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El inicio de la guerra

Anubis besó el dije de la cadena en su mano, mientras el sonido atormentador a su alrededor anunciaba el inicio de la lucha. A su lado, muchos de sus iguales portaban sus armas y armaduras en su forma original. Atrás miles de dioses menores clamaban por una victoria que no se sabía si iba a ser de ellos.

Horus se encontraba al lado de Ra y de Nastet, un metro por delante, resguardados por su legión limitada de bennu, confiables para su protección, terribles en batalla. Su espalda estaba igual de rígida que la de él. No le deseo mal, hacerlo antes de la batalla era mal augurio, incluso después de todo lo que había pasado entre ellos, ya lo solucionaría más adelante, eso esperaba.

La imagen frente a ellos no era nada esperanzadora. Las tropas enemigas encabezadas por Seth sobre una bestia junto a Bastet que había tomado su traje de batalla he iba con todo, ella no era una diosa que se podía tomar a la ligera. Detrás, las criaturas del desierto de la muerte donde había sido desterrado se agrupaban dispares, ese era el menor de sus preocupaciones. Almas, almas en pena completaban su ejército, aquellas que por más intentadas eliminarlas eran solo fuerza astral sin cuerpo propio. Solo Ra y algunos dioses apenas contados con los dedos podían hacerles frente, Anubis era uno de ellos.

El dios de los muertos no se quedaría detrás dejando que su padre hiciera lo que le viniera en ganas.

Agachándose y poniendo la mano sobre el terreno irregular pronunció unas palabras en un dialecto que solo él entendía. El suelo tembló y una neblina gris rodeó su franco. Varios cuerpos decrépitos, aun así armados comenzaron a brotar añadiéndose al número. Había invocado a su ejército.

Ra asintió con la cabeza a modo se aceptación, si ellos atacaban con fuego, ellos responderían con fuego.

Seth y Ra levantaron las manos al mismo instante y el silencio se hizo reinar.

-No tenemos que llegar a esto- el dios del sol ni quería una guerra, poner a su gente en peligro era lo que más odiaba.

-Esto es lo que llevo esperando hace más de mil años- Seth pronunció las palabras entre dientes, casi escupiéndolas. Miró hacia la derecha y sacudió con la cabeza.

El cuerpo a su lado hizo tocar un pequeño instrumento de viento, anunciando así el inicio de la lucha. Ya no había vuelta atrás. Que venciera el más fuerte.

***

Darien se comía las uñas y caminaba de un lado a otro. Kalet se mantenía la alerta cerca de Tobías que había cerrado los ojos dejando que su cuerpo lo dejara de atormentar. Se sentía en llamas y notaba el veneno mezclarse con su sangre. No era mortal, por el momento, pero si le traería problemas y ahora no era el momento de hacerse la víctima. Podría resistir, eso no era nada. Ra podría eliminarlo más adelante.

Darien se detuvo mirando de los cuatro bennu que los acompañaban, hasta Kalet.

-¿Crees que estarán bien?-

-El que no estará bien serás tú sino te sientas quito y dejas de hacer un maldito trillo. Interrumpes mi concentración- sonó mas tosco que lo que debía. Sabía que debía cuidar las espaldas de los dos humanos, cada uno era especial por su lado, pero también estaba al borde de los nervios sabiendo que su protector estaba en peligro y si maestro lo acompañaba, si solo fuera más fuerte, si solo fuera un bennu, podría estar a sus lados.

Al fin Darien se detuvo cuando sus pies empezaron a doler, no tenía idea de cuánto tiempo llevaban allí adentro. Se acercó a Tobías y se sentó a su lado.

-¿Cómo te encuentras?-

-Mejor- El rubio sonrió más recompuesto, preocupar más al chino era contraproducente.
-¿Puedo preguntarte algo?-Tobías asintió -¿Sabes cuál será el final de la batalla, quién ganara?-

Lo vio negar con la cabeza. 

-Las visiones que tengo no siempre me muestran lo que quiero-

-Entiendo- Darien ocultó su decepción. 

-Solo nos queda esperar- la voz de Kalet les llamó la atención y el dios menor los miró con su misma preocupación en sus orbes- Yo también tengo a alguien a quien espera-

Darien iba a darle su apoyo pero la puerta vibró con un sonido sordo y el material se cuarteó. Los bennu se pusieron en alerta al igual que Kalet que se ubicó ante los chicos sacando sus sables del cinturón.

Los dos humanos se incorporaron y el menor puso a su compañero detrás de él, empuñando su daga.

Pasaron unos segundos y el movimiento volvió a repetirse ovacionando que, esta vez, la puerta estallara levantando una gruesa nube de polvo. Antes que pudieran reaccionar zona neblina negra entro sacudiendo a los bennu lanzándolos en diferentes direcciones incrustándolos en la pared.

-¿Qué demonios?- Kalet exclamó y alzó uno de los sables cuando la neblina se acercó rápidamente hacia ellos. Todo fue inútil, el metal cortó solo el aire. 

El dios sintió como su cuerpo era golpeado por un bloque y lanzado contra la columna. Cayó al suelo sin poder incorporarse, no podía mover sus brazos, era como si sus manos y piernas estuvieran atadas al suelo. Se sacudió violentamente pero era en vano.

-Corran- gritó, era lo único que podía hacer, no los había podido defender, le había fallado a Ra y Nastet en protegerlos, no era digno de estar junto a ellos, era un inútil.

Darien agarró a Tobías de la muñeca y corrió en dirección contraria de la neblina que rápidamente les cortó el paso apareciendo en su camino. El chico blandeó la daga, que no solo cortó la densa bruma, esta no se pudo regenerar después.

Así que esa era la solución. Volvió a blandirla pero esta vez su enemigo fue más rápido y lo esquivó golpeando a Tobías en su espalda lanzándolo varios metros cayendo inconsciente.

Darien gritó y quiso correr hacia él pero no pudo. Retrocedió algunos pasos alzando la daga. La neblina había aumentado el tamaño y se acercaba a él. Su espalda topó con la pared y su corazón se detuvo, estaba atrapado. Para cuando reaccionó solo había negro a su alrededor. Había sido atrapado.

Nota: estén preparados que dentro de poco viene el final. No se pierdan los inesperados eventos por ocurrir.

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