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CAPÍTULO 15

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BRADD

—¿Qué?—miré a Bella.

Ella le dio una ojeada a Carla por encima de mí.

—Te explico en el camino. Tira, anda.

Y salió. Me giré hacia la rubia en la cama que aún respiraba con dificultad y no pude evitar soltar una risa.

—¿Terminamos después?—pregunté agachándome hasta quedar a su altura.

Ella hizo un asentimiento con la cabeza y bajó la mirada con las mejillas ardiendo. Jadeo de sorpresa cuando me incliné y le di un beso.

Nuestros ojos conectaron una vez apartamos nuestras bocas.

—¿Vas a demorar?—inquirió.

Negué.

—Espero que no.—le di un ligero jalón en el labio inferior con el pulgar—Nos vemos luego, preciosa.

Y tuve que abandonar la habitación.

🥀

—¿Qué ha pasado?—pregunté a Bella que ya estaba en el coche.

Ella soltó un suspiro.

—Mi gente me ha dicho que han visto movimientos raros. Necesito que me acompañes al Consejo Vampírico.

Fruncí el ceño.

—¿Qué?¿Y eso por qué? Tus amiguitos ni siquiera me soportan.

Bella soltó un resoplido tomando asiento en el lado el copiloto al tiempo que yo iba al del conductor.

—La verdadera pregunta es si alguien te soporta, Bradd.

Una sonrisa petulante trepó por mi cara.

—Yo diría que a Carla le caigo bastante bien...

Bella me fulminó con la mirada.

—Veamos cuánto dura, yo le doy una semana.

Hice una mueca.

—¿Por qué me tienes tan poca fe, hermanita? Me estoy coportando, ¿eh?

Bella soltó una risa.

—No sueles comportante durante  mucho tiempo.

Arranqué el coche con una sonrisa.

—Pues ahora estoy bien motivado.

Puse el pie en acelerador y salimos por el camino. Me preocupaba dejar a Carla sola, intentaría regresar lo más rápido posible. Mantuve los ojos en el camino.

—La idea de los internados está cada vez más cerca.—comentó, mirándose las uñas largas pintadas de negro—He convencido al Consejo, y Kensee me ha estado dando todo el apoyo que he necesitado para redactar los informes.

—Eso está genial.

—Sí.

—Pero eso no me dice qué demonios pinto yo aquí, ¿Para qué quieren verme?

Ella suspiró.

—Eres, por mucho, el vampiro más poderoso de toda la región, Bradd. El Bligh es un éxito de la vida nocturna, y en unos meses lanzas tu línea de vinos. Es normal que quieran...relacionarse contigo.

Solté una risa.

—Ya veo, quieren sacarme dinero.

—No, no lo malinterpretes de esa forma. El Consejo Vampírico solo quiere...ponerse de acuerdo en algunas cuestiones de presupuesto...

—Deja de verme la cara de idiota.—gruñí—¿Van a chantajearme?

Ella dejó salir un suspiro roto y se pasó las manos por la cara.

—Han...descubierto que tenemos un pasado en Villa Nobba; me han dicho que si no contribuimos económicamente nos van a investigar...—chasqueó la lengua—Solo quiero estar en paz con esa gente hasta que sean las elecciones, cuando me postule para jefa del Consejo y abra los internados con Kensee podrás dejar de lado todo eso si es lo que te place, pero ahora necesito tu apoyo, Bradd.

Tomé una bocanada de aire.

—¿Quieres que pasemos a ver a mamá a la vuelta?—susurré.

Ella asintió.

—Hace mucho que no...le llevo rosas.

Tragué saliva, luchando contra el nudo en mi garganta.

—Le compraremos el ramo más bonito.

Bella solo me dio un apretón en el brazo mientras recorríamos las oscuras y desiertas carreteras hasta Villa Nobba.

🥀

CARLA

Dormí un par de horas, pero un sonido en el patio me hizo levantarme. Me abroché el camisón por encima del vestido y bajé las escaleras con cautela.

