Aquello había sido una experiencia increíble para el pequeño omega, no tenía idea de que los mimos de sus alfitas podrían provocar que sintiera como si flotara, viendo estrellas estallar frente a sus ojos.

Después de lo que había pasado había caído rendido, dormitaba en medio de sus dos Alfas. Una mezcla de aromas predominaba en la habitación: galletas, chocolate y cerezas.

El cuerpo de Jimin yacía al lado de los dos Alfas con ambas marcas en su cuello. Se sentía parte de algo especial que no sabía explicar bien qué era, los alfas estaban satisfechos y orgullosos de ver que su omega llevaba su marca aunque esta fuera temporal. Pero eso ayudaría a evitar que otros alfas se acercaran con otras intenciones

—¿Estás mejor, Amorcito? —Preguntó Junghyun a su lado, al ver que el cuerpo de Jimin había dejado de temblar.

—Sí... Minnie bien, Minnie más. —Volvió a repetir.

Le había gustado mucho lo que sus Alfitas habían hecho con él, era como una nueva adicción que le inyectaba adrenalina.

—¿Seguro, bebé? ¿No es demasiado por hoy?

—No, Minnie bien... Minnie quiere más. —exigió.

Jungkook sonrió, su pequeño omega parecía ser insaciable.

—Minnie chupar a Alfitas también —Dijo sentándose.

Ambos alfas tragaron duro, definitivamente su pequeño no tenía filtros y era directo en lo que quería. Los iba a matar de un infarto doble.

—Me parece algo justo, bebé, pero ahora no... Ven, por ahora vamos a intentar algo más ¿Quieres más? —Fue Jungkook quien se animó a hablar.

Jimin obedeció al Alfa quien lo tomó por la cintura y lo colocó delante de él, haciéndolo ligeramente hacia adelante dándole la espalda.

Junghyun entendió que era lo que Jungkook pretendía así que se acomodó debajo de Jimin para que el omega quedase con su pecho y su carita sobre él.

—Esto se sentirá raro, bonito, pero luego te va a gustar. —Le susurraba al oído Junghyun sin dejar de besar su cuello y sus orejas. El omega estaba encantado y a la expectativa de lo que sus Alfas iban a hacer ahora.

Jungkook tomó a Jimin de sus glúteos y los masajeó suavemente, ¡Dios, su piel tan suave! El omega era todo un pecado que definitivamente ellos iban a cometer.

Jimin estaba excitado así que la lubricación natural comenzaba a brotar, Jungkook olfateó cerrando sus ojos, olía a cerezas. Se le había hecho agua la boca y su lobo gruñó deseoso por poseer a ese omega precioso.

Jimin jadeó cuando la lengua traviesa de su Alfa se paseó por su entrada. Fue una sensación extraña como placentera que le hizo erizar sus vellos.

Jungkook de a poco fue introduciendo esa lengua, teniendo sumo cuidado de no dañar a su Omeguita.

Minnie tembló y las manos de Junghyun acariciaron su espalda para calmarlo, sabían que una intromisión nueva era algo a lo que debía acostumbrarse primero antes de pasar a las ligas mayores.

—Mmm, Alfa. —Jadeó—. ¡Minnie más!

Junghyun lo besaba con intensidad por el cuello, se paseaba por las clavículas del omega y mordía ese lindo lunar que yacía en la base de una de ellas mientras lo acariciaba para apaciguar así la incómoda intromisión. Pronto ya no era solo su lengua, poco a poco el Jungkook introdujo un largo dedo, eso hizo a Jimin temblar de nuevo.

—Mmhg…

—Tranquilo, bebé, te acostumbrarás, esto es muy necesario...

La voz de Junghyun calmó al omega quien jadeaba extasiado, le gustaba mucho lo que la lengua traviesa y los dedos de su Alfa hacían. ¡Veía estrellitas! El calor lo iba consumiendo poco a poco.

Jimin era bastante receptivo a los estímulos porque dos dedos de Jungkook, gemía más alto mientras Junghyun se ocupaba de nuevo de su miembro, masajeándolo de arriba abajo. Jimin se comenzaba a retorcer en medio de los dos Alfas.

—¡Mmgh Alfas! ¡M-más!

Sus deseos eran órdenes. Junghyun sin dejar de besar y Jungkook haciendo maravillas ahí abajo con sus dedos y su lengua. Era totalmente delirante.

Y los tiernos gemidos de su omega eran alicientes para aquello dos Alfas que gozaban de la música erótica que salía de los labios hinchados de Jimin. Era algo maravilloso de ver y escuchar.

La estabilidad emocional del omega flaqueó cuando su chocolatito tocó algo ahí adentro que lo hizo volar. Eso que su Alfita tocaba le hacía querer gritar de felicidad, estaba extasiado, lleno de oxitocinas que invadían cada poro de su cuerpo. Amaba la sensación y quería más y más cada vez.

—M-más. Más Mmhg

—Oh, Minnie, Dios... Eres tan ajustado pequeño.

Jimin volvió a jadear duro cuando de nuevo los dedos presionaron ahí en su punto dulce.

—¡Ah… Mmm, A-alfita!

Jungkook sintió como el interior de Jimin se ajustaba aún más, contrayéndose. La mano de Junghyun se llenó del blanquecino semen del omega quien gracias al arrasador orgasmo provocado por Jungkook se dejó caer sobre Junghyun, quién no perdió tiempo en abrazarlo y darle muchos besos en todo su rostro.

Jungkook apreciaba su obra de arte, un omega hermoso hecho un desastre sobre la cama de su hermano, ¿raro no? Pero para él y para Junghyun era una obra maestra.

Nadie podía venir y juzgarlos, así el destino los había hecho y finalmente así ellos habían aceptado estar. Ya no había más pena entre los hermanos, si su omega los quería a ambos al mismo tiempo ellos lo iban a complacer siempre.

—Te amamos, pequeño omega mimado. —Susurró Jungkook sobre su oído.

Junghyun asintió sin dejar de tocar la bella piel de su hermoso omega. Jimin sin duda era una obra de arte que solo podía apreciarse de lejos por los demás y solo podía ser tomada por su creador.

—Minnie ama Alfitas, ama a Chocolatito y a Galletita. —Susurró antes de quedarse dormido.