07
El grupo de Antaa Potkut que camina por las calles de la ciudad de Helsingborg, entre gentíos y coches, observan detenidamente el lugar al que han ido a parar por seguir al mago de luz que recibió la orden de buscar al heredero de Merlín. Sho, uno de ellos, se asquea de sobremanera al ver la forma en que los humanos viven, tan llenos de contaminación, ruidos, edificios. No puede creer que puedan vivir con tanto barullo y lejos de los verdes prados, los frescos bosques llenos de vitalidad, de aire puro para pulmones competentes que quieran llenarse de su meliflua fuerza; el mago de ojos amarillentos no se priva de ver cada detalle de manera muy minuciosa, desde que el Valaisin se les escapó con ayuda de un mago natural no han podido dar con una pista para hallarlo nuevamente, eso les jode bastante puesto que no tienen mucho tiempo.
—Demonios, no debimos darnos el lujo de atacarlo así como así, perdimos la oportunidad de haberlo interrogado mejor. —uno de ellos observa al grupo con semblante frustrado, incrédulo en la situación.
—Calmados, perdiendo el control no lograremos tener un avance —comentó Gya mientras suspiraba—. Ese chico sabe más de lo que aparenta, nadie en su sano juicio nos hubiera hecho frente como él, en especial a mí.
—En lo personal, me parece que hay algo raro en todo este tema, ¿Cómo es que vamos a encontrar a un heredero que debe tener más de un siglo de vida, entre humanos? ¿No es eso algo ilógico? Ya se hubiera creado un revuelo entre estos seres con solo ver que cincuenta años después de su nacimiento sigue siendo joven y no un anciano, ¿Comprenden? —preguntó Sho cruzando los brazos sobre su pecho, captando la atención de los presentes.
—Concuerdo. —asintió otro miembro del grupo—. Creo que debemos encontrar al chico, de seguro Merlín le dijo algo antes de morir que facilitaría la búsqueda, su hijo no puede haber vivido este tiempo entre humanos, es ilógico.
—Tal vez ha sabido ocultarse, si logró escapar fue con su madre, ¿No? Debió ser una bruja —Sho siguió el andar no muy convencido de lo dicho.
—Quién sabe —susurró Gya sin volver a decir una palabra en todo el camino.
La realidad era que Sho tenía mucha razón y la mujer come almas lo sabía, de seguro el heredero de la corona de Khandrya no estaba viviendo en el mundo humano, era algo ilógico, pero entonces, ¿Por qué el Valaisin viajó desde el reino mágico a una ciudad tan aburrida como esa? ¿Acaso sabía algo que ellos no? De seguro, haber sido la mano derecha del rey durante tanto tiempo debía darle más de un secreto y conveniencia, seguramente Merlín le dio pistas que seguir para poder encontrar a su hijo y una de ellas estaba en la dimensión mundana, ¿Conclusión? Tenían que encontrar a Eleck cuanto antes, de inmediato y de ser necesario ella misma iba a destruirle el alma con tal de que cantara todas las cosas que sabía y que no revelaba por valentía, o bien, estupidez.
—Lialevi Amaial Valaisin —murmuró Gya generando en su mano una esfera rojiza, el hechizo de búsqueda se centraría en encontrar al Valaisin, o todos los que estuvieran cerca hasta dar con él.
—¿No piensas decirnos lo que haces? —Sho la observaba serio.
—No tengo por qué darles un reporte de lo que hago, mi trabajo es encontrar a ese chico —rodó los ojos.
—Somos un equipo, tenemos que trabajar juntos aunque no seamos los mejores amigos, si estás ocultando información o haces el trabajo por tu cuenta no saldrá nada bien —negó.
—No me gustan los equipos, estorban, pero estoy dispuesta a tener una pareja en esta búsqueda, si te interesa —lo observó sin interés—. Dos hacen más que uno.
—Bien, concuerdo —asintió viendo a la esfera comenzar a marcar el camino a seguir—. ¿Qué harás cuando lo encontremos? En específico.
—Primero que nada hay que incapacitarlo, eso es atacando su centro —sonrió—. En mis años de experiencia, un Valaisin es débil si se le ataca al pecho, justo donde está su corazón porque es allí donde la magia se concentra en sus cuerpos. Quedan imposibilitados de defensa, eso lo ideal. El resto déjamelo a mí y no preguntes, ¿Acaso nunca has visto a un come almas devorar a un mago?
—No, no me quedo a ver sus almuerzos —respondió serio—. Ni siquiera había podido hablar con un de cerca hasta este momento, solo soy un soldado más.
—Bueno, te daré un buen espectáculo cuando el momento llegue —sonrió divertida, imaginando el momento en que le pusiera las manos encima a ese chiquillo albino.
