12
Sus nervios crecieron conforme el paisaje comenzaba a volverse nevado. El auto que alquilaron tenía calefacción y era de uso rudo, así seguramente no tendrían problemas en el camino, era lo que sucedería en la cima lo que le tenía preocupado. Durante todo el trayecto movió las piernas en un gesto nervioso y cuando entró al resort donde le dieron ganas de vomitar, sin embargo, esa no era la parte más difícil.
El problema fue cuando llegaron a la cabaña.
Ya sabía que tendrían que compartir alojamiento, no era tan importante para que le dieran un espacio privado, de hecho, esperaba que los alojaran en algún hotel campestre con una extensa cuadrilla de trabajadores de clase media abarrotados dentro, sin embargo, les asignaron una cabaña pequeña, muy bonita. Cuando entró, se quedó maravillado por el enorme sillón, lleno de almohadas, la chimenea eléctrica, la televisión con servicios disponibles, había una cocina muy bonita con un refrigerador lleno de comida y, sobre todo, agua caliente disponible las veinticuatro horas del día. Todo parecía un sueño, aunque seguramente no pasarían mucho tiempo en la casa, le pareció un lindo gesto que le hubiesen dado un lugar bonito donde quedarse. Sobre todo, fue un alivio comprobar que lo más probable era que no tendrían ningún gasto extra durante su estancia.
Sin embargo, la realidad pinchó la fantasía como a un globo que explotaba tristemente cuando llegó a la habitación. Había una sola cama California King dentro. Su humor rápidamente se volvió sombrío y revisó metódicamente el interior del lugar para intentar descifrar si había una habitación oculta que estaba pasando por alto, la había, se trataba de una especie de piscina que intentaba dar la ilusión del aire libre, nada más. Finalmente, al notar que sus sospechas eran ciertas le dirigió una mirada acusatoria a Kenneth, quién enseguida negó con la cabeza.
—No tuve nada que ver con esto, yo avisé que seríamos dos —espetó, con cierto tono de indignación en su voz, como si no fuese capaz de urdir semejante plan para meterse en su cama.
Quizás era cierto, quizás Kenneth ya no lo deseaba y ni siquiera se le no pasó por la cabeza organizar algo para que tuviesen que pasar tiempo juntos. Ollie se llevó un mano a la frente, le empezaba a doler al cabeza. Ante el gesto, Ken sacó su celular y marcó un número.
—Espera un momento, me encargaré de resolverlo —dijo, yendo a la cocina para poder hablar más cómodamente.
Ollie se dejó caer en la cama, aquello no era correcto, después de todo si Ken hubiese viajado con una secretaria la situación sería súper inadecuada. Confundido soltó un suspiro, esperando hasta que Ken volvió a la habitación.
—Es que hubo una confusión —dijo, con gesto esquivo—. Por lo regular vengo aquí con Cassie, así que asumieron que estaba de nuevo con mi esposa... ex, ex-esposa —se corrigió a sí mismo.
Aquellas palabras hicieron que levantará una ceja.
—¿Por qué estabas con Cassie en un viaje de trabajo? —preguntó, frunciendo el ceño. La situación rápidamente encendió una alarma en su cabeza ¿Qué clase de viaje era ese? ¿Era realmente un viaje de trabajo?
—Bueno... —Ken se quedó pensativo un momento—. Es técnicamente un viaje de trabajo —dijo, teniendo la decencia de parecer un poco avergonzado.
Ollie sintió de golpe una combinación de vergüenza, emoción, enojo y vulnerabilidad, que se vieron superados por el enojo.
—¿Qué quieres decir con "técnicamente"? —espetó, sintiendo que la voz le temblaba al hablar.
—No pienses mal —Kenneth se sentó a su lado, acariciándole la cara, Ollie giró el rostro para evitar el toque, pero no logró esquivarlo—. Mira, hoy habrá una conferencia donde se anunciarán los logros de la empresa, así como los nuevos modelos de lujo que se lanzarán en el año, es trabajo, pero también...—Ken se encogió de hombros—. Es una especie de vacaciones pagadas para las sucursales con más ventas —agregó.