—¿Bradd?¿Bella?...—abrí la puerta—¿Sois vosotros?

Un silencio se extendió por el enorme patio, opacado solo por el aire ondeando los árboles del bosque. Miré cada rincón, solo distinguí oscuridad. Hice una mueca y me quité el pelo que se pegaba a la cara por el aire de la madrugada, ya que debían ser alrededor de las tres de la mañana.

Entonces miré hacia abajo.

Una carta.

Fruncí el ceño y me agaché, vigilando a ver si distinguía a alguien entre el follaje del bosque. Finalmente, tras no ver a nadie, sostuve el papel doblado con la mano mientras usaba la otra para cerrar la puerta.

Tomé aire con fuerza y me senté en uno de los sofás, desdoblándolo.

Una caligrafía estirada, y con toques antiguos, decoraba el centro de la hoja.

No pueden escapar de mí.
La venganza es inevitable.
Byron F.

Abrí la boca, sorprendida y el miedo junto a la curiosidad me recorrieron todo el cuerpo. Apreté el papel con fuerza. ¿Bradd sabía de esto?¿Era ese tal Byron la persona de la que él y Bella estaban huyendo?¿Sería familia suya? Aún no tenía nada de eso muy claro.
Subí las escaleras y metí el papel en la mesa de noche.

Cuando mi cabeza tocó la almohada, me fue imposible consiliar el sueño.
¿Y si les hacía daño?¿Por qué no me había contado toda la historia? Sé que éramos...bueno, que estábamos juntos desde hace poco, pero, ¿No le inspiraba confianza?¿No había yo confiado en él ciegamente a pesar de conocer todo lo que era?

Con la mente en todo ese revuelo, me costó muchísimo quedarme dormida.

🥀

Cuando abrí los ojos, era tarde. El sol se colaba por las cortinas y me daba en la cara, así que solté una maldición y me froté los ojos sentándome en la cama.

Miré mi mesa de noche y la abrí. El papel seguía en el primer cajón, osea que no había sido un sueño. Cerré de nuevo el cajón y me puse el camisón.

Eran cerca de las once de la mañana, así que solo Bella estaba en casa, preparándose para salir. La puerta de su cuarto estaba entreabierta y me asomé, ella estaba sentada frente al tocador mientras se echaba gloss encima del labial rojo carmín.

—Hola, cuñadita.—saludó de mala gana.

Tomé aire.

—¿Cómo les fue el viaje?¿Regresaron muy tarde?

Ella se encogió de hombros, cerrando el labial.

—Un viaje tranquilo, volvimos sobre las seis de la mañana. Bradd se dio una ducha y se fue al Bligh.

Se acomodó las botas y, cuando se levantó, vi su conjunto. Era mucho más serio que la ropa que usaba normalmente, con un pantalón ancho y una camiseta, todo debajo de un blazer. Eso sí, iba de negro.

—¿Vas...vas a algún sitio...elegante?

Ella hizo una mueca, similar a una sonrisa ladina, que me recordó demasiado a Bradd.

—Trabajo.—se limitó a decir.

Su cuarto era sencillo, con una cama matrimonial, una mesa de noche, un closet de varias puertas, un tocador y un espejo de cuerpo completo. No me pasó desapercibido un cuadro de una mujer joven, de cabello rubio, que me recordó el cuadro de la sala, supuse que era su madre.

—Ya.

Me aparté cuando salió y entré al baño en mi cuarto para darme una ducha.

Me puse un vestido negro por los tobillos, pegado al cuerpo, con un cinturón rojo. No usaba esta clase de ropa, pero me sentía bien. Me oscurecí la sombra de ojos y me dejé los labios con un brillo claro, antes de cepillarme y plancharme el pelo. Un rato luego tomé mi bolso y unos tacones bajos y salí al pasillo, que caminé hasta las escaleras. Pasé por la cocina y me tomé un vaso de jugo de naranja de la nevera antes de salir.

