Buen chico
Darien recostó agotado la cabeza en el amplio pecho. Demasiado para que su joven cuerpo soportara. El hombre o dios que lo sostenía lo tenía como en una montaña rusa. Lo asustaba pero a la vez era capaz de despertar lo más oculto de su cuerpo. Incomodidad, placer, libertad, emoción, había tantas cosas dentro de su mente que no le daban tiempo a procesarlo.
Sintió algo extra y pesado en su muñeca y se extrañó. No acostumbraba a usar prendas.
La puso ante su rostro y sus ojos se abrieron como plato al ver la pulsera ancha dorada con incrustaciones de piedras, alrededor de su piel. Su boca casi cae del asombro. Era la primera vez que tenía algo tan caro, cerca.
-Y esto-
-Es una de mis manillas- Anubis recostó su barbilla sobre la coronilla de la cabeza de Darien mientras estiraba la mano y se materializaba la otra joya sobre su gruesa muñeca.
-Y se puede saber para que me la das- quería sonar más molesto pero estar en el regazo de Anubis con cada músculo definido y cálido rozando su espalda no ayudaba a que pensara con mente limpia- Si me aparezco con esto en algún lado, de seguro me llevan preso. Será mejor que me pagues con dinero-
-Esto no es parte del pago. Es para saber dónde estás-
Anubis sintió como el cuerpo de abajo se tensaba.
-Me parece que no entiendes bien lo que ocurre. Tú eres mi cliente. En cuanto me pagues yo desaparezco de tu vida. Así es como funciona este negocio-
-Y si te digo que no quiero que te vayas-Anubis restregó su mejilla sobre los suaves rizos desordenados, se sentía increíble tener a alguien tan tranquilo bajo su protección- Tengo algunos planes para ti, que incluyen tu ayuda-
-Me parece que no estamos yendo por buen camino- Darien se sacudió logrando zafarse del reconfortador abrazo y quedar frente a él sobre la cama.
-Para nada- Anubis recostó un codo sobre su rodilla flexionada, sintiendo la ausencia del agradable peso- Puedes ver cosas. Necesito de tu habilidad-
Darien enarcó una ceja, dubitativo.
-No es ninguna habilidad. Se llama esquizofrenia y por si no lo sabes se le llama así a la locura- O eso era lo que le habían dicho todo el tiempo.
-Llámalo como quieras. Esos temas triviales de humano no me interesan. Solo necesito que me digas como encontrar ciertas personas. Te pagaré muy bien-
-Para que lo sepas. Necesito el dinero, pero no tengo complejo de sabueso- La conversación a esa altura se estaba volviendo extraña. La conversación solamente no, la noche entera había sido totalmente rara.
Anubis suspiró. En el imperio no tenía que dar tantas explicaciones. Sus palabras eran ley en su templo y no solía discutir con los otros dioses, bueno, había uno que era la excepción. Pero este humano podía hacerle perder los estribos y ya los había perdido una vez con resultados desastrosos. Suspiró dejando que la frustración dejara su cuerpo. Levantándose de la cama buscó su billetera en uno de los bolsillos del pantalón tirado sobre el suelo.
Regresó a la cama y le extendió varios billetes de 100 dólares a Darien
El chico miraba de la mano a la cara de Anubis sin comprender.
Era una cifra estratosférica a cambio de su servicio anterior.
-Anubis o como te llames, creo que no hiciste bien la cuenta. Son 20 dólares. No tienes que darme más- Incluyendo incluso el servicio extra que pudiera darle, recibir tanto dinero nunca era buen presagio.
-Me molesta muchísimo cuando no me escuchan. Te dije que necesito de tu locura o lo que sea que tengas. Esta es la mitad del pago, la otra es cuando terminemos-
Darien levantó las manos en son de paz alejándose hacia atrás.
-Espera, nunca estuve de acuerdo con eso-
-Darien- La voz de Anubis no tenía vacilación- No me hagas repetirlo. Puedo obligarte y lo sabes, te estoy dando la oportunidad de que al menos no termines con la mano vacía-
El chico se tragó su protesta. No le gustaba ese tono. Ya sabía de lo que era capaz y haciendo el papel de humano rebelde no terminaría nada bien. Aunque tenía otros planes en mente.
Tomó el dinero asintiendo con la cabeza, sintiéndose vulnerable. Odiaba sentirse así cada vez que recogía el premio por entregar su cuerpo. Y esta vez no era la excepción.
-Buen chico- Las palabras de Anubis tallaron dentro de su pecho y sus ojos se llenaron de lágrimas pero bajo su rostro para que éste no lo viera.
Anubis se levantó, recogió su ropa desparramada por el cuarto y se dirigió al baño para vestirse y terminar de asearse.
-Vístete, comeremos algo y comenzaremos a trabajar-
Al oír el sonido del cerrojo de la puerta, Darien recogió su ropa como pudo y se la puso. Intentó quitarse la manilla pero fue inútil. No cedía, así que la dejó cuando fue doloroso, ya después pensaría en como devolvérsela, ahora había que salir de ahí. Dejó arriba de la mesa todo el dinero, ya bastante que la joya se iría con él.
No tenía buen presagio de lo que Anubis le haría hacer. Y aunque su cuerpo quisiera más de aquel hombre, era mejor prever que lamentar.
Holaaaa. Gracias por su apoyo, sus comentarios y votos, los amo a todos, me siento muy feliz por la aceptación de esta novela y yo que pensé que no gustaría debido a que la imagen de Anubis ya está explotada hasta morir. Por lo visto me equivocaba.
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