Ollie lo miró, sintiendo la forma en que tocaba su cuello como una antorcha que le quemaba la piel.
—¿Por qué me trajiste? Ni siquiera deberíamos estar aquí, la sucursal es nueva —espetó. Kenneth hizo un gesto.
—El dueño es mi hermano, él nunca viene a estas cosas, pero siempre me invita, soy accionista principal después de todo —dijo, fingiendo que no era algo que había ocultado de forma deliberada.
De repente Ollie se acordó de las palabras de Rowan, algo sobre dejar ese pequeño puesto y tomar su lugar en la empresa, las piezas se acomodaron juntas rápidamente.
—No has respondido ¿Por qué me trajiste? —insistió, un poco enfermo de si mismo.
—Porque te veías estresado, pensé que te vendrían bien unas vacaciones —el silencio se hizo en la habitación y luego Kenneth se removió incómodo—. Y bueno, se ve bien que tenga a un asistente a mi lado cuando me presente en la junta, ya sabes, me da autoridad, aunque en realidad no hagas nada.
—Oh —Ollie quería levantarse arbitrariamente y decir que se marchaba en ese mismo instante, pero no quería ser una reina del drama, pero no pudo contenerse y dijo—. ¿Acaso yo no tengo voz ni voto en estas decisiones?
Ken no respondió, eso hizo que se enojara aún más, no quería estar molesto, pero no pudo evitarlo.
—Si querías ayudarme, quizás habría sido mejor que me preguntarás si estaba de acuerdo con esto —agregó. La cara se le puso muy roja, se sentía humillado, pero no sabía por qué.
—Habrías dicho que no —admitió Kenneth, Ollie tomó aire al escuchar esas palabras.
—Lo sabías y aun así decidiste ir en contra de mis deseos —espetó furioso. A la mierda Kenneth y su triste historia, él también lo había pasado mal, pero nadie se estaba preocupando por sus sentimientos.
—¿Qué tengo que hacer para estar cerca de ti una vez más? —Las manos frías de Kenneth lo obligaron a girarse, lo tomaron del rostro y secaron sus lágrimas. Ollie fue consciente de que estaba llorando de la rabia hasta ese momento.
—Podrías intentar no actuar cómo imbécil —espetó, aunque su voz se escuchó más vulnerable que enojada.
—Lo siento, no sé qué hacer ahora que te tengo a mi alrededor —Los ojos de Ken se clavaron en los suyos, había una peligrosa combinación de añoranza y deseo en ellos—. Hay tantas cosas que quiero hacerte ahora mismo, pero, sobre todo, quiero que estés contento, que te sientas seguro conmigo, quiero que por lo menos podamos ser amigos una vez más.
La declaración lo dejó sin palabras, confundido y asustado. Las lágrimas se detuvieron y quiso maldecir a Kenneth con todas sus fuerzas ¿Quién era él para confundirlo de esa manera? ¿Quién era él para poner su mundo de cabeza una vez más? ¿Cómo se atrevía a mirarlo de esa manera? ¿A tocarlo tan dulcemente?
—No sé si pueda —dijo, encogiéndose en sí mismo—. No me siento muy bien —Ollie dejó caer la cabeza, repentinamente exhausto. Sintió las manos amables de Kenneth rodeándolo, trayéndolo a su regazo, envolviéndolo en un abrazo como si fuera un niño pequeño. Hacía mucho tiempo que no recibía esa clase de cariño, sin amigos ni familia, ni nadie que la diera una palabra de aliento, sentirse cuidado era algo que se había quedado atrás en el tiempo.
Dejando caer los hombros, sintió como Ken enterraba el rostro en su cuello. Hacía mucho frío, así que fue reconfortante sentir su calor. Era un sentimiento extraño, porque era culpa de Kenneth que se estuviera sintiendo de esa manera y al mismo tiempo era ese hombre quien lo estaba consolando.
