
6
Ollie estaba parado afuera del centro comercial y se dio cuenta demasiado tarde de que aquel lugar estaba demasiado lejos de su casa. Aunque su primer pago llegó ese día, no quería comenzar la semana malgastando el dinero, así que estaba decidiendo que hacer cuando un auto rojo se estacionó frente a él.
—¿Te vas? —Mark se asomó por la ventana con una sonrisa en los labios. Otro idiota que quería que se subiera a su coche y que sonriera encantado porque los asientos estaban forrados en piel.
—Me voy a pie —dijo con frialdad. No quería que un hombre como Mark pensara que podía usarlo como entretenimiento. En respuesta este apretó un botón en el tablero y la puerta se levantó hacia arriba de forma automática, estaba presumiendo.
—Anda, no todos los días vas a tener la oportunidad de subirte a un coche como este —insistió. Estaba a punto de responder, cuando vio de reojo al auto de Kenneth esperando el semáforo, el estacionamiento estaba al otro lado de la plaza, así que seguramente se estaba encaminando a la carretera principal para volver al centro de la ciudad.
—No me interesan los autos —dijo, ladeando el rostro, el modelo de Mark parecía mucho más ostentoso que el de Kenneth, era deportivo, de sólo dos asientos, perfecto para un hombre soltero que disfruta de salir a ligar.
—Eres tan difícil como cuando estábamos en la prepa —dijo, pero no hizo ademán para marcharse, de hecho, dejó abierta la puerta y le miró, retándolo a alejarse de él—. Me gustabas entonces y me gustas ahora, déjame sacarte a pasear, yo invito —Su sonrisa dudó un momento, parecía un poco más cálida, pero no lo convenció.
El ofrecimiento le pareció tan frívolo, que no tuvo palabras para responder. Por supuesto que Mark se sentía atraído por él cuando estaban en la preparatoria, no se dio cuenta en ese entonces, pero ahora como un adulto podía notar los detalles que en su momento se perdió.
—¿Estás hablando en serio? —dijo, frunciendo el ceño. Era extraño, nunca pensó gustarle a ninguno de sus compañeros, no lo querían ni siquiera como amigo, Mark era de los que casi nunca lo molestaban, pero tenía la costumbre de pincharlo con apodos infantiles o quitándole sus cosas. Sumado al trato de los demás, Ollie siempre se sentía estresado al verlo acercarse, aunque seguramente solo intentaba ser juguetón.
—Por supuesto, nunca dije nada porque eras el novio de Kenneth, pero ahora no lo eres ¿Cierto? —preguntó, levantando una ceja con expresión divertida. Ollie negó con la cabeza.
—Tampoco somos adolescentes, ya pasó un mundo desde la preparatoria —Sabía que no era el mismo chico que todos conocieron en el pasado y Mark tampoco, aunque estuviera ante uno de los hombres más hermosos de la ciudad, no tenía ganas de enredarse con alguien tan problemático, además su libido había muerto hace mucho tiempo.
—Me gustaría conocerte, ahora como adultos ¿No es más divertido así? —de alguna forma consiguió escucharse genuino al decir aquellas palabras, pero él era un tempano de hielo.
—No tengo tiempo de divertirme —dijo, luego notó como el coche de Kenneth se estacionó detrás del de Mark y el suspiró—. Nos vemos —dijo, dándose la vuelta para subirse en este.
Al principio no tenía la intención de irse con él, pero estaba cansado e irritable y ya no quería saber nada de nadie, además, no iba a mentir, se sentía bien dejar que alguien hiciera algo por él cuando estaba tan exhausto, sobre todo si ese alguien era Kenneth.
Sin embargo, no podía permitir que lo tomarán por tonto y lo hicieran pedazos otra vez, por lo que simplemente le pidió que lo acercara a su casa y caminó un par de cuadras, una distancia razonable, hasta la ratonera que llamaba departamento.
Esa tarde se tumbó en la cama y sonrió porque tenía mucha comida para cenar, al menos hasta el fin de semana, cuando hubiese dormido lo suficiente para soportar un viaje, iría al mercado más cercano para abastecerse.
Quien dijera que el dinero no compraba la felicidad, mentía.
