La noticia corrió por todo el pueblo. La familia de Ana lloraba, tanto, que con sus lágrimas se formó un estanque.

En el reino, el príncipe había llamado a todos los chicos para que le trajeran de vuelta a Ana, sin embargo después del beso, nada sucedió.

Mientras que en la pradera, entre geranios y vallas, Martin miraba el atardecer muy triste. Le tenía miedo a la verdad.

Así que no volvió al castillo.

***

Ya de noche el príncipe se fue molesto a su habitación.

Había luna llena, Ana la amaba, pues el lobo aullaba y la llevaba hasta las montañas, sin embargo hoy no. Era costumbre que el lobo nunca se enterara de nada, ni las brujas le hablaban, así que nunca supo la noticia.

Pero era muy listo.

Siguió el olor de Ana y llegó al castillo nuevamente. Nunca había entrado, pero los guardias dormían y la picardía volvió.

Pasó por muchas habitaciones tomando algunas cosas, llevaba una alfombra y un traje verde con dorado bellamente confeccionado, pues nuestro lobo es alguien estrafalario, no es ese perro que todos creen.

Hasta que llegó donde Ana. Nunca la había visto dormir. Se quedó a su lado y dijo resignado:

—Supongo que no hubo tiempo de decir adiós, pero está bien, yo no podía ser, además estoy acostumbrado a este tipo de cuentos...

Le besó la mejilla y fue a la ventana. Desde allí todo era más mágico.

—A nosotros siempre nos toca el lado malo —la bruja tocó su hombro y ambos se vieron.

—Así debe ser, sino los cuentos no existirían.

—No, veo que esta Aurora si encontró el amor. Ya despierta niña.

Ana abrió los ojos y lo supo todo. Abrazó al lobo, y la bruja dijo:

—Bueno, será mejor despedirnos, nadie debe saber lo que pasó aquí.

—¿A donde iras bruja? —dijo Ana.

—Debo arreglármelas con el príncipe. Ustedes váyanse.

Entonces, aquel villano tomó a la princesa y escapó del castillo. Ana olvidó su zapatilla en la entrada y corrió junto al lobo tomados de las manos. Fueron a una cabañita en el bosque, con un riachuelo al frente donde mojaron sus trajes, pies y cola...

Y creo que ya puedo decir «y vivieron felices por siempre» ¿No?