Royer estaba fuera.

No pude evitar sonreír.

—¿Necesita ir a algún sitio en especial, señorita Brown?

Apreté el papel en mi bolso y tomé aire con fuerza. Me subí en el auto y me subí los lentes de sol por el puente de la nariz.

—Por favor, al Bligh.

🥀

A penas me bajé, le di las gracias a Royer. Se negó a que le pagara diciendo que después se las arreglaba con Bradd. Caminé por la alfombra roja de la entrada, donde los dos guardias se dieron una mirada al verme.

—Señorita Brown.—saludaron al unísono.

Les di una sonrisa.

Entré al lugar, que se veía muy diferente de día, solo con los trabajadores dando vueltas de acá para allá, preparándose para la jornada nocturna. Jonas estaba discutiendo algo con un chico en la barra.

Me quité los lentes de sol.

Cuando sus ojos se posaron en mí, levantó las manos.

—¡Carla!—exclamó—¡Has venido!

Me acerqué. El otro chico me evaluaba, inquisitivo.

—He venido a hablar con Bradd...¿Está por aquí?

—Oh, sí. Está en su despacho.

Estaba a nada de abrir la boca para hablar, pero el chico de su lado me extendió la mano.

—No habíamos tenido oportunidad de conocernos oficialmente, soy Edward. Llevo muchos años trabajando aquí.

—Oh, el del cumpleaños que se celebró aquí...—recordé.

—El mismo—coincidió.—.Quería darte las gracias por domar al jefe.

Solté una risa.

—Tu jefe no es alguien fácil de domar, eh.

Él se encogió de hombros.

—Desde que estáis juntos parece un hombre y no una polla andante así que...

—¡Eh...!—Jonas le dio un cadazo como advertencia clara para que cerrara la boca.

Decidí que lo mejor era ignorar esos comentarios y me giré hacia Jonas con una sonrisa.

—Jonas, ¿Podrías decirme dónde está su despacho?

Él se giró hacia mí.

—¡Oh, sí!—se inclinó sobre la barra y dejó la copa que estaba limpiando y usó el trapo para señalar un pasillo al fondo del lugar—Sigue ese pasillo, toma la primera  puerta a la derecha. Tiene sus iniciales en la puerta, no tiene pérdida.

—Muchas gracias, Jonas.—me giré hacia el otro—Un placer, Edward—me dio un asentimiento de cabeza—Nos vemos, chicos.

—¡Adiós, Carla!—exclamó Jonas.

Caminé por el lugar hasta el pasillo y giré a la derecha, donde me di de lleno con una puerta donde figuraban las siglas «B.F»en la puerta. El recuerdo del papel, que era por lo que estaba aquí, me puso nerviosa. Toqué suavemente con los nudillos, pero abrí por los nervios.

Bradd se estaba alimentando.

Intentaba esconder toda la evidencia pero al ver que era yo se relajó un poco.

—Dios, mano suelta, qué susto.

Le di una risa nerviosa. Él dejó la bolsa vacía en un empaque negro y los metió a ambos en el latón de la basura acercándose hacia mí. Me tomó de la nuca y pego su boca a la mía, sin darme tiempo a pensar. El sabor metálico me hizo apartarme.

—No, para, yo...

Frunció el ceño.

—Oh, joder...¿Qué he hecho?

Arrugué las cejas.

—¿Eh?

Me señaló.

—Estás tensa, hice algo malo...Fue por lo de anoche, ¿verdad? Sabía que había ido muy rápido, yo no...

—Bradd—lo interrumpí con una mano en su pecho—, detente. No es eso...Yo he venido a hacerte una...pregunta, a consecuencia de algo que pasó mientras no estabas ayer.

Su rostro se comprimió en una mueca de confusión.

—¿De qué hablas?¿Qué pasó ayer?—su rostro perdió el color—¿Alguien te hizo daño?

Negué.

