10
Jungkook poseía la capacidad de ser muy hermético con sus cosas, no solía exteriorizar sus emociones al contrario de Junghyun, se guardaba todo para él y a veces era imposible saber si pasaba algo por su cabeza y por ello ahora Suran estaba totalmente sorprendida.
Él llevaba días taciturnos y a veces lo sorprendía gruñendo sin sentido. La última semana ella había estado en celo y Jungkook siempre estuvo con ella, pero esa última vez no fue así. Se excusó de que tenía un resfriado muy fuerte y no quería enfermarla días antes de la boda.
—Jungkook, llevas con tu comida desde hace siglos. ¿Amor, todo está bien, verdad?
Suran le miraba intrigada y Jungkook por fin se acordó que estaba en casa de ella y habían estado cenando "juntos" aunque a decir verdad él se encontraba lejos, muy muy lejos de ahí.
Su mente, él y su lobo el que al fin se comunicaba con él de nuevo estaban en otro lado, pensando en unos ojos color miel que desaparecían cuando la risa salía a flote. Eran como el sol que desaparecía para darle paso a la hermosa luna, así era como Jungkook podía describir a Minnie cuando sonreía, lindo e inocente.
Suran le tomó de una mano y acarició con cariño.
—Estoy cansado nada más, no te preocupes —Habló por fin.
Ella asintió y lo soltó, era evidente que no le creía.
—¿Estás así por ese omega, cierto? Te afectó el haberlo encontrado.
Jungkook ni siquiera la miró y aquello confirmaba todo, no eran necesarias las palabras que solo sobraban, el mutismo era la clara señal de que no se equivocaba en sus palabras.
—¿Quieres pensarlo, Amor? ¿Poner tus ideas en orden? Yo sé que es difícil, pero has pensado en que ¿Solo uno de ustedes se quede con el omega?
Sí, ella estaba al tanto de la situación que compartían los hermanos Alfas, el destino les enlazaba a ambos con un mismo omega.
—¿Quieres decir…?
—Junghyun está soltero y no creo que esté buscando pareja, habla con él. Dile que se quede con su omega y tú y yo podremos casarnos.
Jungkook levantó el rostro para verla como si fuera la primera vez que la reconocía después de mucho tiempo. Era fácil, tan fácil como eso. Uno de ellos podía quedarse con el destinado y el otro con otra pareja y así todos felices.
¿Pero por qué no le gustaba la idea?
Por más que le daba vueltas en su cabeza no podía visualizar a Junghyun con Minnie, más bien su mente lo visualizaba a él con el Omega.
Suran se levantó de su silla y se acercó a él para hacerlo levantar y después lo besó en los labios, Jungkook correspondía, pero en realidad lo hacía de manera autómata, como una máquina y entonces el pánico y la desesperación lo invadió.
¿Y si se casaba con Suran y viviría así para siempre? Sería una pesadilla, una terrible pesadilla. No quería imaginarse su matrimonio así, sin sentir nada por ella pensando en su omega viviendo con su hermano y él buscando amortiguar ese vacío de su omega en omegas de las calles siéndole infiel a Suran.
Se separó de la mujer como si acabase de tener una epifanía y tomó tu abrigo.
—Tengo que irme, te llamaré luego.
—Sí, adiós. —Susurró Suran, despidiéndose con una mano.
Jungkook arrancó su automóvil conduciendo por la ciudad, tomaba muy fuerte el timón, los nudillos de sus dedos estaban blancos.
Al llegar tomó una pequeña cajita que había tenido en su auto desde hacía días y bajó para cruzar el jardín con grandes zancadas.
—¿Tú?
—Sí... Quisiera ver a Minnie.
—Mmm ¿Harás malteadas?
Jungkook arrugó el ceño y negó.
—No me gustan las malteadas.
—¿A qué no?
—No, ¿Puedo pasar?
—¿Seguro que no te gustan?
Jungkook rodó los ojos, exasperado.
—¡Qué no! Lo siento, no debí venir, solo olvídelo.
Iba a retirarse, pero la mano de Mingseon lo detuvo.
—Está bien, muchacho, él te ha estado esperando.
Jungkook no pudo evitar soltar un suspiro de alivio, hacía días que no iba a verlo y creyó que no lo recibiría. Su lobo movió la cola feliz.
Siguió a Mingseon hasta adentro y esperó pacientemente a que Minnie llegara, estaba nervioso y movía sus pies por inercia.
El olor a cereza y algodón de azúcar le invadió rápidamente.
—Minnie. —Saludó con una enorme sonrisa cuando el Omega se pegó a él, lo rodeó con sus brazos.
—Chocolatito de Minnie. —Dijo el rubiecito, sonriendo en grande.
—Así es. —Respondió casi en un susurro, sorprendiéndose así mismo.
Jungkook también sonrió, era difícil de aceptar para él y por ello se había alejado unos días porque no concebía su nueva vida al saber que había conocido a su Omega y estaba comprometido con otra, pero era imposible negarse y negar que Minnie ocupaba su subconsciente todo el tiempo, estaba como una adicción pegada en su mente, adherido en su corazón porque desde que lo vio al caer de ese árbol sabía que había sucumbido ante los encantos de su omega.
Y su corazón palpitaba a mil cuando le tenía así como ahora tan pegadito a él, sintiendo sus latidos rápidos, lo tenía como quería: atrapado, porque ahora ver a su Omega a su lado era su nueva necesidad, y Jungkook, quien había sido tan taciturno y solitario todo el tiempo incluso con Suran, ahora sabía que Minnie había traspasado el umbral de su soledad, había llegado hasta el fondo de su alma y en cada rincón de su corazón y si así era solo con verle, ¿Cómo sería tenerle a su lado todo el tiempo?
—Minnie extrañó mucho a Chocolatito, pero Minnie quiere Galletita y Chocolatito juntos. —Jimin abultó sus labios en un bello puchero.
Jungkook se tensó, sabía que ese era el lobo de Minnie tratando de reclamar a sus dos Alfas.
—¿Galletitas y Chocolatitos? Minnie tienes hambre seguro.
Mingseon rodó los ojos, incapaz de comprender aquello. Jungkook, en cambio, sí sabía a lo que se refería, pero prefirió concentrarse en su omega y en no soltarlo.
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