Robo, venganza, reencarnación, traición, liberación y ritual; eran las palabras que resaltaban en las paredes. Pero eso no era todo, el luminol los llevo hacia un lugar donde había un mueble con fotos.

Marlon comenzó a grabar todo con la cámara de su celular.

—¿Entró en detalles?

— No, esa voz solo dijo que regresara —confirmó sintiéndose nerviosa y nostálgica, buscó en su bolso y sacó el paquete que contenía esa canción.

Ambos miraban con extrañeza, habían palabras que se repetían, y para el detective una en especial. "Ritual"

—Dame unos minutos, esta vez sabremos de donde llamó—declaró mirando las fotografías, percatándose que habían tres con marcas. En una salía Nicolás con Pablo y Damián, en la otra estaba Julián con Dmar. Y la última era el grupo de graduados de la escuela Muschreiben.

—¿Qué tan cercanos eran ellos?

—Bastante, su relación fue de mucha confianza, pero no creí que Nicolás fuera a la misma escuela. Recuerdo ese día, Julián estaba emocionado porque habían logrado una buena donación para comprar instrumentos, la familia Wu donó el piano —expresó mientras seguía detallándola.

—Bien, no se diga más, vayamos a esa escuela.

—¿Por qué, qué tiene que ver con esto?

—Porque la llamada que recibiste viene de ahí.

No había cambios significativos en aquella institución, Yaritza Gravett, directora de la facultad de música los recibió. El detective la puso al tanto mientras Luisa recorría el lugar.

—¿Está diciendo que el asesino llamó desde acá?, eso es preocupante, dígame si mis estudiantes corren peligro.

—No lo creo, esto tiene que ver con el pasado, como ya sabrá uno de sus egresados fue asesinado, y otros dos se encuentran en estado crítico.

—Supe lo de Nicolás, los otros dos ¿Quiénes son?

—Damián Wu y Pablo Mora.

—El dúo maravilla, es una lástima que se hayan separado— suspiró.

—¿Separado?, tengo entendido que ellos siguieron trabajando juntos —resaltó Marlon

—En el ámbito profesional sí, pero no en el sentimental. Ambos hacían buenos proyectos, hasta que Nicolás llegó.

—¿Qué me dice de ese prodigio?

—Pablo era la misma música, siempre tarareaba en los pasillos y en las clases, al principio era algo desordenado y acelerado, por suerte Damián lo hizo enfocarse, espero que se recupere —declaró ella.

— ¿Pablo?, creí que era Nicolás.

La cara de la directora se trasformó, se esforzó por usar palabras que no fueran tan denigrante.

—Nicolás era un caso perdido.

Siendo semana de receso la escuela tenía poco movimiento, Luisa recordó aquella época de universidad, se detuvo en el estudio de grabación y rio al ver como unos jóvenes ensayaba y al momento de grabar la embarraban. Continuo hacia el pasillo que llevaba al departamento de comunicación, un mensaje de texto la hizo detenerse, y la alteró.

«Oyes la canción»

A los pocos segundos sonó un piano con las melodías y la canción que ya conocía. Cambió de dirección hasta llegar a un salón que estaba cerrado, por la ventana se podía visualizar que alguien estaba allí. Golpeó haciendo que aquella silueta se levantara y caminara hacia ella.

No podía distinguir debido a la textura del vidrio, pero distinguió esa voz que le dijo; —Hay un pasado en ese piano, un presente que me permite arreglar las cosas, y un futuro gracias a la conexión. Quedan pocos, no hay marcha atrás, use su propio ritual para liberar. No temas, la muerte fue el inicio, solo una parte se marchó —comunicó huyendo por otra puerta.

Luisa intentó hablar, solo que su voz se esfumó, su cuerpo no respondió, y su corazón latió con fervor, en su mente solo estaba el nombre de Julián, resistió hasta que vio a Marlon.

—Lo vi, era Julián —repetía cayendo sobre él, temblando y llorando.

—Tranquilízate, te llevaré al hospital.

—¡No, mira el piano! —suplicó apuntando el salón antes de perder la razón.

La directora con ayuda de otros estudiantes la llevaron a la enfermería, el detective decidió ir a ese salón. Cerró las cortinas y pudo distinguir que en el piano habían marcas que resaltaban, abrió la tapa superior, dentro de la caja de resonancia fotos y una memoria USB encontró.

Mientras esperaba a que Luisa reaccionara, la directora le ofreció la sala de audiovisuales para que siguiera con su investigación. Las fotografías mostraban a Pablo y a Damián besándose, en otras estaban abrazados sonriendo. Y no eran los únicos, había otras del mismo estilo pero eran de Dmar Wu con Julián. Otra sospecha que confirmó. Pasó a la memoria, en esta había dos videos; uno era de unos meses antes del accidente de Pablo.

Lo que veía era un ritual de invocación, Allí Dmar se paraba frente a un espejo, con sangre en sus manos llamaba al ser del otro lado. De pronto su reflejo cambió, y fue el de Damián el que apareció.

—Es hora del cambio, él está algo perdido y confundido

En ese instante entraron dos hombres arrastrando aun Damián con los ojos vendados, fue ubicado frente al espejo, poco a poco algo salió y lo envolvió.

—Acaba con la distracción, y no silencies tanto al otro –ordenó Dmar.

El otro video tenía la fecha de unos días antes de la muerte de Julián. Este revelaba una conversación de Julián y Pablo, allí el aprendiz lloraba contándole como Damián lo había traicionado con una mujer y le había robado todas sus canciones para dárselas a Nicolás. Luego hay imágenes donde Julián golpea a Dmar y le arroja toda la basura que había hecho hasta ese momento, a los pocos segundos se corta para cambiar a un Julián en un baño mirándose a un espejo.

—¿quieres salir de allí? sabes que no tengo miedo porque somos uno.

—Si —respondió el reflejo

Marlon al ver todo eso ratificó porque los Wu eran peligrosos, todos ellos estaban conectados con la magia negra y al perecer Julián uso su propia arma contra ellos.

***

Total de palabras 975