Por otro lado, Alistair y Niesse se encuentran tranquilamente en la sala de estar del primer mencionado, esperan alguna señal de que Eleck esté cerca de encontrarlos, aunque nada es seguro ya que no saben si realmente ha logrado sobrevivir; Ónice suspira, preocupado, su amo es lo más importante que tiene y el hecho de no poder verlo o asegurarse de su bienestar lo pone triste, ansioso. El ManeKatt de ojos turquesas suspira dando un par de vueltas por la sala, sube a la ventana en su forma animal y maúlla bajito esperando el retorno de su amo, ¿Dónde está? ¿sigue vivo? ¿lo atraparon? ¿ahora qué debe hacer? El pequeño baja las orejitas recibiendo una caricia de Alistair que le sonríe con ternura, el minino es adorable con esos ojos llorosos.
—No te preocupes, regresará —dijo tranquilamente.
—¿Y si no lo hace? —preguntó Niesse preocupada.
—Pues tendrán que irse de aquí, los magos de fuego van a encontrarlos tarde o temprano, esconderse por siempre no es una opción —chasqueó la lengua.
—Primero que nada, ellos tenían una misión con respecto a su reino, no creo que se puedan dar por vencidos así de simple —explicó la chica elevando una ceja.
—Veremos cómo se desarrolla todo, lo que tienes que pensar es qué harás si tu amigo no vuelve, tú eres una humana —cruzó los brazos sobre el pecho evaluándola.
Rayna menea su cola de un lado a otro con total lentitud mientras sus ojos gatunos se han posado sobre Donovan desde que despertó, no ha dejado de escudriñarlo con detalle buscando la manera de comprobar sus sospechas, no puede decir algo al respecto ya que no confía en la humana, teme que sea una trampa, que sea un enemigo severo de su señor Eleck; de todos los presentes es él quien desconfía de todo y de todos, nunca tendrás su completa confianza —a menos que seas su "amo"—, si te pilla en alguna travesura que no apruebe estás perdido. De pronto, el híbrido se puso de pie moviendo sus orejas hacia los lados captando pequeños sonidos, Ónice hizo lo mismo regresando a su forma humana e intercambió miradas con su compañero bajo la atención de los demás presentes que no comprendían del todo sus comportamientos.
—Algo sucede en la ciudad —explicó observando a Alistair—. Hay magos peleando.
—No suena muy alentador —negó el mencionado poniéndose de pie.
—Te necesitamos, por favor, ayúdanos —el híbrido negro tomó la mano del Tuuli con desesperación—. Es importante terminar la misión, pero lo es más salvar a Eleck.
—¿Quieres que vaya por él? —frunció el ceño.
—Únete a nosotros, después de todo, tú también provienes de Khandrya, es tu reino y corre peligro —Rayna lo observó serio cruzando sus brazos sobre el pecho.
—De acuerdo, de acuerdo —suspiró resignado a tantas súplicas—. Iremos por su amigo, luego daré mi decisión final porque deben admitir que es algo severo lo que está pasando y poner la vida en riesgo no debe ser tomado a la ligera.
Alistair tomó un abrigo colocándoselo mientras apagaba las luces del lugar, observó a los presentes haciéndoles señales para irse al fin por una salida trasera, debían ser cuidadosos, evitar tomar decisiones demasiado predecibles y siempre estar atentos a su alrededor y es que él como un exguerrero exiliado de Khandrya tenía mucho más que perder que todo el resto de ese improvisado grupo de ataque —o defensa—.
—Podemos rastrear a los magos —habló Rayna suspirando—. Si puedo saber dónde se encuentran con exactitud nos podría transportar hasta allí.
—No creo que sea una buena idea —negó Ónice—. No sabemos con cuántos nos encontraremos allí, nos tomarán por sorpresa.
—¿Qué sugieres entonces? —rodó los ojos Black—. Dudo que tengas capacidades de rastreo.
—No soy un sabueso —espetó.
—Mi error —se mofó.
—Oye, guarda tus chistes para tus pares, aquí no vamos a tolerarlos —Rayna lo observó bastante molesto.
—Son muy sensibles, solo estaba bromeando pero me disculpo si no les pareció adecuado —suspiró—. ¿Tú? ¿Tienes alguna idea?
—Creo que sí, uno de ustedes podría subir a los tejados, si hay una pelea será fácil ver sus poderes, escuchar de dónde provienen —Niesse intervino para apaciguar las miradas—. O un hechizo de rastreo, como el que usó Eleck cuando teníamos que encontrarte a ti.
—Buena idea —asintió formando en su mano una esfera luminosa—. Lialevi Amaial.
De inmediato la esfera salió disparada en una dirección con gran velocidad, el par de híbridos fue de los primeros en seguirla de cerca, detrás iban Niesse y Alistair —este último cuidando de la humana—. La bola de luz aumentaba su velocidad solo dejándole saber a quién la creó que habían más de dos magos cerca, eso no era algo favorable, si se encontraban de frente con los enemigos tendrían que pelear y tener a un humano entre las filas no era nada bueno.
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