A la mañana siguiente hubo una junta para hablar sobre el asunto de la feria del auto, los vendedores estaban preparando todas sus armas de engaño para sacar la mayor cantidad de vehículos y los administrativos trataban de gestionar todo lo de las existencias y hablaban sobre detalles del traslado de los autos, los horarios etcétera. Ollie dio un humilde aporte sobre la colocación de los modelos de exhibición en el centro comercial y luego se limitó a anotar los acuerdos a los que se llegaron.
Cómo él todavía era nuevo y no sabía mucho de nada, se dio por satisfecho con eso y se retiró casi al final de la junta para recoger la comida que pagó el jefe, que consistía en unos cafés deliciosos y un par de sándwiches con papas fritas para cada uno. A Ollie, más que un evento que diera a conocer la concesionaria, le interesaba el desayuno.
Cuando recogió la comida, se dio cuenta que no había manos suficientes para llevar los contenedores dentro. Estaba intentando descubrir que hacer a continuación, cuando se apareció la chica con la que se había cruzado en la cocina el día en que llegó Cassie. Todo el mundo le decía Lola y a su lado había un muchacho que había visto entre los vendedores alguna vez, se llamaba Alfie. Ambos lo ayudaron a llevar todo a la sala de juntas y repartieron la comida, Lola parecía haber superado un poco la barrera entre los dos después de haber hablado con él cuando llegó Cassie, por lo que ambos mantuvieron una escueta charla sobre lo delicioso que era el almuerzo o cuál era el café que más les gustaba.
Ollie lo sintió especialmente sabroso porque no tuvo que pagarlo él.
Cuando volvieron a trabajar, se dio cuenta que Kenneth lo miraba fijamente y cuando las miradas de ambos se cruzaron, el hombre le sonrió. La cara de Ollie se puso roja sin que pudiera evitarlo.
El viernes Ollie se llevó un mal trago al ver a Mark aparecer por la oficina. La verdad es que antes no le caía mal, pero ahora se daba cuenta de que era un hombre extremadamente desagradable, además sentía una horrible incomodidad cada vez que se encontraba de frente a alguien de su pasado, alguien que conocía a la versión bonita, joven y dulce que solía ser en la adolescencia. Le daba náuseas y después de lo que escuchó decir sobre su prometido, fue cómo si esa incomodidad se hubiese convertido en odio, porque se sintió sumamente atacado por sus palabras.
De alguna manera terminó pensando toda la noche en si Kenneth habría hecho algún comentario como el de Mark cuando estaba en Francia con sus amigos, si se burlaba hablando de todas las veces que se acostó con él, si lo veía como un chico patético con el que pasar el tiempo antes de marcharse. Una parte de él le decía que Kenneth no sería capaz, pero otra no estaba tan segura.
Se encontraba dirigiéndose hacia la cocina cuando lo vio estacionándose en la entrada de la concesionaria. Rápidamente sintió cómo el corazón le daba un vuelco y está sensación se volvió peor al verlo entrar al lugar. Cómo un cobarde entró a la cocina, luego intentó cerrar la puerta de golpe, pero se encontró con que Lola estaba detrás de él.
Ambos quedaron atrapados mientras él empujaba la puerta y Lola intentaba entrar.
—¿Pasa algo? —ella lo observó con los ojos muy abiertos. Ollie se aclaró la garganta, notó que Mark ya estaba dentro del edificio y retrocedió de golpe, metiéndose hasta el fondo de la diminuta cocina.
—No pasa nada —dijo, sentándose en uno de los banquitos que estaban al lado de la barra. Lola no pareció darse cuenta de su reacción, porque estaba asomada viendo a Mark, luego de que este entró en la oficina de Kenneth, cerró la puerta y le puso atención.
—¿Lo viste? ¿A poco no está buenísimo? —preguntó, con los ojos encendidos. Cómo era bajita y muy flaca, parecía una niña de secundaria, sobre todo cuando se comportaba de esa manera, aunque obviamente había días en las que el maquillaje la ayudaba a aparentar su edad.
—No sé, no me lo parece —dijo, dándose la vuelta para sacar la cafetera y comenzar su ritual para prepararse un capuchino.
—¿Cómo vas a decir eso? No pensé que fueras un hombre de ego fácil —comentó en tono juguetón. Ollie se giró para verla y se dio cuenta que no tenía malas intenciones, sólo quería hacerle plática. Suspiró, calmándose un poco.
