30
El cálido cuerpo de su omega descansaba suavemente entre sus brazos, los supresores habían mitigado un poco los síntomas molestos de su celo, pero más fuerte era su voluntad por proteger a Jimin.
Durante la noche cuando su lobo gruñía y rasgaba su interior para salir, él se obligaba a tener el control y ejercía presión sobre su parte lobuna para proteger a su omega de él mismo.
Eso había significado todo un reto para un Alfa como Jungkook.
Ahora ya a las primeras horas de la mañana, estaba más tranquilo, la hora más seria y cúspide de su celo había sido durante la madrugada y lo había tenido que soportar como nunca antes había hecho. Anteriormente recurría a Suran así como ella recurría a él, pero Minnie no era Suran, Minnie era un Ángel sobre la tierra que no necesitaba Alfas hormonales, necesitaba un Alfa protector y en este caso eran dos.
Había sido su primer celo reprimiéndose, pero el mejor de su vida porque el pequeño omega a su lado no lo había abandonado ni un segundo durante toda la noche.
Cuando Jimin sintió el cuerpo de su Chocolatito tensarse y removerse inquieto, él solo acariciaba y decía cosas bonitas para su alfa, dejaba besos en su frente incluso le cantó dulcemente una canción que aprendió de su madre.
Jungkook se sorprendió de la dulce voz que poseía su omega para entonar notas tan agudas, sintió que iba en altamar a la deriva, naufragando en su barco perdido siendo llamado por el canto de una sirena mítica e hipnotizante.
¡Perdido!
Así se había sentido mientras el dulce omega le cantaba tan bello que su corazón se había derretido. Se juró a sí mismo siempre estar a su lado, protegiéndolo de todo y de todos. Porque Jimin era mucho mejor que un estúpido supresor, Jimin era como una especie de penicilina que no se encontraba en ningún lado, era única, era exclusiva y se sintió afortunado de poder recibir esas dosis exactas que en ese momento necesitaba para minimizar su malestar.
Quiero que seas tu propia luz, amor. Deberías ser tu luz Para que así no te hagas más daño
Para que así puedas sonreír. Quiero que seas tu noche, amor.
Podrías ser tu noche para que pueda ser honesto contigo esta noche...
Aun podía recordar fragmentos de la dulce melodía. Sonrió para sí, Jeon Jungkook era uno de los alfas más dichosos sobre la tierra, el otro era Jeon Junghyun.
—¿Chocolatito despertó?
Jimin había sentido el cuerpo de su Alfita vibrar cuando había sonreído.
—Sí, estoy despierto y estoy mucho mejor que ayer, muchas gracias por quedarte conmigo, pequeño.
—Minnie muy feliz de estar con su Alfita, no dejarte nunca, a Galletita tampoco.
En ese momento la puerta de la habitación de Jungkook fue tocaba un par de veces.
—Adelante. —Musitó el Alfa.
—Buenos días, ¿Cómo pasaron la noche?
Junghyun entró en la habitación con una bandeja de comida tanto para su hermano como para su Omega.
A pesar de haber pasado la noche tranquilo sentía. algo de incertidumbre. Dio una rápida mirada al cuello del omega, respirando de alivio. No era que dudara de Jungkook, pero el control del lobo a veces es algo complicado, él mismo lo sabía cuando tuvo a Jimin el día que lo conoció y se le había adelantado el celo.
—Anoche fue la mejor noche de mi vida. —Soltó Jungkook—. Minnie es como una medicina que cura el dolor, dormí tan bien que me siento renovado.
—Lo sé, hermano, te creo. —Junghyun sonrió—. Minnie, ven a comer algo.
—Galletita. —Gritó de alegría, saltando en el aire para abrazarlo con fuerza—. ¿Comer con Minnie y Alfita Koo?
Junghyun enterró su nariz en el cuello de Jimin, su lobo gruñó un poquito, no dejaban de ser animales al fin de cuentas. Su omega tenía impregnado todo el aroma de Jungkook, dejó salir de su aroma a galleta para también marcarlo, así estaban parejos.
—No, Amorcito, ya comí, debo salir a la oficina. ¿Vienes conmigo? O prefieres quedarte con Kook, tú decides, bebé.
Hasta el momento esta era la decisión más difícil que el omega había tenido en su vida, decidir con qué Alfa estar. El quería estar con sus dos Alfas, no podía elegir solo a uno. Pero su Alfita Jungkook lo necesitaba y no lo quería abandonar.
—No te compliques, bebé, puedes quedarte con Kook hasta que su celo acabe. Después podríamos ir al cine en la noche.
—¿Cine?
—Sí, bebé, una película. ¿Te gustaría?
El omega dio varios brinquitos en la cama feliz de salir con Junghyun.
—Minnie se queda y en la noche al cine con Galletita. —Gritó dando aplausos.
Jungkook sonrió, su omega se quedaría a cuidarlo.
—Bien entonces coman, te llamaré al rato, Jungkook.
Tomó de las mejillas a Jimin, apretandolas para formar el piquito y luego le dejó un besito.
—Te amo.
—Minnie ama más. —Respondió.
Luego se metió de nuevo entre las sábanas de Jungkook.
Junghyun salió de la habitación y entonces Jungkook enterró su nariz en el cuello de Jimin para borrar el aroma de su hermano, ese día Minnie era para él.
—Abre boca, Alfita. —Dijo tomando un poco de comida para darle a su Alfita.
Jungkook obedeció sin rechistar, comiendo gustoso de lo que le daba su lindo omega.
—También tú debes comer. —Ahora fue el turno de él de darle de comer.
Fue un desayuno delicioso entre besitos, caricias y mimos.
Luego de ello salieron de la cama y bajaron al centro de entrenamiento donde Jungkook puso una película y se volvieron a acomodar muy bien abrazaditos hasta que volvieron a quedarse dormidos.
Jungkook siempre había sido flojo y dormilón, pero con Jimin lo era mucho más, el omega lo invitaba a ser más perezoso de lo habitual y querer tenerlo en la cama todo el día dándole mimos.
A la hora de la comida volvieron a despertar porque Jungkook pudo escuchar claramente el gruñido del estómago del omega.
—Minnie con hambre. —Murmuró medio dormido, pegándose más al Alfa.
—Bien, omega mimado, vamos a comer, necesitas llenar esa pancita.
Levantándose tomó a Jimin entre sus brazos y cargado lo llevó hasta la cocina donde Nana ya preparaba la deliciosa comida.
—Iba a llamarlos, pero estaban tan dormidos que no tuve valor para despertarlos, la comida está lista, les hice brochetas de cordero.
El estómago de Jungkook también rugió, esas eran sus favoritas.
—¿Galletitas para Minnie, Nana? —Preguntó el omega.
—Primero la comida, cariño.
Jimin puchereó ante la mirada de Jungkook quien sonrió y Nana quien rodó los ojos.
—Ay, está bien, Minnie, te daré galletas.
—Nana, consientes mucho a Minnie. —Repuso Jungkook, tomándo su plato de comida.
—Mira quien habla, el Alfa que se dejó cuidar en el celo sólo porque Minnie se resistió a irse. —La Omega mujer levantó una ceja.
Jungkook ya no dijo nada pues su vieja Nana tenía razón, nadie más que ellos dos consentían más a Jimin en aquella casa y eso, lejos de molestar, los volvía los Alfas más felices del mundo.
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