Estaba tan estresado que un poco de calma fue como un bálsamo para su mente y sin querer fue perdiendo el conocimiento en una nube suave que lo acogió como si se tratara de una cuna para un bebé. No supo en qué momento se quedó dormido
—No sé qué hacer, sólo quiero tenerte así para siempre, si me arrepintiera lo suficiente, si me arrastrará por el suelo hasta que estuvieras satisfecho ¿Volverías conmigo?... ¿Oliver?
Cuando despertó estaba en la cama, cubierto con sábanas, envuelto en una colcha enorme y suave que olía a recién lavado. Junto a él, rodeándolo en un abrazo estaba Kenneth, quién llevaba toda su ropa de salir puesta excepto los zapatos. Un poco aturdido se alejó de él, notando como se revolvía, despertando con lentitud. Sorprendo se giró hacia a la ventana, afuera estaba oscuro, aunque había luces adornando el camino y se escuchaba a lo lejos el murmullo de una multitud. Su corazón dio un salto, al regresar la vista a Kenneth este ya se había incorporado y observaba a la nada con expresión ausente.
—¿Ken? ¡La junta! —con la guardia baja, llamó a su jefe como lo haría si siguiera siendo su novio, estaba tan alterado que no se dio cuenta.
Kenneth despertó con un quejido, llevándose las manos a la frente e intentando que Ollie no lo tumbara de la cama a empujones.
—Ni te preocupes, era a las cinco, ya pasó la hora —dijo, para luego soltar un bostezo y estirarse.
—No puede ser —Ollie se revolvió el cabello en un gesto mortificado. Su primer viaje de trabajo y ya lo había arruinado todo.
Kenneth lo observó un instante antes de soltar un suspiro, poniéndose en pie. Resignado abrió su maleta para buscar su cepillo de dientes. Ollie vio con impotencia cómo se metía en el baño a asearse con toda la tranquilidad del mundo.
—¿Qué deberíamos hacer? ¿Tenemos que reportarnos con algún jefe o algo? —preguntó, corriendo para hacer lo mismo e intentar lavarse los dientes lo más rápido posible. Ken se tomó unos segundos para responder.
—No pasa nada, no todo el mundo va a la junta, nos enviaran después los panfletos —dijo y continuo con el lavado. Inquieto, Ollie decidió imitarlo.
Cuando ambos estuvieron listos, Ken lo llevó escaleras abajo para guiarlo a un salón que se encontraba lejos de ahí. En la entrada les pidieron sus identificaciones y los dejaron pasar, dentro había una gran fiesta con música y comida. Por lo regular se habría sentido fuera de lugar, pero todos parecían vestidos para ir a esquiar y la ropa que Kenneth le compró era bastante bonita.
—¿Qué es esto? —peguntó, inclinándose hacia Ken.
—Es la fiesta de bienvenida, seguramente la mayoría viene de la pista de esquí, te lo dije, está convención es más bien como unas bonitas vacaciones de invierno —comentó, acariciando su brazo para tranquilizarlo.
Ollie frunció el ceño, pero no dijo nada, simplemente se quedó pasmado, observando la escena. Después de unos momentos en los que intentó relajarse, sintió cómo su estómago rugía. Kenneth le sonrió, señalando la mesa del buffet y él se apresuró hacia la misma, con la intención de alejarse del hombre lo más rápido posible.
Enseguida se encontró sólo en una mesa, observando a la gente hablar o divertirse bailando. La mesa del buffet estaba llena de comida deliciosa, frutas, acompañamientos y todo tipo de bebidas, Ollie casi se relamió al presenciar semejante banquete y el estrés que lo acompañó durante el día comenzó a desvanecerse.
Un poco más tranquilo, procedió a llenar su plato con todos los manjares que pudiera comer.
—Prueba el pescado empapelado, está delicioso —una voz le habló a sus espaldas. Ollie pegó un salto, dándose la vuelta, reconoció a Mark, quién estaba sonriendo con su traje de esquí, todavía ligeramente mojado en los hombros debido a la nieve derretida. La cara se le puso roja al verlo, ese era el hombre al que trató tan mal por un malentendido.
