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35

—¿Estás bien, Amorcito? —Preguntó Jungkook, acercándose a él

—Minnie bien, Minnie quiere más, por favor, Alfita...

Junghyun sonrió, era su turno, se acercó a Jimin y lo besó lento, succionando sus labios, delineando cada uno de ellos con fervor, como si bebiera del elixir más sagrado que pudiera existir en el mundo.

Luego se irguió un poco, observando a ese bello omega en aquella cama, era lindo, hermoso, apoteósico, sublime y maravilloso.

Acomodó a Jimin en la cama y le separó las piernas, ya estaba algo dilatado por la reciente intromisión de su hermano, pero se aseguraría de volverlo a hacer.

Metió un dedo, escuchando a su omega gemir.

—Ah… M-minnie quiere a su Galletita ya.

Junghyun sonrió sin dejar de mover sus dedos dentro del ya desesperado Jimin.

Aquella petición ansiosa no había sido algo vulgarmente cliché como "jódeme o fóllame", fue diferente, aun así, sintió tan jodidamente caliente esa exclamación, porque Junghyun sabía que solo él era su Galletita sabia que solo él podía complacerlo como Jimin le rogaba.

Sacó los tres dedos que ya había metido y se alineó.

Jungkook se había levantado, se colocó a la par de su hermano, entonces tomó una pierna de Jimin y la elevó para ponerla sobre su hombro.

Junghyun se introdujo hasta la mitad.

—Mmhg, A-alfa…

—Sí, omega, aquí estoy. —Junghyun comenzó a moverse hasta entrar por completo en su omega, quien jadeaba y temblaba de pies a cabeza.

Cuando entró por completo, no perdió el tiempo para comenzar a moverse con hambre dentro de Jimin.

Jungkook se masturbaba a él mismo y a la vez, con la otra mano, a su excitado omega, mientras sostenía aún la pierna de Jimin arriba y Junghyun sujetando la otra del lado derecho.

Jimin se retorcía en la cama. Aquello que estaban haciendo, pensaba que debía ser la cosa mejor del mundo porque lo hacía sentir feliz, ver a sus alfas a los ojos cuando lo penetraban lo hacía vibrar, su cuerpo entero vibraba.

—Ah… M-más, Alfa.

Los movimientos de Junghyun eran rápidos, pero no tanto como Jungkook, él era un poco más dulce porque mientras lo penetraba le acariciaba sus piernas. La respiración le fallaba, sentía que estaba cometiendo el pecado más hermoso y no le importaría pagar una eternidad en el infierno por ello.

Jimin volvió a tensarse, otro chorro de semen salió de la punta de su miembro para bañarle su abdomen y un poco a los dos Alfas.

Jungkook también se corrió, por segunda vez.

Junghyun se movió un poco más fuerte, Jungkook había soltado la pierna de su omega y ahora estaba sobre su boca, besándola con delirio y pasión arremolinada, totalmente ebrio de amor por el omega

Ahora fue el turno de Junghyun quien sintió aquella bomba de tiempo estallar dentro de él, acabó dentro de Jimin, formando también su nudo.

Un segundo Alfa cayó sobre Jimin totalmente extasiado.

—¿E-Estás bien, pequeño?

—Minnie b-bien... Minnie solo quiere más... Más de Alfitas. —Pidió.

Junghyun y Jungkook sonrieron, ellos también querían más, mucho más de Jimin. Sabían que hasta no estar los dos dentro de su omega, tanto ellos como sus lobos, no estarían tranquilos. Así que mientras esperaban a que el nudo se deshinchara, le dieron mimos y besos por todo el cuerpo.

—Ven, amor, ven aquí. —Habló Junghyun luego de unos diez minutos. Lo ayudó a sentar, ahora sobre él, quien se había apoyado en el respaldar de la cama para volver a besarlo.

De a poco se fue introduciendo de nuevo, Jimin jadeó al sentir a su Alfa otra vez. Junghyun le besaba el cuello y acariciaba su espalda para mitigar el malestar. Ahora fue turno de Jungkook, quién se colocó detrás e introdujo un dedo para seguir dilatándolo. Jimin desbordaba montones de su lubricante natural con sabor a cereza, se acercó más para besarlo por la espalda mientras no deja de mover su dedo, introdujo el otro hasta lograr meter el tercero.

—Ah… S-sí, Alfa.

—Bebé, esto será incómodo, pero confía en tu Alfa. —Habló Jungkook detrás de él, mordiendo el lóbulo de la oreja suavemente.

Jimin asintió, apretando sus labios con fuerza.

—Minnie quiere a Alfitas dentro de él. Ya. —Exigió.

Los alfas rieron. Vaya sorpresa.

