, ¿Usted igual?

—Me temo que no puedo verlo, solo algunos Pimeys los ven y estos se presentan a quienes han estado cerca de morir, como tú —explicó—. Si sigue a tu alrededor, debes tomarlo como una advertencia.

—¿Voy a morir? —frunció el ceño.

—No tengo idea, no veo el futuro, solo analizo las piezas que veo —negó—. Ten, preparé estas hierbas medicinales, algunos otros ungüentos que pueden servirles.

—Gracias, es usted muy amable y... Creo que las brujas no son tan malas —sonrió.

—Me alegra saber que has cambiado de opinión, mi esposo estaba a punto de responderte algo bastante feo cuando dijiste tan confiado que somos malas —rió bajo.

—¿Su esposo? —sorprendido y algo incrédulo ladeó la cabeza.

—Equusuu, es mi esposo —respondió sin más.

—El hechicero... es... —abrió la boca volteando a verlo esperando por él—. Wow, no me esperaba eso.

—Nadie lo espera —se acercó al mencionado viendo al mago encaminarse hacia el grupo que ya llevaban distancia—. Ten mucho cuidado, hazme saber si necesitas algo y por favor, no hagas nada estúpido, sé que tienes una tonta necesidad por ayudar a los Marlines, pero siento que esta no es una misión como cualquier otra.

—No te preocupes, cariño, seré cuidadoso —asintió dándole una caricia en la mejilla, la bruja sonrió para darle un beso casto y luego dejarlo marchar, como cada vez que el guardián emprendía viaje—. Que el universo les provea sabiduría y fortuna, amigos míos.

La bruja los siguió con la mirada hasta que el grupo de aventureros desapareció de su vista internándose en la arboleda que rodeaba la casa, suspiró, deseaba realmente que todos llegaran con bien a la ciudad principal, que la bruja adivina tuviera buena fortuna para decirles y que se resolviera cuanto antes el misterio del heredero de Merlín y toda su corona.

Por su parte, el peliblanco apresuró el andar para alcanzar a sus compañeros más una fuerte punzada en su cabeza lo detuvo logrando que llevara una de sus manos hacia la zona adolorida, una mueca se dibujó en su rostro al momento en que la imagen de Gya se instaló en su memoria. Tragó duro intentando volver a reanudar el andar pero retrocedió un par de pasos al oscurecerse su vista, nuevamente estaba ciego y eso le molestaba en demasía, ahora más que nunca necesitaban ser veloces pero él los retendría sin más, qué mal pronóstico veía para esa misión y no quería ser negativo, no quería decretar que las cosas empeorarían más veía dudosa toda esa situación.

"Voy a encontrarte, Valaisin y vas a morir en mis manos, de la peor manera..."

—Eso no va a suceder —negó tragando duro, cubrió su boca con una mano mientras con la otra intentaba tantear algo a su alrededor, volver a quedarse ciego luego de horas de disfrutar la luz era una tortura.

—Eleck —la voz de Niesse lo hizo reaccionar, pronto sintió el tacto contrario ayudándolo a caminar—. No creas nada de lo que te dice, solo quiere debilitarte.

—Ella se mete en mis pensamientos —murmuró apretando los labios.

—Solo quiere hacerte dudar, no le creas —Ónice entrelazó su mano con la del peliblanco.

—¿Estás bien? —Silvano los observaba, se habían detenido al ver que el Valaisin de nuevo necesitaba ayuda para caminar—. Solo debes esperar a que vuelvas a ver.

—Caminemos lento, pero hagámoslo.

—Lo siento por el retraso —el mago de luz reanudó el andar mientras todos compartían miradas y continuaban.

—No te preocupes, sabemos que no es tu culpa y queremos que estés a salvo como todos los demás —Niesse respondió viendo a todos lados, Ónice escuchaba atento moviendo sus orejas.

—No... —Eleck se detuvo de pronto temblando de miedo—. Siento que está aquí.

—No lo está, juega con tu mente —negó la bibliotecaria viendo hacia Rayna y Silvano que intercambiaban las mismas miradas de incertidumbre que ella—. Está usando su poder sobre ti.

"Así se siente la muerte, Valaisin... Un gran vacío, una gran nada hasta que dejas de existir..."

—N-No... —se apartó cubriendo sus oídos, odiaba escuchar su voz.

"Pronto vas a morir... No hay nada que puedas hacer al respecto"

—¡No quiero morir! ¡Ya basta! —sus tatuajes se encendieron brillando en un tono blanquecino, pronto todos los presentes fueron lanzados por los aires debido a los poderes del chico.

—¡Eleck, no es real! —Silvano gritó preocupado.

—Está bien —Niesse volvió a llegar hasta el ojiplata para estrecharlo con fuerza—. Estamos aquí contigo, estoy aquí —murmuró dejándolo esconder su rostro en la curvatura de su cuello—, No es real, Gya está jugando contigo, quiere que te rindas, no le des el gusto, ¿bien? Aún tienes mucho qué hacer, no vas a morir.

—Tengo miedo, ella provoca miedo en mí y no puedo controlarlo —murmuró.

—Bien, todos tenemos miedo, pero cuando lo sientas dímelo y te abrazaré fuerte —asintió.

—Estamos contigo, chico —Silvano acarició los cabellos del menor una vez se pudo acercar, los poderes del Valaisin regresaron a la tranquilidad.

—Gracias —Eleck cerró los ojos suspirando, la voz de Gya había desaparecido y se sentía tranquilo de nuevo, tal vez fuera la contención de sus amigos, tal vez la presencia de Niesse, cualquiera de las dos, lo agradecía.

Por su parte, la muchacha dejó que Silvano y Ónice acompañaran al Valaisin al reanudar la caminata, el pequeño minino saltaba alrededor del peliblanco ronroneándole y hablándole de todo lo que veía, el mago de hierbas reía enternecido por el híbrido gato; el resto de los acompañantes se limitaban a charlar un poco tratando de bajar las tensiones que se habían generado con el ataque de pánico de Eleck.

Niesse apretó los labios relajándose luego al ver a aquel espíritu Crawlar desaparecer, se había mantenido cerca del Valaisin desde lo ocurrido con la come almas pero ahora mismo parecía tomar distancia y, aunque ella no quería pensar en fatalidades, hacía que su alivio llegara a su sistema.

—Niss —Equusuu la observó con seriedad—. Quédate cerca de Eleck, si se puso así por la influencia de Gya, no quieres saber cómo será para él atravesar el Bosque de las Sombras.

—Haré lo que pueda para ayudarlo —susurró.

—Creo que tú puedes evitar que esa mujer llegue a sus pensamientos, no me preguntes más porque no tengo mucha información pero tal vez el que tú seas una Pimeys sea de ayuda para él —asintió el hechicero posando sus orbes sobre el grupo de jóvenes, algo era seguro, la travesía sería dura y recién daba inicio.


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