21
Jimin despertó muy temprano ese día, pero su lobito se había sentido triste al encontrarse solo en aquella habitación que, aunque era acogedora y linda, necesitaba un detalle más para hacerla perfecta: Sus Alfas.
Se movió inquieto tomando a sus dos peluches de lobito, Koo tenía el aroma a chocolate y Moon tenía el aroma de Galletas. Los olfateó profundamente a los dos. Se estiró perezosamente en la suave cama.
Se tocó su pancita dando unas palmaditas.
—¿Tienes hambre, pancita de Minnie? —Preguntó arrugando el ceño.
Su estómago gruñó en respuesta así que sonriente se levantó y se colocó sus pantuflas nuevas, tenían la forma de conejito.
A pasos lentos y cuidadosos salió de la habitación en busca de sus Alfas, la casa era muy grande y había demasiadas habitaciones.
El primer aroma que sintió fue el de Galletita, su aroma dulce se mezclaba a la perfección con el cítrico de limón. Siguió el aroma olfateando por el aire, sus pasos lo llevaron a bajar la escalinata y atravesar un enorme salón, después un pasillo hasta una estancia bastante amplia. La puerta era corrediza y de madera, cuando la abrió se encontró en una habitación de ventanales grandes con varias máquinas que nunca había visto.
Su curiosidad lo llevó a recorrer la habitación, sonaba una música en un altavoz y su sonrisa se dibujó en su rostro cuando vio a su alfa sobre una de aquellas máquinas. Junghyun estaba sentado en una de ellas, con sus brazos jalaba fuerte de dos ganchos de metal hacia abajo.
Jimin se escondió detrás de una máquina grande y curioso miraba al Alfa ejercitarse, sus músculos se marcaban con cada movimiento y hacía gestos con su rostro que al omega le parecían bastante lindos –por no decir atractivos–, aquello le llamaba demasiado la atención al rubiecito.
—Minnie, sé que estás ahí, ¿sabes que tu olor te delata? —Habló Junghyun, dejando un momento el ejercicio.
El mencionado salió de su escondite con una mano tapando su boca para no reír.
Junghyun se acercó con una camiseta sin mangas, unos deportivos negros y su toalla en el cuello la cual se quitó para secarse, pero no le dio tiempo, ya que Jimin lo abrazó sin importar que se llenase de sudor.
—Hola, pequeño ¿Dormiste bien?
Jimin asintió cerrando los ojos, el aroma del alfa no era para nada desagradable, era intenso debido al ejercicio, pero predominaba más el cítrico y le encantaba.
—Minnie durmió bien, pero extrañé a Alfitas. —Hizo un adorable puchero mirando a los ojos del Alfa—. ¿Besito para Minnie? —Pidió haciendo un piquito y apoyándose en la punta de sus pies.
Junghyun sonrió dejándose besar y abrazar, le encantaba ser llamado Alfita por su omega. Abrió su boca recibiendo y saboreando sus dulces labios de algodón.
Jimin se estaba acostumbrando a ello, cada beso era mejor que el otro. Se separaron sin soltarse del todo.
—Pero estoy aquí, bebé, solo ejercito un poco.
—¿Chocolatito?
Junghyun tomó su toalla y ahora sí se secó el sudor de la frente.
—Jungkook no viene mucho por aquí, a él lo encontrarás atrás en la cancha de baloncesto. Ven, te llevo.
El rubio lo llevó de la mano para salir por otra puerta y caminar por un pasillo pequeño que daba hacia una pequeña escalinata, abajo había un jardín. Luego se podía observar una cancha de baloncesto y ahí estaba Jungkook, jugando con otro Alfa que Jimin no conocía.
Ese alfa era alto y morenito, cuando sonreía se le formaban unos hoyuelos muy lindos.
Jungkook, al sentir el aroma dulce de su omeguita, dejó de botar el balón y volteó en su dirección, sonrió cuando Jimin lo saludó con su mano desde arriba y bajó saltando la cerca para ir a su encuentro.
Jungkook lo tomó de la cintura y le dio varias vueltas sacándole tiernas risas,
—¡Chocolatito de Minnie!
—Buenos días, bebé, ¿Qué haces despierto tan temprano? ¿Has dormido bien? ¿Quieres comer?
—Basta, Jungkook, lo vas a marear con tanta pregunta. —Junghyun bajó también hasta ponerse a su lado.
El Alfa moreno carraspeó, lo habían dejado olvidado con el balón.
—Ah sí, Minnie, él es Namjoon, es amigo nuestro.