—En la madrugada escuché un ruido y salí al patio, y...—saqué el papel de la cartera, aún doblado. Él frunció el ceño—Este papel estaba en el suelo de la entrada.

—¿Qué es?

—Una advertencia...—abrí el papel y lo sostuve en mi mano para que lo leyera. Palideció, sus ojos viajaron de mi cara al papel con un gesto de pánico total.—Así que, Bradd, ¿Quién es Byron?

Sus ojos centellaron con algo que no entendí, entre el miedo y la ira.

—Carla, vamos a sentarnos...voy a explicarte lo que...

—¿Es él, no? La persona de la que huyes.

Bradd murmuró una maldición.

—Él...

—¿Es tu pariente?¿Qué...?—solté una bocanada de aire—¿Podrías, por favor, confiar en mí? Yo también formo parte de esto, también corro peligro.

Él se pasó las manos por el pelo negro, despeinándolo y los mechones le taparon las cejas.

—Carla, Byron es...—se quedó callado.

—¿Quién es Byron, Bradd?—volví a preguntar.

—Byron es...—soltó un suspiro—Es...mi hermano mayor.

🥀

El camino a casa fue plagado de silencio. Bradd conducía con calma, pero yo tenía la mente en otro sitio.¿Su hermano mayor? ¿Por qué no lo había mencionado antes?¿Por qué quería hacerle tanto daño?

—¿Qué...qué pasó?

Mi pregunta lo hace tensar los hombros.

—Hoy no estoy de humor para contarte esa historia, pero quiero que sepas que...no estábamos bien, no éramos felices...Yo y Bella tuvimos que huir de esa vida, y...por cosas que pasaron, no nos llevamos a Byron. Se quiere vengar de nosotros por haberlo dejado tirado.

Suspiro.

—Sigo sin entender...¿Por qué huís así?¿Por qué le tenéis tanto miedo?

Bradd tragó saliva.

—Es...agresivo, siempre lo fue. Se tornó violento con los siglos, además, es...alguien de muchos contactos; Byron ha adquirido cierto poder entre la delincuencia vampírica, es capaz de matar personas, es...—negó—Es demasiado peligroso, y nos odia. No puedo permitirme que le haga daño a Bella, y mucho menos que te haga daño a ti.—un suspiro tembloroso abandonó sus labios—No me lo perdonaría.

Asentí suavemente, mirando su perfil. El aire de la ventanilla sacudía los pequeños mechones en su frente, su mandíbula estaba tensa, sus labios fruncidos y a menudo se pasaba una mano por la nariz por los nervios.

Debajo de esa camisa negra, y de ese sarcasmo, me pregunté cuánto Bradd había sufrido durante siglos proecupado porque su hermano mayor le hiciera daño a Bella, huyendo, sin hacer raíces...Hasta que habían llegado a Karresfield.

Y ahora, la vida que habían construido aquí, corría peligro.

Llegamos a su casa unos minutos después, donde no había ni rastro de Bella.

—¿Hablaste con ella?—me preguntó.

Me encogí de hombros.

—Me dijo que era algo de trabajo.

Asintió y se dirigió a la sala, donde tenía su mesita con las botellas de vino y las copas, tomó una y la llenó, bebiéndosela casi de golpe.

—Bradd, no quiero...presionarte, pero...

—Carla, —sus ojos hacia mí fueron suplicantes— ¿Hablamos de esto luego, por favor?

Bajé la mirada.

—Hablamos de eso luego...—cedí, me acerqué a él y arrugó las cejas cuando le extendí la mano—Ven.

Frunció el ceño, pero cerró sus dedos sobre los míos y se dejó guiar escaleras arriba. Cuando entramos a su habitación, parecía un perro asustado.

—¿Qué hacemos...aquí?—preguntó más para sí.

—Estás estresado, necesitas relajarte. Ven.

Me senté en su cama y le hice una seña para que se acercara. Tuve miedo de que me estuviera pasando, que el quisiera estar solo y que me sacara de la habitación. Pero no. Se sentó frente a mí, mirándome con rasgo confundido.