—Omega goloso. —Sonrió Junghyun.

Jungkook comenzó a introducirse de a poco también en el interior del omega, quien jadeó de placer, al fin sentía que se estaba llenando aquel espacio por completo. Cuando el alfa estuvo totalmente dentro, los tres gimiendo de placer.

Ambos alfas tomaron a Jimin de la cintura para comenzar a embestirlo, Junghyun lo mantenía fuertemente pegado a su pecho para que Jungkook también pudiera penetrarlo mejor por detrás y él por delante.

—Ah… Sí, Alfitas, m-más, más...

Los dos alfas solo querían complacerlo en todo lo que su Omega mimado pedía, y si Jimin quería más, ellos iban a darle más.

El ritmo de las embestidas subió de nivel, mientras Jungkook lo penetraba por detrás, Junghyun ayudaba a su Omega a saltar sobre él.

Joder, era lo más excitante que habían hecho. Jimin era un monumental, era algo sagrado para ellos, su cuerpo era una piedra preciosa que debían proteger de cualquiera que quisiera robarlo, era un templo sagrado que iban a resguardar a capa y espada de cualquier ladrón que quisiera profanarlo.

La Diosa Luna quería ello, quería a esos dos alfas junto a ese pequeño omega, se alegraban de no haber rechazado al pequeño Jimin, pues ahora ninguno de los dos podía vivir sin él, era como vivir sin aire... sin
poder respirar.

Simplemente no se podía.

—¡Oh, Diosa luna! —Exclamó Junghyun, estaba casi al borde de perder la cordura con cada movimiento de Jimin sobre él.

El omega estaba rojo, sudaba, pero amaba lo que aquellos dos alfas le estaban haciendo sentir. Estaba tan extasiado que balbuceaba cosas sin sentido con sus ojos cerrados mientras sus Alfas lo penetraban con frenesí.

Jungkook sentía que estaba en el paraíso, los duros gemidos de Jimin lo hacían elevarse más, era como una droga.

—¡Ah, Alfas! —La voz de Jimin era distinta, era más profunda y demandante.

Los alfas sabían que su Omega había tomado el control y la chispa electrizante de sus ojos lo confirmaba.

Junghyun comenzó a sentir sus colmillos picar al igual que Jungkook, ambos alfas los dejaron salir, el aroma en aquella habitación era una mezcla a limón intenso combinado con el de cereza.

Jimin jadeó cuando de nuevo aquel jalón se le instaló en su parte baja del abdomen, y entonces llegó el momento, se corrió con una gran oleada de espasmos en su cuerpo que lo hizo temblar e hizo sumisamente su cabeza hacia atrás como si supiera que debía hacerlo. Su lobito se lo ordenaba, los dos Alfas también se corrieron otra vez al mismo tiempo que sus cuatro colmillos se enterraban en su cuello, dos del lado derecho y dos del lado izquierdo. Dos nudos se formaban dentro del Omega.

Fue en ese momento en que Jimin sintió la verdadera felicidad embargar su ser, pero no
solo podía percibir su felicidad, también pudo sentir lo que sus Alfas sentían en ese momento.

¡Sus alfas se sentían felices y satisfechos al mismo tiempo! Y lo más asombroso era que Jimin podía sentir eso y muchas emociones que no le pertenecían a él también.

La unión se había completado al fin y el lazo estaba más fuerte que nunca. Nadie iba a alejar ahora a su Omega de ellos, y si lo hacían ya se iban a encargar de hacerlos desaparecer, porque Jimin era completamente de ellos y de nadie más.

Jimin cayó rendido sobre Junghyun y Jungkook sobre Jimin,

ambos Alfas lamieron delicadamente cada una de sus marcas para que sane rápido.

—¿Estás bien, Amorcito? —Cuestionó preocupado Junghyun por el bienestar de su omega.

—Bien, Minnie feliz... Minnie ama a Chocolatito y a Galletita.

—Te amo, bebé. —Correspondió Junghyun.

—Yo también te amo, bomboncito. —Habló Jungkook a sus espaldas.

—¿Más?

Los alfas rieron encantados con su Omega perverso y tierno. Los nudos bajaron y se pudieron acomodar más.

—Claro, bomboncito, pero primero come algo. —Dijo Jungkook, levantándose un momento para limpiar a Jimin con las toallas húmedas y alcanzarle agua.

Debían cuidar a su Omega, a pesar de todo estaba en celo y no iba a quedar satisfecho aún y ellos como buenos Alfas iban a complacerlo.

Lo único triste de la situación era que los alfas internamente deseaban preñarlo, pero era muy pronto y tendrían que hacerlo durante el celo alfa.

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