07
—Insisto, Kook, vienes muy serio… ¿No te gusta esta iglesia, verdad? Es la más linda que hay, amor, pero si quieres buscamos otra y ya.
Jungkook arrugó su nariz, buscar otra significaba estar lejos del omega, pero también más vueltas y ya quería acabar con los preparativos de la boda de una vez.
—No, está bien. No es que no me guste, es que… No hallo las horas para que nos casemos.
Suran sonrió en grande.
—Aww, cariño, eres tan tierno.
Estacionaron el auto, solo debía llevar los documentos de cada uno que requería la iglesia para casarlos y estaría terminado el proceso.
La rehabilitación que daba hacia el jardín estaba abierta y por ella entraron para ir hasta la oficina, el caminito de piedras los guiaba sin perderse.
—¡Amor, los papeles!
Jungkook gruñó e hizo una cara de cansancio y fastidio, pero Suran lo detuvo.
—Espera aquí, yo iré.
Jungkook asintió y se quedó ahí parado con sus manos en los bolsillos. El jardín era bonito, había flores de colores y el césped era verde, también había una hermosa fuente con cascada y algunos árboles. Con razón Suran quería casarse ahí, pues era la iglesia más bonita con enormes jardines.
Sus ojos vagaron de árbol en árbol hasta que vio algo que no había notado. Un chico arriba dejando un nido. Se enfocó en aquel rubio que parecía hablar solito. Jungkook pudo notar que iba a bajarse de ese alto árbol.
Lo vio dudar y querer bajar, pero estaba muy alto y quizá no se había percatado porque cuando miró hacia abajo se tambaleó, perdiendo la estabilidad. Si no hacía algo, ese chico iba a tener una fea caída y, además, su instinto lo llamaba a querer ayudarlo y así fue. Cuando el pequeño cuerpo cayó desde arriba, él ya estaba abajo para atraparlo justo a tiempo.
El rubio cayó en sus brazos y juntos cayeron al césped. Jungkook miró al rubiecito que tenía sus ojos cerrados, pero lloraba.
—Ya pasó, no te hiciste daño. —Habló para calmarlo, pero el chico no lo soltaba. Jungkook lo acunó aún más sin saber por qué lo hacía.
Minnie abrió sus ojos y entonces dejó de llorar, quien lo había salvado era nada más y nada menos que su…
—¡Chocolatito!
Jungkook se tensó, no había percibido ningún aroma, quizá el omega estaba usando un supresor de olor. Instintivamente pegó su nariz al cuello del menos y a lo lejos percibió aquel hechizante aroma a algodón de azúcar y cerezas.
—T-Tú eres…
—Chocolatito salvó a Minnie, Minnie está muy feliz.
El rubio se abrazó con fuerza a Jungkook, quien seguía en shock sin saber qué hacer en ese momento. Miró de reojo a aquel chico aferrado a él, era muy bonito y con cachetitos gorditos y adorables.
Minnie tenía aún los ojos cerrados, mientras lo abrazaba. Jungkook podía ver sus labios rosados y esponjositos. ¡Era una belleza total!
Quizá el omega estaba usando un supresor, tal vez querían protegerlo de los alfas que llegaban a la iglesia, pero el agudo olfato de un alfa de casta pura como Jungkook no podía ser engañado. Cerró los ojos un momento, dejando que el sutil aroma lo relaje por completo. Eso era una sensación nueva.
—¿Y bien…? ¿Interrumpo algo?
Jungkook abrió los ojos de inmediato, alejando al pequeño, quien formó un puchero en sus labios.
—Suran y-yo…
—¿Minnie, qué haces?
Mingseon llegó con una escalera y la dejó sobre el césped para ayudarla a separar a Minnie de aquel alfa.
—Minnie subió al árbol a dejar huevitos, y luego Minnie caer desde arriba, pero Chocolatito salvó a Minnie.
Jungkook miraba al omega hablar con el guardián y trataba de descubrir por qué parecía un niño adorable.
—Oh, vaya, gracias, buen hombre por salvar a Minnie, es un niño bastante inquieto y travieso.
—¿Un niño? Parece más un niño grande y extraño. ¿Se golpeó la cabeza?
Mingseon fulmina con la mirada a Suran.
—Minnie tiene una especie de retraso que lo hace ser así, no deberías burlarte. No tiene la culpa de haber nacido así como tampoco tiene la culpa que su familia lo haya abandonado por su condición. —Espetó molesto.
—Oh.
El rostro de Suran se tornó rojo por la vergüenza.
—Lo lamento.
Jungkook tragó duro. ¿Abandonado?
—¿No tiene a nadie? —Preguntó, mirando a Jimin, se fijó que tenía unos ojos color miel muy lindos.
Mingseon negó.
—Solo al sacerdote y a mí desde este último mes, pero nadie ha venido ni preguntado por él.
—Mami abandonó a Minnie porque Minnie fenómeno como decía papá.
El lobo interior de Jungkook gruñó molesto. ¿Cómo que abandonado?
—¿Jungkook, estás bien? Estás gruñendo.
El alfa se sorprendió de lo que estaba haciendo.
—Lo siento, es solo que… ¿Cuántos años tiene?
—Minnie tiene veintidós.
Los ojitos miel del rubio se conectaron por un momento con los grises de Jungkook, quien no pudo evitar que una corriente le llegara de lleno a todo su cuerpo.
Finalmente, sus lobos se habían reconocido.
Suran tomó el brazo de Jungkook y aquello provocó en Minnie una reacción instantánea de aferrarse a él.
—Minnie, suéltalo. El joven debe irse.
Jimin negó repetidamente, tomando con más fuerza a Jungkook de la cintura.
—Minnie quiere a Chocolatito, Minnie quiere a Galletita también. Minnie no más abandonado. —Lloró.
El pecho de Jungkook vibró. ¿Por qué le dolía escuchar al omega llorar así?
Suran arrugó la frente y jalando con más fuerza logró arrancar a Jungkook de los brazos del omega, llevándolo lejos.
Mingseon se llevó a Minnie adentro mientras lloraba.
—¿Podrías explicarme que fue eso, Jungkook?
El alfa miraba aún hacia donde se había ido el omega y suspiró. Su lobo quería correr hasta él, pero ¿Solo su lobo?
“VE TRAS ÉL, HUMANO”
Jungkook estaba totalmente confundido, no sabía qué hacer.
—¿Jungkook? Dios, estás raro. ¿Qué te está pasando, amor?
Jungkook volvió a mirar hacia adentro de la casa parroquial, pasó saliva y luego miró a su prometida.
—Es mi omega destinado. —Afirmó.
“Mi omega…” pensó.
“NUESTRO OMEGA” Gruñó su lobo.
💌: Omaiga, lo dijo 🫢
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