Lo tomé de las majillas.

—Pon tu cabeza en mi regazo.

—¿Qué?

Sonreí.

—Voy a darte un masaje, anda.

Él soltó una risa y se acostó, poniendo la cabeza entre mis piernas cruzadas. Metí las manos entre sus rizos azabache y comencé a masajear su cuero cabelludo. Sus ojos se cerraron casi al instante y solto una exhalación de alivio.

—Bradd, ¿Hace cuánto que no duermes? De verdad, descansar.

Él frunció ligeramente las cejas, aún con los ojos cerrados.

—Mucho...años...yo...Tengo demasiado estrés encima.

Suspiré. Usé mis uñas para arañar su cabeza suavemente, lo que pareció gustarle.

—Deberías relajarte y dormir un poco. Muestras claras señales de estrés.

—¿Está hablando la psicóloga, verdad?

—Sí, y ella te está advirtiendo que el estrés es malo. No sé si los vampiros mueran de estrés, como nosotros, supongo que no,  pero vivir eternamente estresado suena miserable.

Eso lo hizo apretar los labios.

—Tienes razón...yo...

—Mira, te daré un masaje, para que te relajes, y dormirás todo lo que te exija tu cuerpo. Por un día que no vayas al Bligh nadie va a morir. Los chicos pueden...

—¿Puedes hablarme?

Fruncí el ceño.

—Ya estoy hablando.

Abrió los ojos y me miró directamente desde abajo.

—No, hablar de ti. Oírte me...relaja mucho.

Sonreí.

—Claro, claro que puedo, yo...—hice una mueca.—Bueno...eh...nací aquí, en Karresfield, aunque pasé una infancia muy solitaria porque mis padres, además de no querer que hiciera amigos, no estaban nunca en casa. Me interesé por la psicología gracias a unos documentales que vi cuando era niña, y mi madre apremió ese interés todo lo que pudo, porque quería que estudiara algo que me diera un título de medicina y...—solté un suspiro—A parte de mi prima Jules nunca tuve amigos, todos me dejaban de lado...Conocí a Marshall, nos hicimos novios y nuestra relación...—hice una mueca—Nuestra relación fue una mierda, ahora que lo pienso. Tal vez si me hubiera tratado como tú...—miré rápidamente a Bradd, que se había dormido. Pasé una mano por su mejilla, donde la barba incipiente de uno o dos días raspó mi piel—Tal vez si me hubiera tratado así yo entendería por qué me siento así.

Su pecho subía y bajaba de manera regular, mientras yo observaba su rostro tan atractivo. Ahora que lo pensaba, Bella y Bradd parecían el resultado de la unión entre Ian Somerhalder y Megan Fox. Ese pensamiento me sacó una sonrisa, seguí acariciando su mejilla suavemente.

Estaba más que claro que estando allí, con él, corría peligro. Pero había algo, algo más fuerte que yo, que me gritaba que no me alejara.

Y ese algo, fue el que me hizo recostarlo bien en la cama y meter la cabeza en el hueco de su cuello. Me quedé dormida un segundo después de sentir sus enormes brazos rodeándome para pegarme más a él.

🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀

Este es momento donde mis monsters usan una IA para ver cómo serían los hijos de Ian Somerhalder y Megan Fox solo para ver la apariencia de Bella y Bradd 🤣🤣🤣

Pero bueno, este capítulo me gusta mucho, sobre todo el final. Bradd y Carla son demasiado ✨✨✨✨ de verdad.

Me encantaría en un futuro un fanart de la escena de Carla haciéndole un masaje, me parece demasiado mona jsjsjs.

Espero que este capítulo les haya gustado muchísimo.

Posdata : ¿BYRON? ¿WTF BRO? ¿OTRO FLOYD? Mmmmm sabroso.

¿Opiniones?

¿Teorías?

Un beso.

Meloh.

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