Mi sádico dios
-Parece feliz o gran Ra- La voz de su acompañante sacó de sus pensamiento al dios regente.
Levantó la mirada de su tablero para admirar al dios menor mientras hacía elegantes acrobacias con las espadas de entrenamiento.
-Pues esto se está volviendo interesante-
El chico se detuvo y lo miro dudoso. Nadie a parte de Ra era capaz de leer el tablero del Cielo, su joya más preciada.
-Pues me alegro por usted- Se inclinó ligeramente y volvió a sus ejercicios.
El magnate admiro a su protegido, recogido, adoptado, como todos lo llamaban. Hacía años que estaba a su lado y era su más fiel servidor. La piel bronceada por las largas horas de entrenamiento tenía el mismo color que su cabello chocolate claro. Sus músculos aunque todavía no destacaban grandemente dejaban ver una figura trabajada. Simplemente un ejemplar perfecto. Lástima que hubiera nacido con tan poco poder, cuestión que suplantaba con una habilidad innata para la lucha cuerpo a cuerpo.
Ra dejó la última pieza sobre el tablero admirando complacido el resultado. Había jugado demasiado y era tiempo de intervenir, sobre todo después de haber sentido la rotura del hechizo de Horus. Aunque antes de hacer su aparición se divertiría un poco más.
Se levantó de los cómodos cojines seguido de dos bennu que aparecieron prácticamente de la nada. Se acercó al chico y depósito un casto beso en sus labios y revolvió el corto cabello.
-Quédate aquí un rato más entrenando, yo tengo algunas cosas que hacer, Kalet-
El joven dios asintió con la cabeza. Eso había sido una orden y no había replica porque a pesar de que lo había besado como era costumbre a lo largo de los años, estaba lejos de ser algo más que su simple protegido.
***
Darien gimió tapando su boca con el dorso de la mano. Su espalda se arqueaba tras los constantes espasmos que lo recorrían sin lograr llegar a la cumbre de la liberación.
-Anubis- Jadeaba protestando.
Pero el hombre no se inmutó. Sus labios se cerraban alrededor del miembro del humano mientras sostenía su cadera en su lugar con las grandes manos.
Lo recorría con la lengua hasta ese punto tan sensible que le hacía temblar de placer, para después llevarlo hasta su garganta apretándolo con los músculos internos. Pero cuando Darien se sentía llegar se detenía y aliviaba su frustración repartiendo besos por el tenso y húmedo abdomen.
-Me estas matando maldito dios- Gritó al sentir otra ola aplacarse- Me vengaré, juro que me vengaré- y soltó una carcajada que se fundió con los jadeos.
Anubis se incorporó sin dejar de tocar su cuerpo, sus muslos, apretando sus nalgas atrayéndolo ante él.
-No me hagas esperar más- casi le suplicó y el inmortal tuvo que respirar profundo. Su control estaba en el límite y su cachorro lo estaba llevando cada vez más cerca.
Poniéndose de lado, llevándolo con él, le alzo su pierna y la paso por encima de su cintura para tener más acceso y lamiendo dos de sus dedos los introdujo dentro de Darien.
El cuerpo menor protestó ante la dolorosa invasión soltando un quejido lastimero y mordiéndose los labios.
-Espera, espera- Anubis tuvo que sacar sus dedos para que respirara.
Frunció el ceño. El agua del manantial había hecho casi magia con la parte exterior de su cuerpo desapareciendo casi todos los horribles hematomas pero aun su interior necesitaba tiempo. Gruñó imaginando cuanto lo habían maltratado, cuanto dolor había tenido que soportar.
-Ya puedes seguir- Darien temblaba ligeramente con los ojos cerrados.
Anubis le levantó la barbilla para que su rostro estuviera frente al de él.
-Abre los ojos bebé- Este le hizo caso con esfuerzo. Tomó sus labios y lo beso tiernamente- Tranquilo, te lo dije, no te haré daño-
Llevó su mano a los miembros de ambos y los junto dentro de ella.
Darien se sobresaltó ante la acción y la cálida fricción
-No lo vas a hacer- lo miraba con los ojos como platos exasperado- Es porque fui tomado por otro, es porque estoy sucio-
Anubis lo cayó con otro beso y habló sobre sus labios al separarse.
-¿Alguna vez me importo eso? Sabía de tu trabajo cuando te lleve por primera vez a mi cama y eso no me hizo cambiar de idea. Aun estas muy sensible y yo soy muy grande. Temo lastimarte y no quiero que sufras más por mi culpa- La ternura de las palabras estrujaron el pecho del chico- Por hoy solo haremos esto, pero cuando estés mejor, te prometo hacerte gritar hasta pierdas la voz.
-¿Lo prometes?-Darien se aferró a su cuello lamiendo el carnoso labio inferior frente a él.
-Lo prometo, mi amor-
Y haciendo más presión en sus miembros los gemidos se hicieron oír de nuevo. El joven no pensaba que aquello fuera suficiente para llenar el vacío dentro de sí pero se equivocaba. Anubis devoraba su boca mientras su mano lo estrujaba junto a él aumentando la fricción con el movimiento de caderas.
Su espalda baja comenzó a entumecerse estaba cerca, demasiado cerca. Cuando iba a soltar su último gemido de gloria un pulgar cayó sobre su raya deteniéndolo.
-No- gritó mientras la lengua de su pareja se llevaba consigo las gruesas gotas de sudor- Por favor no me tortures más. Por favor-
Anubis se estremeció ante las súplicas de su amante. Sentía su miembro pulsar dolorosamente contra su dedo buscando la liberación. Se movió dos veces más fuerte y lo apretó liberándolo y explotando ambos en una ola de placer que los dejo inconscientes por unos segundos y los arrastró a un mar de emociones.
Darien abrió los ojos para enfocar vagamente los de la persona que estaba seguro ahora, amaba.
-De que me vengaré- Sonrió apenas sin fuerza- Me vengaré, mi hermoso dios sádico.
Nota: Pues para los que les gusta el hard siento dejarlos con las ganas pero hay que comprender que el pobre de Darien necesita un respiro. jajaja. Espero sus comentarios y gracias por leer y sus votos de antemano. besos
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