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08

Su lobo estaba feliz y su corazón brindaba inquieto en su pecho. Iba caminando por aquel decidido, llevando en sus manos unas bolsas y cajitas de dulces que de seguro iban a gustarle al pequeño omega.

Tocó la puerta que daba acceso, tanto a la oficina como a la casa parroquial y esperó paciente a que alguien le abriera. Finalmente, escuchó el ruido en el interior de alguien quitando el cerrojo.

Mingseon se quedó mirando extrañado a aquel joven de ojos grises.

—¿Buenas tardes?

—Buenas tardes, ¿viene a ver al sacerdote?

Junghyun negó rápido y mostró los dulces que tenía en la mano.

—Vengo a ver a Minnie, le traigo dulces y cosas que quizá pueda necesitar —Le mostró las demás bolsas.

Mingseon se quedó pensativo en la puerta, dudando si dejarlo pasar o no. En realidad, no sabía con qué intenciones iba el chico a ver a Minnie.

—Solo dígame algo… ¿Está pretendiendo a Minnie? Porque se va a casar.

Junghyun frunció el ceño sin comprender.

—¿Quién se va a casar?

—¡Usted se va a casar!

—¿Yo me voy a casar?

—¿No se va a casar?

—¡No! ¡No me voy a casar!

—¡Creí que usted se iba a casar!

—Ah ya… —Dijeron ambos al unísono después de comprender.

—Mi hermano se va a casar, señor. Yo no, yo soy Jeon Junghyun y estoy soltero.

Mingseon analizó detenidamente al alfa y finalmente lo dejó pasar. No le parecía un mal muchacho.

—¿Qué intenciones tiene con Minnie? —Sí, Mingseon sonó como un padre protector, pero es que en poco tiempo se había encariñado con Minnie, siempre estaba pegado a él preguntando de todo y él pacientemente le explicaba.

—Verá, es que… Minnie es… mi omega.

Mingseon abrió sus ojos, comprendiendo entonces la situación.

—Entonces Minnie encontró a su pareja destinada —Habló para sí, eso de alguna manera era algo bueno, significaba que Jimin no estaba solo, pero también se rehusaba a alejarse de él.

—¿Entonces?

Junghyun le miraba con aprensión mientras el beta caminaba hacia adentro.

—Espere aquí, iré por él.

Junghyun se sentó en el sofá a esperar pacientemente y, aunque por fuera parecía tranquilo, por dentro era un manojo de nervios y ansiedad.

Unos pasos apresurados lo sacaron de sus pensamientos y divisó rápidamente una bolita de cabellos rubios correr hasta él. De pronto, siendo apresado por aquellos brazos.

Sonrió contento, pudo percibir a su lobo mover la cola feliz al igual que el lobito de Jimin, quien corrió al lado del otro y se olfatearon para luego darse mimos.

“Finalmente” Dijo el lobo de Junghyun, complacido.

—Hola, pequeño. ¿Cómo has estado?

—Minnie bien, sentir a Galletita todos los días, pero no verte.

Y Jimin tenía razón, todos los días Junghyun iba y se estacionaba en la calle de enfrente para poder ver desde ahí al rubio correr por el jardín. Pero solo hasta ahora se había animado a verlo. Sabía que hacía mal y que seguía faltando a su palabra, pero no podía evitar querer ver a su omega.

—Me alegra mucho que estés bien, Minnie, esto… Yo te traje unas cosas.

—¿Cosas para Minnie? ¿Regalos? —Chilló emocionado.

Junghyun asintió arrugando un poquito la nariz y torciendo una corta sonrisa al sentir de nuevo los brazos del menor.

—Sí, regalos para Minnie. —Habló dejando las bolsas en su regazo.

Jimin rápidamente tomó una y la abrió sacando varias bolsas de dulces, sobre todo chocolates y galletas de animación. Sus ojos se agrandaron de la emoción.

—¿Golosinas para Minnie?

—Sí, ¿Te gustan?

Jimin asintió feliz, abrió una bolsita de gomitas.

—Abre. —Pidió a Junghyun, el alfa obedeció abriendo su boca para recibir una gomita de osito.

El menor sonrió complacido al ver como su Galletita le ha aceptado el dulce, luego se recostó en su hombro para comer las demás.

