Mi pequeño sabueso
Anubis vio como al chico casi se le sale el corazón por la boca del susto. Seguro no se imaginaba que podía encontrarlo y menos dentro de su propia casa.
-Al parecer a mi pequeño sabueso hay que enseñarle modales- su voz grave y sensual retumbaba en las delgadas y desgastadas paredes del apartamento.
Darien ni siquiera pronunciaba una palabra. Estaba totalmente mudo mientras se sostenía al borde de la meseta para no caer.
-¿Qué haces aquí?- Logró articular con dificultad.
-Si al menos estuvieras escuchando cuando te hablan- Anubis hecho, inútilmente, las suaves fibras de su cabello hacia atrás. Iluminado con la luz del atardecer que se filtraba por las persianas, se marcaban más los músculos bajo su conjunto negro y las mechas de cabello dorado brillando como el oro, le daban un aspecto igual de sexy que de peligroso.
-Tienes algo que me pertenece- Señaló con la cabeza al brazo del chico.
Darien miró de Anubis a la manilla y regresó hacia el dios.
-Pues te lo regreso con mucho gusto, no lo quiero- Extendió la mano
-Quien dice que tengo intención de quitártelo- Anubis sonrió de lado mientras la madera crujía al sentarse en la silla. Que de paso le pareció de juguete ante su tamaño.
-Te lo digo en serio, no quiero nada que ver contigo, ni de lo que quieras hacer. Solo quiero seguir mi vida normal- Si a eso se le podía llamar normal.
-Eso no depende de mí- Vio como el chico enarcó una ceja dubitativo -Eres el único que puede quitar la manilla-
-Ohhh. Ilumíname que no me entero-
Anubis suspiró
-Se llama la manilla de la encomienda. Cuando te la puse te dije que necesitaba tu ayuda, esas palabras sellaron el pacto, y hasta que no se cumpla no se quitará-
-Y eso que dijiste de que es para tenerme localizado- Preguntó dudoso.
-Es otra de las cualidades. Es mía por lo que sé siempre donde está y como eres tú el que la lleva...-
-Por qué presiento que me estas engañando- Darien sentía algo raro y no le daba buena espina.
-Puedes creer lo que quieras. Un dios nunca miente- Dijo Anubis levantando la mano sobre su pecho, reforzando su afirmación.
El chico comenzó a dar vueltas en la pequeña habitación mientras se revolvía los rizos incómodo. No entendía como había llegado a este punto. Siempre que intentaba alejarse de los problemas, estos lo perseguían.
El inmortal seguía al humano con la mirada, como su cadera se contornaba bajo los mismos pantalones que él había arrancado la noche pasada. Le encantaba como se ajustaban a sus redondeadas nalgas, y a sus delgadas piernas. No estaría nada mal que esos muslos estuvieran alrededor de su cintura en un desenfrenado movimiento y que su grueso miembro se perdiera dentro de esas deliciosas esferas de carne. Solo de imaginarlo se estremeció y comenzó a endurecerse y no hizo nada para ocultarlo. Todo lo contrario, quería que el joven fuera consciente de él, si podía ser más.
Después de unos minutos Darien se detuvo delante de Anubis con las manos en la cintura
-Si hago lo que quieres desaparecerás de mi vista-
El hombre asintió, aunque sus ojos decían otra cosa. Darien lo paso por alto, pero no pudo ignorar el bulto que el hombre mostraba con descaro. Se lamió los labios resecos, maldito deseo carnal, que siempre lo traicionaba.
-Entonces qué quieres que haga- giró su rostro a un lado en un intento de ocultar su sonrojo.
Anubis sonrió complacido. Había ganado en varios sentidos.
-La última vez que descendí fue hace 500 años, el mundo ha cambiado mucho. Me dijiste que puedes ver el aura de las personas. Necesito que me lleves a los lugares donde pueda encontrar individuos con esas características preferiblemente mujeres-
Así que el hombre bateaba para ambos bandos.
-Tú también ves las auras. Si lo que quieres es diversión puedes buscarla tú mismo, no me uses para eso- A Darien le dolieron sus propias palabras.
-Te lo diré claramente para que entiendas. Tengo una misión importante y necesito fecundar una mujer virgen- Tenía que enfocarse en su tarea aunque le gustaba más a idea de pasar la noche acompañado del chico- La energía del naciente nutrirá al Orbe Celestial que es la fuente de energía de nuestro imperio. Y no puedo volver hasta cumplirla-
No debería decirle nada de eso a un humano pero éste no era como ninguno que hubiera conocido y no pretendía salir de su vida tan fácilmente. Si Ra solamente se enteraba que dejó ir un espécimen tan valioso, 1000 años dentro de una tumba de tortura iban a ser pocos.
Y él tampoco tenía muchas ganas de separarse del chico. A mala hora se enredó con él, ahora no podía sacarlo ni de su cabeza ni del deseo de su cuerpo.
Hola. Vi sus comentarios y para que vean que les hago caso y los quiero aumente 200 palabras más al capítulo, tuve que poner algunas cositas que sé que no les van a molestar jajaja.
Aunque me voy de vacaciones como anuncié, a trabajar a la Feria Internacional del Libro de La Habana no me olvidaré de publicar. Tengo sorpresa para el capítulo que viene pues la cosa se pone buena ahora. Y el capítulo del viernes lo pasaré para el jueves como hice esta semana con el especial de San Valentín que hice prácticamente magia para integrarlo a la historia y no romper el hilo, porque no quería que pasaran esta fecha sin nuestra querida pareja haciendo ..... lo que ustedes saben.
También dentro de poco comenzaré la publicación de dos novelas nuevas, una de Romance dedicada a Poseidón y otra de temática LGBT, en colaboración con una persona especial. Más detalles dentro de poco.
Besosssss grandes
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