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¿SIGUIENTE PASO?

El bardo se cubría de todos los golpes posibles de espada mientras su compañera lanzaba flechas con un margen mínimo de fallos. Dos guerreros se abalanzaron contra Dane, uno por su frente y otro por la espalda, ante la situación, este no tuvo más remedio que atravesar al que se encontraba por delante y volver a adoptar una pose defensiva cambiando rápidamente de dirección > ¡Por todos los dioses acabo de asesinar a alguien! <.

Poco a poco, se observaba cómo los guerreros de Nimag emprendieron la retirada y los dos miembros del santuario no entendían el por qué.

-Mira -señaló el bardo a los guerreros que huían despavoridos -. Tal vez ganamos.

-Sí, tal vez -respondió Hanna tratando de incorporarse y recuperar el aliento, Dane la ayudó a sostenerse por unos segundos y juntos observaron la huida de Nimag.

-¡Lo hicimos! -exclamó el bardo con una desbordante alegría por lo que no pudo evitar abrazar a la chica. Ambos se miraron fijamente por un instante y ella volvió a emitir ese pequeño destello que encantaba al bardo. No pudo evitarlo y depositó un tierno beso en los labios de Hanna, sorpresivamente ella le devolvió el gesto durante unos escasos segundos-Yo... tenía que hacerlo.

-Te habías tardado un poco... -bromeó Hanna con una sonrisa.

-Deberíamos... volver con los otros -dijo Dane rascándose la cabeza con nervio.

-Sí, tienes razón.

Hanna se apoyó en el hombro de Dane y juntos entraron a lo que hace unas cuantas horas era un castillo majestuoso, pero en ese momento ante sus ojos no eran más que ruinas.
Llegaron al patio principal, donde antes los jardines eran verdes y frondosos, cambiando su forma a una desarreglada por la batalla de gran magnitud que se había librado y se encontraron con Gessa desconsolada, llorando en el pecho de Sam. Hanna y Dane observaban como apilaban varios cuerpos y algunos guardias corrían con heridos en sus brazos.

-¿Qué pasó? -preguntó Hanna a su hermana con un tono de angustia, pero Gessa no contestó.

-Déjennos un momento, por favor -dijo Sam mientras trataba de consolar a su pareja.

-¡Vito! -exclamó Dane y el susodicho se acercó.

-¿Qué sucedió?, ¿Por qué llora Gessa? -preguntó Dane.

-Es por... Osvál -titubeó el muchacho.

Hanna comprendió enseguida y comenzó a llorar en el hombro de Dane. El bardo se paralizó ¿Osvál estaba muerto? No podía creerlo, la pena lo invadió, pero decidió aguantar el sentimiento por la chica que lloraba en su hombro.

-No, no puede ser, ¿Cómo pasó? -preguntó el bardo con la voz entrecortada.

-Fue Alíz.

-¿Alíz?

-Es la bruja que buscamos en Oleik. -contestó Hanna limpiándose una lágrima que recorría lentamente su mejilla.

-También hay otra cosa... -Vito suspiró -Nelia ha vuelto.

Dane se sorprendió y dirigió la mirada hacia Hanna, la chica estaba atónita, pero su expresión se tornó en una mueca de dolor.

-La... flecha... -masculló la chica tocandose la pantorrilla.

-Está envenenada -anunció Vito -. Los de Nimag no son idiotas, se aseguraron de que, si la flecha no te mataba, el veneno sí.

-¿Qué hacemos? -preguntó el bardo angustiado.

-Supongo que lo haré yo -dijo Vito -. Dara no está en condiciones de ayudar.

Vito hizo que Hanna se recostara y poco a poco empezó a sacar la flecha, pero la chica no podía soportar más y le pidió que la sacara de una sola intención, Vito confirmó su petición asintiendo con la cabeza y con determinación sacó la flecha. La chica gritó de dolor, pero Vito comenzó a vaciar un pequeño líquido en la herida que había preparado previamente por si una situación así se presentaba, la lesión pasó de tener un color negro a uno rojizo.

-¿Mejor? -preguntó Dane.

-Supongo que sí, ya no tengo mucho la sensación de ardor -contestó Hanna.

-¡Chicos! -llamó un chico pálido y bastante delgado.

-¡Alec! -exclamó Hanna y el muchacho fue hacia ellos. Tenía los ojos llorosos y varios cortes en los brazos, pero afortunadamente parecían superficiales.

-¿Estás bien? -preguntó Alec mientras observaba la herida de Hanna.

-Solo fue una flecha, ¿Dónde está Dara?

-Está sola en los jardines, nunca la había visto así.

Dane se alejó junto con Vito, el muchacho también reflejaba tristeza.

-¿Deberíamos decirle a Dara sobre lo que tenía planeado Osvál?

-No lo sé, yo no creo que sea un buen momento, pienso que se sentiría aun más devastada.

-¿Y cómo pasó?

-Nelia tiene un orbe, trajo a la bruja y ella lo mató.

-¿Y después se fue sin más?

-Dijo que ya tenía lo que quería.

-Creí que necesitaba todos los orbes para abrir la entrada.

-Sí, pero no creo... mierda ¡Chicos! Debemos volver al santuario.

-¿Por qué? - preguntó Hanna.

-Creo que esto solo fue una distracción para sacarnos del santuario.

-¿Por qué lo dices? -cuestionó Kara.

-Piénselo por un momento, el ataque no sirvió de nada, ni siquiera se replegaron, simplemente huyeron.

-Yo voy contigo -se ofreció Hanna tratando de incorporarse.

-Estás herida, no puedes ir -sentenció Alec.

-Vito no irá solo -replicó Hanna.

-Yo voy con él -se ofreció Dane.

-Bien, necesitamos uno más -contestó Vito.

-Yo los acompaño -dijo Kara.

-Pues hay que darnos prisa -enunció Vito con apuro.

Dane se despidió de Hanna dándole un pequeño beso en la mejilla.

-Cuidate mucho -pidió ella.

-No tardaré -contestó el bardo y fue a la entrada con sus nuevos compañeros.

A lo lejos, se alzaba humo negro, proveniente del Bosque de Ātmā. Vito montó en su caballo y salió con gran velocidad seguido de Kara.

Y así, un nuevo grupo se dirigió al santuario para descubrir los terribles planes de la dama. El bardo montó en Tofu y dejando atrás el castillo en ruinas se encaminó a una nueva etapa de esta peligrosa travesía.

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