Junghyun se sentía tranquilo y en paz solo viéndolo, jamás pensó que cuando tuviera una pareja le iba a ser sencillo conquistarla. No necesitaba cenas lujosas, ni obsequios ostentosos, ni rosas ni cosas así, simplemente eran golosinas y Minnie era feliz.

Y Junghyun estaba feliz al ver a su omega feliz.

—Abre las demás. —Dijo, señalando las otras bolsas.

Jimin asintió. Sacó un lindo suéter que tenía grabada la palabra ‘Candy’ y unos dulces, de la otra sacó unos pantalones cortos y una camisa de colores bonitos.

—¡Ropa para Minnie! —Dijo emocionado. Nunca había tenido ropa nueva, estaba muy feliz.

—¿Te gusta, Minnie? —Junghyun miraba embelesado al rubio, quien se quitó el viejo suéter que le había dado Mingseon y se ponía el nuevo.

Jimin asintió varias veces, abrazando fuerte a Junghyun.

—A Minnie le gusta mucho —Habló bajito, inhalando profundamente aquel aroma a galletas recién horneadas—. A Minnie también gusta olor de Galletita, aroma a galletita y limón.

Junghyun asintió, su lobo gruñó feliz. Solo su omega podía diferenciar sus dos aromas.

—Puedo traerte galletitas y limones si quieres Minnie, si me dejas venir a verte otra vez.

Jimin asintió contento, estaba realmente feliz. Pero al mismo tiempo triste porque desde que había visto a Chocolatito, nunca más lo volvió a ver.

—Gracias, Galletita, por los regalos de Minnie.

—De nada, pequeño. Me hace feliz que hayan gustado.

El rubio enterró más la nariz en el cuello de Junghyun y se quedó ahí por mucho tiempo hasta que se durmió, su respiración acompasada le hacía saber al alfa que Minnie se sentía bien y tranquilo.

Ese día le prometió a su omega volver de nuevo y llevarle más regalos. Jimin no quería dejarlo ir, aunque al final aceptó a regañadientes.

Junghyun estaba feliz, ese día volvió a casa muy tranquilo y su lobo más que relajado. Sin embargo, Jungkook no podía decir lo mismo, había discutido por sexta vez con Suran por lo que había ocurrido aquella vez en la parroquia. Su lobo no se comunicaba con él, ya que le había insistido ir tras su omega, pero Jungkook no le había hecho caso.

Se levantó al escuchar la puerta ser abierta y lentamente salió de la habitación para toparse con Junghyun.

—¡Hey, hermano!

—Pareces muy feliz. —Jungkook le miró atentamente.

Junghyun se sonrojó un poco, pero pudo ocultarlo fingiendo una tos.

—Y tú luces fatal. —Atinó mirando la cara de muerto viviente de su hermano.

—Discutí con Suran… ¿De dónde vienes? —Cuestionó de pronto al no sentir su aroma—. ¿Usaste un supresor de olor?

Junghyun sonrió nervioso, llevando su mano detrás de la cabeza. Negó.

—Estuve con una omega y preferí eliminar olores, sabes que no me gustan los aromas muy florales.

—Ok.

Jungkook miró detenidamente a Junghyun y luego asintió. Tenía cosas que hacer así que prefirió no interrogar. Bajó corriendo hasta el garaje solo para arrancar su auto, iría a ver a Suran para tratar de hacer que se le pase el enojo, pero cuando se fue a dar cuenta, estaba tocando aquella puerta.

—¿Si?

Mingseon volvió a abrir la puerta esa tarde y se extrañó al ver de nuevo al alfa.

—¿Tú?

—¿Yo?

—Sí… Tú… ¿Quién más?

—Pues no lo sé… Usted dígame.

—¿A qué juegas?

—¿Y-Yo?

—¡SÍ, TÚ!

Jungkook arrugó el ceño fastidiado, ni siquiera sabía por qué estaba ahí y ese hombre solo balbuceaba cosas sin sentido.

—Quería ver a…

Una bolita de cabellos rubios salió de inmediato y se enredó en la cintura de Jungkook, quien se sobresaltó de aquel recibimiento.

—Chocolatito —Susurró Jimin bajito, aspirando el aroma dulzón del alfa.

Jungkook sonrió y su lobo agitó su cola feliz. Su omega.

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