El hombre se acomodó a su lado, sirviéndose de todo un poco, se notaba que no era su primer plato porque sabía exactamente lo que estaba buscando.
—No sabía que vendrías ¿Ya encontraste mesa? —Mark lo miró con ese coqueteo descarado que lo caracterizaba. Ollie se aclaró la garganta, sirviéndose mientras intentaba actuar normal.
—No, acabo de llegar —respondió, avergonzado. No se esperaba encontrarse ahí a Mark.
—Bueno, ven a sentarte conmigo y deja que te envuelva con mi encanto —dijo, haciéndole una seña con la cabeza. Ollie tomó aire, se sirvió algunas cosas de la mesa de postres y lo siguió.
Frente a Mark estaba aún más avergonzado que de costumbre, se sentía un poco enfermo porque recordaba lo que le dijeron sobre el ex del hombre y como este lo había engañado. Sentía una humillación involuntaria al pensar en cómo sería tener que fingir que eras el gran hombre malo de la relación para no quedar en ridículo.
—¿Quieres una copa? —Mark sacó de algún lado una botella de vino. Ollie extendió su vaso tímidamente porque solo estaba aceptando la bebida como un gesto de amabilidad.
Mala idea.
Mark le ofreció otro, otro y otro, estaba muy animado hablando, seguramente porque Ollie no lo había mandado a la mierda todavía, entonces estaba aprovechando su lapsus de amabilidad. Él se limitó a asentir, contestar a medias y saborear el riquísimo vino que le estaban sirviendo, el cual se sentía como una explosión de estrellas en su boca, burbujeaba amargo y fuerte.
Antes de darse cuenta ya estaba muy borracho, o al menos lo suficiente como para reírse a carcajadas de los chistes estúpidos de Mark o seguirle la corriente en su charla insustancial (la cual, debía admitir, era bastante agradable).
—¿Y qué? ¿Hoy si te irás conmigo a mi cabaña? Ya sabes, lo que sucede en las montañas se queda en las montañas —dijo, con una sonrisa descarada.
—¿Para qué? De todas formas, la cabaña que Kenneth nos consiguió seguro es más bonita —a esas alturas ya estaba riendo tontamente. No supo en qué momento Mark pasó de estar sentado delante de él a encontrarse a su lado, con los hombros tocándose. El hombre hizo una mueca ante sus palabras, pero después se rio.
—En eso tienes razón, las cabañas de pareja tienen unas piscinas termales excelentes, la mía tiene una, pero es pequeña —divagó, pareciendo un poco disperso. Mark ya estaba bastante bebido, de hecho, tenía la sensación de que cuando se encontraron ya llevaba varias copas encima.
—¿En serio? Me preguntaba cómo se supone que se usaba con este clima tan feo —dijo, frunciendo el ceño. Mark se quedó en silencio un segundo, luego lo miró con complicidad.
—¿Quieres probarla? —su expresión pícara lo tomó por sorpresa, aunque un dejo de sobriedad arañaba en las paredes de su cabeza gritándole que era una mala idea, en general no le pareció tan mal.
—Bueno —aceptó, atontado por la bebida.
Mark lo tomó de la mano y lo arrastró fuera de la fiesta, ambos se tambalearon en la nieve, arriesgándose a morir de una caída, hasta que llegaron a la cabaña, donde Ollie abrió la puerta con su tarjeta de entrada. Ahí Mark lo llevó a una especie de habitación de cristal en la parte de atrás, donde una piscina de apariencia bastante natural se mostraba enorme y gloriosa. El hombre encontró un panel donde apretó algunos botones, dejando ver qué de natural aquello no tenía nada y al cabo de unos minutos la habitación estaba llena de vapor
—Hay que meterse —dijo finalmente Ollie, comenzando a quitarse la ropa. Mark lo siguió entusiasmado y ambos tropezaron dentro del agua, que no era lo suficientemente honda como para que se ahogaran, pero si para sumergirse de vez en cuando.
