Un paso hacia atrás, dos. Su cuerpo tenso transpiraba. Buscó sin pensar la empuñadura del pequeño puñal que siempre llevaba consigo. Le hacía sentir más seguro. Era la único que se permitió tener después de decidirse empezar de nuevo. Pero al parecer su pasado se negaba a renegar de él.

-Darien- La voz del dios le hizo temblar -Vuelve conmigo al Imperio-

El chico se paró en seco.

-Estas bromeando, verdad- lo vio arquear una ceja -No tengo intenciones se volver y menos contigo, no creo que seas la persona más indicada para acompañar-

-¿Tanto me odias?-

-O tienes amnesia temporal o te falta un tornillo- sabía que su forma de hablar podía molestar a Horus y más con su carácter bipolar, pero estaba agotado y obstinado que quisieran hacer con su vida lo que les viniera en gana.

-No seas trágico pequeño humano- su voz sonaba tranquila como si estuviera acostumbrado a hablarle así a todos -Sé que nuestro comienzo no fue el mejor, pero como que...-

A no, no podía ser. Darien retrocedió unos pasos. A este se le había freído los sesos estos últimos días.

-No te muevas- le ordenó al ver que el chico no tenía intenciones de oír sus palabras -Me estoy rebajando lo suficiente para venir a buscarte, oirás lo que tengo que decir- Tenía los dientes apretados.

Darien obedeció más por miedo a lo que le haría el dios que por otra cosa. No tenía curiosidad en lo que quería decirle, lo cual tenía una idea de lo que era.

-En los días que estuve recluído y no estuviste a mi lado, como que algo paso dentro de mí-

-No me digas- Darien sonó irónico. Aquello parecía un libro de fantasía cliché donde el malo terminaba enamorándose del bueno y el bueno se derretía por su secuestrador y violador y él no estaba dispuesto a seguir con aquella falsa.

-Mira, Anubis viene por ahí- señaló a la espalda del dios y él giró con el ceño fruncido cayendo estúpidamente en la trampa.

Darien también dio media vuelta y salió corriendo en dirección contraria. Lo oyó gruñir a su espalda y estaba seguro que lo seguía, pero él no se detendría. Si alguien lo viera se reiría. Huyéndole a un dios. Aquello era toda una anécdota para escribir un libro, la rara historia de su vida, tal vez le pondría El beso de...

Giró en la esquina y se metió por un callejón. El dios podía ser más rápido, pero quien mejor que un humano para conocer la cuidad. Ya había escapado una vez de él, una segunda sería fácil.

Darien sintió su nombre a su espalda. Horus le seguía el paso de cerca. Tenía que correr más rápido, lo estaba alcanzando. Dobló por el estrecho camino intentando perderlo. Había sido muy iluso pensar que el dios no podía darle caza.

Demonio, maldijo. De repente una mano lo agarró del brazo y lo empujó hacia un pequeño espacio donde la oscuridad lo tragó. Se intentó sacudir con el corazón desbocado pero una mano se posó sobre sus labios.

-Sshhhh, si no quieres que te encuentra Darien. Cálmate, estas a salvo-

El chico se quedó quieto. Sintió los pasos se Horus perderse a lo lejos y soltó un suspiro de alivio cuando la mano fue retirada de sus labios.

-¿Estás bien? -le pregunto su salvador.

-Bueno, creó que sí- Darien se apartó pero quedando en la oscuridad -¿Quién eres, cómo sabes mi nombre?- se había dado cuenta que su voz coincidía con la persona que había chocado anteriormente en la calle.

-Nadie importante-

-Ese nadie importante sabe mi nombre-

-Si quieres estar más tranquilo, un conocido, de alguien que te quiere proteger-

-No sigas- el chico levantó la mano -No quiero oír más. Por qué solo no me dejan tranquilo de una vez y desaparecen de mi vida. Solo quiero vivir como una persona normal. Ya he sufrido demasiado, quiero tener un momento de paz.

-Eso no es algo que puedas hacer pequeño tesoro- su acompañante salió a la luz dejando que los pocos rayos de sol que se filtraban entre el tejado iluminaran su cabellera lacia dorada. No puedes escapar de lo que es destino te preparó, incluso si tu final está cerca-

Darien tembló y se tuvo que sostener de la pared tras él.

-Yo...yo dirigió mi destino, nadie más lo hará- se enderezó y caminó, pero se giró antes de doblar por uno de los callejones -Y gracias por el dinero y llevarme al hospital. Te lo pagaré en cuanto pueda- sin más desapareció caminando lo más rápido que pudo.

-Ojalá las cosas fueran tan fáciles. Tu corta vida ya está escrita y nadie puede impedir tu sacrificio- se dijo el joven más para él que para nadie.

***

Darien tiró la puerta de su casa. Le dolía cada músculo de su cuerpo y no podía deshacerse de la incómoda sensación que lo recorría. Qué quería decir con aquellas palabras. Corta vida. Su trasero. El no moriría joven. Sería un excelente veterinario y ayudaría a todos los perritos del mundo.

Suspiró, soñar no mataba a nadie. Se separó de la puerta aún un poco inestable. Dejó la bolsa de su comida sobre la meseta. Agradecía que lo la hubiera tirado en la persecución. Tenía comida en el refri, pero no quería cocinar.

Necesitaba un baño y después de ver una buena peli, se acostaría a dormir. Sí. Haría eso.

Se quitó la ropa y dejó que el agua refrescara su cuerpo que ya había ganado varias libras repartiendo grasa en las debidas partes.

Se enrolló una toalla en la cintura y sintió el olor. No otra vez, acaso no podían darle un respiro. Agarró la daga y quitó la funda. Caminó hacia su cuarto y abrió la puerta apretando el arma a un lado.

Allí estaba, parado mirando directamente a la cama mientras el aire del ventilador movía su largo cabello.

Darien alzó el puñal sin vacilar.

-¿Qué haces aquí?-

Gracias por sus bellos votos y sus hermosos comentarios de antemano y buen fin de semana. Termine con 5 (el máximo) en mi primer año de chino así que puedo descansar con la mente feliz y  meterme de lleno en la escritura así que esperen mucho material.