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25

Ese día Jimin estaba aburrido. Su Alfita Hyunnie había salido a hacer unas diligencias.

Entró en la cocina en busca de Nana, ya tenía hambre, pero no estaba, así que estaba viendo si había algo para subirse y así bajar la caja de cereal. Encontró una silla y la arrastró hasta ponerla en la posición adecuada para alcanzar la caja.

Se subió y estiró sus manos hasta lograr bajarla. Se bajó de un salto y salió corriendo fuera de la cocina, pero se detuvo a media sala cuando el olor riquísimo de su Alfa Jungkook lo distrajo de su tarea de "escapar lejos de Nana"

Su Alfa estaba en su oficina haciendo unas cuentas, Jimin entró despacito sin hacer ruidos, casi de puntitas y cuando estuvo a una distancia perfecta para asustar a su alfa levantó sus brazos y tomó aire en sus pulmones para gritar, pero fue cruelmente interrumpido.

—Pequeño travieso, ya te sentí. —La voz gruesa de Jungkook lo hizo soltar el aire retenido.

—Minnie quería asustar. —Reprochó con un pucherito, cruzando sus brazos.

Jungkook sonrió, despegando la vista del computador y palmeando sus piernas para que se sentara.

El omega contento porque al fin recibiría atención, se sentó.

—¿Qué hace mi pequeño omega con la caja de cereal? —Preguntó, enterrando la nariz en el cuello del menor y acariciando despacio.

—Minnie tiene hambre. —Respondió.

Jungkook seguía jugueteando con su nariz en el cuello. Comenzó a dejar cortos besos sobre la piel tersa del área.

—Mmm, a Minnie le gusta. —Susurró en rubiecito, ladeando su cabeza.

—Es bueno que te guste bebé. —Jungkook se deleitaba, tanto él como su lobo gruñían al sentir aquellas feromonas que Jimin soltaba en el aire.

Tomó al omega de las caderas y lo hizo voltear para que quedara sentado frente a él para así besar ahora sus labios.

—¿Besitos para Minnie?

—Ujum. —Jungkook comenzó con aquellos besos cortos y suaves que poco a poco se convertían en más largos y más demandantes. Jimin sabía aprendido bien, porque recibía la lengua de su Alfa con más precisión.

Cortó el beso mirando a su omega, le encantaba verlo después de besarlo por largo rato porque sus mejillas se ponían muy coloradas y sus labios se enrojecían más y se hinchaban.

—Más... Alfita. —Pidió.

Jungkook sonrió, lo haría con gusto, pero tenía unos correos que enviar con urgencia y su omega no había comido nada.

—Lo haré, bebé, pero luego, ahora debo acabar esto. Ve con Nana, en un rato comeré contigo.

Jimin hizo un puchero y Jungkook besó la puntita de su nariz, amaba a su omega berrinchudo.

—Minnie quiere más besitos.

—Si haces lo que digo tu Chocolatito te dará más besitos.

—¿Besitos cosquillosos? —Preguntó con una gran sonrisa.

Jungkook soltó una risita, a Jimin le encantaban los besos cosquillosos y más cuando se los daban entre los dos Alfitas.

—Por supuesto, besitos cosquillosos para Minnie luego.

El omega se levantó muy feliz y tomó de nuevo la caja de cereal, se despidió Jungkook.

Saldría al jardín un rato en lo que Nana volvía de hacer compras, le encantaba pasearse entre las flores, se tiró en el césped en medio de las bellas gardenias y abrió la caja de cereal para comer mientras jugaba.

—Minnie tiene un Alfita, Minnie tiene dos Alfitas, Minnie tiene un lobito que huele a Chocolatito, Minnie tiene un Alfita que huele a rica Galletita...

Distraído comía su cereal de colores, jugando con las hojas. Cantando su canción, se levantó a dar vueltas. Sobre el césped.

—Minnie tiene un lobito, Minnie tiene un alfita, Minnie tiene dos Alfitas…

De pronto su canción se apagó, cuando miró hacia abajo, sin querer había pisado una abeja polinizadora

Se agachó rápido tomándola en su mano.

—¡Oh Minnie lo siente... Pobre abejita, no morir!

Sus ojos se llenaron de lágrimas al darse cuenta de lo que había hecho, la dejó sobre una hoja y le colocó un pétalo de flor encima.

¡Estaba horrorizado! Había aplastado a una abeja y según aquel documental que había visto sobre las abejas, si ellas morían no habrán más árboles, no más flores, ni lluvia…

Estaba totalmente destrozado por lo que había hecho. Había matado a un ser indefenso. Lloró con impotencia sobre el césped.

Jimin no podía detenerse, seguía llorando sin parar por la pobre abeja, tenía ya sus ojitos rojos e hinchados por el llanto.

—Abejita... Minnie lo siente.

¿Qué iba a hacer ahora? Había una abeja menos en el mundo, además de que su familia de abejitas la iba a extrañar mucho, al pensar en ello volvió a llorar sin parar.

—¡Minnie, bebé! ¿Qué te pasa? ¿Amorcito, qué sucede?

El aroma inconfundible de su Junghyun le dio de lleno en su rostro, Jimin rápidamente se abrazó a él. El alfa no sabía lo que había pasado ni por qué su omega lloraba de aquella manera, pero comenzó a soltar suaves feromonas para calmarlo.

Pasaron unos minutos, Jimin seguía escondido en el cuello de su alfa.

—¿Me dirá mi omega qué es lo que tiene? —Preguntó, picando con su dedo las costillas de Jimkn para hacerle cosquillas.

El menor se removió tratando de no reír.

—Minnie un niño malo. —Murmuró.

Junghyun frunció el ceño y lo cargó hasta llevarlo adentro de la casa y sentarlo en el sofá.

—No, cariño, no eres un niño malo, no has hecho nada malo.

Jimin negó escondiendo nuevamente su cara en sus manos.

—¿Qué sucede?

Ahora era Jungkook quien salía de la oficina y llegaba hasta ellos, preocupado al ver a Jimin en esas condiciones.

—¿Bonito, qué pasa?

—Minnie niño malo. —Volvió a murmurar.

Jungkook miró a Junghyun, quién encogió sus hombros al no entender.

—¿Es por el cereal que tomaste, bebé? Si es eso no tienes porqué sentirte mal. —Jungkook se había agachado frente a él para hacer que lo mirase a los ojos—. ¿Es eso?

Jimin volvió a negar

—Minnie matar abejita. Pisar con zapatos a abejita del polen y sin abejita no hay árboles, ni flores ni nada... Minnie malo. —Chilló nuevamente.

Junghyun suspiró de alivio al saber que a su omega no le había pasado nada malo mientras que Jungkook apretaba sus labios para no reír porque esto era algo serio.

Un asunto serio de su omega.

—Ok, bebé, sabes… Las abejitas mueren a diario porque trabajan muy duro... No te sientas mal, pisaste una sin querer. Pero hay más abejas allá afuera haciendo su trabajo, así que no te sientas mal. Fue un accidente. —Habló Jungkook con su voz muy bajita para poder calmar al omega.

—¿De verdad? ¿Más abejitas? —Preguntó sacando su carita y limpiando sus lágrimas.

—Asi es, bebé, ya no llores, ven aquí. —Los alfas se sentaron a su lado y ambos le dieron un fuerte abrazo llenándolo de sus aromas.

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