—Si tengo el ego frágil, pero no porque sea hombre —admitió avergonzado, aunque esa no era la razón por la que está a actuando de esa forma frente a Mark. No sabía cómo pudo comportarse con naturalidad la última vez que lo vio, quizás fue porque Kenneth estaba a su lado.
—Bueno, no te mataría admitir que es guapo, porque está buenísimo, es mucho más guapo que el jefe —ella se llevó una mano al corazón en un gesto exagerado. Ollie frunció el ceño.
—Por supuesto que no —murmuró ofendido. Lola abrió los ojos de par en par.
—¿Disculpa? —preguntó, genuinamente no había escuchado con claridad.
—Nada ¿Lo conoces? —preguntó señalando hacia afuera con la cabeza. La última vez le dio la impresión que Mark y Kenneth llevaban un mucho tiempo sin verse, fue un poco extraño porque los recordaba como inseparables.
—Sí, estaba comprometido con el hermano de un amigo —dijo, dando dos pasos hacia él y bajando el tono.
A Ollie se le revolvió el estómago recordando la plática de Mark sobre su prometido.
—¿En serio? Se casará pronto entonces —dijo con disgusto, fingiendo que no sabía nada del asunto.
—Ay claro que no —Lola agitó la mano a modo de negación—. Su novio lo engañó con media ciudad, publicaba fotos en sus close friends con sus parejas en los hoteles y se notaba que no iba solamente a jugar manitas calientes, cuando Mark se enteró fue corriendo a pedirle que dejara sus aventuras él haría como que nada pasó —dijo, acercándose un poco más para guardar la confidencia. A Ollie se le secó la boca, observó a la chica con los ojos muy abiertos.
—¿Cómo sabes eso? —Las palabras se escucharon ahogadas. Estaba horrorizado con lo que estaba escuchando, un dolor físico le recorrió todo el cuerpo y le dieron ganas de vomitar.
—Porque mi amigo me contó, además todos en su círculo se enteraron y cuando eso pasó, Mark comenzó a decir que no era cierto, pero todos lo vieron rogándole que volvieran cuando su prometido decidió que ya no quería casarse con él —explicó la chica, con lujo de detalles. Ollie le miró sin saber que decir, tuvo ganas de reclamarle por estar divulgando la vida de otra persona de es manera, pero no se sentía bien, no sabía qué hacer.
—Necesito ir al baño —Ollie salió de la cocina y se dirigió a los lavabos, abrió la llave y comenzó a mojarse la cara. Se sentía muy mal y aunque su situación no fue nada en comparación con lo de Mark, se dio cuenta que si Kenneth le hubiera hecho eso cuando estaban en la preparatoria a lo mejor él también le hubiera rogado.
Unas lágrimas se le escaparon mientras intentaba controlar el temblor en el cuerpo. Sabía que estaba siendo tonto, Kenneth nunca le haría algo así, incluso con la forma de mierda con la que lo terminó estaba seguro de que jamás lo habría traicionado de esa forma ¿Cierto? En todo caso ¿Por qué estaba pensando en todas esas tonterías? Avergonzado se echó agua una vez más y se secó con el papel para las manos.
Luego regresó a la cocina, pero Lola ya no estaba, desde la puerta la pudo ver con un café al lado de su computador mientras escribía cómo poseída. Seguro tenía mucho trabajo pendiente y este se podría peor si esa taza se volcaba. Quiso que la taza se volcara, tenía muchas ganas de que todo su trabajo se perdiera por obligarlo a empatizar con Mark.
Rápidamente se encerró en la cocina, sin embargo, eventualmente tuvo que salir y dirigirse a la oficina de Kenneth, cuando llegó ambos estaban hablando como si nada y Mark se giró hacia él al notar su presencia. Una sonrisa enorme apareció en sus labios, parecía que estaba tramando algo malvado, pero según recordaba, esa era su forma de reírse.
—Ollie ¡Cuánto tiempo sin verte! —exclamó. Él respondió de forma escueta y se sentó en la silla intentando ignorarlos.
Cuando Mark se marchó, no pudo más que poner la cara en el escritorio e intentar respirar mejor.
Ya está el nuevo capítulo, disfrútenlo <3
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