—Hola, pequeño ¿Así que tú eres Minnie? —Namjoon extendió una mano para saludarlo.
Jungkook y Junghyun dejaron salir sus aromas para marcar a Jimin como suyo, Namjoon negó sonriendo.
El Alfa moreno se acercó para saludar, Minnie pudo sentir un leve aroma a savia de ciprés. Se hizo para atrás y se escondió detrás de sus Alfas.
—Tranquilo, es un amigo.
—Seon Hyung dice a Minnie que no dejar que otro Alfa lo toque, solo sus Alfitas.
Junghyun sonrió con ternura.
—Pero solo es la mano, bebé, pero si no quieres no hay problema. —Dijo tomando las mejillas gorditas de su omega.
—Minnie saluda a amigo.
Extendió su mano, Namjoon la tomó también.
—Es una cosita tierna. —Dijo casi chillando de ternura.
Jungkook tomó la mano de Jimin, separándolo de Namjoon.
—Sí, pero es mío —Soltó celoso.
—No me gruñas, Kook, solo es un cumplido.
Jimin sonrió viendo como su alfa peleaba con el otro Alfa, parecían ser buenos amigos.
—¿Quieres ver como hago papilla a tu alfa, pequeño? —Preguntó Namjoon, haciendo rodar el balón en un dedo.
Jungkook alzó una ceja y le arrebató el balón a Namjoon para correr, driblar y encestar limpiamente.
Jimin aplaudió con emoción viendo de lejos. Fue tomado en los brazos de Junghyun para llevarlo a banca y ver desde ahí como su alfita jugaba divertido con aquel balón. Cada vez que encestaba, Minnie se levantaba gritando de felicidad con sus manos arriba.
Jungkook, cada vez que su omega hacía eso, sonreía y le lanzaba un beso volador haciéndole sonrojar. Jamás su público había sido tan interesante y hermoso como su omega. Metió su séptima canasta y Jimin volvió a brincar de felicidad, Junghyun a su lado resopló por quinta vez. Quería la atención de su omega, lo tomó de la cintura y con cuidado lo hizo sentar en su regazo para enterrar su nariz en su cabello.
—Hueles muy bien, bebé. —Susurró ahora olfateando su cuello, dejando varios besos.
Jimin sonrió sintiendo cosquillas cuando su alfa le hablaba cerca del oído.
—Más. —Pidió a lo cual Junghyun accedió con gusto.
Cuando finalmente Jungkook acabó de jugar –le había ganado a Namjoon– corrió a donde su hermano, tomando al omeguita de sus mejillas para plantarle un beso, acariciando suavemente los labios rojitos de Jimin.
El omega estaba más que feliz, su chocolatito le había dado un beso sin que lo haya pedido. Dio varios saltitos de emoción sobre Junghyun, quién estaba a punto de morir.
—Ven, bebé, vamos a alimentarte. —Junghyun se levantó y lo cargó llevándolo para adentro de la casa.
—¿Quieres wafles? —Ofreció Jungkook.
—¡Sí, Minnie quiere! -Gritó con emoción a flor de piel. —¿Qué son Wafles?
Los alfas sonrieron divertidos.
—Sí, dejemos a Namjoon olvidado, es parte de la decoración del jardín. —Soltó el moreno caminando tras ellos.
—Namjoonie, estás en tu casa. —Añadió Jungkook, entrando en la cocina detrás de Junghyun y Jimin.
Rápidamente Jungkook comenzó a preparar unos deliciosos wafles para su omega y leche caliente con chocolate.
—Minnie, aquí tienes. —Colocó el desayuno frente a Jimin, le brillaron los ojitos cuando probó por primera vez un wafle relleno de jalea de fresa.
—¿Te gusta?
Namjoon, que estaba sentado al lado del omega, fue apartado de ahí por Jungkook para tomar su lugar. Así Minnie quedó en medio de sus dos Alfas.
—Dijiste que estaba en "Mi casa" —Reprochó Namjoon.
—Sí, pero no al lado de mi Omega. —Refutó el pelinegro.
—Minnie nos daremos una ducha e iremos a la oficina. —Explicó Junghyun.
—¿Minnie ducha con Alfitas? —Preguntó.
Namjoon miraba a los alfas con sus cejas levantadas, esperando su respuesta.
—Alfitas poner jabón en espalda como anoche. —Añadió.
Namjoon sonreía burlesco mientras Junghyun y Jungkook se sonrojaban hasta las orejas
💌: Alfitas muy territoriales
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro