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La casita de la madre de Jimin era pequeña y modesta a pesar de haber recibido la cuantiosa herencia que no sabía que su padre le había dejado no quiso comparar una lujosa casa, decía que eso era suficiente para ella.

Aunque... quizá podría más adelante.

—Minnie, amor mío. ¿Cómo has estado? Desde que volviste de tus vacaciones con tus Alfas hace tres meses que no me visitas, cariño. ¿Está todo bien? ¿Cómo van esas terapias? —Preguntó afectuosamente, acariciando a su hijo, quien había acomodado su cabeza en su regazo para recibir mimos. JiHyun estaba afuera estacionado el auto de Jimin.

—Minnie está bien, mami, he estado ocupado con las clases. Ya avancé al nivel secundario. —Le comentó feliz—. Las terapias están muy bien, ya aprendí a hablar bien, pero me gusta decir Minnie en vez de "Yo"... es más lindo y a Alfas les gusta.

Y era verdad, un día hablando con sus Alfas se había expresado correctamente diciendo: "Quiero helado" en lugar de "Minnie quiere helado" y pudo darse cuenta por las expresiones de sus Alfas que se habían sentido extraños al oírlo hablar así.

Así que preferia hablar como siempre. Y además, como recibía clases especiales, su institutriz le había ayudado a avanzar rápido. Jimin era bastante inteligente y en seis meses había alcanzado el nivel secundario de la escuela. Pronto podría estudiar alguna especialidad que él quisiera.

Había estado leyendo con Tae muchos folletos de Universidades. Le había llamado mucho la atención estudiar danza.

—¿Ya vas a ir a la universidad? Estoy orgullosa de ti, mi cielo.

Jimin sonrió contento.

—¿Y mami tiene algo que contar?

El omega no era tonto, los ojos brillantes de su madre eran algo nuevo para él.

Al principio cuando recién había pasado lo del ataque de su Ex esposo le había costado asimilar todo, desde el hecho de que casi los asesina a todos hasta el hecho de que los alfas habían acabado con él. Pero meses después, ella irradiaba una luz que Jimin solo le vio cuando le cantaba para dormir y le decía que lo amaba.

—Minnie, es que... mira esto.

La omega extendió su mano frente a Jimin y él abrió sus ojos al mismo tiempo que se incorporaba.

—¿Un anillo? ¡Mami!

La omega se sonrojó por completo tapando su boca un poco avergonzada.

—Sí ¿No es hermoso? ¡Me voy a casar!

Jimin se levantó de su lado del sofá con su rostro rojo y formando una "o" en su boca.

—¡Mamá! ¿Papá Mingseon por fin se animó? —Comenzó a brincar de la felicidad por todo el pequeño jardín bien cuidado de su madre.

Sus ojitos se habían llenado de lágrimas, pues sabía que su mamá había sufrido mucho cuando sus padres la habían obligado a casarse de joven con ese Alfa que lo engendró solo porque tenía mucho dinero. Claro  cuando ese dinero se acabó por su mal manejo, comenzó el martirio para la omega y para su recién embarazo. Pero esa ya es historia vieja para Jimin y su madre. Ahora por fin eran felices de verdad.

—¿Estás feliz, mi vida?

—Minnie muy muy feliz, mami. De verdad.

—¿Ya comiste? —Preguntó La mujer con delicadeza.

Su rostro volvía a ser el de una omega muy bonita, de rosados labios, sus ojos brillaban y su cabello había crecido también después de que, por las operaciones que recibió por los golpes, le habían tenido que cortar. Su piel lucía muy bien cuidada, era una mujer nueva.

—Sí, mami, Minnie comió con Chocolatito y Galletita, me llevaron a comer rico. —Jimin arrugó el ceño—. Pero Minnie tiene más hambre.

La madre del omega sonrió levantándose y haciendo que él la siguiera hasta la cocina.

—Te prepararé un pastel de chocolate. —Anunció sacando sus utensilios.

—Y galletas también, mami, por favor. —Hizo ojitos adorables y la mujer aceptó.

Mientras Jimin esperaba sus postres favoritos se quedó acostado en el sofá mirando la televisión, en una hora ya la cocina olía bastante bien.

—Minnie, ven. —La omega ya tenía una gran rebanada de pastel de chocolate y una charola llena de galletas de limón—. Te serviré leche.

El omega asintió sentándose para poder comenzar a comer por fin, sus tripitas rugían de hambre a pesar de que en el desayunobhabía comido una fila de Hotcakes con mucha mantequilla y jarabe de maple.

Comenzó a devorar todo tan rápido como pudo.

El timbre sonó de pronto.

—Come despacio, cielo, nadie te va a quitar tu comida. —Sonrió la omega, caminando para abrir.

Luego la voz de Mingseon se escuchó a lo lejos.

—¿Está aquí?

—Sí, cariño.

El hombre entró directo a la cocina, iba acompañado de JiHyun, quien sonrió al ver a donde estaba Jimin sentado comiendo por no decir "tragando" pastel.

—Muchacho, que bueno verte, has tenido algo abandonada a tu madre.

—¿Quieres, JiHyun? —Ofreció la omega.

—Sí, muchas gracias.

Los brazos fuertes de Mingseon abrazaron a Jimin, quien sonrió feliz.

—¡Papá Seon!

—Te ves muy bien, hijo, te han sentado bien esas vacaciones en la playa, te ves bronceado y muy bonito. —Halagó su padre al omega.

Jimin se sonrojó ante los halagos del beta.

—Felicidades, papá Mingseon, por la boda, espero que pueda tener un hermanito. —Soltó sin más.

—¿Ya le dijiste? —Se sorprendió el beta mirando a Tae Hee, quien se había quedado pasmada y roja ante el comentario de Jimin.

—Sí, le acabo de decir. —Habló por fin.

Mingseon se sirvió galletas mientras Jimin gruñía ante tal atrevimiento.

—¿Entonces mamá va a tener huevitos de papá Mingseon?

Tae Hee no sabía donde meter la cara de la vergüenza.

—¿Qué es eso de huevitos, Minnie? ¡Por Dios!

-—Papá Mingseon sabe. —Lo señaló con el dedo.

Mingseon solo le dedicó una sonrisa a la omega y se encogió de hombros mientras JiHyun reía por lo bajo.

—Es una larga historia.

Jimin tomó la bandeja de galletas para escaparse a la sala donde estaba la TV encendida, y así evitar que su padre se acabara sus galletitas, pero el movimiento repentino de levantarse lo mareo e hizo que se tambaleara.

—¿Hijo, estás bien?

Su madre se apresuró a sostenerlo, repentinamente Jimin se había puesto pálido.

—Minnie está mareado. -—Dijo. Estaba sudando frío.

Mingseon quító las galletas de la mano y las dejó sobre la mesa.

—Ven, hijo, vamos a llevarte al doctor.

—Prepararé el auto. —Añadió JiHyun rápidamente, saliendo de ahí.

Jimin negó, no creía que fuera para tanto.

—Minnie está bien no es necesario.

—Muy bien si tú dices, por cierto ¿Tus alfas ya saben? Les diré para que te lleven ellos.

—¡No! Minnie si va.

Era peor si sus alfas iban, cada vez que llegaban al consultorio, Jimin se rehusaba a entrar, se ponían de coquetos con la asistente y eso lo enojaba mucho. Así que prefería ir con sus padres.

Mingseon lo ayudó a salir mientras su madre se aseguraba de cerrar bien la puerta de la casa.

Las piernas de Jimin flanquearon un poco al caminar hasta el automóvil estacionado afuera.

La clínica donde acostumbra ir Jimin no estaba tan lejos así que en menos de 20 minutos ya estaban esperando a que le tomaran los signos.

—Minnie, es necesario que te saque una muestra de sangre. —Repetía una y otra vez el enfermero.

—¡No!

La madre del omega intervino cuando la situación se fue poniendo más seria.

—Minnie, si no dejas que te saquen la muestra entonces tendré que llamar a tus Alfas.

Jimin hizo un puchero, pero finalmente aceptó dejando al descubierto su brazo. El joven enfermero rápidamente le tomó una muestra de sangre que Jimin a penas y sintió la aguja.

—Bien, en media hora estarán listos los resultados.

La madre de Jimin asintió y salieron de la habitación a sentarse en la recepción.

—¿Te encuentras mejor, hijo? —Preguntó su madre a lo que Jimin asintió, solo estaba un poquito mareado.

Mingseon se sentó a su lado a la espera de los resultados.

—Llamé a tus alfas, Minnie, ya vienen para acá. —Informó JiHyun a un pálido y sudoroso omega.

La espera parecía larga.

Después de lo que parecieron horas, el doctor salió de su consultorio con los resultados de Jimin en la mano, se acercó rápidamente a ellos con una gran sonrisa.

—¿Qué pasa doctor? ¿Todo esta bien? Dígame que mi hijo no está enfermo.

El doctor negó sin dejar de sonreír.

—No se preocupe, señora, su hijo está muy bien, yo diría que está el doble de bien.

La mujer arrugó el ceño sin comprender del todo lo que quería decir el doctor.

—Minnie tiene 11 semanas de embarazo, felicidades, Minnie, serás papá.

Las mejillas de Jimin se encendieron mucho más cuando oyó la noticia tan bonita que le estaban dando. ¡Sería papá, tendría cachorritos!

Su madre se asombró y se abrumó al mismo tiempo, pues sabía que su pequeño ya no era un bebé. Se acercó a él y lo abrazó con fuerza.

—Wow emm ¡Yo... estoy feliz, hijo, felicidades! ¡Seré abuela!

—Seremos abuelos. —Corrigió un asombrado Mingseon.

Jimin sonrió y se dejó abrazar y felicitar por sus padres, no podía esperar para que sus Alfas supieran la buena noticia. Pero no iba a tener que esperar por lo visto.

Los pasos y las voces de sus Alfas les llamó la atención de todos ahí.

Jungkook y Junghyun parecía que habían corrido una maratón, cuando lo vieron no tardaron en correr hacia él con preocupación.

—¡Minnie!

—¿Minnie, bebé, estás bien? JiHyun nos dijo...

Junghyun se acercó para tomarlo de las mejillas y analizarlo bien de cerca.

—¿Está bien nuestro Omega, doctor? —Preguntó Jungkook también llegando a su lado.

—Oh sí, por supuesto que Minnie está bien... ¡bien-preñado-par-de Alfas-bobos-calenturientos! ¡Preñaron a mi pequeño! —Gritó Mingseon, golpeando con una revista enrollada a los alfas en la cabeza.

—¡Ay basta! —Se quejó Jungkook mientas Junghyun cerraba sus manos al rededor de la cintura del omega y lo elevaba en el aire dándole vueltas.

—¿En serio, bebé? —Preguntó feliz—. ¡Es la mejor noticia que he recibido en mi vida!

Jungkook se acercó liberándose por fin de su suegro celoso y atrajo a Jimin a sus brazos con sus ojos brillantes de felicidad.

—Wow, bebé, me haces tan feliz. —Añadió el Alfa pelinegro.

Era la mejor noticia en la vida de ambos alfas. Esto era una locura. No podían estar más felices.

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