Ollie sintió que todo su cuerpo se relajaba y antes de darse cuenta estaba luchando con Mark, lanzándose agua mientras reían. El hombre estaba desnudo, hermoso, su pelo salvaje estaba mojado y se pegaba a su rostro, sus músculos se encontraban a la vista, por primera vez Ollie sintió que lo miraba de forma distinta. Aunque ambos se conocían desde hace años y era consciente de que Mark era un hombre hermoso, en ese momento se sintió como si estuviera descubriendo la perla dentro de la ostra.
De repente ambos se quedaron en silencio, estaban muy cerca, ambos desnudos, con las respiraciones agitadas, Ollie no era un monje, no estaba hecho de piedra y por supuesto que no se resistió cuando el hombre lo tomó de la cintura para levantarlo en el agua de forma juguetona.
Ambos estaban tocándose, una carcajada espontanea se les escapó, pero esta no duró demasiado tiempo, sus miradas se encontraron hasta que sus cuerpos dejaron de moverse, Mark lo sostenía contra él, mientras Ollie le rodeaba el cuello en un abrazo, no sabía si era el vino en la sangre o el agua o que mierda, pero estaba caliente, muy caliente, prácticamente tenía las piernas enredadas en el torso del hombre, mientras Mark lo envolvía en sus tonificados brazos. Sus cuerpos desnudos parecían estar dispuestos a conectar de todas las formas íntimas posibles.
El sé inclinó, estaban a punto de besarse, besaría a Mark Lavken esa noche y después harían muchas cosas más y al día siguiente se arrepentiría, pero mientras tanto, iba a disfrutar enredándose en las sábanas con él.
—¿Qué diablos está pasando aquí? —La voz de Kenenth los interrumpió, de un tirón sintió como era arrancado de los brazos de ese hombre de en sueños y gimió decepcionado, sin embargo, el sentimiento desapareció cuando se dio cuenta que ahora era Ken quien lo sostenía contra su pecho.
Ollie ladeó el rostro, la expresión de Kenenth era una máscara de furia dirigida a Mark. Apretaba los labios y lo abrazaba con fuerza, era una furia animal que nunca había visto en él. Embelesado disfrutó de las manos que los sostenía, del cuerpo firme que lo apretaba con fuerza y delicadeza al mismo tiempo. Los celos en la mirada de ese hombre eran feroces y Ollie quiso frotarse contra él y besarle la boca hasta sangrarle los labios.
—Kenneth, eso no está bien —Mark dio varios pasos hasta él, inconsciente de la reacción que había causado, demasiado ebrio para siquiera entender en la situación en la que se había metido—. Tienes que quitarte la ropa en la piscina —dijo, y se abalanzó sobre su amigo, intentando desnudarlo a la fuerza. Ollie retrocedió, soltándose del agarré, mientras Ken comenzaba a gritar algo que no estaba entendiendo.
Si, el hombre estaba vestido, con camisa, suéter, pantalones y podía jurar que también llevaba las botas puestas, lo único que distinguió afuera fue su chamarra para exteriores abandonada en el suelo. Ollie comenzó a reírse como loco, no sabía exactamente porque, pero encontraba todo muy divertido.
Mark logró sacarle la camisa a Ken, quién estaba demasiado confundido como para oponer verdadera resistencia y la risa en Oliver murió. La escena frente a él se transformó en un cuadro erótico, con dos hombres hermosos luchando en el agua, tocándose, desnudos. Los gritos y las quejas se escuchaban distorsionados en sus oídos, pero verlos juntos hizo que su cuerpo se pusiera muy caliente.
Mucho, tanto que comenzó a sentirse especialmente mareado y en cuestión de nada, se desmayó.
Tal vez si era cierto lo que le advirtió Kenenth hace años. Le dijo: "Bebé, no tomes alcohol con nadie más, el alcohol te pone hormonal"
Ollie se puso hormonal :E
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