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La chica que leía Crepúsculo


Ana estaba maravillada después de cerrar su último tomo de Crepúsculo, la emoción que sentía al imaginar el enamorarse de un chico. El cual le diría en secreto al oído que es un vampiro.

Cuanto quisiera besarla para sentir el calor de su cuerpo, y cuando sangre, cubrir su herida delicadamente.
Luego tocar su cabello y besarla a la luz de la luna. Era el príncipe azul de sus sueños.

Ana entraba a páginas oscuras de la red, de esas donde muchos afirmaban ser vampiros reales, ella ya sé había citado con varios de ellos y para su decepción, cuando iban a besarla, se sacaban los colmillos falsos que escondían tras el maquillaje de su rostro.

Estaba harta de los mentirosos de la web. Pero un día recibió un mensaje privado, como nunca antes había recibido, la dejó maravillada después de leerlo, parecía escrito por ese príncipe azul con el que tanto soñaba.
Se citaron un viernes, ella fue sola a ese lugar de rostros oscuros, trajes góticos y monstruos bebiendo cerveza del color de la sangre.

El muchacho estaba sentado sólo, era muy guapo, la cara muy blanca, debe ser gringo, pensó la chica. Se sentó junto a él esperando no sufrir la misma decepción rutinaria.

- Creí que no vendrías -. Le dijo el muchacho, mientras dejaba el trago que estaba vendiendo en la mesa.
- La verdad vengo por terca - Tomando el vaso que amablemente le acercó el muchacho -
- No voy a decepcionarte -, volvió a beber de su trago, -ya sabrás por la foto que te envié, quién soy -.

Ana recordó esa foto en el mensaje de texto, en el cual había un vampiro del siglo XVII. Que se hacía llamar Marqués de Uriarte, la verdad quedó impresionada con el parecido de la foto. Ya había averiguado en otros páginas web si era el mismo, cualquier idiota con fotoshop podría hacer una foto fácilmente.

Esta vez era diferente a las muchas otras, era el mismo.
Era el mismo,no había duda, el muchacho notó la impresión de sorpresa en los ojos de la chica.

Las luces del lugar iluminaban la copa de Ana, mientras esta bebía un sorbo del trago - ¡Por dios qué es esto!- tirando el trago, mientras daba una expresión de asco y molestia.

El muchacho mostró una risa en su rostro - No te preocupes preciosa, el saladito de la sangre terminará gustandote -.
Ana lo miró aterrada, mientras él bebía de golpe todo su trago, hasta dejarlo vacío. Realmente impresionada y asustada pensó en huir.

Tomando su mano con delicadeza -He sobrevivido 300 años, por qué sé controlar mi deseo de sangre -. Se acercó a su oído y le susurró delicadamente: -He estado todo este tiempo sólo, esperando una chica como tú, no voy a hacerte daño, tampoco quiero mentirte. Solo podemos estar juntos en la eternidad si eres como yo -.

Ana no esperaba esa respuesta, pensó un instante y contestó: -Es lo que tanto he deseado, vivir un amor verdadero y eterno - Besando sus labios dijo: - Quiero ser como tú -.

El muchacho mostró sus filosos dientes y acercó para morderla, la chica lo detuvo tomando su rostro con delicadeza. Mientras las personas alrededor de ellos, veían con asombro la escena, murmurando impresionados al ver los dientes bien logrados del muchacho. Obviamente pensaban que era un truco bien hecho.

- Aquí no - susurró Ana mientras miraba a los demás. -Podrían vernos y darse cuenta - susurró a su oído. - Además quiero que sea en lugar romántico, como en esa novela llamada Crepúsculo. Bajo la luna llena en un parque solitario, tú me acaricias, luego me besas y finalmente muerdes delicadamente mi cuello -.
El muchacho la miró, como entendiéndola - conozco un lugar -. Tomando su mano dijo: - Ven, no te arrepentirás -. Ana aceptó sin dudarlo, los dos salieron del bar y se dirigieron a ese lugar libre de vistas curiosas, de ensueño como tanto quería Ana.
El parque solitario y sombrío, solo iluminado por la luna llena, mostraba las siluetas de Ana y el Marqués Uriarte, tras ellos había un árbol. Ana se acercó al príncipe de sus sueños, mientras amarraba su cabello para dejar al descubierto su cuello.

- Cierra los ojos - pidió el Marqués.
Cuando Ana lo hizo, escuchó una voz desconocida para ella hasta entonces. Abrió los ojos de golpe y divisó a una mujer con la piel arrugada de ojos rojos como la sangre coagulada, similar a una anciana.

- ¿Qué está pasando? -, gritó Ana con asombro.
Ese muchacho amable hasta entonces, cambió su delicada voz por una innarrable voz sombría: - No era esto lo que querías -. Un color rojo como la sangre se divisaba en las pupilas de sus ojos.
Ana trato de huir, salir corriendo lo más rápido que le fuera posible, lamentablemente fue demasiado tarde para ella. La mujer se abalanzó sobre ella con una fuerza impresionante y la presionó sobre el pavimento, trato de defenderse en vano, la mordida ya estaba en su cuello. Aquella anciana mujer de rostro arrugado y apariencia desagradable fue tomado la forma de una joven muy hermosa, sus ojos seguían rojos pero, ya no tenían un tono opaco, la sangre fresca de Ana entró en sus venas y le devolvió su juventud tan apreciada.

El muchacho que hasta entonces solo divisó la escena sin pronunciar palabra alguna, miró a su amada condesa y le dio un beso. Luego miró al cuerpo de Ana, la cual aún tenía un corazón latente, no podía moverse pero escuchó claramente sus palabras.
- Cada vez nos es más fácil cazarlas -.

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